La operación “Crusader” parecía
haber dado buen fruto: los Aliados habían reconquistado Cirenaica, si bien su
victoria no era más que una repetición de lo ocurrido en Febrero de 1941,
cuando los italianos se vieron obligados a replegarse hasta Beda Fomm. Con su retirada al oeste de
El-Aghelia, Rommel salvó al “Afrikakorps” y las fuerzas del Eje que operaban en
el desierto. Pero el precio que pagó por ello fueron las guarniciones de
Bardia, Halfaya y Sollum.
Por fin, el 17 de Diciembre, por primera vez desde que
los ejércitos ingleses y los del Eje se habían empeñado en la Operación
“Crusader”, los signos que, sobre los planos, indicaban la marcha de los
combates, empezaron a disponerse con cierta lógica.
El laberinto de símbolos y de
flechas que hasta entonces se habían entrecruzado de forma casi indescifrable,
dio paso por fin a un alineamiento en el que aparecían dos frentes definidos
con toda claridad.
Al oeste de Ain el-Gazala, las
fuerzas inglesas hostigaban al enemigo en retirada. Al este, en el interior de
los perímetros defensivos aislados de Italia y de Halfaya, las guarniciones del
Eje permanecían impotentes en la retaguardia inglesa, esperando que llegase
alguien para liberarlas. Pero sabiendo, por otra parte, que su destino era el
de ser cercadas por completo, como sucede inevitablemente a todas las fuerzas
no móviles que combaten en un desierto.
Un tanque averiado en pleno desierto.
Un tanque averiado en pleno desierto.
GUARNICIONES
Estas guarniciones fronterizas
constituían una espina en el costado de las fuerzas británicas y, por
consiguiente, se las debía eliminar cuanto antes para que quedaran disponibles
las unidades que las rodeaban y para asegurar, al mismo tiempo, las vías de
comunicación que pasaban por aquellas cercanías.
La eliminación de estos núcleos
era importante. Pero no esencial, como lo era la destrucción de las tropas del
Eje que se estaban retirando a toda prisa hacia Agedabia. Otro caso como el de
Beda Fomm, con la eliminación de Rommel, podría hacer que cayera en manos
británicas,,como un fruto maduro, el resto de la costa de Africa septentrional. Más Rommel que
era un apasionado de la historia, no tenía la menor intención de permitir que
aquel episodio se repitiera en su caso.
Desde luego, aunque estaba
decidido a contener el avance enemigo entre Derna y El-Mechilí, mientras fuera
posible, no pensaba quedarse en aquella línea en cuanto cayese esta última
localidad. Cuando tal cosa ocurriera evacuaría el saliente de Bengasi, obligando
al enemigo a pagar el precio más alto posible por esta concesión y destruyendo,
al mismo tiempo, todas las instalaciones del puerto.
Pensaba reorganizar sus fuerzas
detrás de Marsa del-Bega. Mientras
tanto, mantendría empeñadas las unidades británicas, empleando para ello
fuertes destacamentos móviles.
PERSECUCION
La persecución inglesa presentó,
en su ejecución, algunos signos de incertidumbre. En una primera fase, los
ingleses se contentaron con seguir al enemigo, esperando que se producirían una
serie de duros combates de retaguardia.
Pero después al llegar a El-Mechilí y darse
cuenta de pronto que los alemanes maniobraban demasiado rápidamente para que se
les pudiera alcanzar, se dejaron llevar por una prisa irreflexiva.
Se dieron cuenta, entonces, de que un rápido avance,
desarrollado fuera de las carretas para
dirigirse directamente sobre Beda Fomm, podría aislar al enemigo. No obstante,
el 18 de Diciembre las únicas tropas que podría emplearse en una aventura de
este tipo estaban ocupadas en otras muchas otras actividades, lo que demuestra
hasta qué punto la rápida retirada de Rommel había sorprendido al General
Ritchie.
Con creciente excitación,
columnas formadas a toda prisa se lanzaron desde Dern a El-Mechilí hacia Bengasi por la carretera
costera que corría hacia el Sur. Muy pronto la falta de gasolina y de otros
medios retrasó el avance y limitó la entidad de cada columna.
Intervino también otro elemento para
entorpecer aquella actividad. En efecto, las condiciones atmosféricas desfavorables
y una imprevista disminución del número
de bombarderos de mediana autonomía, disminución provocada por averías
mecánicas que redujeron la eficacia de los ataques aéreos contra las columnas
enemigas en retirada.
Laberintos de símbolos y flechas en el lugar del conflicto.
Laberintos de símbolos y flechas en el lugar del conflicto.
FASES
Las fases finales del repliegue
de las fuerzas del Eje se caracterizaron por dos episodios muy sintomáticos. El
19 de diciembre, de un solo avión de transporte se descargaron 22 carros de
combate destinados a la 15 Panzerdivision. Eran los primeros refuerzos que les
llegaban a los alemanes desde que había empezado la ofensiva inglesa. Al mismo
tiempo se desembarcaban otros 23 carros de combate en Tripoli.
En vísperas de Navidad, mientras
los ingleses se estaban acercando al puerto de Bengasí cuyos muelles, antes tan
animados, se hallaban ahora reducidos a un montón de ruinas por efecto de una
hábil y minuciosa obra de demolición y cuando la Oasis Force salió de Gialo
para dirigirse hacia Agedabia, se trabó una batalla en las proximidades de de
Beda Formm.
En esta zona, el 23 de de Diciembre, los Goldstream Guards que
estaban efectuando ataques limitados para valorar la consistencia del enemigo
hacia el Oeste, se vieron atacados por la
reconstituida 15° Panzerdivision y tuvieron que retroceder hasta donde
se hallaban sus carros de apoyo.
REACCION
El 27 de Diciembre, cuando la Brigada
Acorazada 22, intentó envolver por el sur a las fuerzas acorazadas del General
Cruewell, concentradas en Agedabia, los alemanes reaccionaron con violencia,
lanzándose hacia adelante con 60 carros de combate y envolviendo a la brigada
inglesa, que había quedado algo expuesta. Al final del combate, quedaron en el campo
de batalla 37 carros ingleses y tan sólo 7 alemanes.
Tres días más tarde se produjo
otro caso de este “ejemplo de oportunidad”. Esta vez, por el contrario, el
resultado fue de 23 a 7 a favor de las
fuerzas armadas del Eje.
En consecuencia, la Brigada
Acorazada 22 inglesa dejó de existir, bajo todos los aspectos, como unidad en
condiciones de combatir y Rommel pudo reconstruir sus unidades con toda tranquilidad.
Por lo tanto, después del
resultado desfavorable de estos últimos combates, la fase de movimiento
planeada para la Operación “Crusader” concluyó con una nota de inquietud que
puso en guardia a las fuerzas británicas.
En la guerra de posiciones, los
ingleses afirmaron su superioridad en la
zona de la frontera. Aquí se encontraban dos guarniciones enemigas: una, en
Bardia, estaba constituida por 8 mil 800 hombres, entre soldados italianos de
infantería y tropas alemanas de los servicios logísticos, todos al mando del
Mayor General alemán Schmitt. La otra se hallaba en Sollum-Halfaya y constaba
de 6 mil 300 soldados alemanes e italianos, mandados por el General de Brigada
De Giorgi.
Un soldado levanta las manos para salvar la vida.
Un soldado levanta las manos para salvar la vida.
GUARNICIONES
Ambas guarniciones adolecían de
una gran escasez de abastecimientos y, sobre todo, de agua, que los convoyes
marítimos, como es lógico, no podían transportar. Pero las dos, bloqueando las
carreteras procedentes de Egipto, contribuían a obstaculizar el flujo de
abastecimientos hacia las tropas inglesas. Por lo tanto, era necesario
eliminarlas rápidamente.
El Teniente General Norrie,
después del fracaso de los anteriores intentos llevados a cabo por la inexperta
división 2 sudafricana, recibió la orden de llevar a cabo esta misión con el
Cuerpo del Ejército XXX y con el menor número de pérdidas posible.
El 31 de Diciembre, apoyadas por
los bombarderos medios (cosa que perturbó las mentes más ortodoxas del
Ministerio del Aire y las indujo a mandar un telegrama en que manifestaban su
sorpresa), por el fuego del crucero Ajax y del cañonero Aphis, por un denso
fuego de artillería y por una brigada de carros de combate del tipo Valentine y
Mailda, las brigadas 3 y 4 sudafricanas se prepararon para abrir una brecha en
los campos minados, en las alambradas y en los fosos contracarro que protegían
el sector sudoccidental del perímetro de Bardia.
DE NOCHE
Sin embargo, aquí terminaba la semejanza con
los ataques anteriores: éste se ejecutaría de noche, conducido por la primera
brigada de carros. La experiencia que aquellos hombres habían acumulado en
ataques nocturnos realizados repetidas veces durante las fases anteriores de la
Operación “Crusader” les convenció de la posibilidad de emplear con éxito casi
seguro los carros de combate en la oscuridad.
Atacaron antes del amanecer,
consiguiendo abrir una brecha de notables dimensiones. Se esperaba poder
aprovechar dicha brecha en el transcurso del día. Pero un enérgico contraataque
alemán anuló casi por completo el trabajo y las ventajas conseguidas durante la
noche.
Entonces el Comandante de los
carros de combate británicos, General de Brigada K. R.B. Watkins, decidió
esperar a que llegara la noche siguiente. Y así, lanzándose hacia la parte central
de la brecha abierta la noche anterior, consiguió realizar un avance decisivo y
adelantando con la infantería en un terreno iluminado por las llamas que
brotaban por doquier de los depósitos incendiados y por los cohetes lanzados
por los aviones de la Marina, invadió el reducto.
PARLAMENTARIOS
La madrugada del 2 de Enero se
presentaron dos parlamentarios para tratar la rendición y poco después los
ingleses capturaban 8 mil prisioneros y 35 cañones. Las pérdidas totales de los
atacantes ascendían tan sólo a 450 bajas. Con ello, las fuerzas acorazadas
británicas habían adoptado, por primera vez, un esquema de ataque que sería
aplicado muchas veces en el futuro durante los combates del frente africano.
Para inducir a la rendición a la
guarnición de Halfaya, sometida a una verdadera lluvia de granadas, bombas y
octavillas de propaganda, no fue necesario un ataque a gran escala. El 12 de
Enero se cerró un estrecho asedio en torno a Sollum. Y el 17, hambrientos y
sedientos, aturdidos por los bombardeos y engañados sin duda por las octavillas
de propaganda, los restos de la guarnición pidieron que se negociase un alto el
fuego.
Se había expulsado, por fin, a
las fuerzas del Eje de Egipto y de Cirenaica. (Editado, resumido y condensado de la Revista “Así fue
la Segunda Guerra Mundial”).
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