La
reunión mensual del Club de Periodistas del Perú, celebrada el sábado 29 de
setiembre, ha tenido el sello de memorable. Durante su alegre y fraterno
transcurso, fue premiado con la Pluma de Plata de la institución, el periodista
Humberto Castillo Anselmi,
considerado por unánime apreciación como el más completo reportero de calle del
Perú de los últimos tiempos.
El
gran ausente de esta auténtica fiesta de fraternidad, realizada en la
proximidad del Día del Periodista, fue el presidente del Club, Alejandro
Sakuda, quien fue objeto de una delicada y riesgosa operación quirúrgica en la
primera semana de setiembre. Causó congoja la noticia, pero al mismo tiempo se
produjeron votos por su pronta y completa recuperación.
Motivo
de grato reencuentro fue la reaparición de la revista “¡Qué Tal!”, órgano
oficial del CPP. Para leerlo con fruición y avidez volvió a las manos de los
periodistas después de más de seis meses de sentida ausencia, pero siempre bajo
la dirección, edición, redacción, corrección y distribución del exageradamente
celoso jefe de Informaciones y Diseño, Domingo Tamariz Lúcar. Las
circunstancias le impidieron ser canillita porque la revista se reparte
gratuitamente.
“¡Qué
Tal!” es una adecuada revista de periodistas para periodistas. El número 49
lleva la misma impronta: bella presentación, grato contenido en donde se mezcla
el acontecer cotidiano con la información histórica y la sólida defensa de las
libertades de prensa, información, opinión y expresión.
El
más grande.
Tal cual se narra en la revista, Humberto “El Chivo” Castillo, reportero—y nada
más que reportero por esencia y naturaleza—tuvo que ser sometido a una especie
de celada para ser entrevistado por César Terán. Su premiación con la Pluma de Plata fue, además, el secreto
mejor guardado, sabedores los organizadores que él rehúye toda circunstancia
que le ponga al centro de todas las miradas. Es su personalísimo sello.
El
Club, que pronto cumplirá 48 años de existencia, solo ha dispensado esta
honrosa distinción a notables periodistas como son: Alfonso Grados Bertorini,
Manuel Jesús Orbegozo, Luis Jaime Cisneros, Estuardo Núñez, Domingo Tamariz
Lúcar, César Lévano, Enrique Zileri, Antonio Cisneros y, esta vez, Humberto.
“El Chivo” se vio
obligado a romper su clásica reticencia y a pronunciar un breve discurso, a
mitad del cual se quebró por la emoción. “Muchas
gracias—dijo--. Quiero aclarar que soy uno más entre los periodistas. Lo que se
ha dicho de mí es una exageración… (pausa motivada por la súbita
turbación). Puedo decir que he sido un
periodista con suerte. Primero por haber tenido compañeros de trabajo que
fueron ejemplares. Luego porque he recorrido casi todos los diarios de Lima. En
ellos tuve la suerte de contar con verdaderos maestros como Alfonso Grados Bertorini,
Mario Miglio, Pedro Felipe Cortázar, José Velásquez Neyra y tantos otros… De
ellos aprendí a ser lo que soy, sobre todo amante de la honestidad. Repito, no soy gran periodista. Gracias por
este homenaje y aprovecho el momento para abrazar de lejos a Alejandro Sakuda
en su hora de contraste. Sé de su gran coraje y sé que saldrá bien de esta
prueba. Muchas gracias a todos”.
Como era de esperarse, los concurrentes le aplaudieron
de pie coreando el apelativo con el que es muy conocido.
A propósito de Humberto,
la revista “¡Qué Tal!” ofrece en la portada de su última edición la foto del
“Chivo” a toda página. Aparece el famoso reportero con esa mirada clara,
limpia. Los ojos que delatan una insondable tristeza; y esos dedos finos y
largos, acostumbrados a obedecer las órdenes para componer las más bellas
narraciones noticiosas que se recuerden.
Verlo allí, delgado y
espigado, como siempre, luciendo ese rostro que con algo de barba tendría de
quijotesco. La cabellera de plata que era el punto de las bromas de sus amigos:
“es raspadilla sin jarabe”. Y escucharle esa voz ahuecada, de flauta. Todo
despierta en él admiración, especialmente su terca modestia que no va con su
sobresaliente talla profesional. “Una vez, en 1974—cuenta Domingo Tamariz—los
periodistas de ‘La Crónica’ le eligieron jefe de Redacción, por unanimidad. Se
negó a aceptar el cargo, pero movido por las circunstancias, redactó el cuadro
de comisiones en donde se daba la orden de cobertura noticiosa para un solo
redactor, él. Se fue, trajo su trabajo y junto a él, su carta de renuncia a la
jefatura…”
Ancashinos notables. Más adelante, el
alcalde provincial de Huaraz, Vladimir Meza Villarreal, solicitó el uso de la
palabra para saludar a los presentes por el Día del Periodista, así como para
entregar la Medalla Cívica de la Ciudad de Huaraz a dos periodistas ancashinos
de particular valía, Julio Estremadoyro Alegre y Reynaldo Trinidad Ardiles.
Abimael, la Captura. Tal es el título del
libro escrito por Víctor Tipe y
presentado en la ocasión. Como su autor lo caracterizó, la obra tiene el
propósito de no solo narrar la habilidad de los captores; sino, también,
prevenir a los jóvenes incautos acerca de la perversidad del senderismo. El
libro se obtiene con la compra de la revista “Vox Populi” que dirige Francisco
Ugarteche.
“El Legado del Cóndor”. Tal es el título del
libro.de Walter Seminario González quien fuera recordado redactor de “La
Prensa”. Sufrió en carne propia los
rigores de la expropiación de los diarios perpetrada durante el velasquismo.
Precisamente su obra trata acerca de esas horas de incertidumbre y abusos.
Walter se fue a los Estados Unidos donde se labró una envidiable posición en el
periodismo. La presentación del libro fue hecha por el ex decano del Colegio de
Periodistas del Perú, Justo Chávez.
En fin, los premios, el
sorteo, el baile, la alegría sana y exuberante. La presencia de nuevos
asistentes, sobre todo jóvenes periodistas; el reencuentro fraterno de viejos
rivales de profesión que han limado asperezas y, en este desbordante clima,
todo queda opacado por la anécdota y el nostálgico abrazo del amigo de siempre.
El Club ha vuelto a
cumplir con sus socios, nuevamente. (Justo
Linares Chumpitaz)
No hay comentarios:
Publicar un comentario