sábado, 9 de agosto de 2014

CANDAMO HIZO OBRA Y EL PODER LE DURO POCO

El poder político le duró poco en las dos oportunidades que gobernó el Perú tanto  en 1895 provisionalmente como,  de forma constitucional, entre 1903 y 1904. Lo admirable es que lo hizo con  coraje y acierto. Cacerista  y luego pasó a ser civilista por sus cuatro costados.  Miembro de una de las familias más adineradas de aquella época. Hombre de carácter, de seriedad, y de visión empresarial   que impulsó la economía y las finanzas.  Luchador impenitente en la Guerra con Chile y crítico acerbo de las clases dirigentes nacionales y de aquellos peruanos inescrupulosos que actuaron indebidamente en la conflagración nefasta, según las cartas que  publicaron sus familiares muchos años después.  Alcalde provisional de la capital, senador y presidente de su cámara. A la hora de la hora y de las decisiones, un hombre público de conducta intachable que contribuyó a la grandeza del país con ideas enteramente claras de servicio efectivo  en el que creyó con convicción propia y constancia permanente de fortalecer a los demás.
Manuel  González de Candamo Iriarte, más conocido como Manuel Candamo a secas, nació en Lima el 14 de Diciembre de 1841 y murió en Arequipa el  7 de Mayo de 1904. Una vida fructífera de 62 años cumplidos y vividos a plenitud. Lo eligieron primer mandatario por la voluntad popular y fue su segunda ocasión.  En tal ocasión, sólo gobernó ocho meses porque, desafortunadamente, se enfermó de un momento a otro y al poco tiempo dejó este mundo.


Manuel Candamo: coraje para gobernar


SUS PADRES
Hijo de Pedro González de Candamo Astorga, de ascendencia española y asturiana nacido en Valparaíso- Chile. Pero de nacionalidad peruana que se desempeñó muchos años como embajador del servicio diplomático del país. En determinado momento, lo consideraron el hombre más rico de la nación por su ligazón directa con los negocios del guano. Su madre, María de las Mercedes Iriarte Odría, perteneciente a una familia de acaudalados propietarios de la sierra central.
Estudió en el Colegio Guadalupe, el Convictorio de San Carlos y la Universidad Nacional Mayor de San Marcos donde se graduó de abogado. Un tiempo se dedicó al periodismo y trabajó en la redacción del diario “El Comercio”, haciendo campaña en contra del tratado Vivanco Pareja de 1865 por considerarlo nefasto para los intereses nacionales y enteramente favorable a España y sus expediciones seudo científicas,  con visos de dominio total.
Por razón de estas ideas, lo deportaron a Chile en tiempo del gobierno de Juan Antonio Pezet. Regresó  y apoyo la rebelión de Mariano Ignacio Prado en Arequipa. En esta oportunidad, ingresó a  Lima con el grupo de jóvenes que reconocía como caudillo a José Gálvez Egúsquiza, digno personaje que posteriormente murió en el Combate del 2 de Mayo  de 1866, librado en contra del yugo español.
Fue Secretario de la Legación peruana en Chile, cargo cuyo titular era el  famoso intelectual Felipe Pardo y Aliaga. A  renglón seguido emprendió un viaje de estudios por el  Lejano Oriente y Europa, visitando infinidad de países tales como: Japón, China e India. 
CIVILISTA
En 1872, se afilió al Partido Civil que llevó a la Presidencia de la República a Manuel Pardo y Lavalle. El 23 de Octubre del año siguiente contrajo matrimonio con Teresa Alvarez Calderón, hija del abogado Manuel Alvarez Calderón Olaechea y de Teresa Carmen Roldán Bedoya.
 Una de sus hijas, Teresa Candamo Álvarez-Calderón, que vivió entre 1875 y 1953, fue monja fundadora de la Congregación Canonesas de la Cruz y ha sido declarada venerable por la  Iglesia Católica.  Otra de ellas, Virginia, se casó con José de la Puente Olavegoya
Promotor del Banco del Perú y director de otro, el Anglo Peruano.  Lo mismo que de varias instituciones de crédito. Prior del antiguo Tribunal del Consulado y Presidente de la Cámara de Comercio de Lima.
Para muchos historiadores, como Carmen Mc Evoy, Candamo representó al grupo de capitalistas nacionales que lograron consolidarse como consecuencia de la expansión guanera y que, luego de la Guerra del Pacífico, pudieron remontar la crisis con la ayuda de la política económica de la gestión implementada por la gestión Cáceres.
Leal al gobierno de Pardo y en esa condición comandó un batallón de la Guardia Nacional, enfrentándose a los rebeldes encabezados por Nicolás de Piérola en Moquegua. En su condición de Teniente Alcalde de Lima se encargo de la Alcaldía por corto tiempo, reemplazando al  titular Fernando de Osma.


El cadáver del Presidente en la capilla ardiente de Arequipa.

LA GUERRA
Participó como reservista en la batalla de Miraflores, durante la Guerra  con Chile. Respaldó por completo la autoridad del Presidente Francisco García Calderón y cuando éste fue confinado en Chile, por negarse a admitir una cesión territorial, desempeñó en Lima el cargo de delegado del gobierno recaído en el Contralmirante Lizardo Montero
Al poco tiempo, los chilenos invasores lo apresaron y lo confinaron muy lejos de la patria en la zona de Angol, ubicada sur del país del Mapocho. Intervino allí en las conversaciones que los peruanos desterrados sostuvieron con el Ministro Plenipotenciario de Estados Unidos en Chile, Cornelius A. Logan, para acordar los términos de la paz (1882).
 También estuvo, en la misma condición de detenido, en Chillán y el puerto de Valparaíso. Luego de firmarse el Tratado de Ancón, retornó al país por poco tiempo. El Gobierno de Miguel Iglesias lo acusó de apoyar la sublevación de Cáceres y lo desterró a Iquique.
Al triunfar Cáceres sobre Iglesias, fue elegido Senador por Lima (1886) e inmediatamente reelegido en 1890. Ayudó a la fundación del Partido Constitucional, en torno a la heroica prestancia de Cáceres. Integró la primera junta directiva de ese partido y presidió la Cámara de Senadores en tres legislaturas: 1888,1890 y 1892. 
OPOSICION
La muerte del Presidente Remigio Morales Bermúdez, en 1894, lo llevó al campo opuesto en vista de que juzgó ilegal el apartamiento del primer Vicepresidente de la República, Pedro Alejandrino del Solar. Fue entonces que  secundó la revolución encabezada por los civilistas y los demócratas (1894-1895) y asumió la presidencia de la Junta de Gobierno que se constituyó al triunfar dicho movimiento durante casi seis meses, entre el 20 de Marzo y el 8 de Septiembre de 1895.
 Como punto final a su primer mandato, le entregó el poder a Piérola que había sido el triunfador de las elecciones. Presidió nuevamente la Cámara de Comercio de Lima durante siete años y participó en la creación de la Sociedad Anónima Recaudadora de Impuestos. Presidente de la Junta Directiva del  Partido Civil y Senador Lambayeque, dirigiendo otra vez la Cámara Alta con brillantez en 1897 y en 1901.
Candamo se presentó como candidato presidencial apoyado por los civilistas y los constitucionalistas de Cáceres. El partido Demócrata de Piérola se abstuvo por considerar que, en las elecciones correspondientes, no existían las garantías necesarias.
Realizados los comicios, el líder civilista obtuvo el 99% de los votos válidamente emitidos. Entonces inició su mandato el 8 de Septiembre de 1903 que debió durar hasta 1907, hecho que no ocurrió por su lamentable fallecimiento.
ASPIRACIONES
Aspiró a gobernar en una tarea colectiva, sin caudillismos de por medio. En su programa de gobierno estaba previsto la formulación de un verdadero presupuesto, la reforma del Tribunal Mayor de Cuentas, la adopción de un sistema aduanero eficiente, la mejora de la educación y la búsqueda de una administración de justicia equilibrada y transparente, con magistrados idóneos.
Asimismo, la armonía entre el Estado y la Iglesia, la profesionalización de la diplomacia, la tecnificación de las Fuerzas Armadas, la reforma de la policía, el nombramiento de autoridades con ilustración y honorabilidad, el empleo de la ley para combatir las rebeldías ilegítimas
Lamentablemente poco pudo hacer porque al poco tiempo de asumir contrajo una enfermedad que lo llevó posteriormente a la tumba. Le detectaron lo que llamaron al principio un mal reumático y, los médicos, le recomendaron viajar a los baños de Jesús en Arequipa para seguir un tratamiento.
Candamo se embarcó rumbo a Mollendo en compañía de su esposa, sus dos hijas, el Premier José Pardo y el Ministro de Justicia, Francisco José Eguiguren, entre otros funcionarios estatales. De ese puerto pasó a Arequipa donde encargó el poder al Segundo Vicepresidente de la República, Serapio Calderón, en vista de que el primero de ellos, Lino Alarco, falleció antes de ser proclamado.

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El monumento que dinamitaron

SU FALLECIMIENTO
Estuvo 21 días en la blanca ciudad y no pudo ir a Jesús. La muerte le ganó la partida. Surgieron diferentes versiones a cerca de la causa del  fallecimiento. El médico cirujano, Guillermo  Olano, publicó un estudio  en donde señaló que el  presidente sufría de un cáncer al píloro. Como, según la autopsia, el corazón estaba atrofiado y había sufrido una esclerosis, el galeno dedujo que el motivo inmediato de la muerte fue un síncope cardiaco.
El Vicepresidente Serapio Calderón asumió al poder y convocó a elecciones que fueron ganadas por José Pardo y Barreda, quien gobernó el  Perú entre los años 1904 y 1908, bajo los colores del civilismo que fundó su padre, Manuel Pardo y Lavalle.
Entre las obras del régimen, que duró ocho meses, figuran: el inicio de una efectiva política ferrocarrilera, luego de la presentación al Senado de un proyecto para la construcción de este tipo de proyectos en distintos lugares del a República.
La inauguración del primer ferrocarril eléctrico transurbano, conocido como el tranvía eléctrico, que unió la ruta Lima-Chorrillos, con un total de 14 kilómetros. Asimismo se aumentó las contribuciones indirectas con la creación de arbitrios sobre el azúcar, los fosforos y las bujías.
Durante su gobierno se fundó el diario “La Prensa” en 1903, constituyéndose en uno de los periódicos más importantes del  Perú durante largos años hasta más allá de 1980 y siendo en sus inicios vocero del Partido Demócrata.
MONUMENTO
Un vistoso y fino monumento a su memoria fue inaugurado por el Presidente Leguía en 1912, durante su primer mandato, en el parque Neptuno ubicado en el centro de Lima.  La escultura le pertenecía al artista Libero Valiene. El desparecido político había sido representado  allí de pie ante el sillón de Palacio de Gobierno.
 El vandalismo,  meses después de su inauguración, hizo que una explosión de dinamita, durante el silencio de la noche, vuele en pedazos la efigie en mármol del malogrado mandatario. Sorprendentemente,  la parte del sillón quedó intacta.
Catorce años después, en 1926, el mismo Presidente Leguía, ya durante el oncenio, reinauguró en el Paseo Colón, otro monumento a la memoria de Candamo. Esta vez la obra fue del entonces joven escultor peruano Artemio Ocaña. El ex jefe de estado estaba de pie, sin el sillón de Pizarro.
Lo que pensaba íntimamente Candamo de la Guerra con Chile fue dado a conocer más de cien años después por sus descendientes, el nieto y el bisnieto: los historiadores  Jose Agustín de la Puente Candamo y José de la Puente Brunke.


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La nueva estatua que quedó por obra de Leguia.

LAS CARTAS
Lo hicieron tras analizar y publicar cuatrocientos cartas que envió  a su esposa Teresa a fines del siglo XIX, las mismas que dan cuenta de los recelos, pugnas, venganzas y traiciones entre peruanos antes, durante y después de la conflagración que tanto daño nos hizo, desde Angol o Chillán donde estuvo desterrado. Por catorce meses y orden expresa de los invasores.  
Lo que está comprobado históricamente es que después de la derrota de Arica, Candamo, como muchos limeños acomodados, decidió enviar a su familia a Piura para protegerlos de los avances de las tropas chilenas.
En efecto, resolvió quedarse en la capital para preparar la defensa de la ciudad, mientras que el ejército sureño dirigido por el inefable malvado Patricio Lynch, perpetraba incursiones por el norte.
Lo que se denuncia en el libro familiar es algo terrible pero al mismo tiempo cierto: muchas veces,   los propios peruanos fueron los que indicaban a los chilenos donde estaba el dinero para que se lo roben. Nadie creía en nadie y la bajeza, la falta de principios en todo su esplendor.
 Ello tan vil, según el relato del ilustre personaje que defendió a su patria con honor, ocurrió en Eten donde administraba el ferrocarril. El 15 de Octubre de 1880 se lo relató a su esposa: “El ferrocarril escapó milagrosamente y los pocos daños que ha sufrido han sido causados por nuestros queridos paisanos”.
LYNCH
En efecto-continua-  “Ellos rompieron los asientos de todos los coches de primera para robarse el cuero con que estaban forrados. Realmente es de avergonzarse  lo que ha ocurrido por allá”. Según la versión de Candamo, de allí se puede deducir una constante: casi toda la plata y especies que sacaron los chilenos de algunas casas fue por acción de los habitantes del lugar”.
Tan es así que en una oportunidad, después de haber recibido varias denuncias de este tipo, se acercó a Lynch una persona de apariencia decente a decirle que en tal o cual casa había plata. El jefe invasor, que precisamente santo no era, se indignó al ver tanta vileza y le dio al denunciante una bofetada, diciéndole que no esperaba hallar en este país gente tan infame.
 Hasta el extremo inaudito y rechazable se llegó que está comprobada la pésima actuación de gente del pueblo que ayudó a los soldados invasores a robar y les suministró cuanto pedían. Falta total de decencia, solidaridad y otros principios morales
Angustiado y atormentado por las disputas entre Piérola, Iglesias, Cáceres y otros caudillos que no conciliaban posiciones por razones personales, prolongado la vergonzosa y humillante ocupación chilena, Candamo consideró que la más grande ventaja que tenían los vencedores era la desunión de los peruanos.


Firma del ilustre personaje
FRATRICIDIO
Es así como el 28 de Febrero de 1883 escribió: “Tal vez no se presentará en la historia un caso tan desgraciado como aquel en que se encuentra el Perú. En la situación más crítica, en la crisis más angustiosa, en el mayor peligro que pueda correr un país. No tiene un solo hombre. No diré de importancia, pero ni siquiera medio regular”.
Luego añade: “No hay remedio. Estamos perdidos. En nuestro país se producirán muy buenas yucas y camotes, muy buenas paltas y chirimoyas. Pero lo que es un hombre de estado nequaquiam”. (Palabra que significa de  ninguna manera). “Por lo menos, ha pasado con ellos lo que con los limones en el valle de Lima. Y mientras tanto, aquí en Chile es, realmente, otra cosa”.
Le enervaba el fratricidio peruano ante el gozo del enemigo. De allí que enfiló su encono hacia el Coronel y hacendado Miguel Iglesias Pino, quien promovió muy suelto de huesos la paz con los chilenos a cambio de la cesión de Tacna, Arica y Tarapacá.
 El 20 de Mayo de 1883, Candamo confió a su esposa lo siguiente: “Lo de Iglesias es una cosa insostenible y ridícula… “Muchos males ha hecho al país ese imbécil, pues si no hubiese sido por su traición hace tiempo que la paz estaría hecha y se habrían evitado muchas desgracias y males de todo género”.
IRONIA Y DOLOR
“Ya ese no tiene remedio y lo necesario es concluir con ese grupo funesto, como grupo político, y que el señor Iglesias vuelva a criar vacas que es tal vez lo único para que podrá servir y de donde no debió salir jamás”
Aunque desterrado, Candamo no estaba incomunicado. Por sus manuscritos se comprueba de que estaba muy bien informado de lo que ocurría en el Perú y también en el gobierno chileno. No opinaba a partir de especulaciones, sino de dato y hechos fácticos.
El 28 de Junio de 1883 escribió entre irónico y dolido: “Pesada está haciéndose esta vida y la incertidumbre es de lo más mortificante. Un flaco servicio ha hecho al país  su excelencia el Regenerador (Nicolás de Piérola), pues es probable que sin su revolución la paz no habría presentado las dificultades ocurridas y haría tiempo que la situación habría mejorado”
El abogado era directo, cáustico y  preciso: “Que el diablo cargue con todos nuestros hombres públicos que no son otra cosa que una tropa entera de mentecatos revueltos con bastantes bribones” (Carta del 11.07.1883).

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El nieto que sacó con su hijo un interesante libro.

PRINCIPIOS
Hay una constante en mantener por completo sus convicciones. Lo probó enteramente cuando le llegó la propuesta de que manifieste su adhesión al Gobierno e Iglesias, a cambio de de su inmediata liberación y consiguiente retorno al Perú. No lo dudo ningún segundo y rechazó la oferta considerándola una afrenta.
En ese sentido, el 29 de Agosto de 1883 le escribió a Teresa Alvarez Calderón: “Sería no  sólo un acto de debilidad vergonzoso, sino una deslealtad contraer compromisos o hacer declaraciones de esa especie, y si sólo por medio de unos u otros puedo recobrar mi libertad, me resignaré a vivir en perpetuo cautiverio.
Muy preciso  claro y convencido es cuando dice: “Personas de ideas acomodaticias, de principios nada severos, de carácter egoísta y convenienciero, canallas y sinvergüenzas harían eso y mucho más. Pero yo no deseo figurar en ese número, tan crecido desgraciadamente entre nosotros. Esperaré con paciencia que los acontecimientos hagan indispensable nuestra libertad o al menos que, por cualquier razón que sea, se obtenga sin mengua ni compromiso para nosotros”.
Ante la inminencia del triunfo de Iglesias con la suscripción del Tratado de Ancón de acuerdo con los intereses chilenos, pero por exclusiva responsabilidad de los peruanos, Candamo advirtió las consecuencias del infausto acuerdo, el 6 de Octubre de 1883.

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El libro con las cartas a la esposa.

CONCLUSIONES
“No sólo nos han vencido en todas partes, nos han arruinado y humillado, sino que nos han impuesto el gobierno que han querido, han removido todo el fango y han fomentado las traiciones, la anarquía y los más vergonzosos escándalos. Ellos no tienen la culpa y lo mismo habría hecho cualquier otro país en su caso con un enemigo como nosotros”.
Mientras que el 13 de Octubre de 1883 comparó lo que sucedía en el Perú frente a Chile, buscando una explicación al triunfo conseguido por los mapochinos: “Toda la gente decente, rica, ilustrada y de influencia toma en Chile  participación en la política, en la administración. Las cámaras del Congreso están compuestas por lo general de lo mejor y los puestos públicos están desempeñados no por soldadotes brutales y arbitrarios, sino por gente culta y que conoce sus deberes. Por eso nos han vencido y nos tienen como nos tienen”.
Una vida prominente con una constante de sacrificio y de servicio. Inicio acaudalado de fortuna innegable. Estudios profesionales impecables. La lucha frente al enemigo firme y de crítica constante.
Los cargos públicos desempeñados brillantemente. El ascenso al poder fugaz en dos oportunidades pero consistentes y de consecuencias. El final de la vida allá en el sur arequipeño y en la inmensidad del dolor de sus familias y de todo el Perú que se adhirió completamente a su causa.
Todo ello configuró una existencia completamente valorable, ejemplar y admirable. La vida de Candamo es la vida del Perú glorioso y excelso, tras el sufrimiento notable de la conflagración que nos daño por entero. Pero, evidentemente, nos sirvió de acicates para seguir consolidándonos. (Edgardo de Noriega)

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