sábado, 10 de septiembre de 2011

EL AYER Y HOY DE EDWARDS


Creyente de la revolución y las ideas enteramente progresistas para transformar por completo a los pueblos y desde su trinchera de escritor y diplomático,  contribuia a que el ideal se realice por bien de la humanidad que necesita, de todas maneras, transformaciones radicales cueste lo que cueste.  Opiniones  del ayer
Pensó en puntos fundamentales de la libertad del hombre como motor del cambio en que la democracia en sus distintas posiciones es básica para el hombre aunque imperfecta pero-eso si- el mejor sistema de gobierno donde se pueden conseguir cambios notables por el bien de todos. Paso a paso. Más o menos sentimientos de hoy
Por si acaso, estos no son los pensamientos y creencias de dos personas. Tan sólo la transformación, por completo y definitiva, de un escritor chileno cuyo nombre es Jorge Edwards Valdés, quien cuenta con una prolífica obra literaria y ejerce con éxito la carrera diplomática. En la actualidad, Embajador de Chile en Francia, designado por el gobierno derechista de Sebastián Piñera.
En el pasado, hace unos 40 años y unos cuantos meses, entre fines de 1970 y comienzos de 1971, el primer representante de Chile ante Cuba con el titulo de Encargado de Negocios, durante el régimen socialista de Allende, tras reanudar relaciones diplomáticas ambos países y a la espera de la designación del Embajador mapochino en la isla.
Lo que escribió, a raíz del último cargo, fue el libro cuyo titulo es “Persona Non Grata”, después de salir  de la isla peleado enteramente con Fidel Castro, por discrepar completamente con el  gobierno revolucionario al cual antes lo había apoyado sin vacilaciones.


Jorge Edwards

RELATO FIRME
La publicación lo hizo completamente popular en una situación muy peculiar. Por un lado, la izquierda lo proscribió de sus terrenos. Con los adjetivos mediocres y calificaciones del mismo talante.  Pero al mismo tiempo, la obra fue censurada en su país por la dictadura de Pinochet. Recibió, pues,  golpes por ambos lados. Gajes del oficio.
“Persona Non Grata” es un relato firme y enteramente personal  de lo que pasaba en Cuba, bajo la dictadura de Fidel Castro, en una época de profunda crisis cuando no se había cumplido la meta de conseguir las diez mil toneladas  de la zafra del azúcar.
ENTEREZA
Castro pidió perdón por ello. Ahora se llama “Mea Culpa” y muchos políticos en diferentes fronteras lo han imitado. Con cierta cobardía como el jerarca permanente en los años y el cinismo. Pero los fracasos, fracasos son por donde se le vea. Para ello no se necesitan ideologías, si realidades. La de Cuba, definitivamente no es un ejemplo para nadie.
Edwards en el polémico libro dice al respecto lo siguiente: “Era uno de los momentos más difíciles de la  Revolución, un momento en que las ilusiones de los primeros años se estrellaban contra realidades económicas implacables”
Lo que encontró el escritor que arribó en posición de apoyo pero se encontró con la realidad: una dictadura tremebunda capaz de contarla a todo el mundo.  Eso lo hizo cambiar y después escribir. Le costó mucho de pasarse de un bando a otro. Pero  dio el paso con convencimiento y rechazo a las distorsiones de la verdad que siempre es una sola.
En consecuencia, de ninguna manera se le puede decir traidor, tránsfuga  o lo que los extremistas sin cabeza para pensar están acostumbrados a hacerlo con el rin tintín de siempre de  "agente de la CIA", "gusano" o "traidor". Fue un hombre con entereza que supo llevar  sus incólumes principios a consecuencias definitivas y firmes.
ACTO HISTORICO
Como diplomático y escritor, Edwards tuvo una posición de izquierda definida por completo. Tan es así  que allá por el año 1964 no se había adherido a la candidatura demócrata cristiana de Frei, sino a la de Allende. Cuando las papas realmente quemaban
Incluso firmó, con gran escándalo del mundillo de la Cancillería mapochina, el manifiesto de los intelectuales allendistas y su nombre apareció con todas sus letras en las columnas del diario comunista “El Siglo”, poco frecuentadas por la diplomacia.
La ceremonia de anuncio de la reanudación de las relaciones diplomáticas con Cuba ,después de cerca de siete años de ruptura, la hizo el Presidente Allende y  tuvo lugar en una sala del Palacio de la Moneda.
Con la sola excepción de México que no acató la decisión de la Organización de Estados Americanos (OEA) en 1964, Chile en acto histórico era el primer país de América Latina que rompía el bloqueo de Cuba.
LOS PROBLEMAS
Escogieron a Edwards porque, precisamente, tenía vínculos especiales con Cuba. Había colaborado en revistas literarias de ese país, había firmado  pese a que hacerlo no era compatible con sus funciones de diplomático, el manifiesto de protesta lanzado por los intelectuales cubanos contra la intervención yanqui en Santo Domingo y había viajado a la Isla invitado por la Casa de las Américas.                 
El escritor desde que arribó a la Habana tuvo problemas. Nadie de Protocolo  de la Cancillería lo fue a recibir. No obstante, el especial y alto cargo diplomático que tenía. Posteriormente,  le dieron  explicaciones poco sólidas, por parte de los encargados en estos menesteres. Por supuesto que nada creíbles
Existía un problema latente en Cuba que nadie comentaba pero que era una realidad. A los escritores que no tenían el pensamiento uniforme hacia la revolución, los servicios de seguridad, con Manuel Piñeiro (a) "Barba Roja" a la cabeza de ejecutor principal,  los tenían en la mira y los consideraban peligrosos. Prácticamente, unos parias.


Condecorado por el Rey Juan Carlos de España.

ASEDIO
El asedio era implacable. Los seguían por donde vayan y a donde vayan. Incluso  se aseguró que en sus casas o donde viviesen, les ponían micrófonos ocultos para saber lo que conversaban y lo que efectivamente pensaban. Era la época de la persecución de este tipo al intelectual Heberto Padilla y su esposa Belkis Cuza Malé, entre muchísimos otros.
Posteriormente, el escritor terminó en la cárcel, en acto por donde se le vea abusivo y absurdo porque lo que estaban persiguiendo-lo que no tenían que hacer en acto inconceible-eran las ideas.
A Edwards, cuando llegó a la isla, lo instalaron en una suite del piso 18 del Hotel  Habana Riviera, sin aire acondicionado tan necesario por el intenso calor. Antes este establecimiento turístico había sido un albergue de lujo  a la norteamericana construido en el barrio de El Vedado, en los años de auge turístico que precedieron a la caída de Batista. Allí en su lujoso cabaret, en el pasado,  eran vistos al cantante y actor norteamericano Frank Sinatra y el escritor Ernest Hemingway.
"La Habana, la conocida prostituta del Caribe de los años cincuenta en los tiempos del repudiable dictador Batista, se mostraba ahora sin afeites regenerados, desafiantes en su pobreza cuando se reanudaron las relaciones con Chile". Por si acaso, estas son palabras textuales del escritor
SIN NAVIDADES
 Luego dice: El mismísimo "Fidel Castro, frente a las cámaras de televisión, mostraba un rostro sin maquillaje patético en su cansancio, en su preocupación intensa que no sabía ni quería disimular".
Había reconocido el fracaso de la zafra de los diez millones y por aquel entonces se anunciaba que se suprimiría, ese año, la celebración de las navidades. Se trataba de una tradición extranjera importada por los cubanos colonizados desde la vieja Europa, ajena enteramente al clima y a las condiciones del trabajo en Cuba. Definitivamente, el ambiente que se vivía no era, bajo ningún punto de vista, alegre ni constructivo. Sí enteramente equivocado
A Edwards le llamaban la atención todas estas situaciones tan poco comunes, tan  singulares. Mientras que en el plano personal y profesional, también  tenia problemas. No encontraba ni tampoco le daban facilidades para una oficina aparente, el personal también era escaso y no contaba con movilidad a pesar de que le habían prometido todo ello.
Siguió incomodo en la suite del hotel, despachando. Llegó a sus oídos, por boca de algunos amigos que su condición de escritor y amigo de Padilla entre otros poetas y narradores proscritos, le causaba problemas y lo alejaba de los beneficios del poder. No podía ser. Pero la realidad era esa.
La primera vez que lo recibió Fidel fue después de que el  Jefe de la Revolución pronunció un discurso ante la Asamblea. En el acto al que había asistido el diplomático, Piñeiro le avisó a su jefe que el representante de Chile estaba allí.
PRETEXTOS
Fidel, dizque  sorprendido, se volvió en dirección a Edwards y lo saludó afirmando cínicamente: “si hubiera sabido, le dijo, con voz enrojecida por el largo discurso, lo habría anunciado a la Asamblea y agregó sonriendo,  haciendo hincapié en las palabras, como si se tratara de una de las diabluras que el podía permitirse: “Habría roto con el protocolo”
¿Es posible qué no lo supiera? Y si no lo supiera ¿quién y por qué motivos retuvo la noticia? La Embajada de Cuba en México estaba perfectamente bien informada  de la fecha que el escritor llegó a la isla.
Era difícil que alguno de sus acompañantes no conociese la llegada y sí se tiene en cuenta la importancia que se dio después en la prensa de Cuba a la primera llegada de un diplomático de América del Sur, del gobierno popular chileno, después de más de seis años de ruptura, ¿cómo creer que no hubiese sido deliberada la omisión de transmitir la noticia a Fidel?

Con Vargas Llosa de quien es gran amigo.


LISTA NEGRA
Había un problema que no gustaba al gobierno de la actuación de Edwards. Su excesiva franqueza y su forma dubitativa, interrogativa de plantear los problemas. Su anti dogmatismo vocacional y temperamental. Todo esto lo que pasaba era eminentemente sospechoso.
Pero también causaban rechazo sus actitudes literarias. Las que él ni siquiera había tomado en cuenta. Resulta que en 1968, como Jurado de Casa de las Américas,  contribuyó para que le diesen un premio a José Norberto Fuentes.
El mismo personaje de valor intelectual  que después, por su obra prolífica literaria, tuvo problemas con el Ejército y los servicios de Seguridad del Estado. Por eso, Edwards estaba en la lista negra
Hasta que por fin  al diplomático chileno  le adjudicaron un automóvil de marca Alfa Romeo  color granate azulado, con chofer, hombre evidentemente de los servicios de inteligencia cambiado en dos oportunidades. Lo que le permitió, sin embargo, facilitar las actividades que desarrollaba..                                                                                                                                                                           
La Embajada de Chile en Cuba era una entidad que estaba compuesta por una pequeña maquina de escribir portátil, algunas carpetas sobre las posibilidades del comercio entre ambos países, con sede en una suite de dos habitaciones en el Habana Riviera. El representante era simultáneamente embajador, dactilógrafo, telefonista y portero. 
 RAUL CASTRO
En “Persona Non Grata”, Edwards hace una denuncia  grave al subrayar que por las calles de Cuba nunca vio librerías. A fines de 1970 habían desaparecidos todas. A comienzos de 1968, en los días del Congreso  Cultural, existían dos o tres en los alrededores del Hotel Habana Libre.“Pregunté y me dijeron que los libros son entregados, directamente, a los centros de trabajo”, recuerda.
Una de las actividades que cumplió Edwards en la Isla fue fa recepción oficial del Buque Escuela Esmeralda, símbolo de las glorias navales de su país. Para tal efecto tuvo que reunirse y trabajar antes con Raúl Castro, Ministro de Defensa y hermano de Fidel. Hoy el Jefe de la Revolución Cubana.
Edwards lo retrata como el responsable de las Fuerzas Armadas que muchísimos años estuvo abastecida por los soviéticos. Alto, de cabellos cortos, mirada neutra, algo esquiva, antebrazos lampiños de poca musculatura.


Expresión de pensativo para luego escribir.

IMPRESIONES
Daba la impresión de haber sido débil y de haberse robustecido a través de una vida rigurosa de trabajo intenso, con mucha autodisciplina. No era sin duda, un subordinado amable  como el primer ministro y otros miembros del  gobierno que conoció.
Sino alguien que compartía en otro estilo que su hermano, sin su entusiasmo contagioso ni su relación con la masa y con los medios de comunicación, desde una relativa sombra, toda la carga del poder político.
Los modales de Raúl Castro eran corteses y serenos. Al revés que su hermano Fidel no extremaba la nota en ningún sentido. Tras revisar papeles, le dijo a  Edwards que la visita se cumplirá con un programa  profesional y enteramente apolítico.
Lo que más se discutió fue el pedido de los visitantes de tener un día libre y alojarse una noche fuera del barco. Problema de problemas. El Comandante se sobó la barbilla con sus manos largas de color amarillento y dijo preocupado.”Veremos que se puede hacer. La Habana no es una ciudad normal" 
A renglón seguido, Edwards le pidió una fiesta  donde se invite a unas 30 o 40  muchachas al baile que ofrecen los cadetes. El comandante sonrió. Se podía quizás invitar a un grupo de universitarias o conversar sobre el asunto  con la Federación de Mujeres.
LLEGA LAURA ALLENDE
De todas maneras, el buscaría una solución. Si se hizo pero al estilo de los cubanos, las acompañantes sirvieron de espías y le pasaron todo lo conversado y vivido a los servicios de inteligencia.
Por ese entonces, llegó a La Habana, procedente de Santiago, la diputada socialista Laura Allende Gossens, hermana del  Presidente de la República. Por supuesto y para varias, al representante diplomático de Chile en Cuba ni siquiera le habían pasado la voz de tal importante arribo.
 Edwards tuvo que ir por su cuenta al enterarse de la visita y saludar a la congresista. La desinformación, provocada o casual para los ingenuos, era una característica primordial. Posteriormente se le organizó a Laura Allende una recepción, con la presencia de distinguidas personalidades. Peculiaridades de la diplomacia.
VIOLACION DE LA CORRESPONDENCIA
No les gustaban a los cubanos los informes que enviaba  el Encargado de Negocios a la Cancillería de su país y de ello le advirtieron a Edwards algunos de sus amigos. Pero lo peor es  que los servicios de seguridad  revisaban por completo la valija diplomática y se enteraban de todo. La violación de la correspondencia, que es delito, era algo cotidiano. Realmente inaudito.
Después de tantos preparativos e innumeraables anuncios, El Buque Escuela Esmeralda entró a puerto cubano,  con la bandera al tope y la tripulación formada en la cubierta. Al acto asistió el Primer Ministro, Fidel Castro. Esa fue oportunidad de otra conversación con Edwards. Lo trató al diplomático  chileno con mucha frialdad y entero desprecio, dándole indirectas a cada rato.
Aquí había problemas de percepción serios.  Los Marinos eran realmente institucionalistas y no tenían mucha simpatía por Cuba ni su régimen. Algunos jerarcas cubanos habían comprendido algo de esto pero otros que formaban la mayoría, no le daban ninguna importancia.
 Ellos, con las fuerzas de seguridad, trataron de revisar el barco e ingresar a sitios que no estaban permitidos. Las  tensiones estuvieron a la orden del día. Las tradiciones navales tenían que respetarse. Como se hizo  Por la firmeza del Comandante del barco, Ernesto Jobet:, nadie ingreso a revisar su barco.
Otro hecho evidente y que se lo dieron a conocer al diplomático fue la impresión negativa que le causó al personal de la Marina, desde oficiales hasta los subalternos, un país como Cuba por  tener una capital tan descuidadada y ver que efectivamente no se gozaba de libertad. Obviamente lo que, precisamente, no estaban acostumbrados ellos en su país. Aún más, siendo incluso militares, las seguridades- tan extremas- realmente no la entendían.

Amigo de Allende y de Neruda.

INDIRECTAS Y DESPRECIO
Fidel Castro de eso precisamente le habló al Comandante del barco , atribuyéndolo al bloqueo de amenaza exterior que sufría la Revolución. Su vida estaba ligada directamente a la supervivencia del propio proceso. Cosa que era poco entendible para personas que vivían en democracia.
 Por su parte, a Edwards en tono despectivo, le dijo cuando lo encontró en el Buque Esmeralda: “tu eres un escritor y no sabes de negocios luego de preguntarle su cargo que era de encargado de esas actividades. Las indirectas estaban a la orden del día y de la noche. Las 24 horas.
Eso era porque Castro sabía, por efectos de los eficientes servicios de seguridad, todo el accionar diario del escritor y sus tertulias literarias, sus críticas y el conjunto de faltas para el régimen cubano, que lo transformaban en un sujeto poco grato al régimen.
PISTOLAS AL CINTO
Esto es lo que precisamente le dijo Fidel a Edwards en memorable reunión, la ultima  dos días antes de su salida en el despacho de la Cancillería y en presencia del Ministro de Relaciones Exteriores, Raul Roa, que-dicho sea de paso- ni una palabra habló. Si lucía pálido. Según Edwards, este último siempre tuvo con él un trato afable y amigable. Eran las 11.25 pm de una calurosa noche de marzo de 1971.
Ambos jerarcas cubanos estaban ataviados del tradicional uniforme verde olivo que no llamaba la atención. Era su costumbre usual. Lo que si alarmaba es que los dos estaban armados con pistolas al cinto. Que ridículos.
Mientras tanto,  ya habían apresado al escritor Heriberto  Padilla y eso, que era una injusticia total horas antes de esa reunión,  le habían comfirmado a Edwards. La persecución al pensamiento estaba funcionando a la precisión. Rechazable, rechazable bajo todo punto de vista.
 Lo primero que dijo Castro fue lo siguiente: “Al principio simpatice con usted y fui muy deferente. Pero nos equivocamos. Usted es una persona hostil a la revolución cubana. Fue rodeado y se dejo rodear por los enemigos nuestros”. El jerarca comunista a cada rato se agarraba la pistola. Edwards estaba completamente desarmado. Roa seguía en silencio absoluto con el arma que le colgaba.
A continuación vinieron otras palabras del Primer Ministro que revelaban a carta cabal que ellos nada respetan y si es posible como fue, pueden cometer todo tipo de tropelías en contra de la libertad individual: “Como usted comprenderá, habría sido una estupidez no vigilarlo. Hemos seguido en detalle cada uno de sus encuentros, de sus pasos, de sus conversaciones. En rigor, debimos haberlo declarado persona no grata. No lo hemos hecho por consideraciones a Allende".


Dictando una charla aquí en Lima.

NADA DE LIBERTADES
Palabras realmente  reveladoras. En Cuba de aquella época y  por deducción de la costumbre, la de ahora comandada por el hermano Raúl, la libertad individual no existe. Está vulnerada constantemente. Que buena es la democracia donde se resguardan estos derechos
Lo peor es que eso ocurre, inclusive como el caso de Edwards, en asuntos cotidianos. El gran delito del escritor fue reunirse con sus colegas que no estaban de acuerdo  con lo que pasaba en la Isla.
 Que la Revolución no iba por buen camino.  Lo decían  los poetas y escritores que precisamente eran revolucionarios. Creían en la transformación. Pero críticamente. Esto último tan primordial no interesaba. Si el abuso.
NO A LAS DIATRIBAS
 Como buen diplomático, Edwards mandaba sus informes a Chile. No faltaba a la verdad. Era consecuente con ella y tenia el derecho de reunirse con quien quisiese. Más aún si era gente de valor y de creación. Así se retrataba Fidel Castro como déspota que funge de libertario. Hoy muy mal de salud.
Edwards, en ningún momento, se quedó callado. Contestó uno a uno las diatribas. Le dijo al jerarca cubano con firmeza: “No me he dejado rodear por un grupo de contrarrevolucionarios. Antes que un diplomático soy un escritor y aquí me he reunido con mis colegas de siempre, desde hace muchos años.
Luego agregó:“Estoy seguro de no haber estado con ninguno que sea un contrarrevolucionario, un agente del enemigo. Otra cosa es que tuvieran opiniones críticas sobre el momento actual de la Revolución.
 “Creo- subrayó- que para un estado socialista también importante es establecer esta diferencia. Por lo demás estas opiniones se manifestaron en  conversaciones privadas, de amigos. ¿Es posible  calificar de contrarrevolucionario  a un escritor porque expresa en privado opiniones críticas?”
PADILLA
Hasta que saltó en la conversación el caso Padilla. Fidel  calificó al escritor preso de mentiroso y desleal,  con ambiciones incontrolables. Edwards no se inmutó y le replicó: “su critica se situó siempre dentro de la izquierda. El tenia la esperanza que la Revolución crecería con el tiempo. Padilla es un teórico excelente y  un gran lector que contribuía a proyectos populares, como el de los cítricos para los sectores más necesitados.
Fidel miraba con cólera y escondía que había una lucha de facciones dentro de la Revolución. Lo que no  sabía Edwards, con exactitud, es que si se había visto el poeta envuelto de alguna manera en esa lucha. Ni tampoco, cómo lo habían indispuesto ante Fidel.
La conversación de Fidel con el escritor  duró tres horas y media. El Jefe de la Revolución necesitó  ese tiempo para seguir con sus canseras. El chileno contestó implacable, defendiendo una posición digna. A las pocas horas salió de la isla felizmente vivo. Solamente con su rótulo de no grato.
NERUDA
Tal es la trayectoria impecable de este escritor que después fue a servir diplomáticamente a su país en Francia conjuntamente con el Embajador Pablo Neruda, el poeta comunista más destacado de Chile, Premio Nobel de Literatura, que supo todas estas tropelías y le dio tla razón. ¿Puede ser Edwards un reaccionario? Palabra trillada y los hechos han demostrado que no es así.
El intelectual ha seguido por otros caminos que son respetables y la producción literaria ha continuado con éxito  que merece destacarse. Los hombres que no cambian de actitudes y persisten en los errores definitivamente son mediocres y poco respetables. No es el caso de Edwards. Solo Dios y los imbéciles no cambian. .
Nacido en Santiago de Chile el 29 de Junio de 1931. Ha caminado por los campos de la escritura, la critica literaria el periodismo y, como hemos visto ampliamente, en la diplomacia. Premio Nacional de Literatura de su país en 1994 e igual galardón cuatro años después con el nombre del genio de la literatura Miguel de Cervantes Saavedra. Junto con Nicanor Parra es uno de los más destacados representantes de la narrativa chilena.
Fue hijo de Sergio Edwards Irarrázaval y Carmen Valdéz Lira. Educado en el Colegio Jesuitas de San Ignacio en Santiago. Casado con Pilar de Castro Vergara, quien lo acompaño en  la travesía tan poco positiva de Cuba. Con ella tiene dos hijos.
PARIS
Estudió Derecho en la Universidad de Chile donde ingresó en 1950 y cuatro años más tarde comenzó su carrera diplomática. En 1959  realizó un postgrado en Ciencias Políticas en la Universidad  de Princenton, Estados Unidos, donde precisamente escuchó en una conferencia a Fidel Castro. Por si acaso, le tenía gran admiración. Los hechos posteriores lo distanciaron por completo.
Su primer destino  diplomático fue París en 1962 como Secretario de la Embajada de Chile, donde permaneció hasta 1967. Al regresar fue nombrado Jefe del Departamento de Europa Oriental en la Cancillería chilena.
Sus primeros escritos los escribió cuando era colegial. En esa época, también incursionó en la poesía y en sus años universitarios salió a luz su libro de cuentos El Patio (1952). El mismo año que es destinado a Paris ganó el Premio Municipal de Santiago por su cuento “Gente de la Ciudad”
 Durante su primera gestión diplomática en París trabó amistad con Mario Vargas Llosa, Gabriel García Márquez y Julio Cortázar. Su nombre esta asociado, por lo tanto, con el Boom Latinoamericano.
EN LA UNESCO
La temática de Edwards implicó un distanciamiento de lo habitual en la literatura chilena. En lugar de abordar la vida rural se centró en los ambientes urbanos y la clase media alta de su país.
Tras el golpe de estado de Augusto Pinochet en contra de Allende, Edwards se vio forzado a abandonar la carrera diplomática. Se exilió en Barcelona y trabajo en la Editorial Seix Barral, dedicándose por entero a la Literatura y el Periodismo.
Edwards volvió a Chile en 1978 donde fue uno de los fundadores y, posteriormente, Presidente del Comité de Defensa de la Libertad de Expresión. Restablecida la democracia en Chile, fue Embajador de su país ante la Unesco. Le han concedido la ciudadanía española
 Es miembro de número de la Academia Chilena de la Lengua y tiene novelas y cuentos que merecen destacarse. Entre las primeras: “El Peso de la Noche”, que trata sobre la decadencia de una familia de clase media. “Los Convidados de Piedra”, ambientada en el golpe de estado de 1973. “El Museo de Cera”, que es una alegoría política digna de leerse.
CUENTOS
Asimismo “La Mujer Imaginaria”, que relata la liberación de una artista de clase alta en la  mediana edad. “El Anfitrión”, una recreación moderna del mito de Fausto. “El Origen del Mundo”, una interesante reflexión sobre los celos ambientada en Paris. “El Sueño de la Historia”, inspirada en la vida del arquitecto italiano Joaquín Toesca, creador del Palacio de la Moneda en Chile. “El Inútil de la Familia”.” La Casa de Dostoievski”. Y “La muerte de Montaigne”, escrita este año.
Hay también innumerables cuentos de Edwards entre los que destacan: “Las Máscaras”, “Temas y Variaciones”, “Fantasmas de Carne y Hueso”,” La Sombra de Huelquiñur” y “La Noche de Montparnasse”. Toda esta obra literaria ha significado una serie de premios para el autor. Edwards, sinónimo de libertad.

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