La originalidad y el sentimiento
son dos cualidades fundamentales para todo escritor. Si a ello le sumamos el
humor para sonreír constantemente lo que se crea y hace, lo que se escribe y se
entrega al lector, resulta valedero y trascendental. Eso es, sin temor a equivocarnos,
lo que ha conseguido, con evidente talento, Maynor
Freyre Bustamante, con su última novela que acaba de salir, la tercera de
su producción literaria de este género, que lleva un nombre alegre, acogedor y
preciso: “El Poeta que Tocaba el Tambor”.
No es uno de tantos libros, pero
si es uno de los que destacan. En este volumen de forma muy peculiar y original
se han juntado la realidad con la ficción y ha salido algo, definitivamente,
novedoso que trata de ser justiciero y consecuente: el homenaje a un poeta que
se fue al Brasil para nunca más volver. El vate se llamaba Manuel Morales, Manolín
para sus amigos, aquel visionario que creyó a pie juntillas en el verso y en el
amor.
La obra de Freyre es también el
aplauso y la confirmación de valía para el grupo poético Hora Zero que irrumpió allá por los años setenta, rompiendo con el
pasado y cuestionando toda la poesía peruana. Cuarenta años después este movimiento, de las
simpatías totales de Freyre, se ha convertido, para muchas opiniones de peso,
en famoso. Sobre todo en lo que respecta a la nueva Literatura de este país.
VERSADORES
En efecto, hasta ahora retumban
de prestigio versadores como Jorge Pimentel, Tulio Mora, Juan Ramírez Ruiz,
Enrique Verástegui, Eloy Jáuregui y muchos otros más que propugnaron una nueva
poesía. Una más cercana a la vida diaria. Muy de la mano de los sectores
populares y la realidad del país.
Precisamente, muchos de ellos son
personajes de la novela de Freyre que está situada en dos países, Brasil y el Perú.
Con caipiriñas, fanfarrias, amores de esos que dejan huella y pasión, flores y
papel picado.
Masato y abundante comida de mariscos (mariscada
la llama el autor). En la lectura de la obra, las sesiones largas y visionarias
de ayahuasca vinieron y vinieron a cada rato, en medio del desenfreno total y la vida
placentera.
Y allí surgen, adecuadamente, uno
a uno, los personajes del genio de lo mágico y lo sensual en la Literatura: el
inolvidable Jorge Amado, escritor brasilero insuperable. Vadihño, libertino
como siempre y doña Flor, la de los dos maridos con sus andanzas de mujer
siempre sorprendida por los extremos del placer.
Pedro Archanjo y Quincas Berrido D’
Agua, entre otros protagonistas. Ellos viven una infinidad de aventuras con el
vate Manuel Morales y el propio narrador que, en esta oportunidad, presenta una
prosa coherente.
Maynor Freyre Bustamante
Maynor Freyre Bustamante
ACONTECIMIENTOS
Los acontecimientos ocurren,
pues, en Lima, Iquitos, San Salvador de Bahía y Palmeira das Missoes. Hay
descripciones de ello, logradas con precisión. Como, por ejemplo, cuando los protagonistas
transitan por el largo Pelourinho que es una especie de Jirón del a Unión de
Bahia, la tierra de la vida intensa al gran estilo brasileño.
Encontramos un personaje muy
pintoresco llamado Nilo Espinoza que se le descubre, en la capital de Loreto, como
simpático transformista que de contrabandista, se convierte en guerrillero y
termina como guardaespaldas de las mujeres de los narcotraficantes.
El protagonista irreal y eterno,
como Jorge Amado, es Manuel Morales a
pesar de su muerte que ocurrió en Brasil, el mismo que consigue este estado por rendir culto a
las deidades brasileñas como: Changó, Yemayá y Oruba.
Un hecho que debemos recalcar:
todos los personajes del libro son reales y no han sido cambiados sus nombres,
como usualmente se hace. Esto es, según dicen los entendidos y los críticos,
una crónica testimonial.
La novela se inicia con las confesiones del poeta muerto
al autor de la obra. Y allí no queda la cosa porque hay un final inesperado
cuando Manolin le entrega al escribidor sus poemas inéditos que evidentemente son
de gran valor.
HISTORIA
La historia real es que la esposa
e hijas del poeta le enviaron a Tulio Mora una caja que contenía 300 poemas
inéditos que Hora Zero, como obligación
de la calidad y la consecuencia con uno de sus más connotados miembros,
se ha comprometido en publicarlos próximamente
En las páginas de esta creación
literaria, el autor cuenta que Manuel Morales, el popular charapa, es vecino de Santa Cruz Miraflores. El barrio
de clase media baja. Hijo de un militar y una nativa selvática que deja, lo que
el poeta Tulio Mora, denomina: “un
rastro vivido y escrito”.
Existe un retrato, de cuerpo
entero, de Morales en esta publicación. Sí la del mismísimo vate que tocaba tambor y que, además, no se
cansaba en repetir como estribillo una verdad de perogrullo: “Ser poeta en el Perú es más difícil que
alzar una mesa con los dientes y eso no se lo deseo ni a Superman.
En el volumen de 100 páginas que
comentamos encontramos descrita, con precisión, la mítica casa ubicada en la
Calle Torres Paz del barrio de Santa
Beatriz, muy cerca del centro de Lima, donde los integrantes de Hora Zero y sus
adláteres realizaron una original vida comunitaria al estilo de los beatniks
de la ciudad de San Francisco-California-
Estados Unidos. Aquí, precisamente, nació el amor de la brasileña con Morales.
CUESTIONAMIENTO
No podía faltar en la publicación
el cuestionamiento político a la década del 70 protagonizado por los dictadores
de turno, quienes crearon su menjunje de revolución a su estilo eminentemente
peculiar y de fracaso. También al nefasto sistema, hoy vigente, tan penetrado
por los tentáculos del narcotráfico. Como tampoco, se pueden dejar de lado, las
escenas eróticas trazadas con sutileza y
sensualidad.
Cabe explicar que el titulo de la
obra sale de un poema del homenajeado que dice así: Si tienes un amigo que toca
tambor/Cuídalo, es más que un consejo, cuídalo/Porque ahora ya nadie toca
tambor,/Más aún, cuando ya nadie tiene un amigo/Cuídalo entonces/Que ese amigo
guardará tu casa/Pero no lo dejes con tu mujer, recuerda/Que es tu mujer y no
la de tú amigo/Si sigues este consejo vivirás/Mucho tiempo y tendrás tu mujer/Y
un amigo que toca tambor.
Morales había nacido en Iquitos allá
por el año de 1943 y murió en Porto Alegre el 2 de Octubre del 2007, por
efectos de un accidente fortuito y
casero. Enamorado se marchó al Brasil para seguir con su mujer: una bella
brasileña de nombre Evanice, que sus amigos la recuerdan con un pañuelo verde
en la cabeza y un monito tití en el hombro.
Dicho sea de paso, una mala noticia para los
románticos convencionales se da en el libro: la pareja terminó divorciándose con dos hijas de por
medio, producto de un amor intenso que tuvo su final de rompimiento. No duró
para toda la vida. Una de ellas se llama
Liara, según da cuenta la novela en la página 82. La otra Kiara. Chancletero el
poeta. Vale como demostración de inteligencia, dicen algunos.
Los poetas Ramirez Ruiz, Pimentel y Verástegui (1970)
Los poetas Ramirez Ruiz, Pimentel y Verástegui (1970)
ENAMORADO
En el devenir de su existencia,
Manolín apenas dejó un libro titulado “Poemas dentro de casa” que,
efectivamente, marcaron época y empaparon de memoria a los lectores. Entre los
versos, precisamente, se encuentra “Si tienes un amigo que toca tambor”.
Morales, cuando se marchó al Brasil, mantuvo esporádicos contactos con sus
amigos del Perú.
Alguna vez el poeta le escribió a
su colegas y se definió de la siguiente
manera: “Soy como ya dije a mi hermano
Miguel Gutiérrez, un hombre libertino cuya profesión es enamorar. Vivo
en el Sur del Brasil. Un lugar muy interesante por sus mujeres lindas” Eso tan
sublime y mucho más es lo que describe, detalladamente, Freyre en las páginas
de su libro.
Manuel participó como redactor de
la revista “Gleba Literaria” hace ya un lejano tiempo, en 1965, junto a Ricardo
Falla Barreda, Jorge Pimentel, Abdón Cabanillas, Jorge Ovidio Vega, Carlos
Bravo, Eduardo Ibarra y Carlos Valdizán.
Tres años después su pluma
engalanó la revista “Páramo”, dirigida por Sonia Luz Carrillo, con redactores
de la talla de Juan Paredes Castro, hoy director interino del diario “El
Comercio”, César Hildebrandt, el famoso y drástico periodista, José Carlos
Rodríguez Nájar, Ricardo Falla Barreda, Nora Fataccioli y Jorge Ovidio Vega.
CONSOLIDACION
Un paso importante para
su consolidación como novelista ha dado Maynor con la publicación de este libro.
Escritor, poeta, docente universitario y periodista egresado de la Escuela de Periodismo
de la Universidad Católica en 1963, con post grado de la especialidad en Madrid,
España, donde fue becado por el Instituto de Cultura Hispánica
Profesor, desde 1995, de
la Escuela de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Nacional “Federico
Villareal”. Ha laborado también en la de
Huamanga en Ayacucho y en La Cantuta. Periodista de las revistas “Oiga”, “Caretas”,
“Si”, “Cambio”, “Marka”,” Horizontes Universitarios”, “Así” y “Plataforma”.
Director fundador del
semanario “Somos”. El mismo cargo ocupó en
la revista “Vistazo”. Jefe de Informaciones del diario “El Observador”.
Editor del suplemento dominical “El Caballo Rojo” del diario de "Marka” y de la
“La Voz” que salía todos los días bajo la dirección de Efraín Ruiz Caro.
También colaborador de
las páginas editoriales de “El Comercio Gráfico”, “La Industria” de Trujillo, “El
Faro” de Chimbote, “Expreso”, “Correo”, “Ultima Hora”, “La República”, “Gestión”,
“La Primera” y “El Peruano”. Su obra poética y literaria es vasta y variada,
habiendo recibido apoyo contundente de la crítica especializada.
Maynor tiene en su haber
más de 15 libros escritos. Entre ellos:” Poligenio
Sicoterapeuta”, novela. “Oraciones
para un nuevo credo”, poemas. “El
trino de Lulú”, cuentos. “Ratón de
un solo hueco”, también cuentos.
JUAN GONZALO ROSE
Muchos más de este género: “El sol parece también un puño enorme”. “De
cuello duro”, Puro cuento. “Altas voces de la literatura peruana y
latinoamericana. Segunda mitad del siglo XX”, que son entrevistas,
comentarios y reportajes. “Tríptico a la
madre que partió”, plaqueta de poesía.
“Altas
voces del pensamiento y el arte peruano. Segunda mitad del siglo XX”. “El team
de los chacales”. "36 estampas sin bendecir", "Mujer de cura" y “Par de Sátrapas”, novela
política cuyos personajes son los inefables cleptómanos Alberto Kenya Fujimori Fujimori y Vladimiro Montesinos Torres. Hoy,
felizmente, presos para la salud y la ética moral del país. Con condena de por
medio.
Ahora sigue su ruta de
escritor con este nuevo libro en que ha retratado de cuerpo entero al poeta
Manuel Morales. De este hombre tan valioso, no tan conocido que publicó poco,
hay un poema inédito muy bello
Lo he escogido porque
aquí se habla de un excelso colega, vate y amigo de mucha fibra humana, fino y
preciso titulero de periódicos tales como: “Expreso” y “El Observador” que se
fue de este mundo lleno de alcohol y de amor por la humanidad, con sus ideales,
sus frustraciones y sus tristezas: Juan Gonzalo Rose.
Juan Gonzalo Rose.
Juan Gonzalo Rose.
El poema de Morales, que
data de 1982, es el siguiente: ¿Será todavía que está vivo/mi hermano Juan
Gonzalo, guerrero señorial/y provenzal y distinto de la poesía?/Hay siempre un
punto de enlace/en su rostro bello y devastado, pero solemne/Cuando con un
hachazo de sombra/arranca las bellotas colgadas en el pescuezo/de las
estrellas, en las madrugadas./Las costillas fervientes del otoño/enarboladas
como rubias cervezas/sacuden las túnicas escrupulosas del instinto/y árboles
viriles/y vientos camuflados en el sentimiento/ventilan apresadamente/ el
trágico destino de las cisternas/sacándose con dignidad, /y el mundo es una
paloma embarazada/de felicidad/difundiendo su sagrado nombre y/la lozanía de su
lubrico mensaje/en un millón 204 mil tabernas y botiquines/ de mala muerte de
la vía láctea./Si hay que beber con Dios/que él levante la primera copa. (Edgardo de Noriega)
Mi querido gordo:
ResponderEliminarGracias por este valioso envío, del que elogio sin reservas la crónica sobre la novela de Maynor, en el que abordas centralmente al personaje de la obra, el gran poeta Manuel Morales, así como la semblanza del Marqués de Torre Tagle, yo diría, de lectura obligatoria para los comunicadores y docentes; y también la Carta Atlántica, un repaso de la ideología pacifista que animaba a esos dos grandes estadistas que fueron Churchill y Roosevelt,
Saludos y un fuerte abrazo.
Chiclayo