miércoles, 6 de julio de 2016

¡QUE TALES MENTIRAS PARA DESCARADAS!

Lamentamos muchísimo la reciente desaparición del  Ing. Enrique Agois Paulsen, Gerente General durante muchos años de la Empresa Periodística Nacional Sociedad Anónima (EPENSA): la editora de los periódicos “Correo” y “Ojo”, entre otras publicaciones. Pero de allí a aceptar lo que dice el diario “El Comercio”, en su edición del viernes 1° de Julio del año en curso sobre  pasajes de la vida de este profesional, sí que hay un trecho gigantesco e inaceptable porque miente descaradamente. Lo que es peor cambia, por completo, las realidades de los hechos históricos referentes al periodismo nacional.
En la página 17 correspondiente a la referida fecha se lee un titular, como parte de una noticia abridora a seis columnas, que dice textualmente lo siguiente: “El adiós a Enrique Agois, periodista y visionario”. Ni lo uno ni lo otro es cierto.
 La profesión de este señor fue Ingeniero Civil y jamás se distinguió por sus dotes periodísticas. Ni menos por  las hazañas de este tipo. Que tampoco los tuvo porque en primer lugar, no escribía una línea de una cuartilla periodística. Ni tenía idea como editar un periódico. Menos hacer un comentario: ni editorial, ni de ningún tipo. Entonces, “periodista y visionario” falso, completamente falso.

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Enrique Agois Paulsen: vida totalmente controversial.

FUNDADORES
Lo mismo de mentiroso se ha hecho en los diarios que conforman EPENSA con ocurrencias totalmente inventadas, a raíz también de la muerte de Agois, ignorando por completo a los verdaderos fundadores y artífices de esos diarios que fueron y son periodistas de profesión y de gran renombre comprobado. Eso, por donde se le vea, es engañar  completamente al público lector.
Los fundadores de Correo de Lima, creado un 10 de Junio de 1963, hace más de 50 años, fueron entre otros: Mario Castro Arenas, Guillermo Thorndike, Efraín Ruiz Caro, Owen Castillo Hurtado, Jorge Merino Martínez,  Humberto Castillo Anselmi, Alejandro  Sakuda Moroma, Julio Higashi López,  Julio Estremadoyro, Guido Monteverde, María Cristina Nadramia, Fernando Flores-Aráoz, Carmela Garcés, Sarina Helffgot y César de los Heros Balbuena
 Ellos dirigidos por Raúl Villarán Pasquél, aún joven, toda una leyenda de la prensa nacional que años atrás había inaugurado, en “Ultima Hora”,  el uso de frases del habla popular en los titulares. También lanzó, por primera vez, “Expreso”, con el cargo de Jefe de Redacción.
 Era el que mandaba y prácticamente conducía la redacción, aunque de Director aparecía José Antonio Encinas del Pando, un intelectual que había triunfado en el extranjero y debutaba en las lides periodísticas. Hijo de un famoso maestro puneño del mismo nombre, que brilló por su inteligencia y fue parlamentario en distintas oportunidades. Villarán tenía facilidad y atracción por las frases cortas de carácter espectacular y acertaba en el gusto de las multitudes. 
EL CUÑADO
Cabe explicar que Agois  desempeñó, durante los primeros años, altos cargos en la referida cadena periodística, la más grande del país y hoy fusionado  empresarialmente con el grupo Miró Quesada en monopolio rechazante para muchos, por una simple y llana razón de confianza y relación familiar: era el cuñado del dueño de esos periódicos Luis Banchero Rossi, el gran magnate de la pesca peruana asesinado cruelmente, posteriormente. Tal  fue, en esta etapa, su exclusivo mérito. Ni uno adicional en lo que se refiere al periodismo.
El personaje estuvo casado con Olga Banchero Rossi, dama de belleza impresionante en sus años mozos, con quien tuvo varios hijos. Entre ellos: Enrique (Kiko), Luis,  la pintora y fotógrafa Mariella y Rossana. Los primeros actuales directivos de EPENSA. El matrimonio naufragó, con lío de por medio grande. Reservado y escondido, de impacto  total.
 En efecto, el divorcio de Olga y Enrique vino, posteriormente,  ya muerto el empresario pesquero  que se oponía, tajantemente, a dicha ruptura matrimonial y apoyaba, completamente, a su hermano político. Problemática de índole privada y amorosa que le correspondió asumir a los protagonistas.  Pero completamente verdadera y real en el tiempo que ocurrió, allá por los años 60 y 70.

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Cuadro de accionistas antes de la fusión con "El Comercio".

FORMALIZACION
  Sin embargo, la disolución fue una solución. A Olga Banchero le sirvió tal hecho para formalizar, con boda, el compromiso extramatrimonial que tenía con el doctor Salazar: un médico que estudió su  post grado de especialización en Estados Unidos, con quien incluso había procreado una niña que nació  apellidándose Agois sin ser hija verdadera del padre que la firmó en el Registro Civil (Agois Paulsen), sino del compañero efectivo de su madre (Salazar).
 Posteriormente, con el paso de los años, se hicieron los trámites judiciales para dejar claramente establecido la identidad familiar de la criatura que vino al mundo de tal forma. Hoy ya una mujer hecha y derecha, de nombre Olga Salazar Banchero, que, según se dice,  pasó por un trance muy difícil que siempre permaneció en la reserva total y jamás se confirmó: ella habría sido raptada durante un buen tiempo por unos delincuentes. El rescate de dinero que se habría  pagado sirvió para que la infortunada  vuelva, felizmente con vida, a la tranquilidad y el seno familiar.
Olga Banchero Rossi, que había sido reina del carnaval tacneño en 1947, conoció al doctor Salazar en el Aeropuerto Internacional Jorge Chávez, el día que precisamente arribó al país de lares norteamericanos. Luego de estudiar en el extranjero y listo para ejercer su profesión
 Ella quedó prendada del joven profesional, según cuentan amigos familiares y allegados. Comenzaron a salir y, en el momento preciso, vino a florecer el amor. El gran problema consistía en que era casada  e incluso vivía con Agois, aunque ya con relaciones rotas por completo.  
SUPERACION
Lo superó y al divorciarse se casó nuevamente con aquel que consideró  el amor de su vida. Nadie la juzga ni se quiere enlodar a su entorno. Menos a los hijos y otros familiares. Sólo se cuenta lo que efectivamente ocurrió. A los seres humanos, en las buenas y las malas, hay que conocerlos por sus obras. Aquí están las de Agois en todo su esplendor.
En una oportunidad para molestar, por completo a la que fue su esposa y en medio de la crisis personal, cometió  dos errores inauditos. El primero de ellos inscribir a la bebe como su hija, en el Registro Civil de la Municipalidad de San Isidro.
 El segundo consistió en filtrar en la pagina social del diario “La Prensa”, de aquella época, una notita pequeña que salió publicada así, donde se daba cuenta del nacimiento de la criatura a quien se identificaba con los apellidos de Agois-Banchero. Lo irreal, lo quería convertir en real. ¡Qué bárbaro!
El doctor Salazar tenía un pasado y presente  muy particular y peculiar. Había sido criado, como si fuera vástago verdadero, por un modesto hombre trabajador a carta cabal: el esposo de su madre de tal apellido, que se lo puso al niño como tal y con todas sus letras. Pero el verdadero, que nunca lo uso, era Ruiz de Somocurcio.


Los hijos de Agois entre otras personas.


EMBUSTE
El progenitor biológico y efectivo del galeno era un aristócrata arequipeño, así apellidado, de familias linajudas que tuvo relaciones íntimas con su progenitora cuando ella prestaba servicios de criada, en el hogar  de sus padres. Los Ruiz de Somocurcio vivían, con todos sus hijos inclusive mayores de edad, en una  impresionante casona republicana de comienzos del siglo XX  bella y grande de tres patios, que hasta ahora existe en una de las calles céntricas de la blanca ciudad. 
Muchos años después, el padre verdadero le propuso, cuando lo conoció personalmente, darle al médico su apellido y reconocerlo como su hijo. Nada de ello aceptó el profesional de la salud. Prefiero seguir llamándose igual, en homenaje al hombre que lo crió con mucho cariño y lo formó para ser un hombre de bien.
 Pero si aceptó los afectos tardíos de Ruiz de Somocurcio. Calidad y consecuencia, definitivamente, tenía este señor que ya ha fallecido hace unos cuantos años. Las cualidades han quedado  demostradas, invariablemente, con las decisiones que tomó en su existencia tan plagada de sorpresas.
En la misma nota de “El Comercio” se dice, en el contenido de la noticia, otro embuste digno de Ripley. “Gracias a su olfato periodístico y empresarial Agois apuntó por fundar “Ojo”, con el propósito de explotar un lenguaje coloquial”. Esta es otra falsedad de tomo y lomo. 
ORDENES
Nada hizo Agois para ello, salvo recibir el visto bueno de su cuñado y dar órdenes a los organismos administrativos de la organización, a fin de concretar la salida del nuevo periódico, que marcó una época de ventas y tirajes sobresalientes.  Hechos de índole administrativos sí que, precisamente, de ninguna manera son el meollo y lo principal de un periódico. Necesarios en la empresa, efectivamente. Pero nada más.
La idea de la creación de ese periódico le perteneció, exclusivamente, a ese genio controvertido del periodismo nacional que fue Raúl Villarán Pasquél. En esta oportunidad, contó con el apoyo de otro connotado especialista comunicacional como fue Guillermo Thorndike Lozada. Ambos ya fallecidos.
Thorndike lo dio a conocer infinidad de veces durante las entrevistas que le hicieron por sus inigualables dotes periodísticas desarrolladas en los diarios “La Prensa”, Correo”, “Ojo”, “La República”,  “Marka”, “Pagina Libre”, “La Razón”, entre otros medios.
La verdad de la milanesa es que, por esos tiempos, el diario “Correo” ocasionaba, financieramente,  fuertes pérdidas  que asumía por completo su propietario en negativo. Entonces, Villarán le dijo a Thorndike: “Yo tengo la solución para  Banchero y cortar que pierda dinero. Pero no puedo decírselo. Lo tienes que hacer tú”.
Portada de hoy
Portada del diario Correo.

SOLUCION
La solución consistía en sacar otro periódico con un pequeño grupo de redactores que volteasen (cambiasen) las noticias de “Correo”, explotando ángulos sensacionales. Sobre todo de sangre, policiales, sexo e impacto. No se necesitaba una numerosa redacción que implicase gastos. Salvo los puestos necesarios. Se haría para un público distinto. Entonces, Thorndike visitó a Banchero  y le dio a conocer la propuesta.
Las palabras del magnate tacneño no se dejaron esperar: …“No… otro periódico más, ¡qué barbaridad! Usted se deja influir por ese loco”.  “Piénselo bien, dijo Thorndike, por el precio de uno saca usted dos diarios. Incluso, el nuevo, más barato”.
Al día siguiente, el magnate de la pesca invitó a almorzar a los dos periodistas que compartieron la idea y, en media hora, se pusieron de acuerdo. Así nació “Ojo” como diario de tirada popular impresionante el 14 de Marzo de 1968. En la reunión, ni por asomo, estuvo Agois.  No se le necesitaba. 
FORMALIDAD
Tampoco ocurrió su intervención antes o después. Periodísticamente, el hombre no tenía  nada que aportar. Ni idea del asunto. Si era ingeniero civil, constructor de viviendas. Así lo había conocido el magnate de la pesca cuando el técnico llegó a Tacna con el equipo de reconstrucción de la Catedral de esa ciudad,  a finales de los  40 y comienzos de los años 50, el mismo que emprendió tal labor en tiempos de la dictadura de Odría.
Los fundadores de “Ojo”, al mando directo de Villarán, fueron entre otros Gonzalo Añí Castillo (Jefe de Redacción), Hector Alva Centurión, Jorge Donayre Belaúnde, a cargo de inactuales, el poeta César Calvo en los titulares, Ricardo Cervera Niño, Alberto Morales Calvo (Espectáculos) y Rosario Mannarelli Olmos (Secretaria del Director). A Añí, en dicho puesto, lo reemplazó Cervera. Posteriormente, Igor Calvo Cánepa formó parte de la Mesa de Redacción.
Lo   cierto es que Agois- antes,  después de la expropiación y durante algún tiempo de recuperados los periódicos- si se desempeñó como Director tanto de “Correo” como de “Ojo”. Pero de una manera enteramente figurativa y tan sólo formal: requería, de todas maneras, del asesoramiento total y directo de algunos de los periodistas que laboraban en esta casa editora.  Si no, ni para adelante ni para atrás.
Los jerarcas actuales de “Correo” y “Ojo”, por razones  de inconsecuencia, muy pocas veces ponen en sus páginas unas líneas de reconocimiento a los verdaderos artífices de este boom periodístico que se presentó en los años 60. Los ignoran casi siempre y en actitud desmedida. No obstante ser profesionales, algunas vivos otros muertos, de innegable calidad.


Banchero lee un ejemplar de su periódico

COMO ERA
Agois era un hombre de poco hablar, caballeroso se podría decir y, muy elegante. Muchos años después divorciado ya, contrajo matrimonio con Marcia Mindreau Navarrete. Alto, blancón, medio colorado incluso  con el pelo blanco, usando siempre lentes a medida.
Tras la muerte de Banchero el 1° de Enero de 1972,  los principales familiares y herederos legítimos se convirtieron en los principales accionistas de la empresa que editó dichos diarios. En vida, el magnate de la pesca le transfirió, a su cuñado, una cantidad significativa de ellas y por eso mismo se afianzó en los cargos que desempeñó. Siempre ligado a la cuestión familiar.
Lo que  vino, años después, cierto lío que ocurrió luego del ingreso de Mindreau al negocio Hasta que el grupo se unió al diario “El Comercio” de los Miró Quesada. Hecho en sí que ha recibido duras críticas e incluso reclamos judiciales, dejando de lado al diario “La República” con sus propietarios:  la familia Mohme.  Estos últimos también quisieron fusionarse  con los de EPENSA.
No hay razón para cambiar la historia del periodismo nacional.  A propósito, vale la pena recordar  a los cuatro vientos el famoso dicho popular tan esclarecedor: “para mentir y comer pescado hay que tener mucho cuidado”. La verdad sale a flote de todas maneras. 
 Si hay razón para implorar el descanso eterno, en paz, de un hombre que pasó buena parte de su vida en los ramos administrativos y directivos de dos diarios de renombre, como son “Correo” y “Ojo” entre otros. Sin destacar a plenitud. Eso sí subsistiendo, sobre todo familiarmente y como accionista. Pero por favor que no se distorsionen realidades, registradas por otros protagonistas: los verdaderos periodistas. (Edgardo de Noriega)

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