CLARO...CLARISIMO

Más allá de la discrepancia jurídica que evidentemente existe en el caso de la Universidad Católica, están los hechos de carácter eminentemente político. Ahí está la disputa principal. La madre del cordero.

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Por un lado, el Cardenal Juan Luis Cipriani Thorne, que quiere a como de lugar capturar ese prestigioso centro superior de estudios para convertirlo en una dependencia exclusiva del oprobioso y equivocado pensamiento del Opus Dei. Tan sectario. Tan poco pegado al intercambio de las ideas. Tan mediocre.

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Por otro, los actuales directivos-con el  Rector Marcial Rubio Correa a la cabeza- que luchan a capa y espada para seguir dando una educación plural y necesaria, acorde con los intereses del país. Que tienen su mérito y la razón, evidentemente.

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Pareciera que el asunto  terminaría quitándole a la Universidad el titulo de Pontificia y, si tanto funden, la de Católica inclusive. El siguiente paso, seguir para adelante en la contribución a una educación adecuada que los estudiantes requieren.

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Como lo han venido haciendo en tantos años de aciertos con la contribución de brillantes figuras de la intelectualidad nacional que desempeñaron el rectorado y muchos otros ejerciendo como profesores.

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Hay nombres en el rectorado y en la nomina de catedráticos que dan lustre. Entre ellos, el Padre Jorge Dintilhac  de la Congregación de los Sagrados Corazones, su fundador en 1917. El mismo sacerdote Fidel Tubino, otro de sus rectores.

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 El padre jesuita Felipe Mac Gregor, en la década de los 60 para adelante; y el propio Salomón Lerner Febres, una figura de polendas por sus profundos conocimientos en el campo de la Filosofía y las Letras. El mismo que contribuyó, efectivamente, con el país cuando fue Presidente de la Comisión de la Verdad y Reconciliación.

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Dejémonos de macanas religiosas sectarias y que La Católica o como se le llame en el futuro, siga por la senda de la educación integral y sobre todo plural.  Por el bien de la juventud estudiosa que sin duda requiere de ella. La Católica tiene pergaminos, muchos pergaminos. No los rompamos.

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Con las críticas y el viaje descentralizado de los parlamentarios a Ica, lo ponen completamente nervioso al  Presidente del Congreso, Daniel Abugattás. Oportuno será que lo dejen actuar. A ver si con ello cambia la desastrosa imagen del Parlamento. Lo necesita a gritos.

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Tal pedido lo hacemos porque vemos mucha inclinación del  congresista nacionalista en querer cambiar las cosas y conseguir como resultados transformaciones. Intentarlo en un ente legislativo tan desprestigiado es ya una virtud. Si lo consigue, evidentemente un acierto.

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Le hace muy mal al Gobierno seguir apoyando al Presidente de La Comisión Nacional de Desarrollo  y Vida sin Droga (Devida), Ricardo Soberón, por su controvertida actuación. La realidad es que no se sabe para donde va y qué es lo que efectivamente quiere.

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Si  está con  los cocaleros o  las propias drogas con sus tesis tan controvertidas. No obstante, el Premier Salomón Lerner Ghitis y el propio Presidente Humala, lo apoyan con todo. Hay audios comprometedores que le quitan, evidentemente, imparcialidad. ¿No será mejor que se vaya a su casa?

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Nadine Heredia, la esposa del Presidente de la República, cae bien a la ciudadanía. Sin embargo, las malas lenguas dicen que tiene ambiciones políticas desenfrenadas. Quiere ser, si o si, la candidata presidencial del Nacionalismo el 2016.

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Ese es otro cantar y todavía muy prematuro para tomarlo en cuenta. Pero ella, cuando la entrevistan, no lo niega. Lo deja pasar con palabras adecuadas. Lo que permitiría predecir que podría ser una versión argentina a la peruana.

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Esto último, si recordamos a los presidentes argentinos, Néstor Kirchner y  Cristina Fernandez, que se transfirieron el poder por intermedio, eso sí de los votos. Aunque no es lo mejor que pueda ocurrir.

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 Los cambios de personajes, que no sean familiares, son enteramente mejores y mucho más imparciales. En consecuencia, enteramente democráticos. En política, todo puede ocurrir. Veamos, veamos cómo le va a la señora Heredia de Humala en los próximos cinco años. Obviamente que le deseamos lo mejor. Pero en los cauces normales.

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 Que sea posible su candidatura es una cosa. Pero otra que sea conveniente. Allí si que discrepamos por completo. No creemos en ningún tipo de dinastías. Menos en seudo monarquías, donde el poder se transfiere entre familiares.

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Aunque hayan votos de por medio, constitucional y legalmente es posible tal elección. Repetimospara que no quede duda: el cambio de manos en el poder, sin familiares de por medio, es lo mejor para fortalecer la democracia.

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Lo cierto es que Nadine tiene popularidad y se maneja con acierto. Afirman por allí que sus suegros no la pueden ver ni en pintura por la gran influencia que tiene con su esposo, Ollanta. Humala. Enhorabuena. Porque así nos salvamos del etnocacerismo equivocado y las extravagancias totales de don Isaac Humala y doña Elena Tasso, los padres del primer mandatario.

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A propósito de la Primera Dama. Un viejo amigo de muchos años, conocedor profundo de la política, nos contaba que conoció  muy joven aún a la actual esposa del Presidente cuando era colegiala en las olimpiadas deportivas del Colegio  donde estudiaba con sus hijas.

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 Las escolares jugaban vóley  durante esas competencias, Nadine tenía una característica que saltaba a las claras y la vista: nunca sabía perder. Cuidado, cuidado con ese tipo de genios  que muestran mucho las inclinaciones de los seres humanos.

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 Sino, recordemos ese famoso dicho popular de “genio y figura hasta la sepultura”. Nadine Heredia de Humala, Presidente de la República. No, por favor. Clamor de un gran sector de la población. Que el poder se cambie y alterne.

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El periodismo no puede sobrepasarse en su misión de informar  y emitir opinión con la verdad en la mano. Lo ha hecho últimamente y a cada rato al tratar el caso de la desaparición, en el Valle del Colca, del estudiante Ciro Castillo Rojo.

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Lamentable muy lamentable y la víctima ha sido la acompañante y enamorada del desaparecido, Rosario Ponce, a quien acusan de tal forma dejando incluso la sensación de que ella es la asesina cuando ni siquiera se sabe, con exactitud, lo que pasó. Esa labor la de sindicar, señalar y tipificar le corresponde exclusivamente al Poder Judicial. Los periodistas no somos jueces, por si acaso.

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También es deplorable que, so pretexto de buscar la noticia, se vaya al colegio del pequeño hijo de Rosario a prácticamente acosarlo y causarle serios problemas. Nada tiene que ver la criatura en este caso, aunque su madre se muestre tan pero tan rara y caiga en garrafales contradicciones cuando relata lo que ocurrió en la travesía. (Noé)