No cabe ninguna duda que ya existe
un pacto, de índole secreto y sin ningún documento de por medio, entre el
Gobierno y la oposición para sacar a Alberto
Kenja Fujimori Fujimori de la cárcel. En ese sentido la pregunta cae por
madura: ¿A cambio de qué? Esperamos
que sea por la gobernabilidad y no por intereses bastardos. Ni menos corruptos.
La ciudadanía peruana ya está cansada de
estas lacras.
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En este panorama de
acercamientos, primero el Presidente
Kuczynski anuncia, sin ambages: “lo estamos
estudiando”, refiriéndose al futuro del ex presidente. El Premier Zavala
consulta a Pedro, Juancho y Martín sobre el tema. Keiko actúa e interviene con
precisiones determinadas. Mientras Kenji
va presuroso a saludar al Jefe del Gabinete en pleno hemiciclo del Congreso.
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Estos son, qué duda cabe, signos
evidentes de los contertulios. Pareciera que todos los grupos políticos están de acuerdo, con excepción del Frente Amplio partido en dos: los aranistas
desbocados que siguen a Marco Arana
y los allegados a la ex candidata presidencial Veronika Mendoza, más pegados a hacer una izquierda moderna que sí
se necesita en el país.
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Pero el hecho concreto y actual
es que los caviares nada son y tampoco
nada representan. Ellos se hunden en sus discrepancias internas y en sus
errores garrafales. Le siguen temiendo, como a la lepra de las épocas bíblicas,
a definir y deslindar con el régimen
venezolano de Maduro como
dictatorial, abusivo y fracasado.
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Lo que es peor: algunos de la
izquierda, queriéndolo o no, coquetean con el terrorismo asesino. Como es el
caso del Congresista Justiniano Apaza que, tratando este
tema, se dice y se contradice. De su
seno salió el mounstro de la subversión y hasta ahora no saben cómo afrontar
ello. Entonces, caen en estos errores de lesa humanidad…
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Mientras que otro grupo, el del cura Arana si no nos equivocamos, en sus
publicaciones dizque se equivoca y pone como ilustración, muy irresponsablemente,
una fotografía de los funerales de la subversiva Edith Lagos en la ciudad de
Ayacucho. No pueden con sus genios estos
rojimios reducidos, en cuanto a popularidad, a su mínima expresión.
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Vayamos al meollo del asunto e
indaguemos si Fujimori puede recibir
el indulto desde el punto de vista legal. Para muchos abogados, el ex presidente,
de ninguna manera, obtendría la gracia tanto por derecho nacional como
internacional
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Este tipo de posición aduce y
recuerda que el ex mandatario está condenado por los delitos de secuestro agravado ( por ejemplo, caso
del periodista Gustavo Gorriti) y por el de asesinato como consecuencia de los casos de Barrios Altos y La
Cantuta, calificados como crímenes de lesa humanidad.
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A propósito del delito de
secuestro agravado, hay y está vigente una ley que la firmó el propio Fujimori cuando fue presidente que impedía y prohibía el
otorgamiento del indulto a este tipo de condenados.
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De acuerdo a la sentencia de la
Corte Interamericana de Derechos Humanos, aquellas
personas que han sido condenadas por crímenes con lesa humanidad también están
completamente prohibidas de ser indultadas.
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La figura cambia completamente
cuando se presenta un pedido de indulto
humanitario. Si se presenta tal solicitud, Fujimori está en la
obligación de demostrar que está en grave estado de salud o que la prisión está
poniendo en riesgo su vida. Este último hecho le abriría las puertas para
recibir lo que le daría la libertad ansiada.
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El problema está en que el propio
político manchado por la corrupción como su familia, incluido sus hijos Keiko y Kenji, precisamente, no quieren
ello por el temor de que la solicitud sea rechazada, conforme ocurrió en la
época del régimen de Humala. Ellos tratan de impedir, a como de lugar, de
volver a ser humillados, según las versiones de los más allegados a los
hermanos Fujimori.
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Asimismo, de acuerdo a lo que se
comenta, tienen otros problemas por resolver. Sobre todo aquellos relacionados con el liderazgo para
las elecciones presidenciales del 2021. Alberto
Fujimori trabaja, por estos tiempos, para que Kenji , su engreído, sea el candidato y trata de traerse abajo a Keiko. He allí el dilema de la familia.
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Mientras tanto y en tal
encrucijada, PPK busca el acercamiento.
La idea del mandatario es propiciar una
ley en el Congreso que permitiría la salida de la cárcel del expresidente. Lo
que, precisamente, prometió en campaña y lo que quiere hacer. Y en esas están
los abogados gobiernistas, buscando salidas de este tipo. Veamos qué pasa.
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Pero el Congresista Roberto Vieira se le
adelantó al Presidente, luego de presentar un singular proyecto de ley lleno de
errores e incongruencias y de aplicación poco clara. Como prueba evidente de la mediocridad campante al interior del
Parlamento.
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Aquí hay ignorancia. No se han visto, con precisiones y
profundidad, los pro y contra del asunto. Menos fundamentos razonables,
como lo exigen las leyes del tema
relacionadas con la formulación efectiva y concreta de las normas penales.
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Lo que se quiere es que Fujimori cumpla su condena en su casa,
bajo la modalidad del arresto domiciliario. Para ello se incorpora una causal
más en el Código de Ejecución Penal, respecto al
artículo 49 que trata del beneficio de la semilibertad.
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A ello se le aplica un conjunto de requisitos que calzan
perfectamente con el político: más de 75 años, que sufran una enfermedad
grave y cuyo pronóstico de salud es delicado, haber cumplido la tercera parte
de su condena y no tengan proceso penal pendiente. Excluidos los condenados por
terrorismo, violación sexual y narcotráfico. Es decir, Vladimiro Montesinos y Abimael Guzmán
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Lo que se consigue con la ley
Vieira, de ser aprobada, es contrariar por completo el principio fundamental de
que las leyes deben tener carácter
general y, bajo ningún punto de vista, particular. En otras palabras,
nombre propio. Llamase quien se llame En este caso “Ley Fujimori”.
Adicionalmente nadie puede ser objeto de
discriminación de cualquier índole, de acuerdo con la Constitución.
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Por eso los penalistas afirman
acertadamente, entre ellos Luis Lamas
Puccio, que “un régimen carcelario puede ser distinto en relación al grado
de peligrosidad y su nivel de readaptación, más no en otras condiciones que
sólo terminan por segregar a los presos”.
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Si queremos que Fujimori
cambie de situación hagamos leyes
coherentes, aplicables y, sobre todo, constitucionales. Es decir,
dispositivos oleados y sacramentados. De ninguna manera, con contenidos
sinuosos. Si el dispositivo es impecable
se promulga fácilmente de inmediato y por consenso. La imparcialidad, por sus cuatro costados, es una
necesidad. No permitamos lo contrario.
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Entre tanto y analizando los
últimos acontecimientos. Kuczynski fue más allá en el intercambio de gestos
de reconciliación, con ocasión del aniversario 20 de la operación Chavín de Huántar en la
Embajada del Japón.
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En esta oportunidad, llegó a calificar de
eximia la manera en que el gobierno fujimorista afrontó la actitud terrorista.
Saludo “a la hija de don Alberto
Fujimori que está aquí con nosotros” y terminó con una invocación precisa: “tenemos
que voltear la página”. Quien lo creyera.
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La respuesta de Alberto Fujimori vino de inmediato por
intermedio del twitter: “Tiene razón el
Presidente Kukzynski con respecto a voltear la página. Los peruanos debemos
de empujar hacia el mismo lado para reconstruir nuestra gran nación”.
Coincidencia total. Por su parte, Keiko
Fujimori asistió a la referida ceremonia castrense y tuiteó diciendo: “Saludo el justo y y merecido homenaje a nuestros comandos
Chavín de Huántar
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Ahora falta superar, para
consolidar el acercamiento existente, la actitud de la oposición fujimorista,
sobre todo de los congresistas que han comenzado a declarar hacia un lado incierto, dudando por completo del triunfo de PPK en
las últimas elecciones presidenciales.
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Lo han hecho así la Vicepresidenta
del Parlamento, Rosa Bartra, que
deslizó la especie de que hay algo todavía pendiente de investigación en los
referidos resultados. Luis Galarreta,
vocero de la bancada fujimorista, no se quedó atrás y se pronunció en el mismo
sentido.
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El parlamentario dijo,
indebidamente, que Keiko no había
perdido la última elección. Sus palabras textuales fueron: “hemos aceptado el resultado electoral, pero yo creo que no fue así”.
Requerimos concordancia y estos pensamientos, de índole tan equivocada, deben
acabar por el bien del país..
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Recordemos que un hecho
comprobado, fuera de discusión, es que PPK obtuvo en la segunda vuelta la
mayoría de los votos por estrecho que esto sea. Reconocerlo ya es contribuir a
la unidad nacional que todos los peruanos queremos con un común denominador que
repetimos con convicción: sin ninguna
componenda. (Noé)
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