Octavio Espinoza fue uno de los bravos asaltantes en el famoso 29
de Mayo y le tocó actuar en el local de la Prefectura. Cuando la causa estuvo
perdida, Espinoza sin perder su serenidad y dueño de su ingenio, dejó su rifle,
se calzó con toda corrección los guantes, se alisó la cabellera y con gran
desenfado abordó al doctor Eulogio
Romero y a nombre de “El Comercio”,
le hizo un reportaje, logrando así salir de la ratonera, pues cuando los
centinelas le detuvieron, el propio doctor Romero ordenó se le dejara salir.
En aquella misma noche, Espinoza
estuvo en el decano, ofreció datos tan pintorescos como fidedignos de lo
acaecido y comprendiendo que por la confusión de los primeros instantes, no se
le buscaría tan pronto, no se ocultó hasta
el día siguiente, en que, como es natural, se hizo humo. Alguien asegura que
salió disfrazado de inglés y que en el muelle se dio el gusto de retratar con
la Kodak de viajero que llevaba, a uno de los soplones, que atisbaba si, entre los viajeros iba alguno de los
conjurados.
Cuando el dibujante Alcántara La Torre llegó a Lima y fue a
la redacción de “Variedades”
encontró a Clemente Palma
departiendo con Federico Larrañaga, Leónidas Yerovi y José Gálvez y parece
que le sorprendió ver esa asamblea de bellezas peruvianas y como si nunca se hubiese
visto en el espejo, se atrevió a decir a alguien: “¡Pero qué feos son en
Variedades!” Poco después ingresó a la revista como dibujante y Federico
Larrañaga, que había tenido noticia de la exclamación de Alcántara, aprovechó
al escribir una silueta bohemia sobre Gálvez, para decir lo siguiente:
Una caratula de la famosa revista "Variedades"
Una caratula de la famosa revista "Variedades"
FEALDAD
“Galvez pertenece al stock de feos de “Variedades”, del que la
primera figura es Clemente Palma y
la última el dibujante trujillano Alcántara
La Torre, cuya fealdad permanece inédita- ¡Ojalá nunca se retrate!
Paseando por las calles de Madrid
don Ricardo Palma con su hijo Ricardito se cruzaron con un vendedor
de maní, que pregonaba a voz en cuello: “cacahuate americano, cacahuate
americano”. Al chico Palma le llamó la
atención la palabrita o la oyó bien y preguntó a su padre, quien llenó siempre
de buen humor y de picaresca gracia, le dijo: “Eso lo dicen por ti”.
Cuando apareció en Lima el libro
colectivo que una serie de poetas editó con el título de “Las Voces Múltiples”, el ingenio anónimo limeño lo bautizó con dos
nombres: uno algo tosco y otro más espiritual, en que se aludía, sin duda, a la
circunstancia de no haber sido editados hasta entonces los coautores: “Las Coces Múltiples, fue el primero y el segundo: “Carrera de
Consuelo”.
DUO
Una vez en toros Carlos Sánchez Gutiérrez que era un
simpatiquísimo torbellino de salud espiritual y de alegría llamó a Manuel Moncloa, que es un torbellino de
gracia y le hizo lugar para que viera la corrida cómodamente sentado. Se entabló
la charla cordial y de pronto Moncloa amistosamente intentó tomar la cabellera
a Sánchez Gutiérrez que le dijo: “Cría
cuervos y te sacarán los ojos”. A lo que replicó Moncloa: “Menudo trabajo tendrían los cuervos
buscándote los ojos”…
Un poeta que comenzaba invitó una
noche a su casa a Valdelomar para
leerle un poema. Acudió Valdelomar, solícito y puntual. El poeta comenzó a leer
sus versos, mientras su invitado se arrellanaba en los blandos cojines de un
sofá. Entusiasmado el joven bardo declamaba, declamaba ante el silencio de
Abraham, silencio que consideraba aprobatorio y hasta admirativo, pero un
ligero ruido lo hizo volverse:
Valdelomar roncaba plácidamente…
Almanzor Paz Soldán, poeta y bohemio empedernido, era un pierolista
acérrimo. Después del 95 pretendió un puesto gubernativo y don Nicolás tardaba
en servirlo, hasta que un día Paz Soldán esperó a su jefe a la salida de
Palacio y decididamente le abordó. Don Nicolás dijo a su partidario que
esperase, “que era indispensable que hubiese vacante, a lo que Paz Soldán con
gran vivacidad replicó: “Recuerde don Nicolás que cuando lo trajimos a la
Presidencia, ésta no se encontraba vacante. La ingeniosa salida le valió muy
poco, porque no logró ser destinado…
Poeta José Gálvez: fama de feo.
Poeta José Gálvez: fama de feo.
TROMPEADURA
Una de las trompeaduras más
curiosas que ha habido en Lima fue la que se propinaron José Santos Chocano y Enrique López Albújar en el Portal de
Escribanos y en la que sacó la peor parte el cantor de Bolognesi. El suceso se
realizó allá por el año noventaitantos.
En cierto pueblecito de España, Sassone que estaba como conferenciante
de la compañía de Tallavi, indignado porque la mayor parte del público no se
había dado cuenta de la significación del Hamlet, que se ponía en escena,
acordó en un entreacto con Tallaví, silbar al público y como lo pensó lo
hicieron, saliendo al telón corrido toda la compañía y propinando al público,
que en gran parte creyó que se trataba de una de las tantas locuras del drama
del poeta inglés, la más formidable silbatina…
Don Andrés Avelino Aramburú, el gran periodista, florido orador y
charlador amenísimo y agudo, era muy solicitado, como se comprenderá, por todos
los principiantes. Había, entre ellos, uno que de manera especial acosaba a don
Avelino con toda clase de preguntas, doquiera lo encontrase, preguntas que el
insigne editorialista respondía con su habitual afabilidad y cortesía.
Pero a la larga hartándose de la
majadería con que el aspirante a literato y periodista, le obsequiaba y en
cierta ocasión en que se encontraba don Avelino rodeado de amigos en la puerta
de la Camisería de García, en Espaderos, comentando la callejera y sabrosa
chismografía limeña, llegó el aspirante, que parece no pasó de grado y comenzó
su incansable interrogatorio.
SORDO
Preguntó a Aramburú que hacía
para tener siempre un fresco ramo de violetas en el ojal, que para hablar y
escribir tan bien, qué para ganarse auditorios y simpatías, y llegando al colmo
y colmando por tanto, la paciencia del benévolo interlocutor, llegó a
preguntarle: “Oiga, mi don Avelino, si usted no fuese lo que es, ¿qué hubiese
querido ser? Y don Avelino harto ya, le contestó apabullante: “sordo”.
El gran dibujante Málaga le escribió una vez al poeta Gálvez y entre otras cosas, le decía:
“Es usted de los pocos paisanos de los que no he hablado mal… todavía… Y Gálvez
le contestó: ¡No me extraña porque de mi no han hablado mal, sino los que me debían
algún favor, o algún exceso de consideración.
Hubo una época en que el escritor
y periodista José Fermín Herrera dio
en la manía de escribir basado en las coincidencias numerales, siendo el trece
su cifra favorita. Se moría un personaje, pues José Fermín encontraba que el
difunto había nacido en trece, había hecho la primera comunión a los trece, se
había casado a los veintiséis, que es el doble de trece, había escrito trece
obras, firmaba con trece letras y por último que si no había muerto en trece
apenas faltaba uno para tal número, porque había muerto un doce. Y así
sucesivamente
Pues bien en el segundo periodo
de Piérola, don José Fermín fue nombrado Visitador de Municipalidades, Beneficencias,
etc. en determinada región de la república y como es hombre versado y capaz
envió al gobierno lúcidos informes. Parece que en uno de ellos se quejaba de cierta
institución de cierto lugar y lo hacía sin circunloquios ni rodeos. El Ministro
del ramo llevó el informe a don Nicolás y le dijo: ¡Qué tal don José Fermín!
¿Qué le parece don Nicolás? Y Piérola sonriendo
le contestó: “Nada, que como
siempre se ha puesto en sus trece”.
LIBRO
En un libro interesantísimo que ha
escrito el padre Rubio en La Habana
y que se titula sugestivamente “Lo que
me enseñó la vida…” hay una serie de pensamientos, aforismos,
observaciones, admirablemente escritas y en la que se advierte una curiosa faz
de la personalidad del poeta agustino. En este libro, hay una observación que
no puede referirse sino al Perú. Dice textualmente: “En cierto país de Sudamérica,
he visto a un coronel enseñando Metafísica y a un cura dirigiendo montoneras”
No es verdad que el coronel debe ser Hildebrando
Fuentes (Q.E.P.D) y que el cura es seguramente el celebérrimo Chumán?
Fama de venenoso-ni quito ni
pongo rey- tiene el artista Darío Eguren
Larrea y según afirman los que bien lo conocen es temible a este respecto.
Con su facha que parece mezcla de pelota vasca y de dandy argentino, Eguren no
sólo le hace una caricatura al lucero del alba, sino que le pone un mote al
propio inventor del alias o le suelta una fresca al mismísimo dios Neptuno.
La Revista Mundial dirigida por Aramburú.
La Revista Mundial dirigida por Aramburú.
CUERNOS
Hay pues que temerle. Cuenta que
llevado de esa fiebre de multiplicidad que le caracteriza y que le induce a
escribir en serio, en broma, en político, en administrativo y hasta en
artístico-sus múltiples seudónimos lo acreditan- comenzó en cierta oportunidad
a reunir datos para no sé qué colección de artículos de carácter económico,
después de haberlos hecho sobre cuestiones internacionales y se llegó donde el doctor
Palma, a pedirle algunas informaciones.
Un cronista taurino, loco
aficionado al arte de Cúchares que estaba presente, le dijo: “¡Caracoles! Tú te
atreves con todo. Tú tienes cabeza para todo… Y Eguren le replicó: “Pobre de mí
si tuviera una cabeza como la tuya, en la cual solo caben los cuernos”.
En el estreno de la obra de un
autor nacional (creo que don Carlos
Guzmán y Vera)el público pidió que saliera a la escena el autor, quien
tardaba en hacerlo, tal vez por modestia o porque esperaba más calurosa unanimidad
en las llamadas. Se prolongaba la tardanza con molestia de los espectadores,
que seguían aplaudiendo, hasta que puso fin a la escena, con una de sus
cáusticas salidas Octavio Espinoza, que a voz en cuello, grito desde un palco:
¿Qué salga, no más que no le vamos a hacer nada!
NO hace mucho publicó “El
Comercio” una relación de una comida brindada al encargado de Negocios de
México, señor Moreno, por un
grupo de amigos y publicó unos versos
improvisados en forma de diálogo entre el secretario de la Legación de
Colombia, señor Lozano y Ricardo Caso. Los versos fueron muy comentados por
razones diversas, y como se dijera algo sobre el particular delante de Manuel
Moncloa, ipso facto improvisó el siguiente ingenioso juego de palabras: Nunca
he visto tan lozano/brillar un ingenio, es caso/tan singular y extrahumano/ que
Caso, que no es escaso,/resultó casi en ocaso/comparado al colombiano…
Edicion antigua del diario "El Comercio
Edicion antigua del diario "El Comercio
EQUIVOCACION
Victor Andrés Belaunde, el fantástico y talentoso Víctor Andrés
entregó en cierta ocasión un retrato suyo a la redacción de “La Prensa” del que
se hacía lenguas, por lo acabado y artístico del trabajo. También se lo habían
solicitado en “La Crónica” y como tenía miedo a perderlo, fue a “La Prensa”
para personalmente recogerlo y entregarlo a “La Crónica”.
Se entretuvo charlando y por fin
con su envoltorio bajo el brazo se dirigió a esta imprenta. Llegó, saludó y con
aire oratorio comenzó a hablar del retrato. Hizo dos o tres frases teatrales
despertó la curiosidad de los oyentes y por fín entregó la joya. Julio
Hernández desenfundó el paquete, todos se acercaron a ver la obra de arte y
ante las miradas ansiosas apareció…El Señor de Luren… En “La Prensa” habían
equivocado los paquetes.
Contaba Manuel González Prada que una vez en Paris, siguió varias cuadras a
Verlaine, hasta que el desgraciado poeta entró a una taberna, donde tuvo la más
odiosa escena con una mujer grosera que llenó al gran lírico de improperios.
Decía Prada que vio salir a Verlaine tambaleándose y que oyó claramente esta
amarguísima frase: “Y pensar que para esta mujer escribí “¡La Buena Canción!
Victor Andres Belaunde repartia fotos...
Victor Andres Belaunde repartia fotos...
CLOVIS
La primera vez que uso Luis Varela Orbegoso el seudónimo
Clovis, fue en un periódico escolar llamado “La Juventud” que dirigió José Lora y Lora en el Colegio
Guadalupe.
Hasta la época de la guerra con
Chile llamabase chilena el popular baile de la zamacueca y fue don Abelardo
Gamarra, El Tunante, quien lo bautizó conel de marinera y tal maña y tesón gastó en su propaganda, que al cabo
de poco tiempo, consiguió su objeto.
En una ocasión llevaron a “El Comercio”, un
comunicado contra su propietario Manuel
Amunátegui. El administrador fue a ver a Manuel y le consultó el caso.
Amunátegui se limitó a preguntar sai
reunía los requisitos legales y autorizó la publicación sin preguntar el nombre
del garantizador, que no tuvo nunca la
muy humana curiosidad de conocer.
La primera vez que habló en
público José Gálvez no fue en el
entierro de Amézaga, sino en un
banquete que en el antiguo Restaurante de la Exposición dio a Chocano, en
vísperas de irse a España con la misión Cornejo, un grupo, habiendo ofrecido el
agasajo Francisco García Calderón.
Allí Gálvez que era un chiquillo, completamente inédito aún, leyó unos versos
al cantor del Morro, donde vino a revelarse como poeta.
Gonzales Prada: nobleza y educacion y nobleza
Gonzales Prada: nobleza y educacion y nobleza
¿LUTO?
Encontró una vez Carlos Sánchez Gutiérrez a Pancho Carrera Raygada, rigurosamente
vestido de luto en la esquina de La Merced. Creyendo que el simpático Carrera
había sufrido una desgracia, le interrogó: ¿Por quien estas de luto? –Y
abriendo los ojos Pancho, con la más trágica de sus entonaciones, le contestó: .”Por mi terno claro…”
Manuel González Prada, que pertenecía a una antigua y linajuda
familia, se educó-Oh formidable contraste!-en el Seminario y en un ambiente doméstico esencialmente
conservador y aristocrático, tanto que, según el mismo lo decía de joven,
pretendía descender nada menos que de doña Urraca.
Entre José Gregorio Paz Soldán y Manuel
Atanasio Fuentes, había una tremenda enemiga, Después de muchas pullas,
Fuentes tuvo la formidable ocurrencia de mandar a hacer a Europa unos artefactos
de uso muy personal y reservado en cuyo fondo aparecía grabada y con la
bocaabierta, la muy hermosa cara de don José Gregorio y llevó su audacia hasta
poner a la venta y a bajo precio las típicas vasijas, que parece procuró
adquirir en su casi totalidad la ilustre víctima.
Dos escritores peruanos que usan
siempre tinta moradas en sus escritos son: Ventura
García Calderón y Felipe Sassone. (Páginas seleccionadas de las "Obras Completas" que
pertenecen como autor al consagrado escritor y político, José Gálvez
Barrenechea.)
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