Ya, desde los primeros días del
conflicto, Inglaterra esperaba un fuerte ataque de las Fuerzas Aéreas alemanas y,
como medidas preventivas, las mujeres y los niños fueron evacuados de las
grandes ciudades, se prohibió tener las luces encendidas por las noche, se distribuyeron
mascarillas antigas y millares de camas estaban preparadas en los hospitales.
Sin embargo, durante el otoño y el invierno de 1939 -40, los temidos “golpes
decisivos” desde el aire no se produjeron.
Esta tranquilidad ni siquiera se
alteró durante la primavera de 1940, cuando la guerra en el frente
occidental alcanzó su punto álgido. Si
bien entonces tan inesperada calma parecía inexplicable, ese privilegio de que
gozaba Gran Bretaña obedecía a unas razones muy concretas. Durante la “guerra
extraña”, Inglaterra no había lanzado una ofensiva de bombardeos estratégicos
contra Alemania por el temor de desencadenar sus represalias.
Por su parte, Alemania había
renunciado también a una acción análoga contra Gran Bretaña porque consideraba
que sus aparatos no podrían obtener resultados decisivos despegando de las
bases alemanas y además, porque, en aquellos momentos, casi todas las fuerzas
de la Luftwaffe estaban ocupadas en las operaciones de apoyo de las fuerzas
terrestres, apoyo que se había revelado de gran eficacia en la campaña de
Polonia y que lo era igualmente en las operaciones que se llevaban a cabo en
Noruega, Países Bajos y Francia. Estando aún en curso estas batallas, se
prefería no dispersar las fuerzas con una ineficaz actividad contra Inglaterra.
Mapa de la Batalla de Inglaterra
Mapa de la Batalla de Inglaterra
ATAQUES
Pero esa abstención voluntaria
duró hasta que el Ejército alemán ocupó las humeantes ruinas de Dunkerque. En
la noche del 5 al 6 de Junio, cuando no había transcurrido cuarenta y ocho
horas, la Luftwaffe empezó a demostrar más interés por el territorio británico:
unos treinta bombarderos volaron sobre la costa oriental y atacaron aeropuertos
y otros objetivos, repitiéndose la acción la noche siguiente. Sobrevino un
nuevo periodo de calma cuando el Ejército alemán en Francia inició su avance
hacia el Sur, encargándose la Luftwaffe de apoyarle.
Ese intervalo de tranquilidad duró hasta el
día en que Francia pidió el armisticio. En efecto, pocas horas después, la Aviación alemana reanudó sus incursiones
nocturnas contra Inglaterra. De junio a agosto, cuando empezaron los ataques aéreos
diurnos, los alemanes enviaron repetidas veces sus formaciones de
bombarderos-que llegaron a sumar hasta setenta aparatos-contra objetivos
diseminados sobre una amplia zona del territorio inglés. La finalidad de tales incursiones
era adiestrar a las tripulaciones para vuelos nocturnos, ejercitarlas en el
empleo de las instalaciones de radio ayuda así como en los reconocimientos
aéreos y además mantener a los ingleses en un estado de alarma constante.
HITLER
Por otra parte, tampoco hay que
olvidar-ésta al menos era la opinión de Hitler- que, con el tiempo, quizá las
operaciones contra Inglaterra resultaron superfluas. La rapidez y la magnitud
de la victoria de las fuerzas alemanas en Francia sobrepasaron, incluso los cálculos
más optimistas de Hitler, y a pesar de que ya en otoño de 1939 se trató en
líneas generales de los problemas de la invasión de Inglaterra, el proyecto
únicamente adquirió consistencia después del 20 de Mayo de 1940, cuando las
tropas alemanas alcanzaron las costas del Canal de la Mancha. Fue entonces
cuando la marina empezó a elaborar planes concretos, en tanto que el Ejército
no demostró ningún interés por la operación hasta la definitiva derrota
francesa.
El 2 de Julio, el Fuhrer impartió
a las Fuerzas Armadas la orden de preparar un plan de invasión, teniendo presente, sin embargo, la posibilidad de un
aplazamiento. El 19 de Julio presentó las propuesta oficial de paz, que Londres rechazó el 22.
Mientras empezaban a perfilarse
los planes para la Operación ”León Marino” y para la batalla aérea, prólogo de
aquello, la Luftwaffe no descansaba sobre sus
laureles. Continuaban las operaciones nocturnas contra Inglaterra,
despegando de los aeródromos de los territorios ocupados y, después del 10 de
Julio, intensificó los ataques diurnos contra el tráfico marítimo inglés del
Canal de la Mancha.
Los Heinkell 11 en uno de los enfrentamientos aéreos.
Los Heinkell 11 en uno de los enfrentamientos aéreos.
PERDIDAS
En general,
los bombarderos alemanes solían ser detectados por las estaciones de
radar inglesas, pero al estar dirigidas las incursiones contra las zonas periféricas
del sistema defensivo británico, el mando de caza tenía que enfrentarse con un
problema nada fácil. Sin lugar a dudas, las pérdidas alemanas eran superiores a
las inglesas: hoy sabemos que la Luftwaffe perdió del 10 de Julio al 10 de
Agosto de 1940, 217 aparatos contra 96 perdidos por la caza británica.
Pero estos ataques alemanes, a
pesar de no ser muy graves para la navegación británica, obligaban a realizar
un duro trabajo a los cazas, a que debían llevar a cabo unas seiscientas
misiones al día y en un radio de acción muy extenso. Y eso precisamente cuando
se reagrupaban todas las fuerzas a fin de prepararse para otras acciones más
duras que, claramente, se iban perfilando en el horizonte.
No obstante, los ataques alemanes
que obstaculizaban la navegación no eran más que un preludio de la inminente
batalla aérea que la Luftwaffe iba librar poco después. Como ya se ha dicho,
condición esencial para la Operación “León Marino”, era la conquista de la
superioridad aérea sobre el Canal de la Mancha
en Inglaterra meridional por los alemanes.
Estos sólo podían confiar en efectuar la
travesía y el desembarco y en mantener luego el enlace entre ambas orillas sin
sufrir pérdidas excesivas, a condición de poner fuera de combate a la RAF. En
efecto, su destrucción, además de eliminar el peligro de incursiones inglesas, permitiría
a la Luftwaffe, dueña absoluta del cielo, mantener constantemente empeñada a la
Royal Navy.
ESPERANZA
Existía, además, la esperanza de
que la victoria de la Luftwaffe fuese de tal magnitud que, por si sola, bastara
para obligar a Inglaterra a rendirse o, al menos, para llevarla al borde de la
derrota completa. En este caso, la invasión, con una pequeña ayuda del Ejército
y de la Marina, hubiera podido adquirir la forma de una ocupación sin
resistencia.
En vísperas del gran ataque, el
despliegue de las unidades aéreas era como sigue: los alemanes disponían de
tres fuerzas aéreas, de las cuales las principales eran la 2° Luftlotte, al
mando del General Kesserlring, situada en el norte de Alemania, Holanda,
Bélgica y noroeste de Francia y la 3° Luftlotte, al mando del General Sperrle,
que se encontraba en el norte y oeste de Francia. De día, estas dos grandes
unidades amenazaban continuamente toda la mitad sur de Inglaterra, hasta los
condados centrales, aumentando considerablemente su radio de acción durante la
noche.
La otra fuerza aérea más
reducida, la 5° Luftflotte a las órdenes del General Stumppff, situada en
Dinamarca y Noruega, se encargaba de dispersar la defensa inglesa y de
bombardear Escocia al noroeste de Inglaterra. El 10 de Agosto, estas tres
unidades disponían en conjunto de más de 3,000 aparatos, de los cuales unas
tres cuartas partes estaban preparados para entrar en acción en cualquier
momento.
Los cazas alemanes.
Los cazas alemanes.
CAZAS
Unos mil 100 de ellos eran cazas,
casi todos Messerschmitt BI 19 que equivalen, prácticamente, a los Spitfire
adversarios, pero en sus acciones de protección se veían obstaculizados por su
limitada autonomía.
Para escoltar a los bombarderos
que atacaban objetivos más lejanos, incluyendo los que debían ser alcanzados
desde Noruega a través del mar del Norte, los alemanes disponían de unos 300
Messerschmitt, potentes cazas bimotores que, sin embargo, no podían
compararse con los Spitfire y Hurricane,
mucho más ágiles en las maniobras. Los restantes mil 900 aparatos alemanes eran
casi todos bombarderos, en su mayoría Heinkel 11, que si bien eran lentos, habían dado muy
buenos resultados.
Figuraban, además, los Dornier
17, de perfil esbelto y uniforme. Los
veloces y más recientes Junker 88 y los 400 Junker 87, los llamados Stuka,
famosos bombarderos en picado sobre los que se había creado una aureola de
leyenda a raíz de sus intervenciones en Polonia y Francia. Sin embargo, su autonomía
de vuelo era muy limitada y en esta ocasión se tenían que enfrentar con un
adversario fuerte y combativo.
En el bando inglés, la situación
había mejorado mucho respecto a la de pocas semanas antes. El 4 de Junio, a
consecuencia de las grandes pérdidas de Hurricane que se sufrieron en Francia,
el mundo de caza tan sólo había podido reunir 446 cazas monomotores de reciente
modelo, Spitfire y Hurricane, más otros 16 que estaban preparados en las
unidades de reserva.
RESISTENCIA
Y durante las diez críticas semanas que
siguieron a Dunkerque, la potencia efectiva de los cazas prácticamente se había
doblado gracias a la realización de los programas elaborados por el Ministerio
de Aviación y al enorme esfuerzo
cumplido por la industria bajo el impulso de Lord Beavebrook, el nuevo Ministro
de Construcciones Aeronáuticas.
Durante estas diez semanas, el
sistema defensivo preparado por Inglaterra para protegerse de un enemigo que
actuaría desde Alemania y desde los Países Bajos, se había dispuesto basándose
en planes anteriormente elaborados. Pero en esos momentos tendrían que llevarse
a la práctica de forma que también se opusiera resistencia a las fuerzas con
base en Francia y Noruega.
A las divisiones ya existentes
del mando de caza se había añadido otra la N° 10, en el sector sudoeste.
Asimismo aumentaron las defensas discontinuas de la parte noroeste del país,
incluyendo Irlanda del Norte y Escocia.
No se trató solamente de aumentar
el número de aparatos y de pilotos, sino que se extendió además la cadena
costera de radares, añadiéndosele unos puestos especiales para la localización
de aviones a baja cota, ampliando los puestos de observación en tierra para la
localización de los aviones en vuelo, adaptando muchos aeródromos para
operaciones de caza e instalando cañones, reflectores y barreras de globos
cautivos.
DEFICIENCIAS
Sin embargo, a pesar de haber
sido ampliado y reforzado el sistema defensivo aéreo de la isla, no se pudo
eliminar algunas graves deficiencias. Ante la nueva situación originada por las
conquistas alemanas, el Jefe de la Defensa
Territorial del Ministerio de Aviación consideraba necesarios 120
escuadrones de caza, mientras que Dowding tenía menos de la mitad y ocho de
ellos estaban formados por Blenheim o Defiant que no podían rivalizar con los Messerschmitt.
El mando de la artillería
antiaérea disponía de menos de 2 mil piezas, a pesar de que, incluso antes de
las victorias alemanas en el Oeste se hubiese calculado a que el mínimo
necesario era de 4 mil. El sistema de detección a larga distancia y de
señalamiento de la posición de los aviones sobre el territorio metropolitano
era incompleto en las regiones occidentales y en algunas zonas de Escocia y,
además, había pocos pilotos de caza: se tardaba menos en fabricar nuevos
aviones que en instruir a los hombres capaces de pilotearlos.
Las deficiencias del sistema
defensivo diurno eran pocas comparadas con las preocupantes deficiencias de la
defensa nocturna, porque los cazas de
modelo normal sólo podían ser utilizados durante los plenilunios y a condición
de que el cielo estuviese muy despejado y los hombres de los puestos de
observación debían servirse de reveladores acústicos de escasa eficacia, en
lugar de la agudeza de su vista y de un par de anteojos.
Uno de los tantos bombardeos a Londres.
Uno de los tantos bombardeos a Londres.
ACCIONES
Sin embargo, Inglaterra podía
contar, además de los ya mencionados, con otros medios defensivos. Entre ellos
el mando de la aviación de costa, que llevaba a cabo operaciones de
reconocimiento y apoyaba las acciones ofensivas y el mundo de la aviación de
bombardeo. Casi todos los aviones de este último mando únicamente podían ser
empleados, con el suficiente margen de seguridad en las acciones nocturnas,
pero de noche resulta difícil localizar y atacar objetivos lejanos.
Los bombarderos diurnos, un
centenar de Blenheim, eran capaces de realizar acciones más concretas, pero
necesitaban la protección de los cazas, protección que únicamente podía
asegurarse en acciones a corta distancia. Los bombarderos ingleses podían ser
muy eficaces para atacar objetivos cercanos, como los aeródromos, puertos y medios navales que se encontraban al otro
lado del Canal de la Mancha, pero contra objetivos más lejanos su eficacia era
más bastante dudosa.
La relación de las fuerzas aéreas
de ambos contrincantes era en conjunto de 1,900 bombarderos apoyados por 1,100
cazas por parte alemana, contra unos 700 cazas apoyados por 350 bombarderos por
parte inglesa. Los alemanes además de contar con la superioridad numérica,
tenían la ventaja de la iniciativa y de poder atacar cualquier objetivo situado
dentro de su radio de acción. La defensa inglesa, por el contrario, tenía tan
sólo la posibilidad de reaccionar ante los movimientos del adversario.
FACTOR
Sin embargo, había un factor que
favorecía a los ingleses: la ofensiva
alemana contra Inglaterra era una operación casi improvisada y Goering,
Comandante en jefe la Luftwaffe, era un hombre hábil pero al mismo tiempo, jactancioso
y que, en cuanto competencia técnica, no podía rivalizar con su antagonista
inglés.
El 10 de Agosto, las tres
Luftflotten estaban preparadas para empezar la
gran ofensiva, la operación “Águila” (Adler), cuya finalidad era
obligar a la RAF a abandonar el sur de Inglaterra. Según el Estado Mayor alemán, cuatro días eran
suficientes para destruir la defensa inglesa aérea al sur de la línea Londres- Gloucester
y cuatro semanas para eliminar por completo la RAF. La fecha de la invasión
podía fijarse, por los antecedentes, hacia mediados de Septiembre.
El 11de Agoto amaneció muy
nublado y la actividad alemana se redujo al bombardeo de Portland y de algunos
barcos próximos a la costa. Los Stuka con su escolta entraron en acción. Fueron
atacados los aeródromos, los barcos que estaban en el estuario del Támesis y
las estaciones de radar de la costa meridional, causando serios daños.
Verdaderamente fue un golpe muy duro.
En el combate, los alemanes sufrieron la pérdida de 31 aparatos y los ingleses
a su vez, 22. Pero según los documentos
alemanes, el 13 de Agosto fue el verdadero día del “Águila”. Es decir, del
inicio de la ofensiva.
Escuadrón polaco
Escuadrón polaco
DOS DIRECCIONES
La acción más importante se llevó
en dos direcciones: la 2° Luftlotte actuó sobre Kent y el estuario del Támesis,
mientras la 3° realizaba devastadoras incursiones sobre Hamppshire, Dorsetshire
y Wiltshire, provocando grandes daños en tres autódromos: Eastchurch, Detling y
Andover.
Al final del día, los alemanes
que habían contado con 485 aparatos terminaron la jornada con un positivo
ataque nocturno contra una fábrica de Spitfire en Castle Bromwich. Pero habían
perdido 45 aviones contra 13 cazas perdidos por los ingleses. No fue muy
brillante para los germanos.
El 14 de Agosto fue un día de
actividad más reducida, con unas 500 salidas alemanas. El 15 la Luftwaffe
intentó el golpe en gran escala realizando siete incursiones diurnas dirigidas a varias zonas. El primer
combate se produjo hacia las 11.30 a.m. al atacar 40 Stuka de la 2° Luftlotte,
los aeródromos de Lympne y de Hawkinge en Kent. Una hora más tarde se realizaron con éxito varias incursiones más.
Los ataques nocturnos fueron esporádicos.
Todas estas incursiones encontraron tenaz oposición. En ningún caso, los cazas británicos dieron
tregua a los atacantes. Los alemanes se
convencieron que, en determinadas zonas, era mejor no realizar incursiones.
Segura no la tenían.
COMBATES
Los combates del 15 de Agosto fueron los más importantes de la
Batalla de Inglaterra. La Luftwaffe desarrolló el máximo esfuerzo, empleando
520 bombarderos y 1,270 cazas y atacó una vasta región de Northumberland y
Dorsetshire. Sus pérdidas fueron cuantiosas (75 aparatos contra 34 cazas
ingleses). Pero no tanto como para impedir otra acción alemana, igualmente
potente, un día después. 1,700 aparatos en varias oleadas, atacaron numerosos aeródromos
dañando con particular intensidad el de Tangmere. La Luftwaffe perdió 45
aviones. La RAF con 21 cazas abatidos, cerró otra vez el saldo a su favor.
Los alemanes hicieron una pausa.
Según su servicio de información, la caza inglesa si no destruida, había
quedado reducida a sus últimos 300 aviones. Pero el cálculo estaba muy lejos de la
realidad. Se contaba con una doble
cantidad de aviones Hurricane y Spitfire dispuestos para el combate, además de
otros 1,230 aparatos. Los alemanes creían en un par de incursiones de dos días para acabar con la resistencia
inglesa.
Con esta idea la Luftwaffe desencadenó
nuevos e importantes ataques contra los aeródromos de Kent, Surrey y Sussex,
perdiendo 71 aparatos, mientras los ingleses perdían solamente 27. Estaba claro
que las unidades de caza estaban muy lejos de ser vencidas. Por este motivo,
Alemania decidió un cambio radical en sus planes.
La Luftwaffe renunció a las incursiones
masivas contra las estaciones de radar debido a la dificultad que encontró para
destruirlas. Pero fracasó por completo en su intento de eliminar la caza adversaria.
Cambiaron de objetivo iniciando una serie de incursiones en el interior del
país.
PRUEBA
Así, pues, la primera fase de la
campaña había concluido. Hasta ese momento se
puede decir que la caza inglesa logró superar brillantemente la prueba:
del 8 al 18 de Agosto, los alemanes perdieron 365 aparatos. Por su parte, los
ingleses perdieron 181, más 30 destruidos en tierra. La interrupción de los
ataques por parte de los Stuka constituyó un importante éxito de la defensa
inglesa.
Los alemanes al penetrar al interior causaron innumerables daños en diferentes
lugares incluidos bases operativas, fabricas. Gravísimos daños se registraron en Debden, Biggin Hill y Hornchurch. Pero lo
real es que los alemanes estaban desconcertados ante la inagotable capacidad de
recuperación de la caza inglesa: intentaban demolerla atacando una y otra vez,
pero no lo conseguían.
Entre el 24 de Agosto y el 6 de Septiembre la
aviación alemana realizó 33 grandes incursiones, de las que más de las dos terceras
partes habían sido dirigidas contra las bases operativas y los aeródromos de la
aviación de caza.
La batalla aérea como ahí se ha
dicho y según las previsiones germanas debió ser corta, puesto que tan sólo era
una pieza más en los planes de la invasión de Inglaterra. Pero ya era demasiado
tarde para iniciar la operación “León Marino”. Hitler se dio cuenta de ello al
aceptar que la fecha del 15 de Septiembre, fijado como Día X, fuera aplazada
hasta el 21.
OBJETIVO
Para poder cumplir este plazo, la
Marina debía recibir la orden ejecutiva el 11 de Septiembre, por lo que la
Luftwaffe de Goering había de apresurarse e infringir el golpe de gracia a la
caza inglesa en pocos días. Los ataques contra las bases del sector y contra otros
objetivos situados en el interior del país, si bien eficaces, no se mostraron
decisivos. Por esta razón, el 7 de Septiembre, los alemanes eligieron un nuevo
objetivo, más profundo que la mayoría de bases aéreas del sector y a su juicio
aún más vital: Londres.
La decisión de bombardear Londres
obedeció a tres razones válidas. Ante todo, las operaciones darían lugar, con
toda posibilidad, a batallas aéreas aún más comprometidas que provocarían
vacíos entre las filas de la caza. En segundo lugar, un ataque contra la
capital reforzado con incursiones nocturnas contra otras grandes ciudades,
podría paralizar el mecanismo gubernamental británico, o quizá crearía tal
pánico en el país que le induciría a la rendición. Por último, el bombardeo de
Londres constituía, desde el punto de vista alemán, un acto de represalia.
Sucedió que la noche del 24 al 25 de Agosto, en una de las
rutinarias incursiones nocturnas que la Luftwaffe efectuaba sobre Inglaterra,
algunas bombas cayeron, por primera vez, sobre el centro de la capital, quizá
por error o quizá porque el avión se había visto obligado a desembarazarse debido a fuerza mayor.
REPRESALIA
Inmediatamente Churchill y el Gabinete de
Guerra ordenaron la represalia contra Berlín: y en efecto, la noche siguiente
los bombarderos de la RAF atacaron la capital alemana, eventualidad que Goering
había asegurado a Hitler que nunca se produciría. Furioso, Hitler juró venganza,
y con la celosa cooperación del Mariscal del Reich lanzó a la Luftwaffe contra
la capital británica.
En la noche del 4 de Septiembre,
los bombarderos alemanes arrojaron bengalas sobre Londres y dos formaciones
aéreas dejaron caer sus bombas sobre Rutherhithe y otras zonas próximas a las instalaciones
portuarias.
Ya avanzada la tarde del 7 de
Septiembre, unos 300 bombarderos sobrevolaron la costa de Kent y de Sussex y penetraron
en el estuario del Támesis en sucesivas oleadas. Los ataques prosiguieron hasta la periferia de la
capital. El ataque alcanzó de lleno la zona portuaria de Londres. Gigantescos
incendios estallaron en el sector de los almacenes. Millones de ciudadanos
londinenses experimentaron por primera vez aquello que creían era la Blitzkrieg
y que poco más tarde empezarían a llamar abreviadamente, blitz.
La batalla estaba llegando a su
punto máximo y Goering tomó
personalmente la dirección de las operaciones. El 6 de Septiembre, los
preparativos enemigos eran tan
manifiestos que las autoridades inglesas ordenaron la alarma de invasión
en segundo grado: ataque probable en el plazo de tres días. Al día siguiente,
cuando la Luftwaffe bombardeó Londres pareció que ya estaba próximo el momento de la
verdad y a la alarma ordenada
anteriormente siguió otra de primer grado: “Invasión inminente” , acaso en las
próximas doce horas.
Avion inglés.
Avion inglés.
BOMBAS
Aquella noche, cuando las bombas
alemanas empezaron a caer copiosamente sobre Londres, la clave convencional
“Cromwell” fue transmitida a los comandos que se prepararon para una
intervención inmediata. En la confusa
agitación, algunos jefes de la milicia territorial hicieron tocar a rebato las
campanas de las iglesias para reunir a sus hombres, dando de esta manera la impresión
de que los paracaidistas alemanes habían alcanzado el suelo británico.
Mientras toda Inglaterra permanecía
en estado de alerta, la Luftwaffe
intentó reemprender el martilleo del 7 de Septiembre. El día 8, el mal
tiempo limitó la actividad diurna, pero
por la noche la 3° Luftlotte envió sobre Londres 200 bombarderos en una
interminable sucesión que se prolongó durante más de nueve horas. La zona
atacada se extendía desde las dársenas del puerto a toda la capital. A la
mañana siguiente, toda la red de Londres había quedado fuera de servicio,
aunque fue por breve tiempo.
El día 9 de Septiembre, el ataque
se desencadenó con gran violencia por la tarde. Entonces, más de 200
bombarderos se lanzaron hacia Londres. Pero la defensa intervino con toda
celeridad y tan enérgicamente que menos de la mitad de los aparatos enemigos
consiguió alcanzar la periferia de la capital. En conjunto, los ingleses
abatieron 28 aparatos enemigos, 19
aparatos británicos abatidos por los alemanes.
APLAZAMIENTO
Algunos pilotos alemanes
informaron que la defensa inglesa se estaba debilitando, Pero puesto que la
Marina alemana necesitaba un aviso de 10 días ya era imposible que la invasión
se desencadenase en la fecha prevista, el 21 de Septiembre.
Al Fuhrer no le quedó otra
solución que aplazar juna vez más la invasión, Mientras tanto, la Luftwaffe
emprendió varias incursiones sobre Londres el 14 de Septiembre por la tarde. Se
atacó simultáneamente Bristol, Cardiff, Liverpool y Manchester.
Así terminó la jornada en la que
Goering esperaba asestar el golpe de gracia a la aviación inglesa. Lo cierto es
que los alemanes habían perdido el mayor número de aparatos abatidos en un sólo
día desde el 15 de Agosto: no menos de 60. La caza británica perdió 23 y 13
pilotos de los aviones abatidos habían podido salvarse.
Pero Goering no estaba dispuesto
a admitir el fracaso y se aferraba a destruir la caza enemiga, obligando a Inglaterra
a rendirse incluso sin necesidad de invasión. Los ataques contra Londres
prosiguieron. Lo cierto es que los alemanes perdían muchos aparatos. La
Lufwaffe había perdido 433.
La victoria se había escapado,
pues, de las manos de Goering. El 12 de
Octubre Hitler lo reconoció, aplazando formalmente la Operación “León Marino”
hasta la primavera de 1941. La decisión era, en la práctica, la renuncia
definitiva.
Los alemanes quisieron destruir Londres.
Los alemanes quisieron destruir Londres.
FURIA
La mente del Fuhrer se había
fijado ya en Rusia. La destrucción de Cventry, el 14 de Noviembre, señaló un cambio de los
criterios operativos germanos, cuyos efectos se manifestaron en la furia de los
blitz que alcanzaron Southampton, Birmingham, Liverpool, Bristol, Plymouth,
Portsmouth, Cardiff, Swansea, Belfast, Glasgow y muchos otros lugares de menos
importancia. Estos bombardeos causaron la muerte a unas 40 mil personas de la
población civil inglesa, hirieron a unas 46 mil y causaron daños a más de un millón de
viviendas. El blitz cesó no a consecuencia del mayor potencial defensivo
inglés, sino porque gran parte de los
aviones alemanes debieron actuar en otros frentes. Si la Unión Soviética
hubiese caído en las ocho semanas que pronosticaban los alemanes , no cabe duda
que la Luftwaffe hubiera vuelto al ataque. Pero la URSS aguantó el golpe y los
ingleses, aunque sometidos a ulteriores bombardeos, no volvieron a sentir la
amenaza de una invasión.
El blitz nocturno no tuvo
consecuencias decisivas, pero el periodo diurno de la Batalla de Inglaterra
señaló uno de los puntos más álgidos del conflicto: sin lugar a dudas los combates
aéreos de Agosto y Septiembre de 1940- junto con la existencia de la Marina
británica y del Canal de la Mancha- impusieron por primera vez un alto en la
carrera de conquistador del Fuhrer. La
abnegación de miles de pilotos de caza, incluidos los 400 caídos, que
sostuvieron el peso de esta lucha, salvó a Inglaterra. (Editado, resumido y condensado de la
Revista “Así fue la Segunda Guerra Mundial”)
También lamento mucho el fallecimiento de Luis Santillán Pareja, un gran amigo, gran periodista, entusiasta institucionalista y lo que lo ha hecho más grande aún: hombre honesto.
ResponderEliminarMis sinceras condolencias a sus familiares