Al estallar la Segunda
Guerra Mundial, la directiva Nº 1 del Alto Mando Alemán fue breve y precisa: “La
Marina alemana llevará a cabo su propia actividad bélica contra las unidades
mercantes y su principal objetivo serán los buques ingleses”.
Para cumplir la misión, los
cruceros acorazados de construcción especial (conocidos como acorazados de
bolsillo) con el auxilio de barcos de apoyo, eran sin duda las unidades
idóneas. Con tales buques, el Mando naval alemán esperaba obtener resultados
inmediatos y decisivos.
En agosto, antes de que se
produjera la declaración de guerra, dichas unidades recibieron la orden de
zarpar hacia el Atlántico. Sin embargo, Hitler no quiso concederles inmediata
libertad de acción, por cuanto tras su rápida victoria sobre Polonia, esperaba
llegar a un acuerdo pacífico con las potencias occidentales.
Pero el 26 de setiembre,
ante la insistencia del Almirante Raeder, se concedió autorización a estos
acorazados para que iniciaran sus actividades bélicas. En aquel momento, el Admiral
Graf Spee se encontraba en el “área de espera” en el Atlántico meridional.
Despúes de estudiar cuidadosamente la situación, el Capitán de Navío Langsdorff,
Comandante del buque, llegó a la conclusión de que las rutas comerciales de
América del Sur eran más vitales para el enemigo que las del Cabo de Buena
Esperanza.
Langsdorff
Langsdorff
RUMBO AL OESTE
Todo ello claro está
prescindiendo del Mediterráneo, que ofrecia a los buques aliados una navegación
segura desde Gibraltar hasta Adén. Por lo tanto decidió poner rumbo al Oeste,
dirigiéndose hasta Pernambuco y dejando atrás, en el área de espera, a su barco
de apoyo, el Altmark.
En Alemania, la sección de
operaciones del Estado Mayor de la Marina, a la que informó de sus
intrenciones, envió a Langsdorff, el 29 de Septiembre de 1939, un comunicado en
el que le recordaba las instrucciones de la orden opertiva, según las cuales se
le prohibiía especififcamente exponer su unidad al riesgo de una verdadera
batalla naval.
A las 13 horas del 30 de
Setiembre, el Graf Spee avistó el primer barco enemigo. Pero cuando el buque
alemán se aproximó a menos de 15 millas, el mercante inglés cambió de rumbo,
como si pretendiese huir. Langsdorff ordenó inmediatamente que saliera el
hidroavión, de que disponía el acorazado, con objeto de detener al barco
británico. El aparato cumplió si misión, pero no sin que antes el buque
consiguiera transmitir la señal de alarma.
Al aproximarse más aún el
Graf Spee, toda la tripulación del mercante ocupó los botes, formando un
amplio circulo alrededor del buque. Langsdorff ordenó que fueran subidos a
bordo el Capitán y el Jefe de Maquinas, se puso en comunicación con la estación
de radio de Pernambuco para asegurarse de que los restantes miembros de la tripulación fueran recogidos y después
hundió el barco. Se trataba del mercante inglés Clement.
INTERROGATORIO
El interrogatorio a que
fueron sometidos los dos prisioneros permitió obtener algunas informaciones
interesantes. Siguiendo las instrucciones obtenidas del Almirantazgo, el
Capitán del Clement había destruído todos los documentos de a bordo, pero
Langsdorff averiguó que todos los buques mercantes ingleses tenían órdenes de
transmitir mensajes detallados en cuanto localizasen un buque de guerra
enemigo.
Los ingleses creían que de
este modo, obligarían al corsario a abrir fuego, lo que daba pretexto a que la
tripulación botara las lanchas salvavidas y se retrasara cualquier indagación a
bordo del barco. En el poco tiempo disponible, la instalación de radio y las
maquinas debían destruirse en lo
posible, a fin de que el enemigo no pudiera emplear la presa como buque de
apoyo. Langsdorff comprendió entonces que en lo sucesivo, el Graf Spee debería
aproximarse con el mayor sigilo a sus víctimas para que la tripulación
adversaria no tuviese tiempo de proceder de este modo.
Terminado el interrogatorio
de los prisioneros, el Comandante Langsdorff fue informado de la proximidad de
otros dos barcos. El primero era sin lugar a dudas un mercante neutral, cuyo
rumbo lo llevaría a encontrar la tripulación del hundido Clement, que de este
modo sería salvada. Langsdorff no intentó ponerse en contacto con este buque. El
segundo era el mercante griego Papalemos, al que trasladó a sus dos
prisioneros.
El Altmark
El Altmark
ALARMA
La alarma que todo eso
produjo se manifestó inmediatamente en un diluvio de mensajes por radio. Se
alertó a todos los buques mercantes y se adoptaron medidas de protección. El
Almirantazgo inglés consideró, desde el primer momento, que el ataque había
sido obra de uno de los corsarios alemanes de superficie, aunque hasta el 1 de
Octubre no se confirmó la suposición, hecha por la tripulación del Clement
cuando fue desembarcada en un puerto sudamericano.
De acuerdo con el Ministerio
de Marina francés, el Almirantazgo británico envió al Atlántico diversas
unidades de su flota, con la misión de dar caza al navío alemán y ordenó además
a cuatro destructores, que tenían orden de regresar a sus bases de Inglaterra,
que permaneciesen en el Atlántico meridional.
En vista de las disposiciones
que supuso se adoptarían contra él, el Comandante Langsdorff decidió
interceptar las rutas comerciales del Cabo de Buena Esperanza. Basándose en las
declaraciones de los dos prisioneros del Clement, ordenó pintar de color claro
las paredes laterales y la frontal de la torre y los bordes de color oscuro. De
este modo esperaba que la siguiente víctima no desconfiaría lo más mínimo,
puesto que el Graf Spee parecería así un buque aliado.
OTRO MERCANTE
A las 7 horas del 15 de
Octubre, apareció en el horizonte otro mercante. Enfilando directamente hacia
él, de modo que sólo mostraba la proa, el Graf Spee se aproximó a una distancia
inferior a una milla antes de ordenar al barco que parase las maquinas y que no
transmitiera ningún mensaje. Aún así, el radio telegrafista del mercante, el
Newton Brech, consiguió transmitir una débil señal y, pese a la rapidez con que
los hombres del Graf Spee subieron a bordo, el Capitán tuvo tiempo de destruir
todos los documentos secretos que obraban en su poder, excepto uno.
Admitió que el
enmascaramiento del acorazado de bolsillo le había inducido a creer que se
trataba de un barco de guerra francés y que advirtió su error en el último
momento.
El documento que cayó en
poder de Langsdorff le resultó muy útil, pues le proporcionó informaciones que
le permitirían confundir al enemigo radiando falsas señales de alarma. Por otra
parte, le confirmó en su opinión de que
aún no existían rutas unificadas para los convoyes y que cada unidad inglesa
navegaba con absoluta independencia.
Dos días después divisaron
otro mercante británico el Ashlea y la mimetización del Graf Spee demostró
nuevamente su eficacia, pues también el Capitán inglés tomó al acorazado alemán
como un buque francés. En esta ocasión, los alemanes consiguieron ocupar la
cabina de radio, sin dar tiempo a transmitir ninguna señal de alarma. Revisando
el diario de a bordo, Langsdorff averiguó que dos barcos no seguían nunca
la misma ruta, lo cual significaba que
después de cada interceptación debia cambiar de rumbo para encontrar otra
presa.
Féretro de un alemán.
Féretro de un alemán.
ENMASCARAMIENTO
Durante los dos días
siguientes, la escasa velocidad del Newton Beech retrasó tanto la marcha del Graf Spee que Langsdorff decidió
hundirlo, tras efectuar el trasbordo de todos los prisioneros. El 10 de
Octubre, a mediodía, el enmascaramiento del navío alemán le proporcionó el
tercer éxito, ya que engañó al Capitan del Huntsman, mercante inglés de gran
tonelaje que transportaba caucho, lana, yute, minerales forrosos, té y pieles
Estos tres éxitos se habían
logrado al norte de la Isla de Santa Elena. A partir de aquel momento,
Langsdorff debería tener en cuenta las medidas que el enemigo ya estaría
tomando contra él.
En consecuencia, decidio
abandonar la zona, pero transmitiendo antes una falsa alarma, como si fuera
del Newton Beech, en la que se decía que el mercante había descubierto un
submarino. El 10 de octubre por la tarde, después de haber valorado el botín,
envió un mensaje a la Sección Operativa del Estado Mayor de la Marina alemana,
informando que las rutas mercantes se hallaban ahora hasta unas 300 millas al
sur de las rutas comerciales normales en tiempo de paz y poniendo de relieve
que los puntos de interseccción de tales rutas se protegerían fuertemente. Por
lo tanto, en los puntos más favorables a sus incursiones, el Graf Spee correría
el riesgo de verse obligado a combatir.
RIESGOS
En el diario de a bordo,
Langsdorff anotó que, a su juicio, la Sección de Operaciones debería permitirle
correr riesgos eventuales “si se prevén resultados favorables rápidos y
eficaces”
Mientras el Graf Spee se
acercaba al lugar donde estaba previsto el encuentro con el Altmark-su barco de apoyo-, se comprobó que las
estaciones de radio inglesas en territorio africano desarrollaban una intensa
actividad. Naturalmente, la noticia de las correrías del acorazado de bolsillo alemán
se había difundido con rapidez, por lo que las rutas comerciales en torno al
Cabo de Buena Esperanza fueron debidamente protergidas. Langsdorff consideró
que los refuerzos procedentes del océano Indico se concentrarían en Ciudad del
Cabo, y que probablemente saldrían en su
busca un acorazado, dos portaaviones, seis cruceros pesados y seis
ligeros. Desde luego, su valoración fue superior a los efectivos que, en
realidad, componían las fuerzas enemigas.
El encuentro con el Altmark
tuvo lugar la mañana del 14 de Octubre, porduciéndose un momento de estupor por
parte de su Capitán, el cual también confundió al Graf Spee con un barco
francés.
REVISION
Una vez efectuado el
transvase de combustible y trasladados los prisioneros a bordo del Altmark,
Langsdorff aprovechó la breve pausa para revisar a fondo las maquinas de su
navío.
Consideraba que su objetivo
principal era actuar durante el mayor tiempo posible contra los barcos
mercantes. Pero teniendo en cuenta las numerosas unidades que al parecer iban a
perseguirle y que los mandos superiores le prohibían arriesgar su unidad en un
encuentro naval. Pensaba que muy poco podría hacer.
Por lo tanto hoy podemos
deducir hasta que punto influyó en las decisiones del comandante la orden de
evitar situaciones que requiriesen el “pleno empleo” de la capacidad de su
poderoso buque.
Las tropas listas para pelear luego de recibir la bendición.
Las tropas listas para pelear luego de recibir la bendición.
Tras el hundimiento del
Clement, Langsdorff supuso que el tráfico por el Cabo de Buena Esperanza se
intensificaría, hipótesis que se confirmó al descubrir que el Hunstman, estando
ya cerca del Canal de Suez, recibió la orden de cambiar el rumbo y pasar por el
Cabo. Por consiguiente, Langsdorff decidió concentra su actividad en torno al
Cabo de Buena Esperanza y trasladarse inmediatamente al este de Durban cuando
se viese obligado a ello.
La concordancia de estas
decisiones adoptadas por Langsdorff con las órdenes de la Sección Operaciones
del Estado Mayor se deduce de la lectura de una frase del Diario de operaciones de dicha Sección
del día 21 de Octubre, en la que se decía que el Graf Spee debería abandonar se
sector operativo en el Atlántico tan pronto como las fuerzas enemigas le
imposibilitaran cualquier actividad contra las unidades mercantes.
TREVANION
El 22 de Octubre cuando se
dirigia al Cabo de Buena Esperanza, el Comandante trato de precisar con exactitud las nuevas rutas
comerciales, de cuya existencia estaba informado por lo que había hallado a
bordo de los buques Huntsman y Ashlea. El hidroavión localizó un buque a las
8, y en cuanto el aparato regreso a bordo, el Graf Spee puso proa hacia su
nueva víctima.
A las 14.30 ordenó al barco
mercante que parase las maquinas. Pero el radiotelegrafista, con admirable
valor, haciendo caso omiso del fuego de las ametralladoras alemanas, consiguió
transmitir una señal de alarma. Pero debido a su natural nerviosismo, indicó la
posición de modo tan confuso que resultó incomprensible para quienes captaron
el mensaje. Se trataba de la motonave Trevanion, a la que Langsdorff hundió
antes de alejarse de la zona.
Este episodio tuvo una
consecuencia un tanto extraña. Durante la mañana del 23 de Otubre se captaron
en el Graf Spee mensajes del Jefe Supremo de la Marina inglesa de la base de
Simonstown, pidiendo a todos los barcos que hubiesen recogido la misteriosa
llamada de emergencia, transmitida a las 14.30 horas del día anterior, que
retransmitieran inmediatamente el texto de dicha llamada.
Respondieron dos buques, que
situaron la misteriosa unidad en dos posiciones distintas. Ninguna de las
cuales era la verdadera. Pero se dio la casualidad de que una de tales
posiciones coincidía precisamente con la que ocupaba en aquel momento, el Graf
Spee. Por lo tranto Langsdorff se vio olbigdo a poner rumbo al Oeste a toda maquina.
DECISION RAZONABLE
Este apresurado cambio de
rumbo fue muy oportuno, porque el Comandante inglés del sector operativo del Atlántico
meridional organizó inmediatamente sus fuerzas- entre las que se contaba un
portaaviones y los acorazados Renown y el francés Strasbourg- para enfrentarse
al enemigo Ambos acorazados habrían podido hundir al Graf Spee, disparando desde
distancias situadas fuera del alcance de los cañones del buque alemán.
Poco antes del mediodia del
24 de Octubrre se observaron dos unidades a gran distancia. Pero como se
alejaron sin que al parecer emitieran ninguna señal de radio, Langsdorff
decidió no seguirlas, decisión que,según se supo más adelante, fue muy
razonable. A mediodia, los radiotelegrafistas captaron una llamada procedente de Simonstown en la que se anunciaba que se había localizado un submarino
alemán, del que se daba la posición que correspondía a la del Graf Spee.
Probablemente el error se
debía al hecho de que el vigía de uno de los buques, al ver en la linea horizonte
tan sólo la parte terminal de la torreta del acorazado, lo confundió con un
submarino parcialmente sumergido y mucho más próximo de lo que estaba en
realidad. Esta confusión resultó muy útil para Langsdorff, ya que la presunta
localización del submarino supondría que las poderosas unidades que le estaban
dando caza en aquel sector tuvieran que actuar con más cautela.
Deliberando
Deliberando
AL INDICO
El 28 de Octubre, el Graf
Spee se encontró nuevamente con el Altmark en el lugar convenido. A mediodia
Langsdorff informó a sus oficiales que había decidido eludir a las fuerzas
enemigas, efectuando una acción de diversión y trasladándo luego su sector de
operaciones al océano Indico.
En aquel momento, en el
Atlántico tenia frente a él a diversas
fuerzas y a través de lo que se captaba por radio deducía que a raíz del
hundimiento del Trevanion, el enemigo se mostraba muy activo. Por lo
consiguiente, Langsdorff pensó que el hecho de que se produjera cualquier
alarma en la zona situada al sur de Madagascar crearía de nuevo la confusión, llamando la atención del enemigo
hacia aquel sector.
El 29 de Ocutbre, el Graf
Spee inició la singladura hacia el Este. El 3 de Noviembre a las 4 horas
doblaba al Cabo de Buena Esperanza, manteniéndose bastante alejado del radio de
reconocimiento aéreo del enemigo. Pero las condiciones atmosféricas habían
empeorado mucho y si bien esperaba alcanzar al dia siguiente las rutas de
Australia meridional a Ciudad del Cabo, Langsdorff comprendió que, aún en el
caso de localizar cualquier presa, el mal estado del mar le impediría
apoderarse de ella.
ACTIVIDADES
El 8 de Noviembre pudo
reanudar sus actividades. Pero también, entonces, las condiciones del mar le impidieron
utilizar el hidroavión de reconocimiento. Transcurrieron más días sin
resultados positivos. En consecuencia el Graf Spee varió su rumbo para
dirigirse al Norte, hacia las rutas comerciales de la India que pasaban cerca
de Magadascar. Entonces decidió Langsdorff que era preciso ”correr riesgos mucho
mayores” si quería obtener buenos resultados. Considero, pues, la posibilidad
de dirigirse al norte del Canal de Mozambique y atacar la linea costera
sudafricana.
El Graf Spee alcanzó la zona
situada al nordeste de Lourenco Marques, a primera hora de la madrugada del 14
de Noviembre. Las exploraciones realizadas durante el día resultaron también
infructuosas. Pero por la noche so localizó al pequeño buque costero holandés
Holland. No obstante, como las condiciones metereológicas tampoco le habrían
permitido aproximarse con garantías de éxito, Langsdorff lo dejó escapar.
Poco después de las 12 del
día siguiente se localizó y abordó otra unidad, el buque cisterna inglés
African Shell. Fue hundido con potentes cargas de explosivo y a la tripulación
le permitió desembarcar a unas 7 millas de distancia. Pero el Capitan quedó
prisionero a bordo del corsario. Antes de que estallaran las cargas explosivas
se avistó un buque. Se trataba del vapor japonés Tihuku Maru al que no se
aproximó el acorazado de bolsillo. Después de esta acción y ante el temor de
ser localizado, el Graf Spee se alejó dirigiéndose al Nordeste.
La incursión por el Indico
no estaba resultando tan provechosa como la efectuada en el Atlántico. El 15 de
Noviembre, Langsdorff, en un radiomensaje, informó a la Sección de Operaciones
de los resultados conseguidos, así como de su intención de encontrarse con el Altmark
para llevar a cabo una reparación de las maquinas.
GOLPE ESPECTACULAR
En otro radiomensaje
atribuyó a la orden que se le había dado, respecto a no exponer su buque, el
escaso resultado obtenido. Naturalmente,
no podía justificar su propio punto de vista basándose en la experiencia
directa, pero estaba deseando demostrar que era imposible conseguir los
resultados que le pedía el Estado Mayor de la Marina-un golpe espectacular que
cogiese por sorpresa al enemigo- sin que el acorazado corriese algún riesgo.
Una vez más, como había
hecho ya cuando se encontraba en el Atlántico, el Comandante pidió a la sección
operativa que atenuara esta restricción, si era posible.
Al dia siguiente, 16 de
Noviembre, un nuevo desencanto puso de relieve lo insostenible de la situación.
El único barco que pudieron detener fue el mercante holandés Mapia. Puesto que
no había duda alguna respecto a la autenticidad de los documentos de a bordo y
el Capitán se comportó correctamente, Langsdorff no tuvo otra alternativa que
dejar que el buque prosiguiera su ruta sin proceder a más pesquisas.
Por la tarde, el número de
radiomensajes enviados por el Jefe Superior de la Marina inglesa de la base de
Durban aumentó considerablemente. En los mensajes se hablaba de la presencia en
la zona de un corsario alemán. Se avisó a los mercantes y estos cambiaron de
rumbo.
LAMENTO
Langsdorff llegó a la
conclusión de que se había logrado el objetivo que lo llevara al océano Indico.
Pero lamentaba que su esfuerzo hubiera tenido como premio resultados tan
modestos. No obstante, esperaba haber creado una situación de alarma en aquel
océano.
Una vez conseguida su
finalidad en el Indico, Langsdorff puso proa al Atlántico al que llegó en el
momento apropiado. Puesto que después del hundimiento del Trevanion nada habia
vuelto a ocurrir. El Almirantazgo inglés había llegado a la conclusión de que
el corsario ya no actuaba en aquel sector.
El hundimiento del African
Shell confirmó luego la presencia del Graf Spee en el Indico, al cual se
enviaron las fuerza H y K con la orden de interceptarlo. Entre el 27 de
Noviembre y 2 de Diciembre, las dos escuadras inglesas pasaron por el Cabo de
Buena Esperanza. Pero en aquel momento, el Graf Spee se había reunido ya con su
buque de apoyo en el Atlántico meridional.
Los sucesivos planes de
acción del Graf Spee se deducen de una declaración que hizo Langsdorff a sus
oficiales el 24 de Noviembre, en el curso de una reunión, en la cual les expuso la necesidad de regresar a
Alemania para someter las maquinas a una
revisión completa, pues, pese a los repetidos trabajos de reparación, no se
podía confiar ya en el funcionamiento regular de las mismas.
Lo que quedó después del enfrentamiento.
Lo que quedó después del enfrentamiento.
REFLEXION
En consecuencia, las
actividades contra los barcos mercantes estaba llegando a su fin. Por lo que el
Comandante se hizo esta reflexión: “La posibilidad de que el buque resulte
averiado ya no reviste ahora la misma importancia" Si el Graf Spee entra en el
radio de acción de un barco de guerra de escolta de un convoy, su artillería de
grueso calibre causaría tales daños a cualquier buque enemigo que lo dejaría
inutil como escolta.
Langsdoff pensó también que
si el Graf Spee debía abandonar el Atlántico meridional, antes de que otro
corsario ocupase su lugar era necesario conseguir un resultado importante. Por
consiguiente, decidió proseguir su actuación
contra las unidades mercantes en la misma zona donde localizara al
Trevanion. Después pondría proa al Oeste con el objeto de actuar, si las
maquinas se lo permitían, contra el tráfico comercial en la ruta del Río de la
Plata.
El 2 de Diciembre, el Hidro
del Graf Spee abandonó el buque con rumbo a un reconocimiento. Poco después el
vigía de la Cofa de trinquete divisó una columna de humo hacia el Norte. El Graf
Spee se dirigió hacia aquel punto y consguió interceptar a un mercante que
trataba de alejarse a toda maquina.
Un disparo preciso que
atravesó la proa de parte a parte y una señal de stop enviada mediante el
reflector obligaron al buque a detenerse. Sin embargo, los telegrafistas
continuaron transmitiendo señalas por radio. El buque, el Doric Star,
transportaba lana, cereales y carne congelada. Fue hundido poco después.
PRISA
La operación hubo de
realizarse a toda prisa, ya que numerosas estaciones habían captado las
llamadas de socorro del buque mercante. La situación se complicaba por el hecho
de que no había sido posible comunicar a los tripulantes del hidro el rumbo
seguido por el navío, dada la rapidez con que se acercó a la nueva presa.
El piloto del avión trató en vano de localizar el acorazado y,por
fin, decidió amarar. Como el buque no estaba alli para amparar la maniobra del
hidro, y además estaba el mar muy agitado, el aparato chocó con la superficie
del agua de un modo tan violento qaue se abrió una grieta en el flotador
izquierdo. Al principio el avión resistió bien los embates del oleaje. Pero
cuando el flotador averiado fue llenándose a agua, el hidro empezó a escorar
hasta que el ala izquierda acabo por sumergirse en el mar. El transmisor de
emergencia funcionaba todavía y los tripulantes del avión consiguieron indicar
su posición y descubrir la situación en que se hallaban, que era cada vez más
crítica. Empezaba a anochecer y los aviadores, desesperados, lanzaron una
bengala blanca que fue vista por el Graf Spee, el cual consiguió llegar junto
al hidro con el tiempo justo para salvar a sus ocupantes y recuperar el aparato.
Langfsdorff cambió la ruta
aquella misma noche, poniendo proa al
Sudoeste, hacia América del Sur. Al amanecer avistaron un buque a unas
12 millas de distancia, que fue hundido después de poner a salvo a la tripulación
Buque de guerra inutilizado.
ALARMA
El acorazado se dirigió
después al punto señalado para el encuentro con el Altmark, a donde llegó al
mediodia del 6 de Diciembre.
Los dos buques alemanes se
encontraban en medio del Atlántico meridional en un punto muy distante de las
rutas de navegación normales. Pero una vez concluído el aprovisionamiento se se dirigieron hacia el Oeste. A las 22.42 sonó de improviso la alarma. Se habia
localizado un barco que navegaba con las luces apagadas, al cual se identificó
como un mercante.
A las 23.00 se perdió de
vista el buque y, puesto que no se habia captado ninguna señal de radio,
Langsdorff pensó que el barco misterioso no había descubierto al Graf Spee o
que lo había confundido con una unidad inglesa.
No obstante, como medida
preventiva, ordenó un brusco cambio de rumbo. El 7 de Diciembre, a las 18.43, el Graf Spee
detuvo al mercante inglés Streonshalh y lo hundió, luego de transbordar a su
tripulación. El capitán del barco inglés arrojó al mar los documentos secretos
que tenia.
Afortunadamente los hombres
de Langsdorff consiguieron apoderarse de uno de ellos antes de que se
sumergiera. Se tuvo una valiosa información respecto a los puntos de reunión de
los mercantes ingleses en la zona del Rio de la Plata. El Graf Spee se situó al
acecho en las rutas comerciales que se dirigian a ese lugar.
CONVOY INGLES
Se supo que estaba, a punto
de abandonar Montevideo, un convoy inglés de unas 30 mil toneladas en total,
constituido por cuatro mercantes y escoltado por un crucero auxiliar. Durante
la noche del 12 al 13 de Diciembre, el
Graf Spee exploró toda la zona. Hasta que se avistaron dos buques. La unidad
inglesa resultó ser el crucero Exeter, tras el que navegaban otros dos
cruceros. Langsdorff comprendió que resultaría imposible intentar burlar a
tres cruceros a la vez y que el enfrentamiento era inevitable.. En consecuencia, decidió romper el fuego inmediatamente sobre el Exeter para no dar tiempo a que
sus enemigos pusieran las maquinas a pleno régimen. Eran las 6.17. Había
comenzado la batalla del Rio de la Plata. (Continuará.
Sacado, editado, condesado y resumido de la Revista “Así fue la Segunda Guerra
Mundial”)
No hay comentarios:
Publicar un comentario