Consiguió todo lo que se propuso
a punta de profesionalismo y sobre todo de consecuencia cariñosa, fraternal y
filial del hijo al padre. Un progenitor especial y de experiencia dura y desgarradora con la implacable conflagración
fratricida de por medio, la misma que tuvo consecuencias letales con una suma
macabra de un millón de muertos. Bilbao, el país vasco, España entera se
desgarraba y desangraba implacablemente. Allí en su pueblo y región apasionada y autónoma, tan lejano a estos
lares luchó, decididamente, el protagonista de la cinta. Mientras que la vida,
en medio del trabajo y el sacrificio decidido, la continuó aquí en Lima, Perú, donde vivió intensamente hasta que murió a
los 96 años de larga y experimentada existencia. Un vástago, que duda cabe, también
especial que se propuso reconstruir, en el documental impecable para la televisión
que ha dirigido, el pasado del insigne hombre. Uno de los que más admira en
este mundo. De tal padre emprendedor, tal hijo creador.
El primero: José Salcedo Molinuevo, nacido
en Trapagarán Bizcaia, luchador del batallón del Partido Nacional Vasco MAI Irritzi en la
guerra civil española, allá por 1937. Posteriormente migrante y residente en el
país como comerciante por años de años hasta que, desafortunadamente, se murió en suelo peruano en diciembre del 2012. Había venido
a este mundo en 1916. Vida cumplida a carta cabal. Vida de sacrificios. Vida intensa
florecida con los encantos y las bondades de la esposa abnegada de la misma
nacionalidad, Matilde “Chirri” de la
Torre, que se fue de la faz de la tierra
en 1996 y le dejó al hijo único de ambos. Producto del amor, razón principal
por la cual vivieron.
El padre y el hijo.
El padre y el hijo.
SI ES CHEMA
El joven guerrero del ayer y el trabajador de
siempre laboró en una tienda ubicada en pleno centro de Lima. Muchos años
antes, en 1951, había traído a su cónyuge, a su pequeñuelo de 4 años y otros
familiares, en rutilante y largo viaje por alta mar, de Europa a América del
Sur en un barco que acoderó, finalmente, en el puerto peruano del Callao. Unos,
tras pisar suelo patrio y permanecer un tiempo, se fueron de regreso a su país
de origen. Los tres se quedaron para siempre aquí en lares peruanos. Toda una fuente
inagotable de experiencias y consecuencias
El segundo: José Maria Salcedo de la Torre. Si, “Chema”, el conocido y experimentado periodista que es conductor
de radio y TV. El mismo que acaba de estrenar esta cinta, de exactamente 60
minutos de duración, impecable y de quilates conseguidos por su originalidad,
sencillez y precisión de los actos determinados de la existencia paterna y de su propia existencia.
Con el predominio de sus primeros
años tan infantiles, tan añorados y que ahora han sido proyectados en este reportaje
fílmico para el conocimiento público masivo. Chema se lo merece y estremece con calidad
determinada, Chema ha conseguido sus objetivos.
CASI DE LA NADA
La película se llama AITA, cuyo significado en la lengua vasca
denominada euskera es eso a quien le
debemos la existencia, padre. En este caso, su padre. Qué tal consecuencia. Allí
lo ha retratado implacablemente. Con orgullo justificado, con añoranza y con
ineludible firmeza.
Lo asombroso es que la filmación es una realidad armada coherentemente casi de la nada. Todo comenzó cuando el
periodista, con la curiosidad desenfrenada que lo domina por completo en su calidad de reportero nato, compró un video
de dicha lid bélica donde se apreciaba
una imagen de quien podría ser su progenitor como gudari. Es decir, un soldado
vasco del referido batallón.
Cotejó fotos de don José joven y
le consultó a él mismo cuando vivía pero no se llegó a conclusiones tajantes.
Incluso en el documental el padre, el
hijo y la enfermera del primero, Herlinda Ludeña, miran el audiovisual
denominado “La Pelota Vasca: la piel contra la piedra”, del cineasta Julio
Medem. Allí es donde, precisamente,
Chema creyó ver a su padre cargando un mortero. La gran incógnita nunca
resuelta que sirve para llevar la trama hasta el final.
Lo acertado es que después de la
muerte de don José, el periodista recorre, en pleno país vasco, los lugares que
le señaló su progenitor en el escrito que le dejó de clara y bella caligrafía y
así descubrió, infatigablemente, más de una huella del viejo guerrero. Todo esto lo incluye,
impecablemente, en el film.
Don José y Chema: en la adultez y la infancia.
Don José y Chema: en la adultez y la infancia.
LO DEMOSTRO
La cinta ofrece constantemente
reflexiones e imágenes del presente. Incluso fotografías y grabaciones del pasado.
Y hasta se da el lujo de crear a un personaje de ficción que representa al
gudari José Salcedo, en plena guerra con su respectivo e impecable vestuario
militar, el mismo que dialoga con su hijo Chema, a la manera de un sueño de
este último.
Para José María, Aita es un
documental enteramente subjetivo, cuyas descripciones están en la palestra. Se
trata-explica- de una crónica de viaje, viaje físico y al interior de la
memoria con cámara que se mueve encontrando escenarios de otros hijos y nietos
de gudaris. Lo que trata de confirmar, si todo lo que le contó en su infancia
su padre era verdad. Claro que si lo fue Y eso es, precisamente, lo que
demuestra.
Por eso es que, cabalmente, el
film retrata a Chema caminando por el monte Acondia en las alturas de Eibar. El
periodista se acerca a una especie de cueva y refugio. Allí, precisamente
allí aparece el soldado José Salcedo que lo intercepta y le pregunta a
boca de jarro: ¿Qué estás haciendo en el lugar? Era abril o mayo de 1937, en
plena guerra y en medio de un sueño del periodista.
GITANOS
En otra parte del documental, don
José, la enfermera Herlinda y el propio Chema miran en la computadora del
comunicador un fragmento de “La pelota vasca...” La escena es real y pertenece
en el tiempo a junio del 2010 cuando el
famoso padre tenía 94 años a cuestas. En el reposo final del guerrero.
El documental nos permite ver,
con amplitud, Zorrotza en la inmensidad de Bilbao. Incluso el lugar exacto
donde nació José María, cuya dirección
es Callejón de Tránsito N° 7. Lo desafortunado es que por efecto del progreso,
la casa ya no existe y fue derruida. El sitio es ocupado hoy por un grupo de
familias gitanas. Ellos le hablan al
comunicador y uno incluso cree reconocer a Chema. La trama se enreda y sigue la
búsqueda de las huellas paternas
Si está en el barrio, incólume, una piedra
enorme que jamás se ha movido. Ahí, antes de irse al Perú, el periodista muy pequeño la rodeaba manejando
en círculos constantes su triciclo. Mientras sus padres daban vivas a Fausto Coppi,
el célebre ciclista italiano de los años 50. Recuerdos imperecederos de Chema
que se incluyen en el video.
Salcedo de la Torre y su equipo
visitan la fundación Sabino Arana. Aquí con gran sorpresa y emoción, el
periodista encuentra la firma del aita con las pesetas ganadas, como soldado en
una nomina del batallón donde sirvió. Era el año 1937.
En plena filmación en los bosques del país vasco.
En plena filmación en los bosques del país vasco.
LA BANDERA
Hay incluido en el audiovisual un almuerzo
familiar realizado en Begoña con la
participación de Itziar Cabezas, la primera hermana de Chema. Ella recuerda a
su tío el que se fue al Perú, a su madre y a otros parientes cercanos.
Muy amena la reunión donde no faltaron las
bromas, los chistes y la buena música con canciones tan pero tan vascas que
inspiraron para ellos, durante un largo rato, afecto y añoranza. Como corolario
y a manera de colofón contrastante y humorístico, esta escena termina con las
vistas donde el periodista lava platos con el hijo y la nuera de su pariente
tan cercano familiarmente.
Don José pidió pasar a la
eternidad con su bandera, la famosa ikurriña del lenguaje vasco y el hijo se
había olvidado, por completo, de la solicitud que tenía que cumplirse si se
quería ser sensato. Muy sensiblemente se muestra en el audiovisual todo lo que
se tuvo que hacer para cumplir con la voluntad del hoy finado guerrero.
La enfermera de buen corazón, Herlinda, se las ingenió para poner el símbolo en el féretro. El hijo le dio una pequeña
muestra y ella emprendió el camino de la salvación al ir a un mercado a conseguir
la ikurriña. Primero compró la tela con
los colores característicos: rojo, verde y blanco.
TRAVESIA
De inmediato al puesto de reparación de maletas y carteras donde, con
precisión, se le confeccionó. La ikurriña, de todas maneras, estuvo reluciente
en el ataúd de don José. Tarea y voluntad cumplida a cabalidad. Tranquilidad de
conciencia para el hijo y la mujer que acompañó hasta el final, con sus
cuidados precisos y especializados, al insigne vasco.
Hay en el filme un recorrido
interesante, lleno de emociones, donde participan el propio José María, su
colaborador Aitor Bilbao y varios amigos conocedores a profundidad de la guerra civil española.
La travesía es larga y total por
los lugares, senderos y restos de trincheras donde, presumiblemente, estuvo
José Salcedo. Los acompañantes le explican al periodista por dónde está
caminando y qué es lo que, precisamente, ocurrió durante la conflagración.
El clima es variado e intenso.
Primero llueve copiosamente y después viene el granizo con toda su intensidad.
La nieve no se deja esperar y colma los caminos. Hasta que se llega al refugio,
la famosa cueva. Un hueco en primer
lugar resalta. Aitor y Chema ingresan al oscuro lugar. El periodista se
emociona al máximo y suelta el llanto a raudales.
Recuerda a su padre con
intensidad plena. Comenta muy emocionado, tremendamente sentido: “ahora estoy
oliendo la misma humedad y la misma tierra que mi padre olió en plena guerra,
en 1937”. Luego de un rato, cesan las lágrimas, pero la añoranza es más intensa.
Recordar es volver a vivir.
En el documental también se incluyen escenas de
impactantes bombardeos aéreos durante la guerra civil. El periodista llega y
encuentra Guernica destruida por el fragor de la violencia y muestra lo que es
ahora en plena pacificación y tranquilidad. Contrastes, definitivamente,
impresionantes.
La toma que inspiró el documental: el soldado pudo ser Salcedo.
La toma que inspiró el documental: el soldado pudo ser Salcedo.
EL DEDO MALOGRADO
Relata que su progenitor siempre
le contaba que un día para guarecerse de la aviación enemiga se enganchó el pantalón
en una alambrada. Aparece, de pronto, una caja de munición de un mortero y
Chema recuerda que su aita tenía una cicatriz en el dedo con hendidura y
desviación, producto de algo similar que
le cayó encima y lo lesionó. Nunca le curaron, con precisión y resultados
médicos, la herida.
Las palabras de don José cuando
estaba joven retumban en una parte del relato del hijo. Si estuvo cerca de la
muerte y sí sabía que la guerra estaba pérdida. Pero eso era lo de menos. Había
que luchar de todas maneras. El país vasco en el corazón y la acción.
Salcedo padre, dicho sea de paso para ser
precisos con la historia que se cuenta, fue uno de los que se rindió en Santoña
ante los italianos fascistas y en calidad de prisionero de guerra fue enviado,
por un tiempo, a una cárcel de Burgos.
La visita del periodista a José
Moreno, antiguo gudari del Ejército de Euskadi en Portugalete es incluido en el
documental. El cuenta sus experiencias, camina largamente con el visitante.
Pero antes le enseña documentos y fotografías y también le da tiernamente la
mano a un niño en medio de la música y las canciones del lugar. No pudo faltar
entre estas últimas, el Agur Jaunek.
La afición al futbol también unió
a padre e hijo. Ambos acérrimos e implacables hinchas del Athletic de Bilbao. Eso se puede captar en el documental. En efecto, conversaciones y camisetas del equipo que se muestran en señal de un imperecedero recuerdo
deportivo. Y que venga otro gol del Athletic. Chema saltará de emoción y don
José sonreirá con los brazos abiertos en alto, moviéndolos a cada rato desde el
más allá.
Aita se filmó entre Lima, Bilbao,
Eibar, Lekeste, Ondárrea y Trapagarán. La música original y de calidad notable
ha sido compuesta y dirigida por Abraham Padilla Benavides. Una producción de
Viceversa Lima-España. Merece verse de todas maneras. (Edgardo de Noriega)
Que bella crónica. El documental lo vi por RPP Televisión y, efectivamente, es impecable. Merece, para bien del público, seguir difundiéndose. Gladys Coronado
ResponderEliminarCuando las cosas son bien hechas merece, de todas maneras verlas. Eso es exactamente lo que me ha pasado después de espectar este documental de Chema Salcedo. Historico, importante, añorante y preciso. Vale Alberto Sanabria
ResponderEliminarQuerido Edgardo:
ResponderEliminarMe gusto mucho tu comentario sobre la película de Chema, pero nos contaste la película.
Un gran abrazo.
Samuel AM
He quedado impresionada con este documental. Y ahora me encuentro con esta versión en la que,verdaderamente se rinde al padre y al hijo. Al primero por guerrero valiente. Al segundo por buen periodista. Aplausos. María Rivero.
ResponderEliminarHe visto el documental y quede admirado con las hazañas del padre y la creatividad del hijo. Ahora me encuentro con esta crónica que realmente vale la pena de leerse. Aplausos para todos. María Guerrero
ResponderEliminarMi querido Edgardo: has hecho una cosa monumental que me abruma por la emoción de tu generosidad. Un abrazo, José María Salcedo
ResponderEliminar