martes, 2 de junio de 2020

CON FLORES, EL FASCISMO TOTAL

A finales de los años 20 y los primeros de los 30 del mismísimo siglo XX, la convulsión del colectivo social peruano se vivía con intensidad casi todos los días. En primer lugar, el régimen de los once años con el caudillo, Augusto B. Leguía a la cabeza, llegaba a su fin completamente desprestigiado. Insurgían nuevas ideas  que ya se preparaban para participar, con efervescencia, en la lucha de este tipo. La Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA), teniendo como líder al joven trujillano Víctor Raúl Haya de la Torre, cada día se hacía más fuerte con ideas de avanzada y de izquierda que quería cambiar, por completo, las estructuras políticas del Perú. Que después traicionaron a sus ideales primigenios, ese es otro cantar para contarlo en otra oportunidad.
 El comunismo, con José Carlos Mariátegui, era por esos tiempos una fuerza menor. La que trataba de conseguir masas que la apoyen. A la punta derecha de este espectro tan variado estaban los que pensaban de una manera muy especial y de forma corporativa. Completamente autoritarios. Seguidores a pie juntillas de Il Duce, Benito Mussolini. Se trataba de los fascistas peruanos que conformaron un partido llamado la Unión Revolucionaria y tenían un líder de polendas y de peligros que usaba en sus actuaciones camisa negra: Luis A Flores. Su nombre completo era: Luis Alberto Flores Medina.
Los acontecimientos políticos se desarrollaron inexorablemente. Leguía cayó por el golpe de estado en su contra protagonizado por el Comandante Luis Miguel Sánchez Cerro, después de ser el presidente del Perú que más tiempo desempeñó el cargo y en total con más de dos lustros  continuados en el poder. Además de un periodo de cuatro años anteriormente. A los tres primeros periodos consecutivos, de 1919 a 1930, se le conoció con el nombre del oncenio.

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Flores: el fascismo a la peruana

SUBLEVACION
Hacia 1930 se sublevó Sánchez Cerro en Arequipa. Los desórdenes y el vandalismo se presentaron de inmediato. El manifiesto a la nación correspondiente fue escrito, impecablemente, por el jurista arequipeño, José Luis Bustamante y Rivero. Una pieza de entera defensa a la democracia. Había un tremendo descontento, por la comprobada corrupción administrativa del gobierno leguiista.  Muchos de los allegados y amigos del Presidente se beneficiaron, indebidamente, durante el desenvolvimiento de este régimen. La sobonería desenfrenada al mandatario se había convertido en una institución.
El movimiento de Sánchez Cerro enarboló nuevas ideas y también contaba con apoyo popular. Pero al final fracasó, convirtiéndose en una dictadura inaguantable. A Leguía no le quedó otra que renunciar. Lo hizo y al poco tiempo murió en la cárcel, tras pasar la pena y miseria. El poder quedó en manos de una junta militar de gobierno, presidida por el General Manuel María Ponce Brousset. A los dos días, el mando fue entregado a Sánchez Cerro, quien arribó a la capital procedente de Arequipa. La situación se convirtió de por sí en seria, difícil y convulsionada.
Hasta que vinieron las elecciones de 1931. Dos candidatos. Haya y Sánchez Cerro. Ganó el segundo y a partir de ese momento es que Luis A. Flores, el fascista, comienza a tener una fuerza política incontrolable. Fue uno de los líderes de la Unión Revolucionaria, el partido precisamente, que llevó al poder a Sánchez Cerro.
Ministro de Gobierno y Policía y Presidente del Consejo de Ministros en 1932, Titular de Marina y Aviación al año siguiente. Tras la muerte de Sánchez Cerro asesinado por un militante aprista, asumió el liderazgo de la UR que bajo su influjo adoptó el modelo del fascismo italiano, entonces en auge.

Luis A. Flores - Wikipedia, la enciclopedia libre
El politico era piurano.

DESTIERRO
Postuló a la Presidencia de la República en las elecciones de 1936, las mismas que fueron anuladas por el Presidente Oscar R. Benavides. Por oponerse a este gobernante, sufrió el destierro fuera del país. Volvió al Perú luego de varios años de alejamiento y logró ser elegido Senador por Piura en 1947. Pero su partido ya no volvió a tener masivo apoyo popular. Luego de ser Embajador de Italia y Paraguay, durante el segundo gobierno de Prado, se retiró de la vida política allá por el año 1963.
Nació en Olleros, Ayabaca, Piura. En octubre de 1899. Sus estudios escolares los realizó en su ciudad natal y en la capital del departamento. Luego se trasladó a Lima y asistió como alumno de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, donde se graduó de abogado. Fue enemigo del Gobierno de Leguía por lo que sufrió prisión, en el tramo final del oncenio. El político salió libre, tras el pronunciamiento del caudillo militar piurano.
Lo primero que hizo fue afiliarse a la UR cuando lanzó la candidatura de Sánchez Cerro. Al caudillo lo acompañó en su recorrido electoral por Ica, Arequipa, Cusco y Puno. Sánchez Cerro consiguió la presidencia y Flores resultó elegido Diputado por Lima, ocupando un escaño en el Congreso Constituyente de 1931
Allí destacó por sus desplantes autoritarios y enfrentó, vehementemente, a la minoría aprista de parlamentarios. No vaciló en apoyar la denominada “Ley de Emergencia”, promulgada el 9 de enero de 1932, por la cual el gobierno quedaba autorizado a imponer las medidas que creyera conveniente en salvaguarda de la seguridad nacional. Todo estaba permitido a la autoridad. Era el abuso, en su mayor expresión.
Luis A. Flores - Wikiwand
El órgano de prensa de la UR.


CAMBIOS
El 29 de enero de 1932 ocurrieron cambios en el gabinete ministerial y uno de los ministros nombrados fue Flores en el portafolio de Gobierno y Policía (hoy Interior). Por aquel entonces, el controvertido político tenía 32 años. Resultó ser el más joven en esa cartera, a lo largo de muchos años.
En el Congreso apoyó, decididamente, el desafuero de los 22 constituyentes apristas, más un descentralista, acusados de conspiración subversiva. Los 23 diputados fueron apresados y deportados. Los partidarios y simpatizantes de Haya de la Torre también sufrieron persecución.
 Un joven aprista, José Melgar Márquez, atentó contra la vida de Sánchez Cerro, cuando éste asistía al templo parroquial de Miraflores. Era el 6 de marzo de 1932. El Presidente se salvó de milagro. La represión recrudeció. En el complot estuvo comprometido Juan Seoane Corrales, hermano del N° 2 del Apra, Manuel “Cachorro” Seoane Corrales.
Tras la renuncia del Primer Ministro, Francisco Lanatta, Flores asumió el premierato el 13 de abril de 1932. Le correspondió sofocar un motín de la marinería, en los cruceros “Almirante Grau” y “Francisco Bolognesi” de la rada del Callao. La rebelión era de origen aprista y ocurrió el 7 de mayo de 1932.

El fascismo cholo | EL MONTONERO
Sánchez Cerro y los militares en el poder.

CRUEL
La Corte Marcial, existente por esos tiempos para administrar justicia, condenó a muerte a los instigadores de la revuelta. La Guardia Republicana resultó autorizada para ejecutar la sentencia. Pero al rumorearse que las fuerzas del orden se iban a negar a hacerlo en el momento dado, Flores se apersonó a la Isla de San Lorenzo para que la sentencia fuera cumplida. Lo acompañaba el Ministro de Marina, Alfredo Benavides Diez Canseco.
Los ocho marineros, todos ellos de origen humilde y entre ellos un menor de edad, fueron fusilados el 14 de mayo. Se dijo que cada uno cavó su propia tumba y que los cuatro primeros presenciaron el fusilamiento de los otros cuatro. Desde entonces, Flores se hizo conocer por su forma cruel y enteramente violenta
Poco después, el Congreso-presidido por Luis Antonio Eguiguren-aprobó un voto de censura contra Flores que prosperó debido a que gran cantidad de diputados gobiernistas estaban ausentes. El dirigente urrista, entonces, renunció a sus cargos y se formó un nuevo gabinete, presidido por Ricardo Rivadeneira Barnuevo. Poco tiempo después, el piurano controvertido se batió a duelo con Eguiguren
Después del asesinato de Sánchez Cerro ocurrido el 30 de abril de 1933, Flores fue designado Ministro de Marina y Aviación, por el nuevo gobierno presidido por el General Oscar R. Benavides. Lo designaron, a su vez, Jefe de la Unión Revolucionaria.

El asesinato de Luis Sánchez Cerro | Noticiero Libre
El Comercio informa sobre el asesinato de Sánchez Cerro

PELEA
Pronunció un discurso durante el sepelio del mandatario caído. Pero a raíz de la absolución de los presuntos autores del asesinato de Sánchez Cerro, renunció a su cargo de ministro e increpó directamente al Presidente Benavides, diciéndole: “Me marcho del Ministerio, pero voy a combatirlo, porque tengo una cualidad sobre todos mis defectos, soy un hombre leal
Durante la celebración que organizó su partido por el quinto aniversario de la Revolución de Arequipa de 1930, dio un discurso donde supuestamente llegó a afirmar que “el asesino del 30 de abril está en Palacio” Contribuía así a alimentar el rumor de que Benavides habría estado involucrado en el crimen de Sánchez Cerro.
El Primer Ministro, Manuel E. Rodríguez, junto con los miembros de su gabinete, se presentó ante el Congreso Constituyente exigiendo el desafuero de Flores, por desacato y calumnia. El urrista se defendió negando haber dicho lo anterior pues, según él, no era estilo suyo usar el arma de la difamación contra sus adversarios.
 El pedido de desafuero no prosperó. Muchos años después, en una entrevista que dio al diario “Expreso” en 1961, Flores esbozó la teoría de que el leguísmo habría estado detrás del crimen de Sánchez Cerro.
Como líder de la Unión Revolucionaria, orientó a este partido hacia el fascismo de estilo italiano, adoptando la camisa negra, el saludo con el brazo en alto y una política extremadamente intolerante, frente al aprismo y el comunismo. Participó en las elecciones generales de 1936 donde alcanzó cerca del 21.9% de los votos frente al 37.1% obtenido por Luis Antonio Eguiguren, quien fue apoyado desde la clandestinidad por el Apra.

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Eguiguren ganó, pero anularon las elecciones.

PROLONGACION
Fue este el momento cumbre de la carrera política de Flores. Ganó en departamentos como Piura, su tierra natal, Moquegua, Ica, Ancash y Loreto. En Lima, reunió 80 mil votos sobre un total de 200 mil. Tuvo la desventaja que el voto antiaprista se repartiera entre las candidaturas conservadoras de Jorge Prado Ugarteche y la de Manuel Vicente Villarán.
Sin embargo, el Presidente Benavides anuló las elecciones aduciendo el argumento de que la victoria de Eguiguren era ilegítima porque sus votos provenían del aprismo, un partido considerado internacional y como tal proscrito por la Constitución
El Congreso Constituyente, subordinado a las decisiones de Benavides, ratificó esta medida y decidió prolongar el gobierno del militar hasta 1939. Luego el mismo Congreso se autodisolvió. Los militantes de la UR intentaron, entonces, una revuelta contra el gobierno, apoyados por algunos oficiales jóvenes del Ejército. Pero esta conspiración fue descubierta y el Gobierno respondió con una dura represión. Flores y otros líderes fueron exiliados a Chile
Flores regresó al Perú en 1944 y participó en las negociaciones iniciales del Frente Democrático Nacional, alianza de partidos con miras a las elecciones generales de 1945. Pero, rápidamente, entró en discrepancias con los líderes frentistas, quienes vetaron la inclusión de la UR a dicho conglomerado. El Frente lanzó la candidatura de José Luis Bustamante y Rivero, quien resultó el ganador de los comicios.

Congreso Constituyente del Perú (1931) - Wikipedia, la ...
Ceremonia del Congreso Constituyente de 1931

DIVISION
El líder de la UR se dedicó a reorganizar a su partido al que encontró dividido. Una fracción, encabezada por el General (r) Cirilo Ortega, le había mermado partidarios, No obstante, el nuevo impulso que le dio a la organización, su propuesta tuvo poca acogida a nivel nacional, debido a la derrota de los regímenes fascistas en la Segunda Guerra Mundial y el auge de las democracias en el mundo.
Sin embargo, el dirigente piurano tuvo un último despliegue de audacia coronado por un triunfo. Para cubrir las vacantes del Congreso, el Ejecutivo llamó a elecciones complementarias que se celebraron el 30 de junio de 1947, Flores decidió postular por Piura, departamento que tenía una senaduría vacante por el fallecimiento de Hildebrando Castro Pozo.
El candidato reavivó entre los piuranos la vieja identificación del urrismo sanchecerrista y triunfó por amplio margen sobre los candidatos apristas y socialistas, defendiendo a balazos su victoria. Pero al poco tiempo se produjo la interrupción democrática, por el golpe de estado de Odría.
Al principio apoyó a los militares golpistas y se le nombró Embajador del Perú en Italia. Pero no estuvo con la forma de que Odría postuló a la presidencia en 1950 y, entonces, se plegó a la candidatura del opositor Ernesto Montagne. Tras reprimir a los revolucionarios de Arequipa y apresar a Montagne, Odría triunfó en esos fraudulentos y controvertidos comicios.
Al producirse el retorno a la democracia en 1956, el Presidente Prado, desplegando su política de reconciliación nacional entre los peruanos, le ofreció a Flores la Embajada del Perú en Venezuela o la de Paraguay. 
 El curtido político escogió la segunda, donde permaneció hasta 1962. De vuelta al Perú, vivió varios años en el retiro. Hasta que murió en 1969. Se había ido el representante de ideas controvertidas y confusas que animó varios años la política peruana. El fascismo había perdido a su más connotado animador. (Edgardo de Noriega)

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