En el periodo comprendido entre
las dos guerras, el Ejército francés habia sido considerado-por todo el mundo
en general y por los franceses en particular- como el más adelantado en cuanto
a estrategia continental en gran escala y la Escuela de Guerra Francesa
representaba la meca para los aspirantes a oficiales de Estado Mayor de muchos
países. Pero, como quizá fuera lógico esperar, la mentalidad militar francesa
no había modernizado apenas los
procedimientos tácticos y estratégicos que en 1,918 llevaron al país a
la victoria.
LA DEFENSA
Seguía sosteniendo que la defensa
era superior al ataque y que esta superioridad sólo podía anularse con el
empleo de una cantidad enorme de material, sobre todo artillería. Se
consideraba, además, que el ataque era un procedimiento lento y laborioso, en
el que los carros de combate se limitarían casi exclusivamente a apoyar de
cerca a la infantería de exploración o cobertura. Se daba gran importancia a la
necesidad de mantener una línea continua. La aviación se emplearía en misiones
de reconocimiento o de interceptación y no en apoyo directo de acciones
terrestres.
Los belgas y holandeses, que no
contaban con fuerzas modernas, seguían la misma línea del pensamiento francés.
En cambio, los alemanes habían tenido una gran ventaja: la de tener que
reconstruir de la nada todas sus fuerzas armadas.
Por lo tanto, no se hallaban
condicionados ni por formas tradicionales de la mentalidad militar-por cuanto
sus jefes políticos habían separado de la dirección a los conservadores más
intransigentes en el campo militar- ni por el hecho de poseer gran cantidad de
material bélico pensado y fabricado para la Primera Guerra Mundial. Generales
jovenes e inteligentes como Guderian y Thoma, basaban sus principios en la idea
de la concentración en la ofensiva y en la guerra de movimientos, que tenían
como finalidad la penetración profunda en la retaguardia del “frente” o “línea
fortificada”. Concentración, movilidad y audacia en el mando eran los tres
pilares en los que se basaba la estrategia alemana.
.
Bombardeos en plena guerra
A MITAD DEL CAMINO
Los ingleses estaban a mitad de
camino entre franceses y alemanes. Habían tenido muy buenas ideas, pero fueron
muy lentos para ponerlos en práctica. Las dificultades económicas en que se
encontró el país en el período entre las dos guerras ejercieron también una
acción de freno. Por otra parte, entre las misiones del Ejército continuaba
figurando todavía la de “Policía del Imperio. La RAF se inclinaba a considerar
la guerra aérea como algo del todo independiente y trataba de no verse
obligada a intervenir directamente en operaciones terrestres. Estas eran las
ideas imperantes. Veamos las consecuencias prácticas a que condujeron.
La expresión concreta y visible
de la fe que tenían los franceses en el poder de la defensa era la línea
Maginot. Cubrían las fronteras orientales y nororientales del país, desde
Basilea hasta Longuyon, o sea, toda la frontera que la separaba de Alemania y
Luxemburgo. Desde Basilea hasta Haguenau, como la línea fronteriza estaba
constituída por el Rhin-que por sí mismo es ya un obstáculo formidable-, la
fortificación consistia solamente en una espesa red de casamatas de cemento
armado. En cambio de Haguenau hacia el
Oeste era la construcción militar de este género más perfecta que se haya
conocido y concebido jamás.
Aprovechando las laderas de las
colinas se hicieron grandes escarpados, de modo que constituyeran una
barrera contracarro. Los intervalos se
cerraron con fosos contracarros y obstáculos.
Las obras principales eran verdaderas fortalezas subterráneas semejantes
en su interior a un acorazado, con cañones en torres giratorias auténticas, elevadores para las municiones y ferrocarriles eléctricos subterráneos para
transportar las municiones.
DEFENSAS IMPROVISADAS
Por este gigantesco sistema
defensivo terminaba en Longuyon: desde allí hasta el mar la frontera tan sólo
estaba protegida por defensas improvisadas, casi todas construidas después de
estallar la guerra.
Los alemanes contaban con el West
Wall (muro occidental), más conocido como línea Sigfrido. Había sido construída
apresuradamente y no disponía de grandes fortificaciones, como las de la línea
Maginot. Su principal finalidad era proteger el flanco alemán durante una
eventual campaña en Europa oriental.
Como sucediera anteriormente con
la línea francesa, el tiempo y el dinero se acabaron antes de que la obra
hubiese llegado a su fin: por eso, en mayo de 1940, concluía a pocos kilómetros
al norte de Aquisgrán.
La línea Maginot restringía
bastante el sector en el que los alemanes podrían lanzar la ofensiva en las que
se basaba su estrategia. Pero, en conjunto, la situación favorecía a estos
últimos pues la linea Maginot había hecho que los franceses confiasen demasiado
en una falsa sensación de seguridad, lo que contribuyó al desarrollo de su
doctrina defensiva.
En el sector “nororiental”que
defendía Francia desde Basilea hasta el mar del Norte, los franceses habían
desplegado un total de 94 divisiones: 63 de infantería, 7 de infantería motorizada, 3 de acorazados, 3 motirizadas ligeras, 5 de caballería y 13 de fortalezas.
Mapa de Europa.
DIVISIONES
De las divisiones de infantería,
30 estaban ya constituidas en tiempos de paz. Las demás eran de reserva, esto
es, formadas al estallar la guerra con reservistas y exiguos cuadros de
oficiales de carrera. Excepto en las divisiones motorizadas, los medios de transporte
para la infantería eran hipomóviles, lo
mismo que en las divisiones de caballería. No obstante, la potencia de fuego de
una división francesa era bastante elevada. Comprendía, en conjunto, alrededor
de 90 piezas artilleras de diversos calibres, sin contar con las piezas
contracarros y las antiaéreas. El Ejército francés entró en la guerra con mas
de 11 mil piezas pero el 50% de las mismas lo constituían los conocidos cañones
de “75” de la Primera Guerra Mundial, todavía eficaces, pero que estaban siendo
superados rápidamente.
El Cuerpo Expedicionario inglés
constaba de 10 divisiones ( 5 regulares y 5 territoriales), todas de infantería
y parcialmente motorizadas. El 9 de Mayo de 1940 la única división acorazada
inglesa, y las únicas fuerzas acorazadas con las que podía contar el citado
Cuerpo Expedicionario eran: una brigada de carros, dos brigadas acorazadas
ligeras para exploración y tres regimientos de caballería divisionaria. En total unos 300 carros de combate.
El Ejército belga estaba constituido por 22 divisiones, de los cuales dos de caballería y otras dos de
cazadores de las Ardenas estaban parcialmente motorizadas. Las restantes eran
de infantería. No existían unidades acorazadas.
LOS HOLANDESES
El Ejército holandés contaba con
10 divisiones, todas de infantería, excepto una división ligera. Tampoco tenía
unidades acorazadas. Por parte alemana se alineaban 136 divisiones destinadas a
operar en el frente occidental y que se distribuían así: 118 divisiones de
infantería, 7 divisiones de infantería motorizada, 10 divisiones acorazadas y
una división de caballería.
Los paracaidistas pertenecían a
la Luftwaffe. De las divisiones de infantería solo 35 estaban ya constituidas en tiempo de paz. Las restantes se fueron constituyendo en el transcurro de la
guerra en “siete series”. Respecto al número de piezas de artillería, el
Ejército alemán era inferior al francés: sólo
disponía de 7 mil 700. Pero la pieza de campaña alemana era de 105 mm,
superior al “75” francés.
En esta somera indicación de las
fuerzas disponibles, lo que primera salta a la vista son, naturalmente, las 10
divisiones acorazadas alemanas. En términos absolutos los Aliados tenían una
ligera superioridad numérica en cuanto a carros de combate. Pero, para su
desgracia, estaban diseminados a lo largo del frente, en minúsculos grupos
destinados a actuar tan sólo en apoyo de la infantería.
Como las fuerzas aéreas
holandesas y belgas eran insignificantes, tan sólo consideramos, por parte de
los Aliados, las francesas e inglesas. Las primeras descuidadas de una manera
deplorable en el periodo entre las dos guerras, comprendían en total 1,200
aviones distribuidos en : 600 cazas
monoplazas, 100 cazas biplazas, 150-175 bombarderos, 350-400 aviones de
reconocimiento.
Soldados ingleses en la lucha.
SUPERIORIDAD NUMERICA
Las fuerzas aéreas inglesas
en Francia comprendían unos 500
aparatos. 130 cazas, 220 bombarderos ligeros y de reconocimiento y 50 aviones
de dotación para el Ejército. Pero estas cifras no expresan la verdadera
importancia de la contribución inglesa, puesto que las fuerzas aéreas que
tenían su base en el Reino Unido-especialmente los grupos de Spitfire- podían
actuar en territorio francés ( como en efecto lo hicieron). Por lo tanto, en
realidad, las fuerzas aéreas aliadas ascendían a más de 1,700 aviones
Contra ellos la Luftwaffe podía
desplegar el formidable potencial que se cita: 1,000 cazas, 1,200 bombarderos,
350 Stukas, 250 bombarderos medios y 400 aparatos de reconocimiento. Así, pues,
los alemanes poseían 3,200 aviones: una superioridad numérica de 2 a 1
aproximadamente. Además, los aviones alemanes eran, en muchos aspectos,
técnicamente superiores a los de los Aliados. El único avión aliado que podía
competir ventajosamente contra sus adversarios alemanes ( los Me 19) era el
Spitfire. Hay que tener en cuenta,
también, que sólo la aviación alemana poseía los Stukas (bombarderos en picado)
destinados a suplir la artillería en el apoyo directo a las divisiones
acorazadas. Evidentemente, la Luftwaffe había sido creada a la medida de la
misión que debía desempeñar.
Para los alemanes el problema del
Alto Mando era muy sencillo: debían únicamente preocuparse de sí mismos y sus
problemas de organización se limitaban a los creados por el propio Hitler, que
era el comandante supremo. Ejercía su influencia a través del Oberkomando der
Wehrmacht (OKW), El Estado Mayor General
de las Fuerzas Armadas Alemanas, que en la práctica era su propio gabinete
militar. Fue Hitler quien indujo a sus reacios jefes militares a preparar la
guerra en el frente occidental y después tomó parte personalmente en la
preparación de los planes estratégicos.
TRES EJERCITOS
Cada uno de los tres ejércitos
tenía su propio Mando Supremo: el Ejército de tierra el Oberkomando der Heeres
(OKH), la Marina, el Oberkomando der Kriegsmarine (OKM), la Aviación, el
Oberkomando der Luftwaffe (OKL). El Comandante en Jefe del Ejército era von Brauchitsch y el de la Luftwaffe el
Mariscal Goering.
Las fuerzas desplegadas en la
frontera occidental estaban repartidas en tres grupos de ejércitos: En el
Norte, desde el mar del Norte hasta el extremo meridional de Holanda (frente a
Maastricht) el grupo de Ejércitos B (Bock)-29 divisiones y media, de ellas tres
acorazados, dos motorizadas, una aerotransportada y una de caballería- con la
2º Fuerza Aérea (Kesselring)
En el Centro: desde el extremo
meridional de Holanda hasta el ángulo sudoriental de Luxemburgo, el Grupo de
Ejércitos A (Rundstedt)-45 divisiones y media, de ellas siete acorazados y tres
motorizadas- con la 3era Fuerza Aérea (Sperle).
En el Sur: desde Luxemburgo hasta
la frontera suiza, frente a la linea Maginot, el Grupo de Ejércitos (Leeb): 19
divisiones. A disposición del OKH, había una notable rerserva: 42 divisiones.
Un tanque y un cañón en acción
LA AVIACION
La aviación estaba organizada de
un modo sencillo y lógico: en la fase de ataque cada uno de los grupos de
Ejército estaría apoyado por una Fuerza Aérea que comprendía cazas, bombarderos
ligeros y aviones de reconocimiento, mientras que los bombarderos en picado,
la “artillería cercana” de las divisiones acorazadas, estaban centralizados en
el OKL: la concentración, primer pilar de la estrategia alemana, era el
elemento clave.
Entre los Aliados, el problema
del Mando Supremo no era tan sencillo. Había cuatro países interesados, dos de
los cuales-Bélgica y Holanda- estaban decididos a mantener su neutralidad hasta
el fin. No sólo faltaba un mando único sino que incluso Bélgica y Holanda
habían rechazado la propuesta de mantener coloquios entre sus Estados Mayores y
los de los Aliados y de coordinar sus planes respectivos.
Tampoco entre ingleses y franceses
existía un mando único en el auténtico sentido de la palabra. Aunque el Cuerpo
Expedicionario británico dependía teóricamente del mando francés, Lord Gort
tenía las mismas prerrogativas de un comandante en jefe de Ejército y siempre
mantuvo autonomía.
El sistema de mando francés era
realmente extraño. Como Comandante en Jefe del Ejército, el General Gamelin era responsable de la defensa de
Francia. El grueso del Ejército francés desplegado a lo largo de la frontera
con Alemania y Bélgica estaban al mando del General Georges. Gamelin tenía su cuartel general en Vincennes, en los suburbios de
París y Georges se encontraba en la Ferté sous-Jouarre, a unos 65 kilómetros de
la capital. Un solo Estado Mayor desplazado a más de 30 kilómetros al este de Vincennes servía a los dos. El
jefe de Estado Mayor, General Doumenc,
debía hacer lo imposible para dividir su tiempo entre sus dos superiores.
DIVERSAS FUERZAS
El Comandante en Jefe de la
Aviación francesa, General Vuilemin tenía su Cuartel General en otra localidad
(Coulommiers), con “un oficial comandante de las fuerzas de cooperación aérea”, destacado junto al comandante en jefe. Todo el sector estaba dividido en “zonas
de operaciones aéreas” cuyos límites territoriales coincidían con los de los Grupos
de Ejército. Teóricamente esta
sistematización parecía muy eficaz, pero en la práctica significó que la
Aviación francesa no se utilizó jamás en masa.
A lo largo de toda la frontera
nororiental y oriental de Francia, se hallaban las siguientes fuerzas, a las
ordenes del General Georges: El Ejercito 7 francés (Giraud) del Mar del Norte
hasta Bailleul. Lo constituían siete divisiones francesas escogidas, de las
cuales dos eran de infantería motorizada y una motorizada ligera.
El Cuerpo Expedicionario británico
(Gort) desde Bailleul a Maulde, al NE de Duai. El 9 de Mayo comprendía nueve
divisiones de infantería, puesto que una división (la 52 Highland) se había
trasladado al frente del Saar. Como ya se ha dicho, el comandante en jefe del
Cuerpo Expedicionario, aunque dependiese del Comandante Francés, conservó cierta
autonomía.
LINEA MAGINOT
El I Grupo de Ejércitos francés (Billotte) desde
Maulde al extremo occidental de la linea Maginot, frente al ángulo SO de
Luxemburgo que estaba constituido por tres ejércitos: Ejército 1 (cuatro
divisiones de infantería, dos divisiones motorizadas ligeras y dos divisiones motorizadas de infantería.
Ejército 9 (cinco divisiones de infantería, uan división de infantería
motorizada y dos divisiones de caballería). Ejército 2 (cinco divisiones de
infantería y dos divisiones de caballería)
El II Grupo de Ejércitos francés
(Prételat) desplegado a lo largo de la línea Maginot desde Longuyon a Basilea.
Estaba formado por cuatro ejércitos que incluyendo las tropas de guarnición de
las fortificaciones, comprendían unas 43 divisiones. No disponía de fuerzas
rápidas a excepción de una división e caballería situada en la frontera de
Luxemburgo.
La reserva general francesa
estaba formada por 22 divisiones, incluidas las tres divisiones acorazadas y
dos motorizadas de infantería. Una agrupación de siete divisiones, de ellas dos
acorazadas, estaba destinada a unirse inmediatamente al I Grupo de Ejércitos en
el caso de un ataque alemán a través de Bélgica y Holanda, y cinco debían
impedir una eventual maniobra de envolvimiento alemán a través de Suiza. Por
consiguiente, la verdadera reserva francesa se limitaba a unas 10 divisiones.
Paracaidistas aliados caen sobre Holanda
DESPLIEGUE
El aspecto más notable del
despliegue anglo francés era la elevada proporción de fuerzas asignadas al
sector Sur, ya eficazmente protegido por la línea Maginot. En cambio, los
alemanes habían concentrado todo el peso del Ejército en la mitad septentrional
del frente, dejando el sector meridional protegido tan sólo por una ligera
cortina de fuerzas.
Al otro lado de la frontera, en
la que desplegaba el ala izquierda
anglofrancesa, el Ejército belga preparaba su organización defensiva.
Su Comandante en Jefe era el Rey Leopoldo. La línea defensiva principal era el canal Alberto, que corría en dirección
Noroeste de Lieja a Amberes. Al Sur de
Lieja la defensa se apoyaba en el Mosa, se dirigía después hacia el
oeste (Namur) y luego al sur hacia la frontera francesa.
La ciudad de Lieja con sus
numerosas fortificaciones, constituían el centro de todo el sistema. Cinco
cuerpos de Ejército, con un total de 12 divisiones, se desplegaban a lo largo
del canal Alberto. Un cuerpo de Ejército de dos divisiones se encargaba de la
defensa de Lieja y otro también de dos divisiones, debía asegurar la posesión de los puentes sobre el Mosa. Cuatro divisiones formaban la reserva en el
interior del país.
Todavía más al norte, las diez
divisiones del Ejército holandés estaban dispuestas a defender la frontera de su
territorio. La linea principal de defensa conocida como línea Grebbe corría en
dirección Norte- Sur, partiendo del extremo más meridional del Ijsselmeer hasta
el Bajo Rhin pasando al este de Utrecht. Estaba defendida por dos Cuerpos de
Ejército, con un total de cuatro divisiones. Al sur de las notables defensas
naturales que eran el Bajo Rhin y el río Wall, y unida a la linea Grebbe por
dos brigadas autónomas, había otra serie de posiciones defensivas apoyadas en
las regiones pantanosas del Peel y del Raam.
PLANES
Los planes eran muy sencillos
para los Ejércitos holandés y belga. A pesar de su insistencia de mantenerse
neutrales, era evidente que el único agresor que debían temer era Alemania. Por
lo tanto, su misión era resistir hasta que los ingleses y francesas
intervinieran en su ayuda. Ninguno de estos dos Ejércitos se forjaba grandes
ilusiones respecto a la posibilidad de conseguirlo, por lo que tanto el uno
como el otro, preveían el repliegue de las posiciones defensivas iniciales.
El plan holandés preveía que las
fuerzas dispuestas en la línea Grebbe se retirarían, siempre que la situación
lo hiciese necesario para defender el lado oriental de la “Fortaleza Holanda”
mientras que las que se encontraban en la línea Peel Raam deberían defender la
zona meridional.
También los belgas preveían la
posibilidad de no poder mantenerse en la línea del canal Alberto y del Mosa
hasta la llegada de franceses e ingleses. Por lo tanto establecieron una
segunda línea defensiva a lo largo del río Dyle. Esta línea que partía de
Amberes y llegaba hasta Namur, pasando por las ciudades de Lovaina y Wavre,
tenía al menos la ventaja de cubrir Bruselas y la mitad occidental del país. Se
esperaba que franceses e ingleses llegarían al Dylke y a la sección meridional
del Mossa antes que los alemanes, constituyendo un sólido frente defensivo.
MANIOBRA
Los planes anglofranceses se basaban
en la hipótesis de que la maniobra alemana sería una versión más amplia y
ambiciosa del plan de Shlieffen de 1914. En otras palabras, creían que los
alemanes intentarían desbordar por el flanco izquierdo la línea Maginot,
haciendo progresar su ala derecha a través de Holanda meridional y Bélgica. Se
preveía que el esfuerzo principal de la ofensiva alemana se ejercería sobre las
regiones centrales de Bélgica, aproximadamente a lo largo de la línea
Lieja-Bruselas. Ostende, efectuando después una conversión hacia el sur para
envolver el flanco izquierdo del despliegue aliado. Para neutralizar esta
probable maniobra alemana, los Aliados proyectaban hacer avanzar su ala
izquierda para apoyar a los belgas en el Dyle y en el Mosa, enviando al mismo tiempo fuerzas a Holanda
meridional para ponerse en contacto con las posiciones defensivas de la
“Fortaleza Holanda”.
De sur a norte los planes eran
los siguientes: el Ejército 9 francés efectuando una conversión con su ala derecha como eje, debía alcanzar el Mosa
desde la frontera hasta Namur. El Ejército 1 francés progresaría hacia el Este
para cubrir el espacio entre el Mosa y el Dyle, a la altura de Namur y Wavre. El
Cuerpo Expedicionario inglés debía avanzar para cubrir el Dyle desde Wavre, a
pocos kilómetros de Lovaina, donde se esperaba que el Ejército belga conseguiría prolongar la línea defensiva hasta Amberes. En el ala izquierda
del despliegue, el Ejército 7 francés se trasladaría a la zona de Breda, a fin
de que pudiera cubrir el intervalo entre Amberes y las defensas meridionales de
la “Fortaleza Holanda”.
RESISTENCIA
Según la duración de la
resistencia belga se habían establecido planes eventuales: si los belgas consistían resistir a lo largo del canal Alberto, las tropas aliadas se
adelantarían hacia aquella zona. Por el contrario, si no podían sostenerse en
el Dyle, los Aliados harían frente a los alemanes en la línea del río Escalda
(Maulde-Gante-Amberes).
Mientras tanto el Ejército 2 que
constituía el ala derecha del Primer Grupo de Ejército francés y todo el II Grupo
de Ejércitos permanecerían a la defensiva en las posiciones fronterizas y a lo
largo de la línea Maginot.
El plan alemán, en un principio,
había sido exactamente el previsto por los aliados.La primera versión del “Plan
Amarillo” que databa de Octubre de 1939 asignaba al Grupo de Ejércitos B, del
General Bock, desplegado en la zona septentrional del frente, tres ejércitos y
ocho de las diez divisiones acorazadas. Las tropas alemanas debían apoderarse
de la zona Amberes-Bruselas-Namur y avanzar después hacia el mar en dirección a
Ostende.
El grueso de las fuerzas
acorazadas debería encontrarse en el flanco exterior, a fin de envolver el ala
izquierda del dispositivo aliado. Rundstedt, con dos ejércitos del Grupo A,
protegía el flanco izquierdo de Bock.
La destrucción total.
HITLER
Pero en Febrero al saber que los
aliados se habían enterado de sus planes, Hitler permitió que se efectuara una
transformación radical de los mismos. En
efecto, se invirtieron las misiones de los Grupos del Ejército A y B: según el
nuevo plan, el ataque principal debía llevarlo a cabo Rundstedt con el Grupo de
Ejércitos A, mientras Bock
protegería el flanco derecho, atrayendo
a Bélgica y Holanda el ala izquierda inglesa y francesa. El objetivo del nuevo
plan era mucho más ambicioso: romper el frente aliado en el Mosa, entre Sedan y
Namur y alcanzar directamente la costa en Abbeville, cercando así a los
ejércitos 1 y 7 francés y al Cuerpo Expedicionario británico
El éxito de la maniobra dependía
de la rapidez con que las fuerzas acorazadas consiguiesen romper el frente
enemigo, así como de la magnitud del desorden crfeadol por un avance tan rápido
en Bélgica y Francia. En otras palabras, dependía de la movilidad y de la
audacia, los otros dos firmes pilares de la estrategia alemana.
Aunque con algunas excepciones importantes,
se puede afirmar que en Septiembre de 1939,en ninguno de los cinco países
beligerantes los hombres marcharon a la guerra con entusiasmo. Un elevado
porcentaje de todos los ejércitos estaba formado por reservistas que cumplían
con su deber resignados y sin convicción.
El Ejército regular francés
disponía de excelentes soldados. Sin embargo, revelaban la influencia
“soporífera” de la burocracia y de la rutina militar de los años transcurridos
entre las dos guerras. En cierto sentido, parecía que les faltase ánimo.
INACTIVIDAD
En cuanto a las divisiones
de reserva dejaban mucho que desear.
Además los franceses no supieron aprovechar el periodo de la “guerra extraña”.
Aquel largo periodo de espera y de inactividad debilitó a la disciplina y la
moral.
Los belgas y holandeses en su
posición de neutrales y después de “socios recientes” no podían sentir,
respecto al inminente conflicto, otra cosa que temor. Los soldados estaban
decididos a defender en lo posible sus propios países, pero ninguno de los dos Ejércitos
podían considerarse como una fuerza moderna de combate.
En cuanto a las fuerzas inglesas
aunque numéricamente exiguas, eran de buena calidad. El soldado inglés tanto el
regular como el territorial, había ido a la guerra decidido a cumplir con su deber
por una causa que consideraba justa. El Cuerpo Expedicionario a pesar de las
condiciones atmosféricas terriblemente adversas, supo aprovechar adecuadamente
la pausa invernal. No sólo se dedicó a la construcción de líneas defensivas-que
muy pronto tuvieron que ser modificadas- sino que se sometió también a un duro
programa de instrucción.
Respecto al ejército alemán, en
Mayo de 1940, estaba considerado como un instrumento bélico casi perfecto,
armado, equipado y adiestrado de un modo excelente. La campaña de Polonia había
demostrado la validez de los métodos empleados y la eficacia de su equipo. Si
existía algún entusiasmo entre los beligerantes ante el eminente conflicto
tendríamos que buscarlo entre las fuerzas regulares alemanas. Pero estas sólo
representaban 52 de las 136 divisiones empleadas en el frente occidental. Los
reservistas no fueron a la guerra con mayor convencimiento que sus colegas
aliados.
OBSERVACION
Pero los alemanes supieron
aprovechar mejor que los franceses el periodo de adiestramiento invernal para
mejorar la calidad de sus divisiones de reserva. No obstante, a pesar de todo,
estas divisiones no alcanzaron el alto nivel de eficacia de las fuerzas
regulares.
La observación más sorprendente
que se puede formular respecto a los mandos franceses es la siguiente: de casi
todos los hombres que el 9 de Mayo de 1940 ocupaban los grados mas elevados se han olvidado hasta de sus nombres. El
General Giraud que mandaba el Ejército 7 francés, tuvo más tarde cierta
notoriedad durante un breve periodo como posible líder, pero solo para
desaparecer de nuevo.
El entonces Coronel De Gaulle
mandaba una división acorazada sólo parcialmente constituida y el General de
Lattre de Tasigny (destinado a desempeñar después un papel de primer orden en las campañas de la Francia
libre) una división de infantería. Pero los mandos superiores Gamelin, Georges,
Billotte, Prételet-desaparecieron de la escenade la historia sin dejar rastro.
Los mandos franceses se embebían
en detalles exclusivamente burocráticos. Faltaba el ánimo. Afrontaron el
inminente encuentro con el enemigo tradicional sin temor y sin entusiasmo, con
la tranquilidad y en cierto modo, con la negativa autocomplacencia en la
confianza que les inspiraba la superioridad de su sistema y de la doctrina
militar francesa.
Los soldados aliados avanzando por Alemania
Según los alemanes, los mandos ingleses eran “anticuados y perezosos…”. En los niveles más altos son reacios a
tomar decisiones audaces”. Aunque algo de esto era cierto, no podía aplicarse a
algunos oficiales superiores. Los ingleses tenían sus dudas respecto a que el
Ejército francés fuera el soberbio instrumento de guerra que todos creían, no
obstante confiaban en que “se batiría bien en el campo de batalla”.
En el otro bando, los mandos
alemanes no deseaban combatir. Pero, desde el punto de vista técnico, eran
todos muy competentes y entre ellos habían algunos como Guderian, Reinhardt,
Hoth, Kleist y Rommel, que sentían gran entusiasmo por su propio tipo de
guerra, basado en el empleo de numerosos unidades acorazadas.
Guderian
Pero los mandos de más edad consideraban con
preocupación la decisión de Hitler de extender la guerra. Cuando en el otoño de
1939 supieron que estaba elaborando
planes estratégicos para un
ataque contra Occidente, se opusieron casi sin excepción a esta idea. Brauchitsch, comandante en jefe del Ejército, y Halder, su Jefe de Estado
Mayor, hicieron todo lo posible para disuadir a Hitler, apoyados por Bock, Leen
y Rundstedt precisamente los generales a quienes se confiaría después el mando
de los tres Grupos de Ejércitos. Pero Brauchitsch era un hombre débil y Hitler
superó fácilmente críticas y objeciones. El 9 de Mayo de 1940, aún continuando con inquietantes dudas sobre la escasez de la aventura en que se estaban
embarcando, estos hombres estaban
dispuestos a seguir adelante. (Tomado, editado, resumido y condensado de la
Revista “Asi fue la Segunda Guerra Mundial")
Guderian
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