No se calma ni menos se controla. Parece más un pobre
diablo malcriado y prepotente que un ministro de estado. Este General Daniel Urresti, que ocupa la cartera del
Interior, sí que es de cuero duro para ofender y cobarde para enfrentarse. Le
gusta hacerlo, sobre todo, con las mujeres, cuando a ellas no se les debe tocar
ni con el pétalo de una rosa. Pero este hombre que va a saber de protecciones
elementales. Menos de educación.
Resulta que, en pleno set de
Radio Programas del Peru (RPP,) se la agarró con la destacada y correcta
periodista, Patricia del Río Labarthe. Cruzaron dardos que el propio
militar propició. Palabras duras y
diciendo velaverde. Intolerable total. El altercado realmente lamentable y
censurable. Lo que es cierto: de ninguna manera se lo merece el público, que al
final de cuentas, es el que manda y decide.
Urresti se mostró sarcástico y,
en un momento de arrebato, comenzó a tutear a la periodista. Ella, firme y con
razón, le pidió que la trate con el respeto debido y redondeo con seriedad, muy
segura de si misma: “Usted se puede burlar o hacer todas las patanerías que
quiera, pero las preguntas mías son bien claras".
El Ministro con su voz aflautada
de siempre, inquieto y nervioso, replicó: “Si usted afirma que digo
patanerías, me esta diciendo patán. Pero a usted no se le puede decir nada
porque es una diosa del periodismo". Insinuación vulgarota.
Patricia del Río estuvo centrada y en su sitio.
Patricia del Río estuvo centrada y en su sitio.
INCONCEBIBLE
No puede ser. La respuesta,
definitivamente estaba demás. Cuando el hombre se vio acorralado por las
interrogantes y se dio cuenta que caía en contradicciones tremebundas salió por
la tangente, recurriendo al sarcasmo poco decente y enteramente deplorable.
Para variar y cambiar
completamente lo ocurrido, mas tarde la Primera Dama de la Nación, Nadine
Heredia, tuiteó, en su cuenta correspondiente, el mensaje de una persona que
había escrito: “así como los ministros están obligados a guardar las formas,
los periodistas también lo están”. Aquí
esto no ocurrió. Todo lo contrario. El representante del Ejecutivo rebasó por completo la conversación y se salió de
sus casillas.
La que ganó, evidentemente, fue
Patricia del Rio una comunicadora con
estudios de Lingüística en la Universidad Católica que siempre demuestra
capacidad y eficiencia. Esta vez no se dejó pisar el poncho y eso estuvo muy
pero muy bien.
Mientras tanto, la inseguridad
ciudadana sigue en todo su esplendor. Urresti, bien gracias. Cuándo se va a su
casa. Qué espera el Presidente Humala para cambiarlo. Haría, de todas, maneras,
un bien al país. Basta de payasos y felicitaciones a Patricia del Río. Ella
estuvo, en todo momento, impecable y en su sitio. La actitud merece destacarse.
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