El hecho tuvo lugar en la esquina
de East 38th Street en la avenida Chicago. A escasos metros de allí se ubica el
restaurante Dragon Wok que cuenta en su fachada con varias cámaras de
vigilancia, que registraron los minutos previos a la detención de Floyd.
Desde las cámaras de Dragon Wok
pueden verse al otro lado de la calle la tienda de conveniencia Cup Foods.
Allí, según Jamar B. Nelson, portavoz de ese establecimiento, dos hombres
compraron artículos con dinero falso. Uno de ellos era George Floyd, de acuerdo
a la versión de Nelson.
Combinando los videos de los
transeúntes y las cámaras de seguridad, revisando los documentos oficiales y
consultando a expertos, The New York Times reconstruyó en detalles los minutos
que llevaron a la muerte de Floyd. El video muestra a los oficiales adoptando
una serie de acciones que violan los procedimientos del Departamento de Policía
de Minneapolis y que se volvieron fatales, dejando a Floyd sin poder respirar,
incluso cuando él y los testigos pedían ayuda.
Las imágenes obtenidas muestran
lo que parece ser una lucha en los asientos traseros del vehículo que dura
alrededor de un minuto. Esto ocurrió a las 20.18. Ya en ese momento Floyd yacía
sin vida.
La muerte de Floyd es inconcebible
La muerte de Floyd es inconcebible
FALLECIMIENTO
Había fallecido luego de
permanecer casi nueve minutos en el suelo, suplicando al agente policial Derek
Chauvin-que le apretaba el cuello con la rodilla- que le dejara respirar hasta
quedar inconsciente.
La muerte de Floyd trae aciagas reminiscencias
al nombre de Eric Garner. En el 2014, Garner un hombre negro de Nueva York fue
asesinado por un policía que lo estranguló durante varios segundos mientras lo
arrestaba. Antes de morir pronunció las mismas palabras que Floyd: “No puedo
respirar”. Las mismas además que millones de compatriotas suyos corean por todo
el territorio.
El hombre, como muchísimas otras
personas, murió por ser negro. Por un racismo vil y decimonónico que, a pesar
de lo avanzado en las últimas décadas, todavía segrega sus miasmas desde una
parte de la sociedad estadounidense.
Para nadie es una sorpresa que en
el país norteamericano sobrevive en ciertos espacios la creencia de que la
supuesta “raza blanca” es una nomenclatura superior a las demás. Lo novedoso
ahora es que su existencia parece inmutar al gobierno.
Donald Trump es un presidente
apertrechado con un discurso plagado de mentiras y violencia. Hace poco ante
las protestas amenazó con enviar el ejército a las calles. También es un
mandatario que ha aparecido como alguien escéptico a los pedidos que hoy
desbordan las calles del país que dirige o como alguien que-peor aún- se ha
sumado en varios casos al griterío racista.
La protesta justificada de la ciudadanía
La protesta justificada de la ciudadanía
DICOTOMIA
Basta recordar sus ominosas
declaraciones pronunciadas luego de que. en el 2017. un ultra arrollase con su
vehículo a un grupo de ciudadanos que precisamente se manifestaban contra los
extremistas en Charlottesville. Trump afirmó entonces que condenaba la
violencia “de ambas partes”, planteando una dicotomía falaz, pues era evidente
que una parte había atropellado, literalmente a la otra.
Y sobre lo segundo ahí están sus
declaraciones contra el legislador negro Elijah Cummings, a cuyo distrito de
Baltimore compuesto en un 52% por población negra el presidente calificó como
un “asqueroso desastre infestado de ratas y roedores".
Trump ha lanzado otras diatribas
contra los latinos, los musulmanes y los asiáticos. Muchos han asegurado que él
no merece ser Presidente de Estados Unidos. Por ello mismo, el electorado
norteamericano tiene en noviembre próximo una obligación con la historia:
desalojar a Trump del poder, por la misma vía que lo llevó ahí hace cuatro
años.
Mientras tanto, recordemos a ese
magnificó presidente que tuvo el país del norte, Franklin Delano Roosevelt, que
siempre abogó por la libertad y consagró la premisa para afirmar a los cuatro vientos que “todos
los hombres y mujeres del mundo somos iguales”. El racismo perverso hay que
desaparecerlo por necesidad humana legítima.
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