miércoles, 26 de diciembre de 2012

COMPARACION DE LAS FUERZAS BELIGERANTES

En la noche del 9 de Mayo de 1940-día que precedió el ataque a Europa occidental- se alineaban en la frontera 2 mil 350 soldados alemanes con 2 mil 700 carros de combate y apoyados por 3 mil 200 aviones. Frente a ellos, a lo largo de un arco que se extendía desde Basilea al mar del Norte se encontraban: 2.000.000 franceses, 237.000 ingleses, 375.000 belgas y 250.000 holandeses, con 3,000 mil carros de combate y 1,700 aviones. Se observa, pues, que los alemanes tenían una considerable superioridad aérea, mientras que los Aliados contaban con una ligera ventaja numérica terrestre. Pero, como sucede a menudo, los datos estadísticos inducen a error si los consideramos por sí solos. Las diferencias entre los dos despliegues de fuerzas eran enormes. En efecto, en aquel momento se enfrentaban dos modos distintos de concebir la guerra terrestre. Y este era el factor predominante, del que nacieron casi todas las diferencias existentes en el campo de la organización, del armamento y equipo y en el terreno de la estrategia.

En el periodo comprendido entre las dos guerras, el Ejército francés habia sido considerado-por todo el mundo en general y por los franceses en particular- como el más adelantado en cuanto a estrategia continental en gran escala y la Escuela de Guerra Francesa representaba la meca para los aspirantes a oficiales de Estado Mayor de muchos países. Pero, como quizá fuera lógico esperar, la mentalidad militar francesa no había modernizado apenas los  procedimientos tácticos y estratégicos que en 1,918 llevaron al país a la victoria.
LA DEFENSA
Seguía sosteniendo que la defensa era superior al ataque y que esta superioridad sólo podía anularse con el empleo de una cantidad enorme de material, sobre todo artillería. Se consideraba, además, que el ataque era un procedimiento lento y laborioso, en el que los carros de combate se limitarían casi exclusivamente a apoyar de cerca a la infantería de exploración o cobertura. Se daba gran importancia a la necesidad de mantener una línea continua. La aviación se emplearía en misiones de reconocimiento o de interceptación y no en apoyo directo de acciones terrestres.
Los belgas y holandeses, que no contaban con fuerzas modernas, seguían la misma línea del pensamiento francés. En cambio, los alemanes habían tenido una gran ventaja: la de tener que reconstruir de la nada todas sus fuerzas armadas.
Por lo tanto, no se hallaban condicionados ni por formas tradicionales de la mentalidad militar-por cuanto sus jefes políticos habían separado de la dirección a los conservadores más intransigentes en el campo militar- ni por el hecho de poseer gran cantidad de material bélico pensado y fabricado para la Primera Guerra Mundial. Generales jovenes e inteligentes como Guderian y Thoma, basaban sus principios en la idea de la concentración en la ofensiva y en la guerra de movimientos, que tenían como finalidad la penetración profunda en la retaguardia del “frente” o “línea fortificada”. Concentración, movilidad y audacia en el mando eran los tres pilares en los que se basaba la estrategia alemana.
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Bombardeos en plena guerra

A MITAD DEL CAMINO
Los ingleses estaban a mitad de camino entre franceses y alemanes. Habían tenido muy buenas ideas, pero fueron muy lentos para ponerlos en práctica. Las dificultades económicas en que se encontró el país en el período entre las dos guerras ejercieron también una acción de freno. Por otra parte, entre las misiones del Ejército continuaba figurando todavía la de “Policía del Imperio. La RAF se inclinaba a considerar la guerra aérea como algo del todo independiente y trataba de no verse obligada a intervenir directamente en operaciones terrestres. Estas eran las ideas imperantes. Veamos las consecuencias prácticas a que condujeron.
La expresión concreta y visible de la fe que tenían los franceses en el poder de la defensa era la línea Maginot. Cubrían las fronteras orientales y nororientales del país, desde Basilea hasta Longuyon, o sea, toda la frontera que la separaba de Alemania y Luxemburgo. Desde Basilea hasta Haguenau, como la línea fronteriza estaba constituída por el Rhin-que por sí mismo es ya un obstáculo formidable-, la fortificación consistia solamente en una espesa red de casamatas de cemento armado. En cambio de  Haguenau hacia el Oeste era la construcción militar de este género más perfecta que se haya conocido y concebido jamás.
Aprovechando las laderas de las colinas se hicieron grandes escarpados, de modo que constituyeran una barrera  contracarro. Los intervalos se cerraron con fosos contracarros y obstáculos.  Las obras principales eran verdaderas fortalezas subterráneas semejantes en su interior a un acorazado, con cañones en torres giratorias auténticas, elevadores para las municiones y ferrocarriles eléctricos subterráneos para transportar las municiones.
DEFENSAS IMPROVISADAS
Por este gigantesco sistema defensivo terminaba en Longuyon: desde allí hasta el mar la frontera tan sólo estaba protegida por defensas improvisadas, casi todas construidas después de estallar la guerra.
Los alemanes contaban con el West Wall (muro occidental), más conocido como línea Sigfrido. Había sido construída apresuradamente y no disponía de grandes fortificaciones, como las de la línea Maginot. Su principal finalidad era proteger el flanco alemán durante una eventual campaña en Europa oriental.
Como sucediera anteriormente con la línea francesa, el tiempo y el dinero se acabaron antes de que la obra hubiese llegado a su fin: por eso, en mayo de 1940, concluía a pocos kilómetros al norte de Aquisgrán.
La línea Maginot restringía bastante el sector en el que los alemanes podrían lanzar la ofensiva en las que se basaba su estrategia. Pero, en conjunto, la situación favorecía a estos últimos pues la linea Maginot había hecho que los franceses confiasen demasiado en una falsa sensación de seguridad, lo que contribuyó al desarrollo de su doctrina defensiva.
En el sector “nororiental”que defendía Francia desde Basilea hasta el mar del Norte, los franceses habían desplegado un total de 94 divisiones: 63 de infantería, 7 de infantería motorizada, 3 de acorazados, 3 motirizadas ligeras, 5 de caballería y 13 de fortalezas.
Mapa de Europa.

DIVISIONES
De las divisiones de infantería, 30 estaban ya constituidas en tiempos de paz. Las demás eran de reserva, esto es, formadas al estallar la guerra con reservistas y exiguos cuadros de oficiales de carrera. Excepto en las divisiones motorizadas, los medios de transporte para la infantería eran   hipomóviles, lo mismo que en las divisiones de caballería. No obstante, la potencia de fuego de una división francesa era bastante elevada. Comprendía, en conjunto, alrededor de 90 piezas artilleras de diversos calibres, sin contar con las piezas contracarros y las antiaéreas. El Ejército francés entró en la guerra con mas de 11 mil piezas pero el 50% de las mismas lo constituían los conocidos cañones de “75” de la Primera Guerra Mundial, todavía eficaces, pero que estaban siendo superados rápidamente.
El Cuerpo Expedicionario inglés constaba de 10 divisiones ( 5 regulares y 5 territoriales), todas de infantería y parcialmente motorizadas. El 9 de Mayo de 1940 la única división acorazada inglesa, y las únicas fuerzas acorazadas con las que podía contar el citado Cuerpo Expedicionario eran: una brigada de carros, dos brigadas acorazadas ligeras para exploración y tres regimientos de caballería divisionaria. En total  unos 300 carros de combate.
El Ejército belga estaba constituido por 22 divisiones, de los cuales dos de caballería y otras dos de cazadores de las Ardenas estaban parcialmente motorizadas. Las restantes eran de infantería. No existían unidades acorazadas.
LOS HOLANDESES
El Ejército holandés contaba con 10 divisiones, todas de infantería, excepto una división ligera. Tampoco tenía unidades acorazadas. Por parte alemana se alineaban 136 divisiones destinadas a operar en el frente occidental y que se distribuían así: 118 divisiones de infantería, 7 divisiones de infantería motorizada, 10 divisiones acorazadas y una división de caballería.
Los paracaidistas pertenecían a la Luftwaffe. De las divisiones de infantería solo 35 estaban ya constituidas en tiempo de paz. Las restantes se fueron constituyendo en el transcurro de la guerra en “siete series”. Respecto al número de piezas de artillería, el Ejército alemán era inferior al francés: sólo  disponía de 7 mil 700. Pero la pieza de campaña alemana era de 105 mm, superior al “75” francés.
En esta somera indicación de las fuerzas disponibles, lo que primera salta a la vista son, naturalmente, las 10 divisiones acorazadas alemanas. En términos absolutos  los Aliados tenían una ligera superioridad numérica en cuanto a carros de combate. Pero, para su desgracia, estaban diseminados a lo largo del frente, en minúsculos grupos destinados a actuar tan sólo en apoyo de la infantería.
Como las fuerzas aéreas holandesas y belgas eran insignificantes, tan sólo consideramos, por parte de los Aliados, las francesas e inglesas. Las primeras descuidadas de una manera deplorable en el periodo entre las dos guerras, comprendían en total 1,200 aviones distribuidos  en : 600 cazas monoplazas, 100 cazas biplazas, 150-175 bombarderos, 350-400 aviones de reconocimiento.
Soldados ingleses en la lucha.

SUPERIORIDAD NUMERICA
Las fuerzas aéreas inglesas en  Francia comprendían unos 500 aparatos. 130 cazas, 220 bombarderos ligeros y de reconocimiento y 50 aviones de dotación para el Ejército. Pero estas cifras no expresan la verdadera importancia de la contribución inglesa, puesto que las fuerzas aéreas que tenían su base en el Reino Unido-especialmente los grupos de Spitfire- podían actuar en territorio francés ( como en efecto lo hicieron). Por lo tanto, en realidad, las fuerzas aéreas aliadas ascendían a más de 1,700 aviones
Contra ellos la Luftwaffe podía desplegar el formidable potencial que se cita: 1,000 cazas, 1,200 bombarderos, 350 Stukas, 250 bombarderos medios y 400 aparatos de reconocimiento. Así, pues, los alemanes poseían 3,200 aviones: una superioridad numérica de 2 a 1 aproximadamente. Además, los aviones alemanes eran, en muchos aspectos, técnicamente superiores a los de los Aliados. El único avión aliado que podía competir ventajosamente contra sus adversarios alemanes ( los Me 19) era el Spitfire. Hay  que tener en cuenta, también, que sólo la aviación alemana poseía los Stukas (bombarderos en picado) destinados a suplir la artillería en el apoyo directo a las divisiones acorazadas. Evidentemente, la Luftwaffe había sido creada a la medida de la misión que debía desempeñar.
Para los alemanes el problema del Alto Mando era muy sencillo: debían únicamente preocuparse de sí mismos y sus problemas de organización se limitaban a los creados por el propio Hitler, que era el comandante supremo. Ejercía su influencia a través del Oberkomando der Wehrmacht (OKW), El  Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas Alemanas, que en la práctica era su propio gabinete militar. Fue Hitler quien indujo a sus reacios jefes militares a preparar la guerra en el frente occidental y después tomó parte personalmente en la preparación de los planes estratégicos.
TRES EJERCITOS
Cada uno de los tres ejércitos tenía su propio Mando Supremo: el Ejército de tierra el Oberkomando der Heeres (OKH), la Marina, el Oberkomando der Kriegsmarine (OKM), la Aviación, el Oberkomando der Luftwaffe (OKL). El Comandante en Jefe del Ejército era  von Brauchitsch y el de la Luftwaffe el Mariscal Goering.
Las fuerzas desplegadas en la frontera occidental estaban repartidas en tres grupos de ejércitos: En el Norte, desde el mar del Norte hasta el extremo meridional de Holanda (frente a Maastricht) el grupo de Ejércitos B (Bock)-29 divisiones y media, de ellas tres acorazados, dos motorizadas, una aerotransportada y una de caballería- con la 2º Fuerza Aérea (Kesselring)
En el Centro: desde el extremo meridional de Holanda hasta el ángulo sudoriental de Luxemburgo, el Grupo de Ejércitos A (Rundstedt)-45 divisiones y media, de ellas siete acorazados y tres motorizadas- con la 3era Fuerza Aérea (Sperle).
En el Sur: desde Luxemburgo hasta la frontera suiza, frente a la linea Maginot, el Grupo de Ejércitos (Leeb): 19 divisiones. A disposición del OKH, había una notable rerserva: 42 divisiones.
Un tanque y un cañón en acción

LA AVIACION
La aviación estaba organizada de un modo sencillo y lógico: en la fase de ataque cada uno de los grupos de Ejército estaría apoyado por una Fuerza Aérea que comprendía cazas, bombarderos ligeros y aviones de reconocimiento, mientras que los bombarderos en picado, la “artillería cercana” de las divisiones acorazadas, estaban centralizados en el OKL: la concentración, primer pilar de la estrategia alemana, era el elemento clave.
Entre los Aliados, el problema del Mando Supremo no era tan sencillo. Había cuatro países interesados, dos de los cuales-Bélgica y Holanda- estaban decididos a mantener su neutralidad hasta el fin. No sólo faltaba un mando único sino que incluso Bélgica y Holanda habían rechazado la propuesta de mantener coloquios entre sus Estados Mayores y los de los Aliados y de coordinar sus planes respectivos.
Tampoco entre ingleses y franceses existía un mando único en el auténtico sentido de la palabra. Aunque el Cuerpo Expedicionario británico dependía teóricamente del mando francés, Lord Gort tenía las mismas prerrogativas de un comandante en jefe de Ejército y siempre mantuvo autonomía.
El sistema de mando francés era realmente extraño. Como Comandante en Jefe del Ejército, el General  Gamelin era responsable de la defensa de Francia. El grueso del Ejército francés desplegado a lo largo de la frontera con Alemania y Bélgica estaban al mando del General Georges.  Gamelin  tenía su cuartel  general en Vincennes, en los suburbios de París y Georges se encontraba en la Ferté sous-Jouarre, a unos 65 kilómetros de la capital. Un solo Estado Mayor desplazado a más de 30 kilómetros  al este de Vincennes servía a los dos. El jefe de Estado Mayor, General  Doumenc, debía hacer lo imposible para dividir su tiempo entre sus dos superiores.
DIVERSAS FUERZAS
El Comandante en Jefe de la Aviación francesa, General Vuilemin tenía su Cuartel General en otra localidad (Coulommiers), con “un oficial comandante de las fuerzas de cooperación aérea”, destacado junto al comandante en jefe. Todo el sector estaba dividido en “zonas de operaciones aéreas” cuyos límites territoriales coincidían con los de los Grupos de Ejército. Teóricamente esta  sistematización parecía muy eficaz,  pero en la práctica significó que la Aviación francesa no se utilizó jamás en masa.
A lo largo de toda la frontera nororiental y oriental de Francia, se hallaban las siguientes fuerzas, a las ordenes del General Georges: El Ejercito 7 francés (Giraud) del Mar del Norte hasta Bailleul. Lo constituían siete divisiones francesas escogidas, de las cuales dos eran de infantería motorizada y una motorizada ligera.
El Cuerpo Expedicionario británico (Gort) desde Bailleul a Maulde, al NE de Duai. El 9 de Mayo comprendía nueve divisiones de infantería, puesto que una división (la 52 Highland) se había trasladado al frente del Saar. Como ya se ha dicho, el comandante en jefe del Cuerpo Expedicionario, aunque dependiese del Comandante Francés, conservó cierta autonomía.
LINEA MAGINOT
El  I Grupo de Ejércitos francés (Billotte) desde Maulde al extremo occidental de la linea Maginot, frente al ángulo SO de Luxemburgo que estaba constituido por tres ejércitos: Ejército 1 (cuatro divisiones de infantería, dos divisiones motorizadas ligeras  y dos divisiones motorizadas de infantería. Ejército 9 (cinco divisiones de infantería, uan división de infantería motorizada y dos divisiones de caballería). Ejército 2 (cinco divisiones de infantería y dos divisiones de caballería)
El II Grupo de Ejércitos francés (Prételat) desplegado a lo largo de la línea Maginot desde Longuyon a Basilea. Estaba formado por cuatro ejércitos que incluyendo las tropas de guarnición de las fortificaciones, comprendían unas 43 divisiones. No disponía de fuerzas rápidas a excepción de una división e caballería situada en la frontera de Luxemburgo.
La reserva general francesa estaba formada por 22 divisiones, incluidas las tres divisiones acorazadas y dos motorizadas de infantería. Una agrupación de siete divisiones, de ellas dos acorazadas, estaba destinada a unirse inmediatamente al I Grupo de Ejércitos en el caso de un ataque alemán a través de Bélgica y Holanda, y cinco debían impedir una eventual maniobra de envolvimiento alemán a través de Suiza. Por consiguiente, la verdadera reserva francesa se limitaba a unas 10 divisiones.

Paracaidistas aliados caen sobre Holanda

DESPLIEGUE
El aspecto más notable del despliegue anglo francés era la elevada proporción de fuerzas asignadas al sector Sur, ya eficazmente protegido por la línea Maginot. En cambio, los alemanes habían concentrado todo el peso del Ejército en la mitad septentrional del frente, dejando el sector meridional protegido tan sólo por una ligera cortina de fuerzas.
Al otro lado de la frontera, en la que desplegaba el ala izquierda  anglofrancesa, el Ejército belga preparaba su organización defensiva. Su Comandante en Jefe era el Rey Leopoldo. La línea defensiva principal era  el canal Alberto, que corría en dirección Noroeste de Lieja a Amberes. Al Sur de  Lieja la defensa se apoyaba en el Mosa, se dirigía después hacia el oeste (Namur) y luego al sur hacia la frontera francesa.
La ciudad de Lieja con sus numerosas fortificaciones, constituían el centro de todo el sistema. Cinco cuerpos de Ejército, con un total de 12 divisiones, se desplegaban a lo largo del canal Alberto. Un cuerpo de Ejército de dos divisiones se encargaba de la defensa de Lieja y otro también de dos divisiones, debía asegurar la posesión de los puentes sobre el Mosa. Cuatro divisiones formaban la reserva en el interior del país.
Todavía más al norte, las diez divisiones del Ejército holandés estaban dispuestas a defender la frontera de su territorio. La linea principal de defensa conocida como línea Grebbe corría en dirección Norte- Sur, partiendo del extremo más meridional del Ijsselmeer hasta el Bajo Rhin pasando al este de Utrecht. Estaba defendida por dos Cuerpos de Ejército, con un total de cuatro divisiones. Al sur de las notables defensas naturales que eran el Bajo Rhin y el río Wall, y unida a la linea Grebbe por dos brigadas autónomas, había otra serie de posiciones defensivas apoyadas en las regiones pantanosas del Peel y del Raam.
PLANES
Los planes eran muy sencillos para los Ejércitos holandés y belga. A pesar de su insistencia de mantenerse neutrales, era evidente que el único agresor que debían temer era Alemania. Por lo tanto, su misión era resistir hasta que los ingleses y francesas intervinieran en su ayuda. Ninguno de estos dos Ejércitos se forjaba grandes ilusiones respecto a la posibilidad de conseguirlo, por lo que tanto el uno como el otro, preveían el repliegue de las posiciones defensivas iniciales.
El plan holandés preveía que las fuerzas dispuestas en la línea Grebbe se retirarían, siempre que la situación lo hiciese necesario para defender el lado oriental de la “Fortaleza Holanda” mientras que las que se encontraban en la línea Peel Raam deberían defender la zona meridional.
También los belgas preveían la posibilidad de no poder mantenerse en la línea del canal Alberto y del Mosa hasta la llegada de franceses e ingleses. Por lo tanto establecieron una segunda línea defensiva a lo largo del río Dyle. Esta línea que partía de Amberes y llegaba hasta Namur, pasando por las ciudades de Lovaina y Wavre, tenía al menos la ventaja de cubrir Bruselas y la mitad occidental del país. Se esperaba que franceses e ingleses llegarían al Dylke y a la sección meridional del Mossa antes que los alemanes, constituyendo un sólido frente defensivo.
MANIOBRA
Los planes anglofranceses se basaban en la hipótesis de que la maniobra alemana sería una versión más amplia y ambiciosa del plan de Shlieffen de 1914. En otras palabras, creían que los alemanes intentarían desbordar por el flanco izquierdo la línea Maginot, haciendo progresar su ala derecha a través de Holanda meridional y Bélgica. Se preveía que el esfuerzo principal de la ofensiva alemana se ejercería sobre las regiones centrales de Bélgica, aproximadamente a lo largo de la línea Lieja-Bruselas. Ostende, efectuando después una conversión hacia el sur para envolver el flanco izquierdo del despliegue aliado. Para neutralizar esta probable maniobra alemana, los Aliados proyectaban hacer avanzar su ala izquierda para apoyar a los belgas en el Dyle y en el Mosa,  enviando al mismo tiempo fuerzas a Holanda meridional para ponerse en contacto con las posiciones defensivas de la “Fortaleza Holanda”.
De sur a norte los planes eran los siguientes: el Ejército 9 francés efectuando una conversión con su  ala derecha como eje, debía alcanzar el Mosa desde la frontera hasta Namur. El Ejército 1 francés progresaría hacia el Este para cubrir el espacio entre el Mosa y el Dyle, a la altura de Namur y Wavre. El Cuerpo Expedicionario inglés debía avanzar para cubrir el Dyle desde Wavre, a pocos kilómetros de Lovaina, donde se esperaba que el Ejército belga conseguiría prolongar la línea defensiva hasta Amberes. En el ala izquierda del despliegue, el Ejército 7 francés se trasladaría a la zona de Breda, a fin de que pudiera cubrir el intervalo entre Amberes y las defensas meridionales de la “Fortaleza Holanda”. 
RESISTENCIA
Según la duración de la resistencia belga se habían establecido planes eventuales: si los belgas consistían resistir a lo largo del canal Alberto, las tropas aliadas se adelantarían hacia aquella zona. Por el contrario, si no podían sostenerse en el Dyle, los Aliados harían frente a los alemanes en la línea del río Escalda (Maulde-Gante-Amberes).
Mientras tanto el Ejército 2 que constituía el ala derecha del Primer Grupo de Ejército francés y todo el II Grupo de Ejércitos permanecerían a la defensiva en las posiciones fronterizas y a lo largo de la línea Maginot.
El plan alemán, en un principio, había sido exactamente el previsto por los aliados.La primera versión del “Plan Amarillo” que databa de Octubre de 1939 asignaba al Grupo de Ejércitos B, del General Bock, desplegado en la zona septentrional del frente, tres ejércitos y ocho de las diez divisiones acorazadas. Las tropas alemanas debían apoderarse de la zona Amberes-Bruselas-Namur y avanzar después hacia el mar en dirección a Ostende.
El grueso de las fuerzas acorazadas debería encontrarse en el flanco exterior, a fin  de envolver el ala izquierda del dispositivo aliado. Rundstedt, con dos ejércitos del Grupo A, protegía el flanco izquierdo de Bock.
La destrucción total.

HITLER
Pero en Febrero al saber que los aliados se habían enterado de sus planes, Hitler permitió que se efectuara una transformación radical de los mismos.  En efecto, se invirtieron las misiones de los Grupos del Ejército A y B: según el nuevo plan, el ataque principal debía llevarlo a cabo Rundstedt con el Grupo de Ejércitos  A, mientras Bock protegería  el flanco derecho, atrayendo a Bélgica y Holanda el ala izquierda inglesa y francesa. El objetivo del nuevo plan era mucho más ambicioso: romper el frente aliado en el Mosa, entre Sedan y Namur y alcanzar directamente la costa en Abbeville, cercando así a los ejércitos 1 y 7 francés y al Cuerpo Expedicionario británico
El éxito de la maniobra dependía de la rapidez con que las fuerzas acorazadas consiguiesen romper el frente enemigo, así como de la magnitud del desorden crfeadol por un avance tan rápido en Bélgica y Francia. En otras palabras, dependía de la movilidad y de la audacia, los otros dos firmes pilares de la estrategia alemana.
Aunque con algunas excepciones importantes, se puede afirmar que en Septiembre de 1939,en ninguno de los cinco países beligerantes los hombres marcharon a la guerra con entusiasmo. Un elevado porcentaje de todos los ejércitos estaba formado por reservistas que cumplían con su deber resignados y sin convicción.
El Ejército regular francés disponía de excelentes soldados. Sin embargo, revelaban la influencia “soporífera” de la burocracia y de la rutina militar de los años transcurridos entre las dos guerras. En cierto sentido, parecía que les faltase ánimo. 
INACTIVIDAD
En cuanto a las divisiones de  reserva dejaban mucho que desear. Además los franceses no supieron aprovechar el periodo de la “guerra extraña”. Aquel largo periodo de espera y de inactividad debilitó a la disciplina y la moral.
Los belgas y holandeses en su posición de neutrales y después de “socios recientes” no podían sentir, respecto al inminente conflicto, otra cosa que temor. Los soldados estaban decididos a defender en lo posible sus propios países, pero ninguno de los dos Ejércitos podían considerarse como una fuerza moderna de combate.
En cuanto a las fuerzas inglesas aunque numéricamente exiguas, eran de buena calidad. El soldado inglés tanto el regular como el territorial, había ido a la guerra decidido a cumplir con su deber por una causa que consideraba justa. El Cuerpo Expedicionario a pesar de las condiciones atmosféricas terriblemente adversas, supo aprovechar adecuadamente la pausa invernal. No sólo se dedicó a la construcción de líneas defensivas-que muy pronto tuvieron que ser modificadas- sino que se sometió también a un duro programa de instrucción.
Respecto al ejército alemán, en Mayo de 1940, estaba considerado como un instrumento bélico casi perfecto, armado, equipado y adiestrado de un modo excelente. La campaña de Polonia había demostrado la validez de los métodos empleados y la eficacia de su equipo. Si existía algún entusiasmo entre los beligerantes ante el eminente conflicto tendríamos que buscarlo entre las fuerzas regulares alemanas. Pero estas sólo representaban 52 de las 136 divisiones empleadas en el frente occidental. Los reservistas no fueron a la guerra con mayor convencimiento que sus colegas aliados.
OBSERVACION
Pero los alemanes supieron aprovechar mejor que los franceses el periodo de adiestramiento invernal para mejorar la calidad de sus divisiones de reserva. No obstante, a pesar de todo, estas divisiones no alcanzaron el alto nivel de eficacia de las fuerzas regulares.
La observación más sorprendente que se puede formular respecto a los mandos franceses es la siguiente: de casi todos los hombres que el 9 de Mayo de 1940 ocupaban los grados mas elevados  se han olvidado hasta de sus nombres. El General Giraud que mandaba el Ejército 7 francés, tuvo más tarde cierta notoriedad durante un breve periodo como posible líder, pero solo para desaparecer de nuevo.
El entonces Coronel De Gaulle mandaba una división acorazada sólo parcialmente constituida y el General de Lattre de Tasigny (destinado a desempeñar después un papel  de primer orden en las campañas de la Francia libre) una división de infantería. Pero los mandos superiores Gamelin, Georges, Billotte, Prételet-desaparecieron de la escenade la historia sin dejar rastro.
Los mandos franceses se embebían en detalles exclusivamente burocráticos. Faltaba el ánimo. Afrontaron el inminente encuentro con el enemigo tradicional sin temor y sin entusiasmo, con la tranquilidad y en cierto modo, con la negativa autocomplacencia en la confianza que les inspiraba la superioridad de su sistema y de la doctrina militar francesa.

 
Los soldados aliados avanzando por Alemania

Según los alemanes, los mandos ingleses eran “anticuados y perezosos…”. En los niveles más altos son reacios a tomar decisiones audaces”. Aunque algo de esto era cierto, no podía aplicarse a algunos oficiales superiores. Los ingleses tenían sus dudas respecto a que el Ejército francés fuera el soberbio instrumento de guerra que todos creían, no obstante confiaban en que “se batiría bien en el campo de batalla”.
En el otro bando, los mandos alemanes no deseaban combatir. Pero, desde el punto de vista técnico, eran todos muy competentes y entre ellos habían algunos como Guderian, Reinhardt, Hoth, Kleist y Rommel, que sentían gran entusiasmo por su propio tipo de guerra, basado en el empleo de numerosos unidades acorazadas.

Guderian                     
Pero los mandos de más edad consideraban con preocupación la decisión de Hitler de extender la guerra. Cuando en el otoño de 1939 supieron que estaba elaborando  planes  estratégicos para un ataque contra Occidente, se opusieron casi sin excepción a esta idea.  Brauchitsch, comandante en jefe del Ejército, y Halder, su Jefe de Estado Mayor, hicieron todo lo posible para disuadir a Hitler, apoyados por Bock, Leen y Rundstedt precisamente los generales a quienes se confiaría después el mando de los tres Grupos de Ejércitos. Pero Brauchitsch era un hombre débil y Hitler superó fácilmente críticas y objeciones. El 9 de Mayo de 1940, aún continuando con inquietantes dudas sobre la escasez de la aventura en que se estaban embarcando, estos hombres estaban  dispuestos a seguir adelante.  (Tomado, editado, resumido y condensado de la Revista “Asi fue la Segunda Guerra Mundial")

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