Francia se había rendido, pero el
futuro de su flota, todavía libre, constituía un problema candente. Si los barcos hubieran sido capturados por los
alemanes, éstos los hubieran empleado para reforzar su propia flota. Más el
Almirantazgo no tenía intención de permitir que los navíos franceses fueran
requisados, no obstante las garantías que los alemanes habían dado a Darlan.
Los invasores aprovecharon los
días catastróficos que sucedieron a la evacuación de Dunkerque, para asestar
seguidamente el golpe decisivo al interior de Francia. A mediados de Junio de
1940, los ejércitos franceses ya no eran capaces de oponer una resistencia
organizada.
El Presidente del Consejo,
Reynaud, tuvo que pedir el consentimiento al gobierno británico para efectuar
sondeos, cerca de los alemanes con el fin de conocer sus condiciones para un
armisticio separado.
La respuesta de Churchill llegó
el 16 de Junio de 1940 a primeras horas de la tarde, contenía esta premisa: “A
condición y solamente a condición de que la flota francesa zarpe inmediatamente
hacia los puertos británicos durante las negociaciones, el Gobierno de Su
Majestad da pleno consentimiento al Gobierno francés para que proceda a la
solicitud de las condiciones de armisticio para Francia…”
¿Qué condiciones estratégicas
impulsaron al Gabinete de guerra inglés a insistir sobre esta condición? Como
sea que Gran Bretaña tenía que continuar sola la guerra, con su imperio y con
los países de la Commonwealth, era indispensable que tomara las medidas
necesarias para salvaguardar su propia supremacía naval.
Un buque incendiado en el mar por efecto de las bombas enemigas
Un buque incendiado en el mar por efecto de las bombas enemigas
POSIBILIDADES
Estaba justificado suponer que
los alemanes insistirían en la rendición de la flota francesa, que contaba con
buenos y potentes barcos modernos. Y entonces no solamente la costa francesa
del Canal de la Mancha y los puertos del golfo de Viscaya, ocupados por los
alemanes, hubieran proporcionado bases excelentes para sucesivas operaciones
contra las vías de comunicación marítimas inglesas, sino que el hundimiento de
la potencia naval francesa en el Mediterráneo occidental y la ventaja que el
Eje había adquirido el 10 de Junio con la declaración de guerra de Italia,
hubieran puesto en peligro las rutas de Oriente Medio.
Si las fuerzas italianas
destacadas en Libia conseguían penetrar en Egipto y apoderarse de Alejandría,
la Escuadra inglesa se vería obligada a abandonar el Mediterráneo oriental por
falta de otra base naval idónea.
Otro posible peligro amenazaría
las vías de comunicación marítimas inglesas si Alemania decidía apoderarse de
las bases francesas de Casablanca y Dakar, situadas en la gran ruta de
aprovisionamiento de los ejércitos ingleses en Oriente Medio, en la India y en
Extremo Oriente. Esta ruta había adquirido una importancia vital a causa de la
situación de inseguridad que existía en
el Mediterráneo.
RESPUESTA
Reynaud afrontaba ya la crisis ministerial cuando recibió la
respuesta inglesa, pero no la comunicó a sus colegas, temiendo que sirviera
solamente para animar a los que se habían unido al Mariscal Pétain en pro de la
petición inmediata de negociar con Alemania. La dramática oferta de Churchill
para una unión francoinglesa, que llegó aquella misma tarde, no obtuvo la
aprobación unánime de los ministros franceses, por lo que Reynaud tuvo que
presentar su dimisión. El Presidente de la República encargó entonces a Pétain
la formación del nuevo Gobierno, en el cual el Almirante Darlan asumió el mando
de la Marina, conservando, no obstante, el cargo de Comandante en Jefe de la
flota.
Darlan era un oficial ambicioso,
con una considerable capacidad profesional. Había contribuido en gran parte al
mejoramiento de la disciplina y de la eficiencia de la Marina francesa y, por
otro lado, ciertos vínculos familiares le relacionaban con el mundo e la
política. Su fidelidad al Mariscal Pétain, en el momento más crítico de
Francia, es la clave que permite explicar la trágica suerte de la flota bajo su
mando político y operativo.
Muchos de los barcos de guerra
franceses eran modernos, si bien carecían de las instalaciones más recientes,
como el radar y el sonar. La oficialidad y las tripulaciones estaban formadas
en su mayor parte por marinos experimentados, que habían participado en la
batalla de Noruega, en distintas operaciones de escolta a los convoyes, o en la colocación de minas en el Atlántico y
en el Mediterráneo, y, además, en la reciente evacuación de Dunkerque.
El escuadrón prepara el ataque.
El escuadrón prepara el ataque.
PODERIO
Por otra parte, la sucesiva
disgregación del Ejército francés no tuvo un paralelismo en la Marina. Mientras
los alemanes avanzaban a lo largo de la costa, las autoridades navales
francesas, cuyas comunicaciones no habían sido cortadas, consiguieron alejar a
tiempo todos los barcos de guerra o mercantes de los puertos del Canal de la
Mancha y del Golfo de Viscaya. Algunos buques de guerra se refugiaron en los
puertos ingleses del canal, pero la mayor parte había emprendido la ruta de
Africa septentrional u occidental francesas.
El 17 de Junio cuando Pétain
pidió el armisticio, dos antiguos acorazados, ocho destructores, tres
submarinos y algunas unidades menores se encontraban en Portsmouth o en
Plymouth. Dos modernos cruceros pesados, seis destructores, otros dos antiguos
acorazados y un portahidroaviones se habían refugiado en la base naval de
Mers-el-Kebir, cerca de Orán.
Cuatro cruceros, un acorazado y tres
destructores se encontraban en Alejandría, donde habían participado en las
operaciones con la Escuadra inglesa del Mediterráneo oriental al mando del
Almirante Cunningham.
Seis cruceros estaban en Argel y
muchos submarinos en Bizerta. El nuevo
acorazado Richelieu, todavía en fase experimental, partió el 18 de Junio de
Brest hacia Dakar, mientras su gemelo el Jean Bart, sin estar completamente
equipado, abandonó el dique seco de Saint Nazaire un día antes de la llegada de
los alemanes y arribó felizmente a
Casablanca.
LA FLOTA
El resto de la flota, compuesto
en su mayor parte por unidades de poco tonelaje, estaba fondeado en Tolón. Y en
cuanto a las unidades destacadas en las lejanas colonias francesas, eran de
poco valor para emplearlas en el combate.
A partir del 12 de Junio, Darlan
aseguró oficialmente, en las frecuentes reuniones de ministros franceses e
ingleses, que sus barcos de guerra no caerían nunca en manos de los alemanes y
por su parte el Gobierno aseguró categóricamente que rechazaría cualquier
posible cláusula del armisticio que impusiera la rendición de la flota,
cualesquiera que fuesen las
consecuencias.
Como se sabe el artículo 8 del
armisticio especificaba que la flota francesa, a excepción de los barcos
necesarios para la defensa del Imperio colonial, tenía que ser desmovilizada y
desarmada, bajo el control alemán e italiano, en los puertos que se indicarían.
El Gobierno alemán se comprometía formalmente a no emplear la flota francesa
para sus propios fines y a no pretender su entrega parcial o total después de
firmada la paz.
Todos los barcos de guerra, menos
los destinados a la defensa del imperio colonial, debían ser conducidos a las gruas
territoriales francesas. Los dos artículos siguientes establecían que, hasta
nueva orden, ninguna tripulación, ningún barco y ningún avión se alejarían del
país, y que ningún barco mercante francés podía zarpar.
ENMIENDAS
Apenas se enteró de estos
términos, el Embajador inglés en Burdeos, Sir Ronald Campbell, se apresuró a
comunicarlos a Londres. Evidentemente
ignoraba que Pétain había cursado en seguida instrucciones a los delegados para
que solicitaran unas enmiendas, sobre todo del artículo 8°, a fin de que los barcos
de guerra fueran desarmados en los puertos franceses de Africa septentrional y
occidental.
La delegación alemana aprobó, en límites
generales, esta importante concesión la mañana del 22 de Junio, en el mismo
momento en que Churchill criticaba ásperamente al Gobierno de Pétain por haber
aceptado unas “condiciones que ponían no solamente a Francia, sino a todo su
imperio, a merced o en poder de los dictadores alemanes e italianos”, y que “no
tardarían en hacer caer en manos del enemigo todas las reservas del imperio y
de la flota francesa para conseguir sus fines”.
Afortunadamente, tan negras
previsiones no se realizaron. Los contactos entre el nuevo Gobierno francés y
el británico cesaron el 23 de Junio, cuando Sir Ronald Cambbell y todo el
personal de la Embajada británica salieron de Burdeos hacia Saint Jean-de-Luz,
donde se embarcaron en un crucero inglés con destino a su patria. Es decir,
precisamente en el momento en que Londres tenía mayor necesidad de información,
las comunicaciones con Burdeos resultaron esporádicas y poco seguras.
Flota francesa.
Flota francesa.
ACEPTACION
La tarde del 22 de Junio una vez
aceptadas en términos generales las modificaciones respecto a la Flota, los plenipotenciarios
franceses fueron autorizados para firmar el armisticio. Luego se trasladaron a
Roma en avión, y dos días más tarde los italianos se adherían también al pacto.
Alemania aceptó formalmente la proposición francesa de desarmar su flota en
bases situadas fuera de la zona ocupada y el 30 de Junio las condiciones del Armisticio
se ratificaron en la ciudad de Wiesbaden.
Las instrucciones cifradas que Darlan
había hecho llegar a partir del 20 de Junio a todos los comandantes de barcos y
de puertos, decían entre otras cosas: “ Ningún buque debe entregarse sin lucha
al enemigo, cualquiera sea la orden que se curse después de ésta”. Cuatro días
después, cuando el armisticio ya estaba firmado, Darlan reiteró la orden,
especificando las disposiciones que debían tomarse para hundir los navíos en
caso de que se hallaran en peligro de ser capturados.
Sin embargo, aunque Londres
hubiera conocido estas instrucciones, no hubiera dejado de pensar que si los
alemanes querían apoderarse de la flota lo conseguirían de todos modos. El caso
es que el 27 de Junio el Gobierno inglés decidió tomar las medidas necesarias
para impedir que los barcos franceses regresaran a los puertos de la metrópoli.
ALTERNATIVAS
Al día siguiente, se puso al Vicealmirante sir
James Somerville al mando de la recién constituida Fuerza H, integrada por el
crucero de batalla Hood (buque insignia), los acorazados Resolution y Valiant,
el portaaviones Ark Royal, dos cruceros y once destructores. Su base sería
Gibraltar, desde la cual tendrían la posibilidad de operar en el Atlántico,
apoyado a la Home Fleet y en el Mediterráneo occidental.
El 1° de Julio Somerville recibió
la orden de asegurarse la entrega, la rendición o la destrucción de los barcos
de guerra franceses fondeados en el puerto de Orán y en la cercana base de
Mers-el-Kebir.
La Fuerza H tenía que encontrarse en aquel
punto el 3 por la mañana, a fin de ofrecer al Almirante Gensoul cuatro
alternativas: unirse a la flota inglesa y continuar la lucha junto a ella;
dirigirse con tripulaciones reducidas hacia un puerto de Gran Bretaña o de la
India; desarmar los barcos en Orán bajo control inglés o bien hundirlos allí
mismo. En caso de que no fuera aceptada ninguna de estas cuatro proposiciones,
la orden era destruir los barcos por la fuerza.
Somerville llegó a Oran según lo previsto y dispuso que el capitán de
navío Holland antiguo agregado naval a la Embajada inglesa en París y a la
sazón Comandante del Ark Royal, entrase en el puerto en una lancha para
entregar personalmente el ultimátum al Almirante Gensoul a bordo del Dunkerque.
Pero Gensoul rehusó recibir a Holland, por lo que las propuestas escritos le
fueron entregadas por medio de un delegado francés.
ACLARACION
El Almirante aclaró que no sería
el primero en abrir fuego, pero que estaba dispuesta a responder a la fuerza
con la fuerza. Al informar por radio a Darlan del asunto, le dijo solamente que
había recibido un ultimátum británico para hundir los barcos en un plazo de
seis horas. Al mismo tiempo dio orden de
mantener la presión en los navíos y de estar preparados para el combate.
Después de intercambiar una serie
de mensajes, el Almirante francés, que no había recibido aún la propuesta de
Darlan, consintió en recibir a Holland para ganar tiempo. Fue entonces cuando
éste vio por primera vez las órdenes cursadas unos días antes por Darlan para evitar la captura de la flota.
En la tensa atmósfera que reinaba
en el Dunkerque, las conversaciones no resultaron fáciles, sobre todo a causa
de la indignación del almirante francés por la colocación de minas en la boca
del puerto, efectuada por los aviones del Ark Royal.
Mientras tanto el Almirante Le Luc, Jefe de Estado Mayor de la Marina francesa,
actuando en sustitución de Darlan, al que no podía localizar de momento,
informó a Gensoul por radio de que todas las fuerzas navales del Mediterráneo
occidental tenían la orden de acudir en su ayuda.
Un acorazado.
Un acorazado.
FUEGO
Pero el mensaje fue interceptado
por el Almirantazgo inglés, que se apresuró a informar a Sumerville, urgiéndole
a ultimar el asunto lo antes posible para evitar el enfrentamiento con las
fuerzas francesas.
El almirante inglés que ya había
prorrogado el último plazo al máximo a Gensoul que, en caso de no aceptar
ninguna de las proposiciones, sus barcos serían echados a pique. Cinco minutos
antes de la hora fijada, Holland descendió del Dunkerque y regresó al Ark
Royal.
Somerville ordenó abrir fuego
contra los buques franceses, los cuales, al querer responder, se vieron
obstaculizados por las maniobras de soltar amarras para hacerse a la mar. Las
salvas de los barcos británicos efectuados por cañones de 381 mm desde una
distancia de 12 mil 800 metros, no tardaron de centrar al adversario.
El primero en ser alcanzado fue
el acorazado Bretagne: un proyectil incendió las municiones de la torre de popa
y otro estalló en la sala de maquinas. La mitad del buque estaba ya ardiendo
cuando otros dos proyectiles lo alcanzaron, provocando una violenta explosión y
altas columnas de humo. El Bretagne se hundió en pocos segundos con 977
hombres.
CONSECUENCIAS
El Dunkerque fue alcanzado por varios
proyectiles mientras se alejaba del muelle, uno de los cuales paralizó la
central de tiro. El buque insignia francés pudo alcanzar a duras penas la parte
opuesta del puerto, donde echó el ancla. El Provence se había ya alejado del muelle y
disparó tres salvas contra el Hood, pero de pronto un proyectil alcanzó su
torre de popa incendiando las municiones. Tuvieron que inundar la santa bárbara
y hacer encallar el buque para impedir su hundimiento.
El Mogador resultó con la popa destrozada
cuando intentaba hacerse a la mar, junto con otros cuatro destructores y perdió
37 hombres. El resto del buque, envuelto en
llamas, fue remolcado hasta el puerto. Mientras tanto, el segundo crucero
de batalla, el Strasbourg, aprovechando la inmensa cortina de humo provocada
por las explosiones del Bretagne, se hizo a la mar.
A los trece minutos de iniciarse el
ataque, el almirante francés deseando evitar inútiles derramamientos de sangre,
comunicó a Somerville la petición de un alto al fuego. Afortunadamente, el
almirante ingles al igual que toda la Royal Navy sentía una gran antipatía por
la empresa y no tenía el menor deseo de prolongar la lucha, de modo que decidió
interrumpir el combate.
Combatientes en plena guerra.
Combatientes en plena guerra.
ESCAPE
Por estar minada la entrada del
puerto, creyó que ningún barco francés conseguiría escapar, pero cuando se dio
cuenta de que el Strausbourg había salido a mar abierto sin sufrir ningún
daño y se dirigía hacia el Este, lo persiguió y ordenó que los Swordfish del
Ark Royal salieran inmediatamente en su persecución.
El crucero de batalla francés
llevaba ya 22 millas de ventaja
y después del segundo ataque aéreo infructuoso, cesó la persecución. El
Strasbourg, el portahidroaviones Commandant Teste y cinco destructores, todos
ellos de Orán, además de seis cruceros de Argel llegaron a Tolón la tarde del 4
de Julio y entonces la Fuerza H regresó a Gibraltar. Pero dos días más tarde,
los aparatos del Ark Royal fueron enviados de nuevo a Mers-el-Kebir para atacar
el Dunkerque, ya que se creía que durante el ataque el buque insignia había
sufrido daños de poca importancia
Esta vez un torpedo alcanzó una
lancha cargada de explosivos que casualmente se hallaba cerca del navío, la cual,
al explotar, abrió un enorme boquete en el costado del mismo, ocasionando la
muerte de 150 hombres y dejándolo fuera
de servicio durante un año.
Simultáneamente con el ataque,
los ingleses se apoderaban de los barcos de guerra franceses que se encontraban
en puertos británicos. Varios grupos armados de la marina inglesa abordaron
silenciosamente los buques anclados en Plymouth y en Porstmouth.
SORPRESA
La operación minuciosamente preparada se
basaba en el elemento sorpresa para evitar derramamiento de sangre y en este
sentido alcanzó pleno éxito, excepto en
el submarino Surcouf, anclado en
Plymouth, en el que dos oficiales ingleses resultaron heridos y muerto un
oficial francés.
Los oficiales y marineros
franceses fueron internados separadamente en dos campos de concentración, en la
Isla de Man y cerca de Liverpool respectivamente, donde fueron tratados como
prisioneros de guerra. Algunos de ellos, no muchos, prefirieron permanecer en
Inglaterra para combatir en las fuerzas navales de la Francia libre. Pero la mayor
parte fue trasladada a Casablanca, a bordo de buques ingleses.
La triste experiencia que habían
tenido en Gran Bretaña no les animó, por cierto, a unirse a los combatientes de
la Francia libre, y prefirieron seguir
prestando servicio a las órdenes de Darlan. En cuanto al moderno acorazado Jean
Bart había conseguido llegar hasta Casablanca, carecía del armamento principal
y quizás por ello no fue atacado. Pero en Dakar se hallaba su gemelo Richeliu,
intacto y completo.
Una fuerza naval al mando del Capitán de Navío Onslow, formada
por el pequeño portaaviones Hermes y dos cruceros, fondeó a la entrada del
puerto y presentó al gobernador general
el mismo ultimátum que se presentara en Orán. Como los franceses hicieron caso
omiso, una lancha del Hermes entró en el puerto y arrojó bajo la popa del navío
cuatro cargas de profundidad que no estallaron porque el fondo era demasiado
bajo.
Atencion de emergencia para salvar una vida.
Atencion de emergencia para salvar una vida.
TORPEDOS
Al amanecer seis aviones
torpederos del Hermes se elevaron para el ataque: el único torpedo que hizo
explosión daño el casco del Richeliu, cuya reparación duro un año a causa de
los escasos medios existentes en aquella base. Sin embargo, el buque nunca
estuvo inmovilizado por completo y su poderoso armamento desempeñó un papel
determinante en el fracaso de la tentativa de desembarco en Dakar, realizada
por las fuerzas de la Francia libre, el 23 de Septiembre de 1940.
Respecto a la división naval
francesa de Alejandría, al mando del Almirante Godfroy y compuesta por un
antiguo acorazado, cuatro cruceros y tres destructores, constituía una parte
integrante de la Escuadra del Mediterráneo oriental, mandada por el Almirante
Cunningham. Los buques de los dos países habían operado en común y las
relaciones entre sus respectivos almirantes eran íntimas y cordiales.
Cunningham se opuso enérgicamente
a la sugerencia del Almirantazgo de
apoderarse de los navíos de Godfroy mediante una acción simultánea a la de
Somerville en Orán, ya que temía que un intento de captura por la fuerza
terminase con el hundimiento de los barcos fondeados y la consiguiente
obstrucción del puerto.
ACUERDO
Procuró, pues, llegar a un
acuerdo con su colega francés para reducir las tripulaciones y descargar el
combustible. Pero el 3 de Julio, Godfroy recibió la orden de sus superiores de hacerse
inmediatamente a la mar con todos sus buques y después cuando tuvo conocimiento
de los sucesos de Orán, ya no se
consideró vinculado al compromiso
anterior de renunciar a cualquier tentativa de salir del puerto de Alejandría.
La acción decidida pero correcta del almirante
inglés para evitar un encuentro armado-entre otras medidas hizo transmitir una
llamada dirigida por los oficiales británicos a los oficiales y tripulaciones
de los buques franceses que terminó finalmente con un acuerdo escrito, en
virtud del cual lo ingleses se comprometían a renunciar al empleo de la fuerza
para apoderarse de los buques y por su parte los franceses consentían en
descargar el combustible y desarmar sus barcos, desembarcando los obturadores
de los cañones y las espoletas de los torpedos.
El Gobierno inglés había decidido
emplear la fuerza porque estaba convencido de que nada detendría a los alemanes
si éstos querían apoderarse de las mayores unidades de la Marina francesa. Con
ello, el Gabinete de guerra corría deliberadamente el riesgo de que el Gobierno
de Vichy se uniera a las fuerzas del Eje, pero estaba decidido a afrontar todas
las consecuencias que de tal actitud pudieran derivarse.
Bombardeo total.
Bombardeo total.
RENCOR
Sin embargo, entre los llamados
“sucesos actuales” se imponía considerar que la Flota francesa dependía de
Darlan y no de Hitler. Una vez firmado el armisticio por el gobierno de Pétain,
Francia estaba expuesta a sanciones muy severas en caso de contravenir las
relativamente benignas cláusulas navales.
Es evidente que el ataque de Orán
y el trato más bien duro que recibieron las tripulaciones internadas en
Inglaterra, suscitaron en Francia cierto
rencor. El Gobierno de Vichy disponía
aún de un crucero de batalla, cuatro cruceros armados con cañones de 203 mm y
otros diez con cañones de 152 mm, treinta destructores y setenta submarinos.
Además en el norte de Africa se
hallaban unos 180 bombarderos y 450 cazas. Si estas fuerzas se hubieran unido a
las que el Eje tenía destacadas en el Mediterráneo, la situación de lo ingleses
habría sido insostenible. Pero Francia estaba desorganizada y vencida.
Su única represalia por la acción
de Orán fue el ataque, sin ningún resultado positivo, de una formación de
aviones torpederos contra la Fuerza H en Gibraltar, en las primeras horas del
día 5 de Julio. Darlan renunció prudentemente a insistir en las inútiles
hostilidades y ordenó que los buques británicos sólo fueran atacados en el caso
de que se aproximaran a las costas francesas en un radio de 20 millas. Las
relaciones diplomáticas con Gran Bretaña se interrumpieron al poco tiempo.
HUNDIMIENTO
Una de las consecuencias
inmediatas del ataque a Orán fue que los alemanes accedieron a que los buques
de guerra franceses permanecieran completamente equipados y armados. A los que
se encontraban en puertos del norte de Africa se les ordenó regresar a Tolón,
donde estarían seguros de no ser capturados por los ingleses y, al mismo tiempo,
al alcance de los alemanes. Efectivamente, el 27 de Noviembre de 1942, varias
unidades militares entraron a la fuerza en la base naval, pero los franceses
hundieron sus propios barcos, tal como se habían propuesto en caso de verse obligados a ello.Ate
Otra consecuencia más grave aun
del episodio de Orán fue la profunda animosidad que se difundió en la Marina
francesa contra Inglaterra, la cual sirvió de estímulo a los colaboracionistas
y se reflejó en la resistencia opuesta al fracasado intento de desembarco de
las fuerzas de la Francia libre en Dakar y al otro intento angloamericano en el
norte de Africa. Por otra parte, sin embargo, el ataque contra los barcos
franceses demostró al mundo que Inglaterra estaba dispuesta a continuar la
lucha. (Editado, resumido y condensado de la
Revista “Así fue la Segunda Guerra Mundial”).
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