miércoles, 18 de febrero de 2015

24 DIAS PRESIDENTE DEL PERU

Hasta existió un presidente del Perú que estuvo en el poder escasamente 24 días, del 4 de al 28 de Enero de 1834, durante épocas convulsionadas y de guerras civiles en el curso el siglo XIX. Casi catorce años después de conseguida la Independencia nacional. No fue legítimamente proclamado por la vía de los votos o la designación del Congreso. Llana y concretamente  se autoproclamó el mismo, en medio de un desorden total  y con bandos a favor y en contra, en la difícil tarea de conducir las responsabilidades del país.
El gobierno de Pedro Pablo Bermúdez Ascarza contó con el apoyo decidido del Mariscal Agustín Gamarra y continuó paralelo al del General Luis José de Orbegoso  Moncada, quien era Presidente provisorio de la República elegido por el Parlamento.
Bermúdez se enfrentó a Orbegoso por el control del país, pero fue vencido. Estuvo exiliado en Costa Rica, en dos oportunidades.  Allí se casó con la dama de ese país, Rosalía Escalante Nava, perteneciente a una familia influyente.
Vicepresidente del Estado Nor Peruano durante la vigencia de la Confederación Peru-Boliviana. Peleó en el bando confederado hasta la Batalla de Yungay en 1839. Separado del Ejército, lo readmitieron en 1841, durante la Guerra con Bolivia. Posteriormente, Diputado y Senador de la República y Prefecto de los departamentos de La Libertad y Junín.


Pedro Pablo Bermúdez mandatario en 1834.

PADRES

Sus padres fueron Justo Bermúdez y Teresa Ascarza. Un tío suyo resultó ser el “Maestre de Campo” Joseph Bermúdez de Sotomayor, Corregidor de Tarma,  casado con Josepha Fernández de Arrieta Muñíz de Llanos, vecinos del  pueblo de Santa Ana de esa provincia. La amistad y la unión familiar de los Arrieta y los Bermúdez se convertiría en un estrecho vínculo que alcanzaría el poder militar, político y religioso.
En efecto, entre los hijos del matrimonio Bermúdez y Fernández de Arrieta se contaba el célebre intelectual José Manuel Bermúdez de Sotomayor de Arrieta, canónigo magistral de la Catedral de Lima a quien su sobrino, el futuro General Pedro Pablo Bermúdez, tendría la mayor estima personal por la formación humana que le inculcó y la ayuda brindada en la educación que recibió en el Seminario Conciliar de Santo Toribio.
Bermúdez se desempeñó como Subteniente en el Batallón de Milicias de Tarma acantonado en Lima y así se sumó al Ejército Libertador de San Martín. A las órdenes del General  Juan Antonio de Arenales participó en la primera campaña de la sierra, luchando en la batalla de Cerro de Pasco, ocurrida el 6 de Diciembre de 1820.
Luego cooperó en las guerrillas que encabezó José Félix Aldao, siendo uno de los pocos soldados que afrontaron el ataque realista en Huancayo y contuvieron la deserción de las milicias. Después se dirigió al cuartel general patriota de Huaura y participó en la segunda campaña de Arenales en la sierra.
OCUPACION
Tras la ocupación de Lima por los patriotas y la proclamación de la Independencia, estuvo presente en la toma de la plaza del Callao. Luego se sumó a la  expedición enviada a Ica y a la presión ejercida sobre el Congreso para obtener la elección de José de la Riva Agüero como Presidente de la República.
Participó en la Segunda Campaña de Intermedios a órdenes del General Andrés de Santa Cruz.  Combatió valientemente en la campaña de Zepita, ocurrida el 25 de Agosto de 1823. Le trocó seguir toda la retirada hacia la costa.
También se sumó al Ejército que organizó Bolívar en el norte del país. Lucho decididamente en las batallas de Junín y Ayacucho, las mismas que sellaron la libertad de América del yugo español. Estuvo poniendo el pecho en la campaña del Alto Perú y en las operaciones libradas en las montañas de Huanta, sometiendo a los rebeldes iquichanos que resistieron en nombre del Rey de España
Con en el Ejercito del Norte, desempeñándose como Jefe del Estado Mayor, invadió el actual territorio ecuatoriano durante la guerra con Colombia. Colaboró siempre con el General José de la Mar y luchó en la Batalla Portete de Tarqui, el 27 de Febrero de 1829.
Siguió al Presidente La Mar al cuartel general establecido en  Piura, donde ambos fueron apresados durante el golpe de estado perpetrado por Agustín Gamarra y deportados a Costa Rica, conjuntamente con ocho esclavos negros.
MINISTRO
Beneficiado por una ley que dispuso el retorno de los desterrados, retornó al Perú en 1832. No tuvo inconveniente en aceptar el Ministerio de Guerra ofrecido por el Presidente Gamarra que lo había perseguido antes.
Debido a la extrañeza que causó al Perú tal actitud, el militar renunció al cargo pero el  Gobierno volvió a designar para conformar el Ejecutivo. Colaboró con Gamarra hasta el final de su mandato. Lo eligieron Diputado por Pasco a la Convención Nacional.
Este organismo que era un congreso constituyente procedió a elegir un presidente provisorio del Perú, tras haberse frustrado las elecciones de este tipo meses atrás. Gamarra apoyó la candidatura de Bermúdez. Pero los liberales eligieron a Orbegoso, un militar menos autoritario. Este obtuvo 47 votos, su rival 37.
No bien asumió Orbegoso el poder, los gamarristas comenzaron a hostilizar al nuevo régimen con la intención de colocar a Bermúdez en la presidencia. Lo que se alegaba es que la presidencia del trujillano era ilegal pues no le correspondía a la Convención Nacional elegir al mandatario.



Una acuarela de Lima por esos tiempos.

JEFE SUPREMO
Temiendo un golpe de estado, Orbegoso se refugió en la Fortaleza del Real Felipe del Callao. Allí instaló la sede de su gobierno. Y comenzó a relevar a los gamarristas de los altos mandos del Ejército.
En respuesta a esta acción, la guarnición de Lima se sublevó y proclamó Jefe Supremo a Bermúdez. Las tropas bermudistas sitiaron la fortaleza chalaca. A nivel nacional,  la autoridad del rebelde fue reconocida.
Pero, en Lima, la civilidad se mostró contraria al golpe y se alzó en armas. Los enfrentamientos armados ocurrieron en las calles de la capital. Bermúdez y sus partidarios se retiraron a la sierra. Orbegoso retornó apoteósicamente y reasumió el poder.
Las fuerzas de Bermúdez, comandadas por José Rufino Echenique, se enfrentaron a las de Orbegoso dirigidas por Guillermo Miller en la Batalla de Huaylacucho, cerca de Huancavelica, ocurrida el  17 de Abril de 1834. Los primeros triunfaron
Sin embargo, esta acción no decidió nada. Los orbegosistas se reagruparon y se alistaron para el encuentro  definitivo que, dicho sea de paso, no se produjo. Echenique convenció a los oficiales bermudistas para llegar a un acuerdo pacífico con Orbegoso.y  a reglón seguido depusieron a Bermúdez.

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Bermudez con uniforme militar.

EMISARIOS
Enviaron emisarios al campamento del trujillano. Llegaron al llano de Maquinhuayo, ubicado a 24  kilómetros al norte de Jauja, donde encontraron a sus rivales en formación de batalla. Luego de colocar sus armas en pabellones, ambos ejércitos avanzaron hasta encontrarse y se estrecharon en fraterno abrazo. Bermúdez pasó nuevamente al destierro de Costa Rica, satisfecho con la pensión de 2 mil pesos que le concedió el gobierno.
Regresó en 1837 durante el poder y la vigencia de  la Confederación Perú- Boliviana. Lo nombraron Vicepresidente del Estado Nor Peruano, en plena guerra, desatada por la invasión de los chilenos y los emigrados peruanos enemigos de Santa Cruz
Intervino, siempre bajo el mando confederado, en la batalla final de esa conflagración que se libró en el norte del país, peleando en  Yungay donde fue herido y tomado prisionero. Lo separaron del Ejército y borrado del escalafón
Entonces se dedicó a la explotación agrícola de su hacienda cuyo nombre era “Paria” y a los negocios mineros.  Acogió hospitalariamente al general hondureño, Francisco Morazán. Le prestó 18 mil pesos para que organice una expedición a su país, Honduras, y conquistar el poder. Tras iniciar la travesía, Las autoridades de Honduras  lo capturaron y fusilaron en 1842.

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Enfrentado con Luis José de Orbegoso.
CRISIS
Al producirse la crisis en el Perú tras la batalla de Ingavi y la muerte del Presidente Gamarra en Bolivia, Bermúdez fue reincorporado nuevamente al servicio del Ejército siendo adscrito al sur del país.  Allí secundó el pronunciamiento del General Juan Francisco de Vidal que tras un breve gobierno fue depuesto por el General  autoritario, Manuel Ignacio de Vivanco, que instauró el Directorio.
El militar se negó a prestar juramento de obediencia al nuevo gobierno y colaboró con la revolución que encabezó Ramón Castilla y Domingo Nieto, la misma que restauró el orden constitucional en el país en 1844.
Elegido diputado por Tarma al año siguiente. Al poco tiempo lo nombraron Prefecto del departamento de La Libertad. Tambien fue primera autoridad política de Junín y senador por esta circunscripción politicas. Residió en Lima hasta su fallecimiento, el 30 de Marzo de 1852. (Noé)


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