Una simple elección municipal,
realizada el 12 de Abril de 1931, puso termino a una de las más rancias
dinastías europeas: la de los Borbones. Ese día el pueblo de España,
restringido en su derecho electoral desde hacía 8 años, dio un rotundo triunfo
a las fuerzas que auspiciaban la república.
En una elección cumplida dentro
del orden más absoluto fue vencida la monarquía
que comprendió inmediatamente la magnitud de la derrota. Toda España vibró con
fervor republicano. El nuevo régimen llegaba sin la más mínima mancha.
Inmaculado, como dijeron entonces
los diarios de la península. Sin sangre y san lagrimas. Por la vía legítima e
indiscutible de una elección que exponía, con absoluta y terminante claridad, la
voluntad popular. El entusiasmo del pueblo español fue indescriptible.
En todas las ciudades, grandes
manifestaciones recorrieron las calles vitoreando la república. Además, se exigía
la proclamación del nuevo régimen: que le impusiese la voluntad del pueblo.
Primero fue Barcelona, después Eibar.
La república fue proclamada con
bombos y platillos en Madrid. Una jornada de inolvidable júbilo para el pueblo
madrileño. Desde todos los barrios de la capital española iban convergiendo
grandes núcleos de ciudadanos, que terminaron de formar una enorme
manifestación que recorrió las calles céntricas.
El pueblo apoya a la república española
El pueblo apoya a la república española
DERROTA
El Consejo de Ministros ya había
decidido hacer entrega del poder al gobierno provisional. De una
conferencia entre el Conde de Romanones
y Niceto Alcalá Zamora surgió la entrega del gobierno a los republicanos.
Fueron momentos dramáticos. La monarquía se sabía derrotada y cumplió la voluntad
del pueblo.
Mientras en la calle aumentaba el
entusiasmo. El tenor Miguel Fleta encabezaba una de las manifestaciones, cantando la Marsellesa. En los edificios públicos, empezó a flamear la bandera
republicana. Primero en el Correo, después en el Ayuntamiento de Madrid y en
las capitales de provincias.
Izaron el pabellón republicano en
el Ministerio de la Gobernación. Resultó la apoteosis. Entre tanto, el Rey
Alfonso XIII preparaba su retirada. Junto con algunos familiares y amigos
íntimos, partió en automóvil para Cartagena, donde contando con la protección
de los mismos elementos republicanos, se embarcó para Londres a bordo del
crucero Principe Alfonso
“Las elecciones realizadas-decía
un manifiesto dirigido a la nación- revelan claramente que no tengo el amor de
mi pueblo. Mi conciencia dice que ese deseo no será definitivo, porque procuré
siempre servir a España”. Y se marchó al exilio.
La dirigencia en pleno.
La dirigencia en pleno.
AUTORIDADES
Mientras tanto la autoridad
provisional disponía la amnistía para los presos políticos. El nuevo gobierno
quedaba constituido de la siguiente manera:
Presidente, Niceto Alcalá Zamora; Estado, Alejandro Lerroux: Gracia y
Justicia, Fernando de los Ríos. Gobernación, Miguel Maura. Hacienda, Indalecio
Prieto. Fomento, Alvaro de Albornoz. Instrucción, Marcelino Domingo; Ejército,
Manuel Azaña. Marina, Casares Quiroga; y Trabajo, Francisco Largo Caballero.
Luego las adhesiones. El Ejército
y la Guardia Civil se pusieron al servicio de la República y la Unión General
de Trabajadores dispuso también el apoyo al nuevo régimen. La monarquía aceptó, sin resistencia, la voluntad del pueblo.
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