Rodolfo Hinostroza Clausen, formó parte de la pléyade brillante de poetas que conformaron la generación del 60. Nació en Lima el 27 de octubre de 1941 y pasó su infancia en Huaraz: un bello pueblo andino enclavado en el Callejón de Huaylas, a 3 mil 200 metros de altura sobre el nivel del mar. Allí vivió hasta la edad de 9 años. De regreso a la capital, el niño creció estudiando hasta terminar la secundaria en el famoso Colegio Nacional de Nuestra Señora de Guadalupe.
El
muchacho se convenció, a los 14 años, de que su padre no era un miserable.
Estaba frente a un cofre viejo en su casa de Huaraz. Había descubierto, entre
algunos libros amarillentos, una colección antigua de la revista “Folklore”. Su
progenitor había publicado allí unos cuantos poemas indigenistas. El
adolescente examinó el hallazgo con atención. Qué lindo escribía el viejo.
Hinostroza: poesia, libros e intelectualidad.
Hinostroza: poesia, libros e intelectualidad.
DRAMATURGO
El poema que más le gustó fue “Elegía a la
muerte de la Engracia”, que, según supo después, fue escrito de un tirón. Se
enteró, además, de que don Octavio Hinostroza era un dramaturgo elogiado por la
prensa. Baste decir que elaboró el guion de una de las primeras películas
peruanas, “El Guapo del Pueblo”, en 1938.
No era justa entonces la manera como se
refería a él la familia de su madre: “el viejo vago de tu padre”, “el viejo
inútil de tu padre”, “el viejo de porquería de tu padre”. Octavio y Gloria
Clausen se habían separado, cinco años atrás, según parece debido a los celos
enfermizos de él: ella era una hermosa jovencita de ascendencia danesa, que
atraía la mirada de cualquier hombre. Además, a ambos, los separaban
considerables 24 años.
¿Serán estos los 206 aristocráticos huesos de mi
padre/todos completos, con su maxilar inferior, sus falangetas/su astrágalo, su
vómer/su clavícula? /No se habrán confundido en la fosa común/con las de un
vagabundo/de esos que abundan en las calles de Lima/y desunen sin un gusto (Preguntas al inicio de un poema triste “Los Huesos de mi
Padre” en el Memorial de Casa Grande)
Este
último verso se gestó cuando encontraron los restos de su padre en un arenal.
El hombre había desaparecido en 1971 cuando se fue por las calles de la ciudad
de Ica, donde vivía con su hija, Gloria Hinostroza. Una mañana salió con una
caja repleta de recortes periodísticos. Nunca más regresó. Era presa de una
paranoia galopante que lo hacía desconfiar de todos. Inclusive de su familia.
En la plenitud de la juventud
En la plenitud de la juventud
HALLAZGO
Los
restos los encontraron en un modestísimo cementerio de Villa El Salvador. El
hallazgo lo hizo una persona determinada que escuchó el pedido de la hija, en
un programa de TV que conducía Augusto Ferrando. Allí fue a pedir ayuda. El
moreno conductor lo hizo y difundió el mensaje.
El pequeño Rodolfo, que se fue a vivir con su
madre, oía en casa tantos insultos hacia su padre que terminó creyendo que él
no era un buen ejemplo. Se avergonzó de su progenitor y del terno avejentado
con que lo iba a visitar a veces.
Prometió que de grande sería ingeniero o
químico, pero nunca poeta como él. Pensaba como piensan todos los niños del
mundo: evitar el dolor de quien los cría. Pero aquel día en Huaraz, con el
redescubrimiento artístico de su padre, Rodolfo Hinostroza trazó el derrotero
de su propia vida.
En realidad,
la poesía acechó la existencia de Rodolfo desde que nació, un buen día de
octubre de 1941. Su madre, que disfrutaba del arte de pergeñar versos (ahora se
entiende por qué se casó con Octavio), le escribió la siguiente ternura: Manzanita juguetona/ Travieso melocotón/
Azucena reventona/ Hombrecito! ¡Corazón!
En casa, el
nicaragüense Rubén Darío ya era una deidad mayor, el “padre y maestro mágico”
que orientaba a todos los fabricantes de frases memorables. El pequeño creció
con los versos del modernista acariciándoles las orejas.
Con su familia.
Con su familia.
AUTORES
Pero los primeros autores que Rodolfo leyó con
plena consciencia fueron aquellos que le dio, años más tarde, Demetrio
Quiroz-Malca, el segundo esposo de mamá Gloria. Quien venía a ser su padrastro
ganó el Premio Nacional de Poesía en 1955, así que sabía bastante del buen
decir. Algunos de los libros que le recomendó devorar son “La Metamorfosis”, de
Franz Kafka; “Bartleby”, de Herman Melville; “De Qué Vive el Hombre”, de León
Tolstoi; y “El Extranjero”, de Alberto Camus. El adolescente Hinostroza no solo
devino en un lector compulsivo, sino también en un escritor fervoroso. Mi madre
Gloria era la chica linda del Callejón del Buque, /De Bajoelpuente, en el jirón
Trujillo, manyas primo/ Era hija de Clausen, un ingeniero danés chiquito y colorado.
/lisuriento, que a veces venía a visitarlos, /a ella y sus dos hermanos, /a
Olga, la segunda, y a Rodolfo el menor. /Eran hijos habidos en Victoria Farfán.
/guapa bajopontina, de imponente perfil y de horrible carácter, tal como lo aprendí/a
mis expensas luego. Nadie quería entrarle/aunque era buena hembra, pero con
fama de ogro/ Tuvo que ser este gringo despistado, chambero y buena gente, pero
más lisuriento que un capataz de obras/se ve que había aprendido su oficio en
el barco/´porque instalaba centrales hidroeléctricas en provincias/y se quedaba
un año, dos en Cumaná, por ejemplo o en Mancora/conviviendo en el campamento
con mujeres de pueblo/a las que le hacía de vez en cuando un hijo (Parte de
los Hijos de Clausen)
Empezó a
tantear sus primeros cuentos, que agrupó bajo el título lúgubre de “Fosa Común”.
Cuando le entregó con timidez este conjunto de creaciones a Quiroz Malca, su
mentor se quedó gratamente impresionado de su prosa y especialmente del relato
denominado “El Noveno Tranvía”.
Le
prometió al menor darle una copia de este cuento a su amigo Manuel Jesús
Orbegozo, jefe del suplemento dominical del diario “La Crónica”. Y así lo hizo.
El relato fue publicado el 29 de junio de 1958, con lo que empezó oficialmente
la carrera literaria de ese chiquillo desgarbado y sensible que era Rodolfo.
La cocina, Hinostroza y el escritor Julio Ramón Ribeyro
La cocina, Hinostroza y el escritor Julio Ramón Ribeyro
MEMORIAS
Tenía 17 años y estudiaba en el horario
nocturno del colegio Nuestra Señora de Guadalupe. Por entonces pasaba buena
parte del día oyendo zarzuelas y óperas en el tocadiscos de sus vecinos, los
Tong, y volvía a casa, tras la escuela, a eso de las once de la noche. A esa
hora encontraba a su madre tomándose un trago con Demetrio.
Entonces,
los tres se ponían a discutir acerca de algún autor o libro que todos habían
leído. Normalmente había dos posiciones en pugna: la del padrastro y Rodolfo
Hinostroza, y la de Gloria Clausen.
La madre,
en medio del fragor de la discusión, los acusaba de aliarse en su contra solo
por ser varones. Y pasaba a tratarlos con ironía, con distancia, con sarcasmo
hiriente. “Era una aguerrida Aries, no le gustaba perder y cuando se veía
acorralada nos botaba de la casa, y terminábamos Demetrio y yo en algún bar de
mala muerte chupando con cualquier parroquiano, a las 4:00 de la mañana”,
escribiría Rodolfo años más tarde en sus memorias.
Lo cierto es que tanto en esta bohemia tempranera como en la
que vivió después con los poetas César Calvo y Juan Gonzalo Rose en la
Universidad San Marcos, Hinostroza intentaba ahogar las penas que le generó la
separación de sus padres. De hecho, a los 25 años empezó a ser psicoanalizado por Max
Hernández. Las sesiones de introspección, en las que según sus propias palabras
“me restauraron el alma”, duraron unos siete años.
Hacia 1961 ingresó a la
Universidad Nacional Mayor de San Marcos para estudiar Medicina. Pero pronto
abandonó la Facultad de Ciencias ganado por la Literatura que desde muchos
atrás la practicaba en forma continuada. Al año siguiente, el amante de las
letras viajó a Cuba con una beca para realizar estudios de Literatura inglesa.
Uno de sus libros.
Uno de sus libros.
RETORNO
En esos años que incluyeron la
crisis de los cohetes que por poco desemboca en una guerra atómica, escribió su
primer poemario titulado “Consejero del
Lobo”, libro que fue publicado en la Editorial el Puente de la capital
cubana en 1962.
Frustrado por la forma, en que el régimen de
Fidel Castro usaba a sus becados como guerrilleros para provocar revoluciones
en América Latina entre otros actos violentos, logró finalmente abandonar la
isla después de unas experiencias muy intensas y retornar al Perú.
Su regreso sirvió para que
ejerciese el periodismo en la revista “Caretas”. Por estos tiempos se casó con
la francesa Nadine Cailliére. Ellos viajaron juntos a Paris en mayo de 1968 y
llegaron cuando ocurría la famosa rebelión antiautoritaria de ese año, contra
el gobierno de De Gaulle.
El crítico Ricardo Gonzales Vigil dice de Hinostroza lo siguiente:
“No sólo es uno de los mejores poetas hispanoamericanos de la década
del 60, sino uno de los mayores artífices del verso en el Perú contemporáneo,
con un virtuosismo y una fuerza innovadora próximos a los de Vallejo, Martín
Adán y Eielson. Con Antonio Cisneros marca el ápice de la asimilación de la
poesía contemporánea de habla inglesa y el canon de escritura más influyente en
nuestra poesía en el lapso 1965-1975”.
Conversación con Blanca Varela, la gran poetisa.
Conversación con Blanca Varela, la gran poetisa.
PREMIO
Laboró en Paris como comentarista
radial de la ORTF, lector en la Editorial Gallimard y traductor para las
editoriales españolas Tusquets y Barral. Entre los autores que tradujo figuran:
J.M.G Le Clézio, Boris Vian y Benjamin Peret.
Ganó el premio internacional de
poesía “Maldoror”. Más adelante trabajó en la agencia de viajes “Uniclam”
escribiendo guías de turismo como las de México, Bolivia y Perù que fueron
publicadas en francés. Publicó “Aprendizaje de la Limpieza” que rememora su
largo psicoanálisis, comenzado en Lima y terminado en París. Era 1975.
Hacia 1984 retorno a Lima y se
casó con la traductora holandesa Ingrid Sipkes con quien tuvo tres hijos:
Cayetana, Lorenzo y Ruy. Se reincorporó al periodismo especializándose en
gastronomía para impulsar el proceso de difusión y conocimiento de la cocina
peruana en el ámbito nacional como internacional. Una deliberación del ala y la tormenta es lo que cae cuando/la agria
balandrona de los sueños se pega al paladar/y el muchacho despierta en la
mañana/penetrando el espejo con un grito. La estridencia que acecha/en la
materia de los violonchelos el enemigo bosque/turgente como una curva embreada,
someten bruscamente/su furor y su régimen./Y el muchacho despierta en el
silencio/tatuado por el vuelo de un mosquito/y el terror se evapora con el
sol/que empuja levemente al aire perezoso. (Parte de “Adolescente que
desierta”)
Dirigió una serie de
publicaciones sobre el tema en el diario “La República” y la Revista “Caretas”
y en la publicación “Anfitrión Guía del Ocio y la Gastronomía”. Así se impulsó
la temática de la culinaria que fue lanzada como una de las mejores del mundo
entero, en el contexto de lo que se denominó “la revolución de tales
especialidades como base del éxito”.
Tres de los grandes: Hinostroza, Ribeyro y Alfredo Bryce.
Tres de los grandes: Hinostroza, Ribeyro y Alfredo Bryce.
OBRAS
Ganó el premio internacional del
cuento “Juan Rulfo” en París por su obra “El
Benefactor”. Luego publicó su novela
“Fata Morgana” y se hizo acreedor a otra distinción denominada “Arte Nuevo”
con su pieza teatral “Cuadrando el
Circulo”, que recorrió el Perú de norte a sur en un teatro rodante, siendo
vista por unos 75 mil espectadores.
Salió a luz su libro “Cuentos de Extremo Occidente”. Su publicación,
a cargo de la Editorial española Everest “Primicias
de la Cocina Peruana” fue todo un éxito, siendo galardonadas y distinguidas
singularmente en Pekín, Nueva York y Madrid. “Un hombre vaga durante novedosos años fuera de/su patria,
estrechamente vigilado por Poseidón, y solo” /Aristóteles/ Y ahora remontas rue
Vavin subiendo a Montparnasse. /Hay un rio que duerme, otro que murmura/Aquí Clayton
hablaba de Loutine./Los dorados temblores de Diana en el patio interior. /El
cuerpo multiplicado en millares de copias. /Y un presagio de tormenta en la escalera.
/Menos grave que en los años siguientes. Y ahora todo resbala hacia lo Real. /Había
sido que una presencia. /Definida con tenacidad/Viajas en tus palabras/Y tus
palabras viajan (Parte de Nudo Borromeo)
Después de un largo silencio
poético, Hinostroza se hizo presente en el mundo editorial con “Memorial de Casa Grande”. Luego vino “Nudo Borromeo y otros Poemas”. Logró
sacar impresa su “Poesía Completa”.
Lo distinguieron con el Premio Nacional de Cultura, otorgado por el Ministerio
del mismo nombre y Petroperú.
Retrato de un poeta.
Retrato de un poeta.
DUDAS
Fue el poeta César Calvo quien,
en pleno patio de Letras de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, espetó
al joven estudiante de Medicina Hinostroza que dudaba si se dedicaba a los
versos o a las ciencias, diciéndole: “si te quedas con la poesía eres
consecuente con lo que sientes en el fondo de tu ser”. Entonces, no dudes, ese
es tu destino El joven hizo caso al mensaje del oráculo y tomo el rumbo que lo
convocaba y al cual se había dedicado años de años. Un sol negro semejante/a la premonición del desastre. Un sol
muerto/Robando las plegarias de los campesinos ojerosos/ Un sol ajeno a todo lo
que habíamos conocido/Hasta entonces/A todo lo que habíamos sufrido hasta
entonces/A todo lo que habíamos sufrido hasta entonces/ Este es el sol que ha
descendido sobre nuestras ciudades/ Ha agotado a las doncellas/Ha roto de un
hachazo/ Las gruesas mesas de madera y los toneles/De vino espeso/como sangre
de gallo/Ha tensado/Los mares y los ríos. Ha cortado la leche/De las madres
primerizas. Ha revelado/ A los bachilleres sudorosos/ Que hay una espera
completamente sobria/De lo inevitable/ Fría como el rodar de las esferas
celestes/Todo ahora está detenido/No obstante/ Hay como el ruido de cubiertos
en una larga sobremesa/ y bufones huidizos, bufones/de orejas
puntiagudas/Soportando en sus jorobas las secas maldiciones (Eclipse)
El destino puso en el intelectual múltiples
desafíos creativos. Como astrólogo, fue autor de un tratado que devino
referente para quienes estudian las cartas astrales en todo Europa. Rodolfo descubrió la astrología un día de
1968, cuando se topó, en los Campos Elíseos, con una computadora gigante capaz
de describir tu personalidad a partir de tu signo zodiacal y otros datos
personales. Le fascinó tanto esta máquina que terminó investigando a fondo este
tema y escribiendo el célebre tratado “El
Sistema Astrológico. Teoría y Práctica” (1971), que vendió cerca de 120 mil
ejemplares.
El caso
demuestra la naturaleza libérrima de Hinostroza. Por eso mismo tampoco le tocó
los nervios la prédica comunista de la Cuba que visitó a mediados de los
sesenta. La poesía social no le entraba ni con golpes. Lo suyo era moldear a
pulso su propio cosmos poético, sin comprometerse con ideas políticas que lo
condicionaran
En el proceso,
extasiaba sus sentidos con lecturas desbordantes, comida celestial y harto
trago. La ebriedad era, antes que nada, un estado de deslumbramiento. En el
poema titulado “Al fatigado”, Rodolfo llega a decir: El que está sobrio y permanece fiel a sus medidas/ Contra el ocio y los
sucesos feos como pinzas de cangrejo, / Hoy ha encontrado que no sabe nada.
Su sinceridad lacerante, corrosiva, ha marcado el curso de su poesía. De él no
se esperan largas cavilaciones, sino palabras ametralladas, salidas de
inmediato. De hecho, ha escrito algunos de sus mejores poemas de un tirón.
No hay que olvidar que Rodolfo fue pionero en
cuanto al estudio y la promoción de la culinaria peruana. El bautiza como
cocina nikkei la fusión de la gastronomía nacional con la japonesa y es autor
de un libro promocional titulado
“Aprendizaje de la Limpieza”.
Reunión de vates con el auspicio de la Revista "Caretas".
Reunión de vates con el auspicio de la Revista "Caretas".
ALGUN
DON
El poeta solía decir que cada país
muestra algún don: Brasil y Argentina tienen el fútbol; Rusia, el ajedrez;
Francia, el erotismo; el Perú, la gastronomía. El Perú no mete goles en las
canchas, pero sí en las mesas. Aquí hay más afición por la gastronomía que por
el fútbol, pues es más antigua y extensiva: participan hombres, mujeres y
niños. La única cultura propiamente gastronómica en el mundo es la peruana
porque la gente -que adora comer- vive pensando en lo que ha comido, en lo que
va a comer y en lo que comerá, Esto es: Hinostroza dixit
Señalaba, cuando le preguntaban, que la
cocina peruana nació con la conquista, pues es mestiza. Un mestizaje, eso sí,
hecho sin violencia y muy creativo. Tenemos una gran cocina porque tuvimos una
cultura, con una sólida culinaria nativa que se mezcló con la española. Por
eso, México y Perú tienen las mejores cocinas de Latinoamérica.
También
afirmaba que el gran secreto está en los ingredientes que son una de las cosas
más mágicas y maravillosas que tenemos. Todos los cocineros de afuera se quedan
fascinados por la calidad y variedad única de nuestros pescados y mariscos, de
nuestras verduras y ajíes. El
extranjero canta entre mares resecos. Su voz/Se asemeja a un entrechocar de
piedras, es/árida como los terrones rojos. Sabemos que, en su pueblo, /Justamente
bajo la estatua de Neptuno y la hierba mala/Algo ha terminado de morir. / (Lo
vieron en Queen Street/mezclado a las procesiones bárbaras/bebiendo del
gollete//licores concebidos por esas hierbas secas, y esto/fue en tiempos del
ciclón de la gruesa cintura.) Se sabe que ha pisado el espíritu/De sus jóvenes
amantes, que ha besado/ Las cuadernas de un bergantín que olía. Se sabe que
cerca/ De Artemisa y más tarde en La Mulata se bañaba desnudo. (Al Extranjero)
Post para una de sus presentaciones.
Post para una de sus presentaciones.
CONVICCION
Corría el año 1962 y llega a la
ciudad de la Habana conjuntamente con Javier Heraud, Mario Razzetto y oros
poetas que aspiraban a formarse intelectualmente en la Universidad de la
Habana. La que al decir de Haydee Santa Maria, la directora de la Casa de las Américas,
habría de ser “La Harvard de América”.
Todo fue un engaño y nada se cumplió en
términos de estudios. Una fantasía y nada más. Si había subversión, guerrilla y
exportación de la revolución hacia el mundo. Con eso no estuvo de acuerdo el
poeta. Salió de Cuba. Hasta se decía que expulsado. Poco hablaba de ello. Lo
mismo hacía Razzeto, que, como el personaje principal de esta crónica, también
murió
El destino puede aparecer como un
prisma y, en el caso del poeta, las distintas facetas creativas se muestran
como derivaciones de una convicción poética que subraya la experiencia vital,
la emoción por el domino del lenguaje y la independencia respecto a cliches y
clasificaciones previas.
De un momento a otro, lo
internaron en el Hospital Arzobispo Loayza porque se sentía muy mal. Allí falleció,
a la 1 de la madrugada, del 1° de noviembre del 2016. A los 75 años de edad. Había
tenido síntomas de ictericia y aneurisma y, por eso, se le tuvo que operar
quirúrgicamente. Con la solidaridad de su familia, amigos y lectores se pudo
reunir el dinero para someterse en la intervención. Sin embargo, el autor no
pudo superar sus males. Se fue de este mundo, definitivamente, un gran poeta del
Perú. Lo hemos probado con creces en este artículo (Edgardo de Noriega)
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