jueves, 30 de agosto de 2018

EL PROLOGO ES DE CHEMA SALCEDO


Un sesudo y esclarecedor prólogo es el que hace el periodista José María “Chema” Salcedo para el libro “La Libertad y el Terror: de Bolívar a la Berenson”, cuyo autor es otro connotado hombre de prensa, Edgardo de Noriega. Este volumen de personajes y de contenido histórico saldrá a luz, rumbo al mundo editorial y las librerías, a partir de enero del próximo año.
He aquí y a continuación las apreciaciones precisas del insigne comunicador que labora en Radio Programas del Perú (RPP) y ahora está de licencia en el medio hablado, recuperándose de una penosa enfermedad y una complicada operación quirúrgica:

Fiel a los hechos y a sus lealtades
“Tengo ante mis ojos el primer libro que Edgardo ha dedicado a sus personajes, el antecesor del que ahora aparece. Es en verdad un libro sobre un gran personaje, su personaje, su padre. Fiel a su estilo, Edgardo de Noriega presenta a este, su gran personaje, con un latigazo fulgurante. Su padre, Rafael de Noriega, despojado de su cargo de Director General de Registros Públicos por el mismísimo general Juan Velasco Alvarado, una escena calculadamente teatral que la prensa aireó de inmediato. Rafael de Noriega es expulsado, pero no guarda silencio. Ahí mismo le responde, altivo, al mismísimo Señor Presidente. Estamos en 1971, es el día 24 de mayo. Pasará el tiempo y su padre, el más importante experto en Derecho Registral del país volverá al cargo en 1980.
Tremenda señal para la vida y los trabajos de Edgardo: si soy fiel y leal a lo que predico y creo, nada termina para siempre, siempre hay una venganza del destino, una mueca irónica de la vida para los que creyeron que era eterno su poder. El padre de Edgardo murió prematuramente, en julio de 1981. Mucho le gustaba un poema de Amado Nervo, el poema En Paz: “Amé, fui amado, el sol acarició mi faz. ¡Vida nada me debes! ¡Vida estamos en paz!”
Ese libro de Edgardo de Noriega, “En busca de personajes”, aparecido en 1994, incluye por supuesto muchos más personajes que su propio padre. Pero, pongo de ejemplo la crónica sobre su padre como una forma de que todos sepamos que en las crónicas sobre sus personajes, Edgardo es ciertamente fiel a los hechos y las historias pero también a sus creencias y lealtades. Una cosa es describir un personaje y otra admirarlo. Narrar no es elogiar, ni admirar, ni premiar, solamente. Es también denunciar y doler. Aparecer en la lista de Edgardo puede ser temible más que amable.

Imagen relacionada
Jose Maria Salcedo: autor del prólogo

MONUMENTAL
Esto ocurre marcadamente con el libro que ahora aparece. Es monumental por la enorme cantidad de personajes cuya vida es narrada. Dice Edgardo que en el libro no hay personajes más importantes que otros: “Todos tienen su razón de ser y su necesidad de recordarlos plenamente. También rechazarlos de igual forma, según haya sido o es el trazo de sus experiencias”.
Es monumental, pero es personal. No es una narración notarial ni estadística. Es una narración muchas veces afectiva y hasta íntima, pasional, amorosa. El libro comienza así. El personaje es la escritora chilena Isidora Aguirre. La crónica sobre ella comienza con el propio Edgardo meditando en primera persona y extrañando en este mundo a ese personaje, ya en el más allá, que vivió en su casa.
SON 93
Isidora Aguirre es el primero de sus personajes, un gesto amoroso del alfabeto castellano porque el orden de aparición de los personajes de Edgardo es el alfabético. Isidora le dedica a Edgardo su libro sobre Roque Dalton con estas palabras: “Dedico esta obra muy imperfecta aún a Edgardo que ejerce tan magistralmente ese oficio de la amistad. Este libro es eso, la historia de una gran amistad. Isidora, Lima 1980. En su y nuestra casa”.
Los relatos de Edgardo en el libro que ahora aparece” La Libertad y el Terror” de Bolívar a la Berenson” abarcan 93 personajes. La cifra es enorme, pero, créanme, no es aterradora porque, como corresponde al legítimo periodismo que Edgardo ejerce desde hace tantos años, lo más aterrador es el aburrimiento.
Como si se tratara de una colección de acuarelas arequipeñas, esas que iluminan la santa tierra que  su padre admiraba y añoraba, los relatos de Edgardo están llenos de matices, guiños de complicidad con el lector, ingenio y juicios nada solemnes pero siempre recordándonos que quien escribe no es un escriba sino un escritor. Les voy dar algunos ejemplos que van a servir como aperitivos de lo que viene después.
Sobre la expresidenta Michelle Bachelet: “Nunca pensó en el poder pero siempre es popular”.
El Búfalo Barreto y la revolución aprista de Trujillo:  “En la histórica plazoleta de El Recreo, al final de la calle central Pizarro, María Luisa Obregón, apodada La Laredina, condujo la resistencia disparando ella misma una ametralladora. La lucha se desarrolló calle a calle. Los soldados eran recibidos con disparos y en general con cualquier objeto contundente arrojado por los pobladores rebeldes desde los techos, entre cánticos y lemas alusivos al Apra”.

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Arequipa presente en el libro con Polar y otros mistianos.

PRECISIONES
Lori Berenson: “Salió en libertad para pasar en el territorio nacional los cinco años que le faltan para cumplir su condena, habiendo sufrido el total de los rechazos por parte de la población. Ella ha pedido al Gobierno y las autoridades que se realicen los trámites que exige la ley para ser expulsada del país. Que así sea”.
Sobre el poeta César Calvo: “Crítico agudo y audaz en el hablar, enamorado por entero de la risa y a borbotones, inconcebibles, de las féminas. Las más bellas y despampanantes…De ahí su famosa frase expresada en Bulgaria: la poesía debe ser de todos y el poeta de todas”.
Víctor Raúl Haya de la Torre cuando va a asumir la presidencia de la Asamblea Constituyente: “Víctor Raúl tenía la cara pálida con una mueca de indescriptible emoción. Entre ovaciones llegó a la oficina de la Presidencia. De las galerías brotaron hurras. Agradeció trémulo con el brazo izquierdo en alto. Bedoya, por ser el segundo de la votación universal, le tomó el juramente. Lo hizo con sobriedad y emoción”.
Mario Polar Ugarteche, citado por el autor: “Me acuerdo de esos días como de una experiencia alucinante. Porque caí en la ola de un pueblo enfurecido que es como un río hirviente sin cauce y sin fronteras, fluctuando entre el miedo y la exaltación. Oscura y paradójicamente quería ser varado en una playa tranquila y simultáneamente estrellarme contra la roca enhiesta y romperla al romperme en la amarilla espuma de la ira”.

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Lori Berenson: representante genuina del terror.

TODOS…
Jorge Santistevan de Noriega: “No hay que olvidar lo que decía a sus familiares y amigos risueño y entre risas con respecto a su nacimiento: En Lima tenemos que soportar, además de la ausencia de sol durante muchos meses del año, la envidia. Hay que saber perdonar. Los que envidian no han tenido la suerte de nacer en Arequipa”.
Es difícil no hacerse amigo de los personajes de Edgardo de Noriega. Hasta sus malvados nos parecen familiares. A través de sus personajes, Edgardo delata sus pasiones, sus antipatías y su propio culto a la amistad. Y nos recuerda que todos, débiles o poderosos, somos un poco nosotros y un poco las biografías llenas de claroscuros de toda la humanidad. (José María Salcedo)

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