miércoles, 27 de febrero de 2013

SARTRE, EXISTENCIALISTA POR NATURALEZA

Uno de los mas brillantes pensadores del siglo XX. Convertido en una personalidad primerísima del movimiento existencialista. En buena cuenta, su representante natural. Como filósofo reflexionó sobre la soledad, la angustia, el fracaso, la muerte. Lo que hizo con habilidad es expresar su doctrina en diferentes obras dramáticas y variadas novelas que  alcanzaron, realmente, resonancia universal. El pensador, sin ambages, sostuvo que la existencia precede a la esencia. Mientras que el infierno es otro de los lugares donde el hombre es, efectivamente, una pasión inútil. La doctrina que pregonaba enteramente controversial y paradójica. Pero al mismo tiempo completamente interesante para buena parte de sus admiradores, sobre todo por su consistencia tan original y plagada de novedades que hasta ahora persisten. 

Jean Paul Sartre ha sido tomado como un fenómeno intelectual que marcó a una generación. El solo hablar de él es también fijarse en el intelectual que, a través de sus obras literarias, transmitió su pensamiento filosófico con real maestría, convirtiéndose en uno de los escritores contemporáneos más importantes de Francia y del mundo, con una presencia persistente y hasta para muchos, según se señala, insustituible
Exponente del denominado marxismo  humanista. Sartre destacó como filósofo, escritor, novelista, dramaturgo, activista político, biógrafo y crítico literario. Nació en Paris, Francia, el 21 de Junio de 1905 y murió, en el mismo suelo de la capital gala, el l5 de abril de 1980, a los 74 años de edad.

Jean Paul Sartre

RECHAZO EL NOBEL
Resultó ser el décimo escritor francés seleccionado como Premio Nobel de Literatura. Pero fue el único que lo rechazó, el año 1964, explicando, en una carta a la Academia Sueca, que él tenía como regla declinar todo  reconocimiento o distinción y que los lazos entre el hombre y la cultura debían desarrollarse directamente, sin pasar por las instituciones.
En una oportunidad, pasado un buen tiempo de la distinción frustrada por decisión propia, dijo en una entrevista que se le hizo: “¿Por qué no se me dio ese premio durante la guerra de Argelia? Ya tenía bastante edad para recibirlo, mientras luchaba, junto a mis compañeros intelectuales, por la independencia de ese país, contra el colonialismo. Lo que dejaba en duda, con sus palabras, era evidentemente la imparcialidad y cierta inclinación de conveniencia para otorgarse las distinciones. 
CAUSA JUSTA
Luego, en esa oportunidad, sentenció: “Pienso que, a pesar de mis principios, si se me hubiera dado en aquel momento, lo habría aceptado. Si se hubiera dado a alguno de los intelectuales que luchábamos por la independencia de Argelia, habría considerado oportuno aceptarlo, porque ello hubiera manifestado el apoyo de la opinión pública a una causa justa. El pensador trataba, por todos los medios, de nunca ser manejado por intereses ajenos a sus convicciones.
Sus padres  fueron Jean Baptiste Sartre, un oficial naval, y Anne-Marie Schweitzer, hermana de  Albert Schweitzer, médico y teólogo franco alemán que fue Premio Nobel de la Paz en 1952.
 Su progenitor murió de un momento a otro cuando él tenía apenas quince meses y Anne-Marie lo crió con la ayuda de su abuelo, Charles Schweitzer, quien le enseñó Matemáticas  y lo introdujo desde muy joven a la Literatura clásica.
La filosofía le atrajo desde su adolescencia en los años veinte, cuando leyó el Ensayo sobre “Los Datos Inmediatos de la Conciencia” de  Bergson. Muy influenciado por Kant, Hegel   Martin Heidegger, entre otros.
COMPAÑEROS
Estudió en París en la elitista Escuela Normal Superior graduándose en 1929 con un Doctorado en Filosofía. Fue durante sus estudios que conoció a  Simone de Beauvoir y a Raymond Aron, filósofo, sociólogo y comentarista político francés.
 Sartre y de Beauvoir se volvieron compañeros inseparables durante el resto de sus vidas, quienes juntos combatieron las suposiciones y expectativas de los que llamaban ellos la vida burguesa. Llevando una sonada relación amorosa muy especial, sin tener en cuenta ni ejercer la monogamia. Cada uno tenía la libertad de hacer,  en este campo,  lo que efectivamente quería y pensaba.

Simone de  Beauvoir: su compañera

Fue soldado conscripto del Ejército Francés entre  1929 y 1931. Declaró posteriormente en 1959, que cada francés era responsable colectivamente de los crímenes durante la Guerra de Independencia de Argelia, país que fue  muchos años  una colonia francesa.
En 1939,  Sartre sirvió como Meteorólogo en el Ejército Francés durante la Segunda Guerra Mundial. Lo capturaron las tropas alemanas en 1940 en Padux, pasando 9 meses como prisionero de guerra en  Nancy y luego en Stalag.
Su vida se caracterizó por una actitud militante de la filosofía. Nunca tuvo dudas de  solidarizarse con los más importantes acontecimientos de su época, como el Mayo Francés, la Revolución Cultural China  y con la Revolución Cubana.
Hay un hecho de existencia constante que hay que destacar. A pesar de su abrumadora fama mundial, Sartre mantuvo su vida sencilla. Con pocas posesiones materiales y activamente comprometido a varias causas hasta el final de su vida.
MUERTE
Falleció  en el hospital de Broussais tras una enfermedad, que de hecho le apartó de la dirección del periódico “Liberation”,  años antes. Fue enterrado  rodeado de una inmensa multitud. En efecto, más de 20 mil personas acompañaron el féretro hasta el Cementerio de Montparnasse en  Paris, donde descansan sus restos.

La tumba de Sartre y Simone de Beauvoir
En cuanto a su pensamiento, Sartre consideró que el ser humano está "condenado a ser libre". Es decir, arrojado a la acción y responsable plenamente de su vida, sin excusas. Aunque admite algunos condicionamientos. Los culturales, por ejemplo.
Pero no admite determinismos. Concibe la existencia humana como  consciente. El ser del hombre se distingue del ser de la cosa por este último elemento. El devenir vital es un fenómeno subjetivo, en el sentido de que es conciencia del mundo y conciencia de sí. De ahí lo subjetivo.
 Según Sartre, el hombre es el único que no sólo es tal como él se concibe, sino tal como el se quiere, y como se concibe después de la existencia, como se quiere después de este impulso hacia la existencia, el hombre no es otra cosa que lo que él se hace. Éste es el primer principio del existencialismo.
IZQUIERDISTA
El periodo inicial de la carrera de Sartre, definida en su famosa obra “El Ser y la Nada”, libro aparecido en 1943, fue seguido por un segundo momento de activismo político e intelectual. En particular, su trabajo de 1948 Manos Sucias examinaba el problema de ser un intelectual y participar en la vida pública al mismo tiempo.
 Nunca llegó a afiliarse al Partido Comunista Francés (PCF), aunque fue simpatizante de la izquierda y desempeñó un papel prominente en la lucha contra el colonialismo francés en Argelia.
Tenía una ayudante doméstica argelina, Arlette  Elkaim, a quien la adoptó como hija  en 1965. El escritor se opuso tajantemente a la Guerra de Vietnam, y junto a Bertrand Russell y otras luminarias fundó una institución con el propósito de exhibir los crímenes de guerra de los Estados Unidos. El organismo se llamó  “Tribunal Russell”
Agudamente crítico de Stalin y del stalinismo como expresión dictatorial y salvaje, su pensamiento político atravesó varias etapas: desde los momentos de Socialismo y Libertad, agrupación política de la resistencia francesa a la ocupación nazi, cuando escribe un programa  considerando a esta corriente de estado como contradictorio a la libertad del individuo,
Hasta que apareció su brevísima adhesión al Partido Comunista Francés, y su posterior acercamiento a los maoístas. Su principal trabajo en el intento de comunión entre el existencialismo y el marxismo fue hecho en  del libro “Crítica de la Razón Dialéctica”, publicado en 1960.
DEBATE
El énfasis de Sartre en los valores humanistas de Marx y su resultante lo llevaron al famoso debate con el principal intelectual comunista en Francia de los años sesenta, Louis  Althusser , en el que éste trató de redefinir el trabajo del pensador en un periodo pre-marxista, con generalizaciones esencialistas sobre la humanidad, y otro auténtico , más maduro y científico , a partir de obras tales como “Grundrisse” y “El Capital”.
 Algunos entendidos en la materia dicen que éste es el único debate público que Sartre perdió en su vida, pero hasta la fecha sigue siendo un evento controvertido en algunos círculos filosóficos de Francia.
Durante la Guerra de los Seis Días se opuso a la política de apoyo a los árabes, pregonada por los partidos comunistas del mundo, excepto el de Rumanía  Junto con el pintor Pablo Picasso, organizó a 200 intelectuales franceses para oponerse al intento de destrucción del estado de Israel, haciendo un llamado a fortalecer los sectores antiimperialistas de ambas partes como única forma de llegar a una paz justa y al propio socialismo. Sartre era un admirador del kibutz.
Durante las décadas de 1940 y 1950, sus ideas eran muy populares. El existencialismo fue la filosofía preferida de la generación beatnik en Europa y Estados Unidos. En 1948, la Iglesia Católica listó todos los libros de Sartre en el Índex Librorum Prohibitorum.



La pareja de intelectuales con Ernesto "Che" Guevara
OBRAS
 La mayoría de sus obras de teatro están llenas de símbolos que sirven de instrumento para difundir su filosofía. La más famosa,” Huis Clos”, A puerta Cerrada”, contiene la famosa línea: “L'enfer, c'est l´Autre”, “El infierno es el Otro”. El Otro , en francés tiene un alcance universal y casi metafísico, como atrocidad y como alteración radical.
Además del impacto de su libro  “La Náusea”, la mayor contribución literaria de Sartre fue su trilogía “Los Caminos de la Libertad”, compuesta por tres volúmenes: La Edad de la Razón, El Aplazamiento, y La Muerte en el Alma, que traza el impacto de los eventos de la pre-guerra en sus ideas. Se trata de una aproximación más práctica y menos teórica al existencialismo.
Sobresalió también su famoso ensayo sobre Gustave Flaubert, “El Idiota de la Familia”,  un minucioso y voluminoso texto relativo al autor de “Madame Bobary, donde Sartre examina cómo brota el deseo de escribir. En 1964 escribió una autobiografía denominada  “Las Palabras”.
Sartre rechazó durante décadas la noción del “Unbewußtsein” (“Lo Inconsciente”), particularmente la planteada por Freud. Argumentaba que ello era un criterio “característico del  irracionalismo alemán”, y por tal motivo se oponía a una psicología que se basara en un “irracionalismo”. 
EL SER Y LA NADA
De este modo es que intentó un “psicoanálisis racionalista” al cual llamó “psicoanálisis existencial”, basándose en una total autocrítica del sujeto hasta la profundización que eliminara la “mala fe”, que es un  autoengaño.
Esto último basado principalmente en racionalizaciones por las cuales el sujeto pretende tranquilizarse, y al tratarse precisamente de “fe”, el individuo cree ciegamente en ellas sin cuestionarlas.
Sobre este punto argumentó con precisión y sin tapujos: “Un ser humano adulto no puede ni debe estar defendiendo sus defectos en hechos ocurridos durante su infancia, eso es  mala fe y falta de madurez”.



Una caricatura del escritor
En 1943 publicó El Ser y la Nada”, su obra filosófica más conocida, versión personal de la filosofía existencialista de Heidegger. El ser humano existe como cosa (en sí), pero también como conciencia (para sí), que sabe de la existencia de las cosas sin ser ella misma un en sí como esas cosas, sino su negación (la nada).
Concebía a los humanos como seres que crean su propio mundo al rebelarse en contra de la autoridad y aceptar la responsabilidad personal de sus acciones, sin el respaldo ni el auxilio de la sociedad, la moral tradicional o la fe religiosa.
Al distinguir entre la existencia humano y el mundo no humano, mantenía que la existencia de los hombres se caracterizaba por la nada. Es decir, por la capacidad para negar y rebelarse.
TEORIA
 Su teoría del psicoanálisis existencial afirmaba la ineludible responsabilidad de todos los individuos al adoptar sus propias decisiones y hacia el reconocimiento de una absoluta libertad de elección. La condición necesaria de la auténtica existencia humana
 La conciencia sitúa al hombre ante la posibilidad de elegir lo que será. Esta es la condición de la libertad humana. Eligiendo su acción, el hombre se elige a sí mismo, pero no elige su existencia, que le viene ya dada y es requisito de su elección; de aquí la famosa máxima existencialista: “la existencia precede a la esencia”.
Se le considero un socialista independiente activo después de 1947. Criticó tanto a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) como a los Estados Unidos en los años de la guerra fría. En la mayoría de sus escritos de la década de 1950 están presentes cuestiones políticas incluidas sus denuncias sobre la actitud represora y violenta del ejército francés en Argel
Las obras de teatro y novelas de Sartre expresan, asimismo, su creencia de que la libertad y la aceptación de la responsabilidad personal son los valores principales de la vida y que los individuos deben confiar en sus poderes creativos, más que en la autoridad social o religiosa. 
LITERATURA
Afirmó que la influencia de la sociedad moderna sobre el individuo es tan grande que produce la serialización. Lo que el interpreta como pérdida de identidad y que es equiparable a la enajenación marxista.
Otros textos de Sartre son: una biografía del controvertido escritor francés Jean Genet. “San Genet Comediante y Mártir” aparecida en 1954. Las obras teatrales “La Puta Respetuosa” (1946) y “Los Secuestradores de Altona que data de 1959.
Sobre la literatura afirmó: “Yo pienso que lo que hay que hacer es mostrar al hombre en la infinita red de sus relaciones, con un horizonte y tomarlo como tema. Para mí, en suma, la literatura tiene una función de realismo, de amplificación, en efecto. Y, además, una función crítica. Función, por otra parte, que asume por sí misma: el hombre no necesita saberse crítico para serlo. La literatura tiene que ser crítica”.
Para esto último y según el pensamiento sartriano, estos elementos  son indispensables: tomar al hombre, mostrar que está vinculado al mundo en su totalidad, hacerle sentir su propia situación, para que se encuentre en ella, y se encuentre a disgusto, y, al mismo tiempo, darle los elementos de una crítica que pueda facilitarle una toma de conciencia. Eso es, más o menos, lo que puede la literatura, al parecer del filósofo.
EL SOCIALISMO
¡Que era el socialismo para Sartre?
Se trata-decía-, del movimiento de los hombres hacia su liberación. Esos hombres que, precisamente, porque son metafísicamente libres –permítaseme que lo diga así– se encuentran en un mundo de explotación y de alienación que les enmascara y les roba esa libertad. La afirmación de esa libertad contra esa situación, la necesidad para los hombres de tomar en sus manos su destino, de tomarlo colectivamente. Pero también individualmente,
El hecho, precisamente, de que todas las condiciones de explotación pueden vincularse con esa situación de clase, eso es lo que denominó movimiento hacia el socialismo. No creía que el socialismo exista ayer y hoy en parte alguna.
Si afirmaba que hay países más adelantados que otros, porque han socializado sus medios de producción. El socialismo, ya lo dijo antes, sólo puede ir acompañado por la abundancia.
 Pero suponía que, a partir del momento en que la abundancia esté ligada a la supresión de las clases, es decir, a la supresión de las inversiones individuales, de la propiedad privada de los medios de producción, a partir del momento en que la explotación ya no tenga sentido, en ese momento podrán plantearse los hombres sus  verdaderos problemas, en la igualdad. 
IGUALDAD Y LIBERTAD
 Es decir, igualdad y libertad son una sola y misma cosa. “No pienso que el socialismo sea el fin de la historia de la humanidad, ni el surgimiento de la felicidad para el hombre. Pienso que es el momento en que los verdaderos problemas se plantearán, sin ser enmascarados por otros problemas, como son los problemas de clase, los problemas económicos y de explotación”, decía Sartre.
 Un ruso le señaló un día, y le pareció profundamente cierto, que a partir del momento en que el socialismo se halle verdaderamente instaurado, a partir del momento en que el hombre sea libre, dueño de sí mismo, a partir del momento en que actúe en la colectividad y ésta actúe sobre él, a partir de ese momento se plantearán los verdaderos problemas filosóficos y metafísicos.
 A partir de ese momento, el hombre llegará a conocerse a sí mismo. No consideró al socialismo como un Edén, sino más bien como algo en desarrollo indefinido, que debe poner al hombre en posesión, cada vez mayor, de sus problemas, de su tragedia y de sus poderes de acción.
 Como pensamiento y especulación filosófica perfecta. Pero como realidades, las ideas de Sarte fueron tan solo hechos de carácter intelectual. Con valor, evidentemente. Pero nada más. Tampoco nada menos. Lo comprobado es que nunca fueron hechos concretos. Si  aportes a la humanidad de evidente calidad, aunque se pueden discrepar de ellos. Como validez, precisamente, de la existencia humana. (Edgardo de Noriega)

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