El senador norteamericano Borah
definió aquel periodo con la expresión “phoney war” ( extraña guerra).
Churchill, usando el término de Chamberlain, lo denominó “twilight war” (
guerra vaga). Mientras que el equivalente alemán era sitzkrieg (guerra de despacho).
Pero la expresión que dio origen a todas las citadas es dröle de guerre, que
fue como definió el Presidente del Consejo de Ministros francés, Daladier, a
este periodo. Fue un tiempo en que los contendientes se observaron mutuamente
desde detrás de sus respectivas fronteras, intentando averiguar cada uno lo que
pretendía el otro.
TORBELLINO
Sin embargo, la guerra se había iniciado con un torbellino
de actividad. Poco después del anuncio que hizo Chamberlain, el domingo 3 de
Setiembre-precisamente en el momento en que
en Londres sonaban las sirenas, en la primera falsa alarma-, una
escuadrilla de la RAF en misión de inspección en el canal de Kiel descubrió numerosos
buques de guerra alemanes anclados. El objetivo invitaba a un ataque aéreo.
Pero la temperatura era bajísima, y
cuando el jefe de la escuadrilla, el oficial de aviación Mc Pherson, intentó
comunicarse con la base, advirtió que el hielo había dejado inservible la radio
de a bordo. Cuando aterrizó era demasiado tarde para organizar un ataque, pero
Winston Churchill, como primer Lord del Almirantazgo, autorizó una incursión
para el día siguiente.
Los alemanes cruzando la frontera de Polonia
Los alemanes cruzando la frontera de Polonia
McPherson efectuó, pues, un
segundo vuelo de reconocimiento. Obligado a volar a baja altura, debido a la
abundante nubosidad, localizó de nuevo los barcos germanos anclados en las
proximidades del canal. Basándose en sus
indicaciones, el Capitán Dofran, al mando de un grupo de veintinueve bombarderos,
puso rumbo a Kiel al medio día del lunes 4 de Septiembre.
Cuando alcanzaron la zona del
objetivo, el cielo estaba despejado por lo que los aviones ingleses pudieron cumplir
su misión volando a gran altura: las bombas alcanzaron dos buques: el acorazado
de bolsillo Admiral Scheer y el crucero Emdem. Sin embargo, los efectos fueron
muy limitados. Las bombas rebotaron en las cubiertas del Admiral Scheer y
cayeron al mar, donde hicieron explosión. No fueron mayores los daños
producidos al Emdem, pero si suficientes para dejarlo fuera de servicio durante
varios días.
AVERIAS
Aunque se debe puntualizar que la
mayor parte de las averías del crucero se debieron al hecho de que un
bombardero se estrelló contra el buque. La misión resultó muy costosa para la
RAF, pues de los 29 aviones que partieron para Kiel, siete no regresaron a la
base. A pesar de todo, McPherson y Doran fueron condecorados con la
Distinguished Flying Cross (Cruz del Mérito Aeronáutico) por el papel que
habían desempeñado en aquel primer ataque aéreo aislado.
La noche que transcurrió entre la
primera localización de los buques alemanes en Kiel y el consiguiente ataque
tuvo un significado negativo, pero que entonces nadie advirtió. El día de
retraso permitió a los alemanes eludir el primer golpe, circunstancia que se
repetiría varias veces en el transcurso de la guerra.
A las 21 horas de aquel domingo, el submarino
U-30 mandado por el Teniente Fritz –Julius Lemp, torpedeó el buque de pasajeros
norteamericano Athenia, que se dirigía al Canadá. Según afirmó después, Lemp creyó que el barco
era un crucero en misión de reconocimiento o de escolta, puesto que avanzaba en
zigzag y con las luces apagadas. Sea como fuere, lo cierto es que el buque de
pasajeros se hundió y que entre los 1,102 pasajeros y 315 tripulantes, hubo 112
muertos, entre ellos 28 norteamericanos.
INCIDENTE
El incidente causó gran inquietud
en todo el mundo, incluida Alemania. Pero Goebels, Ministro de Propaganda
del Reich, intentó aprovecharlo para sus
propios fines, proclamando desde los micrófonos de Radio Berlín que Churchill
había ordenado colocar a bordo del Athenia una bomba con objeto de provocar la ruptura de
relaciones entre Alemania y Estados Unidos.
Las autoridades alemanas ya
habían ordenado que los U-Boot se abstuvieran de atacar buques de pasajeros,
por lo que la acción de Lemp ni siquiera
encontró la aprobación de sus compatriotas. Después de este episodio, Hitler
ordenó que no torpedearan más buques mercantes, a no ser que navegasen en
convoy.
No obstante, ante el temor de ser objeto de un
nuevo ataque, los supervivientes del Athenia, a quienes se había trasladado a
Glasgow, afirmaron que no embarcarían para América, si no se les asignaba una
escolta de protección (exigencia a todas luces comprensible). Tras muchos
aplazamientos, el día 19 de Septiembre zarparon por fin sin escolta, pero antes
tuvo que darles seguridades de que por la noche todas las luces del barco permanecerían
encendidas y que la bandera estadunidense
que ondeaba en el mástil, sería iluminada con reflectores.
Una victima de los bombardeos
Una victima de los bombardeos
POLONIA
Mientras en Occidente tenían
lugar estos incidentes aislados. Polonia sufría el tremendo azote de la
invasión alemana y suplicaba a Inglaterra que interviniese en su ayuda,
bombardeando inmediatamente los campos de aviación y las zonas industriales
alemanas situadas dentro del radio de acción de la RAF. El 9 de Septiembre, los polacos estaban tan
desesperados que su Embajador en Londres recibió las siguientes instrucciones:
“Por favor exponga con claridad la situación al Gobierno inglés y pida una
respuesta más precisa respecto a los planes de guerra y de ayuda a nuestro
país”.
Cuando el embajador expuso el
punto de vista polaco, se le respondió que el gobierno inglés no consideraría
la idea de bombardear Alemania mientras ésta no bombardease Gran Bretaña. Los
ingleses dijeron haber tomado esta decisión por cuanto la realización de actos
agresivos, como los que se les pedían, les valdría la animadversión de la
opinión pública de los Estados Unidos. Habida cuenta de la ayuda que Inglaterra
y Francia habían garantizado a los polacos tan sólo un mes antes, la respuesta
era cualquier cosa menos satisfactoria.
PROPAGANDA
De hecho la principal respuesta
inglesa a los acontecimientos de Europa Oriental no fueron las incursiones
aéreas, sino “las incursiones de la verdad”, como lo definió sir Kingsley Wood,
Ministro del Aire. Estas “incursiones de
la verdad” consistieron en el lanzamiento desde aviones de la RAF, de millones
de octavillas de propaganda sobre territorio alemán. Estas acciones se basaban
en la convicción optimista e ingenua de
que si se facilitaba a los alemanes información a cerca de la perversidad de
sus gobernantes, se rebelarían contra ellos y los depondrían. Por otra parte,
se confiaba en que tales incursiones atemorizarían a los alemanes y a sus
jerarcas al demostrarles que su país era muy vulnerable a los ataques aéreos.
La primera incursión se realizó
durante la noche del 3 de Septiembre. Se lanzaron sobre territorio germano 6
millones de copias de una “nota al pueblo alemán”. En total, más de trece
toneladas de papel. Pero la acción no impresionó a los alemanes. Creyeron, eso
sí, que seguirían los ataques aéreos, por lo que tomaron eficaces medidas de
defensa antiaérea.
Las incursiones se repitieron
durante casi todas las noches, hasta el punto de que, según el Ministerio del
Aire, sólo el 27 de Septiembre se arrojaron unos 18 millones de octavillas
sobre territorio alemán, lo que las autoridades inglesas consideraban con
cierto orgullo.
DISGUSTO
Pero no todos los representantes
parlamentarios participan del optimismo del ministro. El General Spears,
diputado conservador, expresó con estas palabras su disgusto: “Es indigno hacer
una guerra de confetti contra un enemigo
inhumano. Estamos haciendo el ridículo”. Más adelante, el General de Aviación Harris diría: “Mi opinión
personal es que el único resultado que se obtuvo con las incursiones propagandísticas
fue, sobre todo, el de satisfacer las necesidades europeas de papel higiénico
durante los cinco largos años de guerra. Muchas de aquellas circulares eran tan
estúpidas de infantiles que quizás habría resultado contraproducente dárselas a
conocer al pueblo inglés. Y, sin embargo, perdimos hombres y aviones para
lanzarlas en territorio enemigo”.
Sin duda, tanto el riesgo como
los gastos fueron muy elevados. Especialmente desafortunado resultó la
incursión que se llevó a cabo la noche del 27 de Octubre. El frío era
intensísimo. Cuatro bombarderos del 51 Grupo lanzaron circulares sobre Francfort, Munich y Stuttgart. En uno
de los aviones se pararon dos motores, la radio se estropeó, los timones de
dirección y de profundidad quedaron agarrotados por el hielo y los tripulantes
perdieron el conocimiento. Los restantes miembros de la tripulación
consiguieron efectuar un aterrizaje forzoso, en el que el avión resultó con
seis averías y, tras extinguir un conato de incendio que se declaró en un motor, subieron de nuevo a la cabina y se
durmieron. Afortunadamente, habían aterrizado en Francia.
La guerra en el mar
La guerra en el mar
INDIGNACION
Los tres aparatos restantes
consiguieron regresar a su base. Pero todos ellos en muy mal estado a causa del
frío intensísimo, las averías y maltrechos sus tripulantes. El efecto más real
que produjeron estos hechos inofensivos fue el de suscitar un amplio
sentimiento de indignación en Gran Bretaña ante la incapacidad que demostraba
el Gobierno para intervenir de manera adecuada en ayuda de Polonia.
Hubo quien pidió que a la
declaratoria de guerra le siguiese una acción más concreta. Y, puesto que no se
quería recurrir a los ataques aéreos sobre ciudades y objetivos industriales,
proponían que la aviación inglesa incendiara la Selva negra mediante bombardeos
sistemáticos con bombas incendiarias. Hugh Dalton, destacado miembro del
Partido Laborista, que tenía muchos amigos personales en Polonia, se enfureció
con Kingsley Wood. El humo y el olor a quemado de los bosques-le hizo observar-
enseñaría a los alemanes, que tanto amor demuestran por sus árboles, que la
guerra no es siempre agradable y ventajosa y que no se puede librar
exclusivamente en territorio de los demás”.
Pero la única respuesta que
recibió fue que incendiar la Selva Negra supondría contravenir la Convención de la Haya. Cuando Leo Amery
planteó a su vez, la misma demanda, Kingsley Wood le respondió: “No podemos
hacerlo, porque se trata de una propiedad privada. Si accediese, al día
siguiente me pedirían ustedes que bombardeara el Ruhr”.
DESESPERACION
Desesperado, el mismo Dalton
formuló otra sugerencia para ayudar a los polacos: propuso efectuar un vuelo a
Polonia en un gesto simbólico que demostrara que persistía, entre los dos
países, el espíritu de solidaridad. Pero Kingsley rechazó también la sugerencia
calificándola de “inoportuna”.
En términos generales, la actitud
del gobierno inglés hacia los enemigos del país parecía poco belicosa. Y, sin
embargo, al menos en las fases iniciales se había llevado a cabo cierto
esfuerzo para afrontar los problemas de la defensa. Como medida preventiva ante
el inminente conflicto, la Emergency Powers superó con rapidez las diversas fases de
aprobación, hasta que el 24 de Agosto de 1939, fue aprobada definitivamente. La
ley facultaba al monarca para promulgar, por medio de los decretos pertinentes,
“las previsiones de defensa que se consideren necesarias y oportunas para garantizar la seguridad pública, el
mantenimiento del orden, la defensa del reino y la actuación eficaz en
cualquiera en que Su Majestad pueda verse comprometida, así como para asegurar
la continuidad de los abastecimientos y de los servicios indispensables para la
vida de comunidad”. Con carácter inmediato, las disposiciones de defensa
concedían atribuciones para:
MEDIDAS
-Proceder a la detención, juicio
y condena de quienes contraviniesen estas disposiciones, así como el arresto
sin mandamiento judicial, siempre que, a juicio del ministro secretario de
Estado, ello fuera necesario para la seguridad y la defensa pública.
-Autorizar el embargo o control
de cualquier propiedad o empresa, así como la adquisición de toda propiedad que
no fuera inmobiliaria.
-Autorizar el allanamiento de
cualquier edificio y del consiguiente registro.
-Proveer a la enmienda, la
suspensión o la aplicación de cualquier ley, con modificación o sin ellas.
El 28 de Agosto de 1939 se
publicó una larga lista de medidas restrictivas mediante las cuales se podía
obligar a los agricultores a cultivar determinados productos y asimismo se
podían suspender los derechos pesqueros. Además se recordaba la obligación que tenían
los ciudadanos de alojar en sus casas a cualquier persona designada por el
oficial encargado del alojamiento de la tropa. Se prohibía también liberar
palomas sin un permiso especial de la policía, a la cual debería entregarse
toda paloma sobre la que se encontrara un mensaje.
Mapa que muestra el avance alemán en Polonia
Mapa que muestra el avance alemán en Polonia
La lista comprendía muchísimas
prohibiciones. En resumen cuando se examina aquella recatahila de normas, casi
se tiene la impresión de que el Gobierno inglés se inclinaba a demostrar más
comprensión para la opinión pública alemana que para la inglesa. Pero esta característica
se advirtió también entonces. El 31 de Octubre, en la Cámara de los
Comunes, numerosos oradores criticaron
las disposiciones gubernamentales. Dingle Foot manifestó que el país parecía
hallarse ante un doble peligro: la agresión nazi del exterior y las tendencias
nazis en el interior.
ARRESTO
Algunas disposiciones no tenían precedente alguno y estaban muy
lejos de responder a las necesidades
efectivas del Gobierno. La cuestión del arresto sin mandamiento
judicial, sobre todo, era una medida que apenas se había considerado con la
debida seriedad después de la promulgación de la Carta Magna.
Era este un punto muy importante.
Kingsley Griffith advirtió que los nuevos mandatos implicaban la abolición del
Habeas Corpus y que la parte referente a la
detención y a las restricciones de las actividades personales, concedía
al ministro secretario de Estado el poder suficiente para implantar en
Inglaterra las condiciones de un campo de concentración alemán.
Otra áspera crítica fue formulada
por Herbert Morrison, quien atacó la introducción del toque de queda,
observando que si con ello se pretendía evitar que la gente anduviera por las
calles durante los ataques aéreos, la finalidad era sencillamente ridícula.
Cuando se produjeran ataques, los ciudadanos ya tendrían buen cuidado de no
andar por las calles.
Entre unas cosas y otras, la
jornada del 31 de Octubre no resultó muy buena para el Primer Ministro
Chamberlain. A partir del 1° de Septiembre, cada noche, desde la puesta del sol
al alba, el país debía permanecer en la más completa oscuridad. Esta norma se
dio a conocer anticipadamente, por medio de un memorándum publicado por el
Ministerio del Interior.
OSCURECIMIENTO
El oscurecimiento originó
innumerables contratiempos. Entre otras cosas, el número de accidentes de
tráfico aumentó de un modo considerable. En Diciembre, con objeto de atenuar
las dificultades, en las calles del distrito
de Westminster se autorizó una débil iluminación, que luego se extendió a otros
lugares, excluida una franja de unos 20 kilómetros a lo largo de las costas
orientales y meridionales. Hasta el 22 de Enero no se hizo obligatorio el
empleo del tipo de faro oficialmente para los automóviles.
Cuando se comprobó, sin lugar a
dudas, que la causa principal del incremento de los accidentes de tráfico era
debido a la falta de iluminación, el Ministro de Transportes dispuso que en las
zonas urbanas la velocidad máxima se redujera a unos 30 kilómetros por hora.
A fin de obligar a la población a
aceptar los efectos deprimentes del oscurecimiento, casi todas las formas de
diversión fueron severamente limitadas. George Bernard Shaw expresó su protesta
y descontento ante estas medidas en las páginas del Times.
- ¿Qué agente del Canciller
Hitler-decía el escritor- ha sugerido que los ingleses se agazapen en la
oscuridad durante todo el tiempo que dure la guerra?
El 14 de Septiembre, puesto que
el peligro de un ataque parecía haber disminuido, se permitió la reapertura de
los teatros.
INQUIETUD
En el terreno político, casi
desde el principio, se experimentó una honda inquietud respecto al modo de
enfocar la guerra por parte de Chamberlain, así como acerca de los dotes de
mando del Primer Ministro. La dificultad, empero, estribaba en encontrar a la
persona idónea para sustituirlo.
Chamberlain
Chamberlain
El destino facilitó un presagio
(que en aquel momento muchos ponderados
y respetables miembros del Parlamento consideraron de mal agüero) en el curso
del debate que tuvo lugar el 26 de Septiembre en la Cámara de los Comunes.
En un discurso aburrido e
intrascendente, Chamberlain informó al Parlamento de la situación militar. La
Cámara reaccionó con la actitud que era de esperar: con indiferencia. Luego,
conforme a un acuerdo previo al que había llegado con Chamberlain, Churchill
hizo uso de la palabra por primera vez desde que había entrado a formar parte
del Gobierno, una siete semanas antes.
Fue el suyo un discurso frío,
brillante, concreto y detallado- tras exponer el conocido problema de los daños
causados por los U-Boot y asumir esquemáticamente las medidas que se habían
adoptado para hacer frente al enemigo-, mencionó también las pérdidas sufridas
por la flota mercante. Semana tras semana, la cifra se había reducido. De las
65 mil toneladas de la primera semana de Septiembre, se pasó a 46 mil en la
segunda, a 21 mil en la tercera y a sólo 9 mil durante los seis días
precedentes a su discurso. Churchill evitó con todo cuidado formulas
“previsiones optimistas”, pero, indudablemente, las cifras hablaban por sí
mismas.
AGRADECIMIENTO
El discurso produjo un efecto
sorprendente en el Parlamento y toda la nación agradeció a Churchill su
exposición honesta, escueta y clara de los datos más recientes sobre la marcha
de la guerra. Desde luego, en Inglaterra se habló mucho acerca de la
posibilidad de que Churchill asumiese cuanto antes la dirección del país.
A todo ello todavía había quien
alimentaba la esperanza de que tal vez fuera posible la paz, pues Polonia estaba sucumbiendo frente a los invasores
y una triste calma se iba apoderando del desgraciado país. Sin embargo, en su
quinto discurso sobre la situación bélica, pronunciado el 3 de Octubre,
Chamberlain no alentó tales esperanzas.
Había decidido adoptar una
actitud firme frente al enemigo. “No aceptaremos una simple promesa del actual
gobierno alemán. Con demasiado frecuencia, en el pasado, ese Gobierno ha demostrado
estar dispuesto a romper sus compromisos en cuanto le ha parecido conveniente.
No obstante, si hacen alguna propuesta la examinaremos teniendo en cuenta tales
precedentes. Nadie desea que la guerra continúe ni siquiera un días de lo
necesario, pero la gran mayoría de la opinión pública de este país y para
satisfacción nuestra, también de Francia, está decidida a conseguir que se
destierre la violencia y que la palabra empeñada por los gobiernos se respete
de forma coherente”.
LA PAZ
Por una ironía del destino,
entonces fue Lloyd George quien se convirtió en el abanderado de la política de
“poner la otra mejilla”, apelando al Gobierno para que “no se apresurase” a
rechazar eventuales propuestas de paz que pudieran llegar a través de los
gobiernos ruso e italiano, a la sazón neutrales ambos.
Chamberlain aseguró que no se
precipitaría en responder a propuestas que mereciesen un atento examen y que,
en todo caso, antes de dar cualquier contestación consultaría con la Cámara de
los Comunes. No obstante, el diputado
conservador Duff Cooper atacó a Lloyd George, sosteniendo que era muy probable
que las frases del Primer Ministro se interpretaran erróneamente en el
extranjero como un sondeo de rendición.
Pero si el gobierno inglés no se mostraba dispuesto a ceder, tampoco
parecía decidido a tomar la iniciativa. Todos los esfuerzos se concentraban en
el aspecto defensivo. Cuando estalló la guerra, la flota inglesa se hallaba en
Scapa Flow, rada de las islas Orcadas protegida por un anillo de islotes y
canales. En Scapa se conservaban aún restos de las improvisadas defensas que se
utilizaron en la Primera Guerra Mundial. Pero en 1939, la velocidad y la
potencia de los submarinos alemanes habían aumentado de modo considerable por
lo que era imprescindible que estas defensas se prepararan convenientemente.
Además existía el peligro de los ataques de la aviación alemán. Y frente a las
acciones aéreas, que constituían la más grave amenaza para la seguridad de Gran
Bretaña, la base de Scapa Flow estaba indefensa.
Los soldados con llos cañones en acción
Los soldados con llos cañones en acción
MEJORAS
Se instalaron nuevas redes
antisubmarinas y se confió la misión de neutralizar la amenaza aérea a dos
escuadrillas de caza de la Marina. Pero el hundimiento del acorazado Royal Oak,
por obra de un submarino alemán, en la propia bahía de Scapa, demostró cuán
inadvertidos eran aquellos sistemas defensivos. El incidente repercutió de
forma muy negativa en la opinión pública
y, el 31 de Octubre, Churchill se trasladó por segunda vez a Scapa Flow para discutir los problemas referentes a la
defensa de la base. En principio se decidió reforzar las defensas con la
colocación de nuevos cajones sumergidos, barreras flotantes y redes
antisubmarinas, así como disponer zonas
de minas y dotar a la base de más piezas artilleras y de unidades de
reconocimiento.
Se acordó también mejorar la
defensa antiaérea, para lo cual se reforzaron con más cazas las dos
escuadrillas de guarnición en la base. Sin embargo, las medidas adoptadas no
podían llevarse a la práctica totalmente antes de la siguiente primavera, por
lo que entonces se eligió Rosyth como
base provisional de la flota.
CARACTERISTICAS
En Europa la guerra presentaba
las mismas características irreales, defensivas y extrañas que se presentaban
en Gran Bretaña. Se había trasladado al frente occidental un cuerpo
expedicionario inglés, como refuerzo de las numerosas unidades francesas que lo
guarnecían. El mando del contingente británico se confió a Lord Gort quien, a
su vez, estaba a las órdenes de los generales franceses (aunque tenía el derecho
de apelar al gobierno de su país siempre que las órdenes que recibiera pusieran
en peligro A las fuerzas inglesas)
Parecía como si se hubiera hecho
mucho, pero en realidad no sucedía nada. Hasta el 27 de Septiembre la Royal
Navy había transportado al otro lado del Canal de la Mancha, sin pérdida alguna
por su parte, 152 mil soldados del Ejército de Tierra y 9 mil 400 de Aviación,
más 24 mil vehículos, 36 mil toneladas de carburante y unas 60 mil toneladas de
carne congelada. En Inglaterra se estaban instruyendo 50 mil voluntarios. En
Francia había 76 divisiones aliadas (72 de ellas francesas y las cuatro
restantes británicas), frente a las 32 divisiones alemanas atrincheradas tras
la línea Sigfrido.
No obstante y pese al acuerdo del 15 de Mayo
de 1939, los franceses no habían ayudado a los polacos, desencadenando un
ataque en el frente occidental, lo cual habría obligado a los alemanes a
retirar por lo menos parte de sus tropas de Polonia. Para justificar su
inhibición, los franceses afirmaron que
su Ejército aunque muy numeroso, no estaba aún preparado para entrar en acción,
ya que la aviación se hallaba en un estado de deplorable debilidad y que las
fortificaciones de la línea Sigfrido eran tan sólidas que un ataque en aquellas
circunstancias sería un completo desastre. Los franceses definían su
inactividad como una “espera estratégica”.
Soldados alemanes rumbo a luchar contra sus adversarios
Soldados alemanes rumbo a luchar contra sus adversarios
GRAVE ERROR
Una vez más, el aplazamiento
constituyó un grave error. A fines de Septiembre, el comandante en jefe alemán Brauchitsch,
reforzó el frente occidental, al que trasladó las fuerzas que conquistaron
Polonia, tropas aguerridas por la victoriosa campaña. Así, a comienzos de Octubre,
las divisiones germanas eran más de cien. Los occidentales habían dejado
escapar la gran ocasión. Y eso lo confirman las palabras del general von
Mellenthin, quien al inspeccionar la línea Sigfrido, escribió:
“En seguida me di cuenta de que la campaña de
Polonia había constituido un peligroso juego de azar y que nuestro Alto Mando
se expuso a un gravísimo riesgo. Los reservistas que defendían la frontera
occidental estaban mal equipados y deficientemente instruidos a lo que se
añadía el hecho de que las instalaciones defensivas estaban muy lejos de ser las inexpugnables fortificaciones
descritas por nuestra propaganda. Cuanto más observaba aquellas
fortificaciones, menos comprendía la absoluta
pasividad de los franceses. Esta actitud negativa no podía sino repercutir de
modo desfavorable en la moral de las tropas, ocasionándoles daños mucho mayores
que los provocados por nuestra propaganda, aunque ésta fuera muy eficaz”.
LIMITADOS RECONOCIMIENTOS
Más adelante los generales Jodl y
Keitel afirmaron que un ataque en el frente occidental durante la campaña de
Polonia habría tropezado con una débil resistencia: pero, en lugar de atacar,
los aliados se dedicaron a reforzar sus fortificaciones. En realidad, ambas
partes no hacían sino levantar fortines y tender alambradas, tratando de disimular
su actividad con el enmascaramiento. Unos y otros efectuaban limitados
reconocimientos aéreos; y prácticamente, todo se reducía a esto.
Un observador inglés comentó:”Vive
y deja vivir” era la actitud predominante en el Sarre y si alguien disparaba se
le consideraba como un ser totalmente antisocial. Veinte años de paz habían
dado como resultado que a la gente le repugnaba matar. El soldado inglés se
mostraba muy reacio a empuñar un fusil y disparar contra un alemán que no le
había provocado. En abril, los alemanes
efectuaron por dos veces lo que se podían considerar parodias de ataque y en la
segunda ocasión destruyeron algunas fortificaciones francesas situadas a
nuestro flanco. Esta forma de proceder se consideró como extremadamente
incorrecta e indigna de ser imitada”.
Por su parte, un observador
alemán escribió durante aquel periodo: “Por medio del periscopio podemos
observar a los franceses. Están cortando leña. Llevan pesados capotes, en
grupos de dos o tres, y al parecer se aburren”.
HOSTILIDADES
Durante el primer mes de
hostilidades, los franceses se jactaron de haber entrado en territorio alemán,
aunque admitían que dicha penetración se realizó en un frente muy reducido y que
se profundizó muy poco. Ellos se movieron al otro lado de la línea Maginot. Pero en Octubre, cuando se comprobó
que los alemanes recibían refuerzos, los franceses se retiraron al acogedor y
tranquilo ambiente de sus fortificaciones.
Hay que tener en cuenta que en
los primeros tres meses de la Primera Guerra Mundial, los ingleses perdieron más
de 50 mil hombres. Sin embargo Chamberlain comentó con el General Montgomery,
cuando en Diciembre visitó la división de éste: “No creo que los alemanes
tengan la menor intención de atacar, ¿no le parece a usted? No hubo respuesta.
Los hombres de Montgomery eran
los más activos en todas las operaciones que se realizaron. En el caso de que
los aliados hubiesen atacado, su misión habría sido la de avanzar y ocupar un
sector en la zona de Lovaina.
Por su parte, Hitler logró
convencer a sus escépticos generales de que la declaración de hostilidades no
había representado más que una resistencia simbólica. De ese modo, el primer periodo
de la guerra dio como resultado que se reforzara la confianza de los generales
en Hitler y que el poder personal del Führer aumentara de modo considerable.
HITLER
El 27 de Setiembre, Hitler convocó a dos de sus altos jefes
militares para que le informasen a cerca de los planes con vistas a un eventual
choque con Occidente. Respondieron que los planes eran exclusivamente
defensivos y que no se había hecho preparativo alguno para un ataque. El 30 de
Septiembre, Hitler les informó que
estaba dispuesto a hablar de condiciones de paz.
La conclusión del problema polaco
señaló el principio de la “ofensiva de paz” del Führer. El 6 de Octubre pronuncio en el Reichstag estas palabras:
“Para conseguir este objetivo un día deberán
reunirse las grandes naciones de este continente para establecer y
garantizar un acuerdo general que nos de a todos nosotros una sensación de
seguridad y de paz. Probablemente,
Churchill y sus amigos interpretaran estas observaciones mías como una muestra
de debilidad y cobardía. Hago esta declaración solamente porque deseo evitar a
mi pueblo nuevos sufrimientos”.
La ocupación de ciudades durante la guerra
La ocupación de ciudades durante la guerra
El 7 de Octubre, el Gobierno
inglés declaró: “No es probable que las propuestas de paz se consideren
aceptables, a no ser que signifiquen para Europa una verdadera liberación de la
amenaza de una agresión alemana. Hay
tanta falsedad que ya no bastan las palabras para restablecer la confianza que debe ser la base de la paz”.
DUROS
Los franceses fueron duros.
Su Primer Ministro Daladier afirmó: “El
discurso pronunciado por Hitler significa
en realidad: he conquistado
Polonia. Estoy satisfecho. Pongamos fin a la guerra. Nosotros hemos empuñado
las armas contra la agresión y no la depondremos en cuanto no hayamos recibido garantías enteras
de seguridad”. Lo mismo hizo Chamberlain
abogando en la sinceridad de los
deseos de paz.
De este modo terminó la “ofensiva
de paz de Hitler. Hasta que en un discurso atacó a Gran Bretaña por su actitud
poco conciliadora: “ Si el Gobierno
inglés persiste en su política, este pasara a la historia como la tumba
del pueblo inglés".
Pero a pesar de las amenazas nazis, ya se tenía certeza de
que “la guerra extraña estaba a punto de finalizar. El 3 de Abril Churchill consiguió, por fin, que el gobierno
diera su consentimiento para minar ciertas zonas de las aguas territoriales de
Noruega.
Mientras tanto en un discurso que
dirigió a la juventud alemana, el Mariscal de Campo Goering predijo, con
absoluta claridad, lo que estaba a punto de suceder: “El golpe que hemos
asestado a Polonia no nos ha debilitado, sino que por el contrario, somos ahora
mucho más fuertes. Como hemos hecho en esta ocasión, presentaremos batalla a
nuestros enemigos en cuanto llegue el momento oportuno. Las fuerzas alemanas
hacen frente a Gran Bretaña y Francia en el Oeste. Ahí es donde debemos
descargar el golpe decisivo y precisamente con esa finalidad ha movilizado
nuestros Führer todos los recursos del
país”.
En pocos días, los siete meses de
guerra fingida concluyeron de un modo brusco y definitivo. El 8 de Abril precisamente
mientras los destructores ingleses cumplían la misión de colocar minas a lo largo de la costa noruega, la flota
alemana avanzaba a lo largo de la misma costa, transportando hombres y material
para invadir el país, lo que suponía para Europa y el resto del mundo el
principio de la guerra auténtica. (Sacado,
editado, resumido y condensado de la Revista “Asi Fue la Segunda Guerra Mundial”).
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