domingo, 31 de julio de 2016

CLARO...CLARISIMO

El quinquenio gubernativo de Pedro Pablo Kukzynski, entre el 2016 y el 2021, se ha iniciado con bríos, bombos y platillos de renovación y promesas de cambios contundentes para el desarrollo socio- económico y político del Perú. Ahora toca cumplirlas, como expresión de compromiso con la patria.
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 Evidentemente que la esperanza de transformación y de progreso efectivo cunde entre los peruanos sobre todo porque hay un convencimiento general ciudadano, basado en una premisa definitiva: el pais cuenta  con un gobierno democrático, a carta cabal.
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Tal posición es, efectiva, por sus cuatro costados, muy lejana al autoritarismo, la dictadura y la corrupción. A cualquier enlace del inescrupuloso  padre con la hija llámese como se llame o de cualquier régimen de este tipo. Allí, en un pozo nefasto de oscuras características tan malignas y peligrosas, pudimos caer y, felizmente, la amenaza se ha alejado gracias al triunfo inobjetable de PPK
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La tarea del Ejecutivo arrancó el último 28 de Julio con la juramentación correspondiente, el mensaje a la nación, el debut del flamante gabinete ministerial conformado por un afiatado equipo de profesionales, técnicos y expertos que tienen que comportarse, obligatoriamente, como políticos y que  cumplirán, según se espera, una acertada labor.
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En cuanto a lo primero, PPK se dirigió desde el Congreso, en un discurso corto y preciso de 38 minutos, exponiendo sus compromisos y la visión general de la gran problemática existente. Aquí sí que estuvo acertado y demostró ganas de trabajar por entero.
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Los entendidos y analistas aseguraron que fue una alocución  sencilla con precisiones especificas de medidas y cifras. Sin pasarse de la raya. Ni hacer promesas lindantes en la demagogia y el incumplimiento indebido.
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De acuerdo a fuentes muy cercanas a su entorno, el mandatario ha reservado lo principal y primordial para la próxima presentación del Premier, Fernando Zavala Lombardi, ante el Parlamento. Una estrategia que puede considerarse hábil y de resultados posteriores. Ojala sea así.
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Lo que si pidió el  flamante Presidente a cada rato y de forma continua, fue la unidad en la acción de los hechos a desarrollarse. “Si a la paz, a la unión. No al enfrentamiento, no a la división”. La invitación de forma cabal al diálogo y a la cohesión. Es decir, lo que se requiere a gritos como objetivo fundamental.
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Las palabras eran dirigidas, no sólo al pueblo,  sino directamente a la bancada fujimorista. Signo evidente de que necesita  la ayuda de este Congreso. Pero la oposición ni siquiera se inmutó. Lo  que es peor, en ningún momento, lo  aplaudió. Como si nada dijese el Presidente.  Era obvia la mínima y poquísima disposición.
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 Mientras que la Presidente del Parlamento, Luz Salgado Rubianes, miraba a las paredes, sin expresión de ninguna clase. Parecía que no escuchaba nada. Con ella no era el problema La actitud traducía  mucho de negativo, aunque no  pronunciaba una palabra. Ni tampoco lo podía hacer. Pero si  lo expresaba con su desinterés de expresión facial.
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La  Salgado es una fujimorista de larga data, cuya llegada a la Presidencia del Congreso ha sido saludada por todos los grupos políticos. Sin embargo, su pasado la condena. Comprometida a fondo con el delincuente Alberto Fujimori. Ella trabajó de la mano de Montesinos y de tanto otro desalmado de tomo y lomo. Responsabilidad política la tiene y con creces. Lo peor es que no le gusta hablar de ello. Mucho cinismo de su parte.
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Lo que no se puede negar, de ninguna manera, es que el Congreso manejado por Fuerza Popular es tan responsable como el Ejecutivo por el futuro del país y que, por lo mismo, tiene la obligación de trabajar en ese sentido.
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Ambos poderes deben negociar y laborar juntos porque sino, simplemente, el Perú deja de progresar, sin poder avanzar. Hay conciencia de ello en todos los sectores de la ´población. Nada logramos separados.
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El gran problema a resolver es, a todas luces, conseguir la gobernabilidad necesaria, en vista de que la oposición cuenta con una amplia mayoría de 73 parlamentarios de Fuerza  Popular. No  se sabe, con precisión ni  exactitud, cómo actuará este grupo durante el desarrollo del gobierno de Peruanos por el Kambio, a cargo del Ejecutivo. Pero sí se intuye obstrucción.
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En su mensaje a la nación, PPK se emocionó al principio, logró  controlarse y, nuevamente, volvió a sentir enternecimiento cuando recordó a su padre: Maxime Kukzyinski, un abnegado médico judío alemán de ascendencia polaca que se nacionalizó peruano y entregó su vida por curar a los pobres y los más necesitados de este territorio.
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Completamente justo y equilibrado fue cuando le rindió homenaje a uno de los presidentes eminentemente demócratas que ha tenido el Perú, el Arquitecto Fernando Belaunde Terry, del cual fue colaborador como alto funcionario del Banco Central de Reserva y Ministro de Energía y Minas. A propósito no hizo lo mismo con Toledo, de cuyo régimen fue  Premier y antes responsable de la cartera de Economía. Seguramente, el desprestigio del ex mandatario lo desanimó
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También fue muy preciso y claro, en su cometido, de luchar contra la corrupción. “No permitiré, especialmente a mis funcionarios y colaboradores más cercanos, caer en la indignidad de tal flagelo”, dijo muy seguro de sí mismo. Esta es una premisa moral y ética en que se está de acuerdo a plenitud. Obviamente los únicos que se oponen son los propios corruptos y los que representan a ellos. Que los hay, los hay. ¿No señora Keiko?
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Las   promesas  del flamante mandatario fueron las siguientes: agua y desagüe para todos los peruanos, un servicio de educación pública de calidad, brindar salud que luche primordialmente por el enfermo, formalizar al país hasta el máximo posible, reducción de un punto del Impuesto General a las Ventas (IGV) a partir de enero  del 2017, liberar al país de la discriminación y el delito con una efectiva política de seguridad ciudadana y aumento de los sueldos a los efectivos de la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas. Lo del IGV podría ser rechazado por el Congreso.
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Lo que  no se dijo en el mensaje es lo referente a la redistribución social de la protección laboral vía la flexibilización de una legislación determinada, para extender los derechos laborales al 60% de la población trabajadora. Urge tratar este tema como necesidad prioritaria.
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Una de las importancias del  discurso de Fiestas Patrias es que el Jefe de Estado expuso su visión  para el Bicentenario de la Independencia. Mensaje de alto contenido social, de unión alrededor de intereses comunes y por eso remató con una frase que se recordará indefectiblemente: “Una sola república firme y feliz por la unión”. Todo esto como sinónimo de una nación justa y solidaria. PPK está en la obligación de pasar a la historia. Entonces, manos a la obra. (Noé)

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