LOS GOLES DE LOLO FERNANDEZ
Hacienda
Hualcará, Cañete, 30 de agosto de 1923.
La hacienda Hualcará, 145 kilómetros al sur de Lima, está de fiesta.
Muy de temprano las mujeres han terminado de descuartizar sabe Dios
cuántas gallinas, patos y conejos.
Los hombres se han encargado de embotellar la chicha y los vinos. Las
cervezas reposan en cilindros y bateas con hielo.
Niños y jóvenes han barrido y regado con baldes los pasajes, y
arreglado las fachadas de sus viviendas de adobe y esteras.
Flores y cadenetas enmarcan decenas de imágenes de Santa Rosa de Lima,
patrona del lugar cuya festividad se celebra en esta fecha.
En el campo de juego de la hacienda, los niños del lugar se ven en
dificultades para amarrarse los chimpunes que hoy usarán por primera vez.
Los adultos los ayudan a vestirse las casaquillas de sus uniformes que
también hoy lucirán por vez primera.
Se vive un ambiente de fiesta. Se escuchan valses, pasodobles y marchas
militares, grabados en discos de 78 rpm y difundidos a través de pesados
altoparlantes suspendidos en árboles adornados con serpentinas, cadenetas y
globos multicolores.
Los trabajadores de la hacienda y de las chacras vecinas se han volcado
al campo donde hoy disputarán un cuadrangular los equipos de Alianza San
Vicente, Alianza Imperial, Bella Esperanza y Huracán de Hualcará.
Sentado en bancas de madera, el público aplaude a los equipos
conformados por niños que no llegan a la docena de años.
Tomás Fernández Cisneros, administrador de la hacienda, y su esposa
Raymunda Meyzán Romero, sentados frente a la mesa oficial, se muestran ansiosos
por ver jugar al sexto de sus hijos, Teodoro Oswaldo, que hoy hará su debut
oficial.
Le dicen ‘Lolito’, recién ha cumplido 10 años el 20 de mayo pasado, y
dicen que patea fuerte.
El cura llegado de San Vicente preside la misa de las 8 en la capilla y
bendice el escenario y el balón de cuero amarillo que pronto estará en disputa.
Primero jugarán los debutantes infantiles del Huracán de Hualcará
contra los experimentados del Alianza San Vicente, que ya han jugado varios
partidos en diversas canchas.
Los debutantes hualcaralinos se muestran nerviosos. Lolito aparece en
la punta derecha, al lado de su adú inseparable Casimiro Luyo.
Al centro Teodoro "Lolo" Fernández.
Al centro Teodoro "Lolo" Fernández.
PRIMER PARTIDO
Arranca el partido, los jugadores se entregan con frenesí a la disputa
de la pelota sin que durante todo el primer tiempo la hagan ingresar a ninguno
de los arcos.
Los aliancistas sanvicentinos no han podido vencer la portería del
Huracán, pese a su ganada fama.
En el segundo tiempo, los debutantes logran superar su nerviosismo
inicial y se muestran decididos a satisfacer a sus padres, también nerviosos y
pensativos alrededor de la cancha de tierra regada esa mañana.
Los infantes del Huracán atacan con insistencia, desordenando a los
defensas del San Vicente. Sánchez logra perforar el arco de ‘Lamedor de soda’
con un potente disparo, pero el gol es anulado por el referee que sanciona of side. Se
arma una gresca de proporciones, patadas y puñetes se reparten a discreción. No
sin esfuerzo, y con ayuda de los mayores, el árbitro logra controlar la
situación. Los niños son obligados a respetar la decisión del juez.
... y primer gol
Ya serenados los ánimos, una escapada de Juan Gordillo Arias, el
popular ‘Globo con Pito’, le permite desprenderse de sus marcadores y centrar
un pase largo para Lolito que corre por la derecha.
El futuro ídolo de las multitudes se posesiona de la bola, no ve a
ningún defensa y dispara un tremendo shot de larga distancia, que el arquero
aliancista no puede controlar.
Las tribunas despiertan de su letargo y festejan el gol a grandes voces
y con entusiastas aplausos.
Al terminar el partido, Lolito es el centro de la atención y el jugador
más felicitado porque anotó el gol del triunfo.
Es el primer partido oficial del Huracán de Hualcará y el primer
triunfo de su trayectoria que así inicia.
Y es el primer gol de Teodoro Oswaldo Fernández Meyzán a quien pronto
el mundo conocerá, simplemente, como Lolo.
30
AÑOS DESPUES...
Estadio Nacional, Lima, 30 de agosto de
1953.
Los tradicionales rivales, Alianza Lima y Universitario de Deportes,
han culminado sus entrenamientos y se disponen a jugar la versión 72 del
clásico del fútbol peruano en el recientemente inaugurado Estadio Nacional, en
Santa Beatriz.
La afición limeña está dividida: Unos piden que juegue Lolo Fernández;
otros dicen que no, que ya está acabado, que debe dar paso a nuevos valores.
El tema es motivo de encendidos debates en esquinas, cafetines,
mercados, colegios.
Todos especulan sobre la alineación del Universitario el próximo
domingo.
La verdad es que Lolo no ha jugado todas las fechas y recién se está
recuperando de la última lesión que le hicieron hace dos semanas.
El entrenador argentino Cuesta Silva ha anunciado que no lo incluirá en
el equipo titular. Él prefiere la juventud de Manuel Arce, un juvenil que
aspira al puesto.
Lolo ha entrenado a conciencia y se ha ganado el derecho a ser incluido
en el equipo, a pesar de sus 41 años y a su cuerpo ya cansado.
La imagen de recuerdo del ídolo.
La imagen de recuerdo del ídolo.
POLEMICA ABIERTA
Desde las páginas de La Tercera, Pocho Rospigliosi dice que debe jugar,
que tiene hambre de gol.
Lo ha demostrado en los entrenamientos del jueves pasado, cuando le
metió dos goles a Dimas Zegarra jugando por los suplentes.
Bernardo Ortiz de Zevallos, de Última Hora, lo entrevista para que
responda a la pregunta que todo el mundo se hace: ¿Cuándo se retira Lolo?
Lolo, responde: "No sé si volveré a jugar. Si así fuera, saldré
con el entusiasmo de hace veinte años. Aunque las piernas no sean las mismas,
el corazón sigue igual".
El Comercio tercia en el debate: "Jamás se ha dudado de la capacidad de Lolo en sus mejores épocas, pero
en la actualidad creemos que ya no tiene las cualidades necesarias para
intervenir con lucimiento en un partido de campeonato... no nos parece que
pueda jugar durante los 90 minutos"
Los opositores afirman que el Cañonero no podrá superar la marcación de
Guillermo Delgado, el extraordinario back aliancista cuyas virtudes encandilan
cada vez más a los aficionados.
Si la U pone a Lolo, dicen otros, Alianza tendrá una ventaja adicional.
Seria darle handicap, agregan.
Sus hermanos Arturo y Eduardo ‘Lolín’ le han ofrecido pasar el domingo
en la mañana por su casa para ir a Cañete y jugar por el Huracán de Hualcará,
que a partir de ese día empezará a llamarse Deportivo Lolo Fernández.
Será con motivo de la festividad de Santa Rosa de Lima, patrona de la
hacienda, de la cual el centro forward crema es ferviente devoto.
Eso, siempre y cuando, no lo incluyan en el equipo titular.
JUGANDO EN SOLITARIO
Lolo prefiere mantenerse al margen de la polémica, y se refugia en su
casa con su indesligable Leonor, sus hijos Marina Elvira y Teodoro, o Lolito,
como él; y la coquetona y peluda ‘Mota’, compañera de juego en sus ratos
libres.
Pero no deja de escuchar la radio y los comentarios sobre su
participación en el clásico: "Lolo
quizás no pueda aguantar los noventa minutos de juego", dice uno de
ellos.
A las 6 de la mañana del domingo, tal lo acordado, Arturo y Lolín
pasan a recoger a Lolo para llevarlo a Cañete. Antes, se dirigen a la iglesia
de Santo Domingo y se detienen ante la venerada imagen del Señor de la
Justicia.
Lolo se arrodilla y ora con recogimiento y devoción. Le pide fuerzas
para seguir jugando. Y su santa intercesión para que se le permita jugar este
día.
Lolo quiere jugar y meter siquiera un gol. No quiere defraudar a su
sobrino que ha prometido ir al estadio con toda la patota para verlo jugar.
Tampoco quiere decepcionar a esos miles de aficionados que ocuparán las
tribunas para comprobar si es cierto que es un futbolista acabado, que ya está
viejo, que ya no puede.
El ídolo sale del templo con la mente despejada, con el cuerpo libre de
una pesada carga. Me siento livianito como una pluma, comenta a sus hermanos.
SANA RECTIFICACION
Y llega la noticia: Alberto ‘Toto’ Terry y René ‘Lora’ Gutiérrez, en
representación de los demás jugadores, han logrado convencer a los dirigentes,
y éstos al entrenador, para que Lolo sea de la partida.
Si, amigos, Lolo formará parte de la conformación titular. Arturo y
Lolín deciden quedarse para ver jugar a su hermano.
Las radioemisoras difunden a cada instante la noticia y la ciudad se
prepara para el acontecimiento.
El Estadio Nacional, frente al Paseo de la República que recorren
atestados tranvías con pasajeros colgados en sus puertas posteriores, muestra
un lleno de bandera. Se estima en 50 mil el número de espectadores, de los
cuales 43,088 han pagado sus entradas, que ocupan las tribunas para ver jugar a
Lolo y vibrar con la nueva versión del clásico del fútbol peruano.
La recaudación de taquilla también marca un hito: 203,635 soles de oro.
Hay ambiente de fiesta. La banda de la Guardia Republicana aumenta la
alegría interpretando valses, polcas y marineras.
El árbitro inglés Charles Mackenna aparece en el gramado acompañado de
sus guardalíneas Bellido y Caballero.
La Lora Gutiérrez, el Gringo Terry y Lolo Fernández abandonan juntos el
camerino. Mientras caminan por el túnel, repasan la estrategia a seguir.
El primero armará juego desde atrás y se la pasará al segundo; éste
picará por la izquierda para atraer a Delgado hacia la punta y dejar el centro
libre para el tercero, entonces el primero pasará la bola al tercero, quien
deberá tocarla en profundidad hacia el centro. Y entonces...
Los aliancistas son los primeros en salir al campo, con Guillermo
Delgado, capitán, a la cabeza.
Heraclio Paredes en el arco; Lobatón acompaña a Delgado en la zaga;
Enrique Velázquez, Rafael Goyeneche y Cornelio Heredia, en la media; y los
hermanos Roberto y Felix Castillo, Vargas, el ‘Feo’ Salinas y ‘Huaki’ Gómez
Sánchez, en la línea de ataque.
Luego, salen los universitarios, con Andrés Silva como capitán. Dimas
Zegarra jugará su primer clásico, desde la portería; Rufino Valdivieso y Da
Silva, en la defensa; Bravo, Gutiérrez y Gasco, en el medio campo. Y la
delantera de turno: Osorio, Juan Castro, Lolo, el Gringo Terry y Dante Rovay.
Las tribunas vibran de emoción, gritan, aplauden, dan hurras, arrojan
papel picado, hacen volar serpentinas.
El ritual de costumbre: saludo de los capitanes, sorteo de cancha. La U
jugará en el lado sur.
Unos minutos de espera. El teniente coronel Matallana, ayudante del
premier y ministro de Guerra, se dirige al centro del campo acompañado del
árbitro y de los capitanes de ambos equipos, para dar el play de honor.
Casaquilla en su homenaje.
Casaquilla en su homenaje.
PRIMEROS REVESES
A las 3 y 40 de la tarde se inicia el partido. Sacan los aliancistas.
Alianza quiere ganar. Hace temblar a la defensa crema con ataques
insistentes y precisos. Un remate del ‘Feo’ Salinas se estrella en el parante.
Suena a voz de alerta.
Goyeneche y Heredia se desplazan con soltura por el medio campo y hacen
lo que quieren.
Los universitarios están sorprendidos, desconcertados. Lolo falla una
jugada de taquito y las risas burlonas no se hacen esperar. Pero es sólo el
principio.
Salinas vuelve a inquietar la portería universitaria con otro tiro que
choca en el parante izquierdo y casi, casi gol.
Lolo vuelve a fallar en una nueva jugada y es pifiado por las tribunas.
El centro forward no se inmuta. Invoca a Santa Rosa de Lima. No puede ser,
piensa, debo entonarme, no quiero defraudar a nadie.
La presión popular parece surtir efectos y darle la razón a quienes se
oponían a la inclusión del veterano jugador.
El partido se muestra inicialmente adverso a la U. Todo parece indicar
que quienes comerán rico, beberán harto y bailaran toda la noche serán los
callejoneros de La Victoria y de los
Barrios Altos.
A los 27 minutos, la Lora Gutiérrez recibe una pelota en el centro del
campo y avanza sorteando a dos rivales, espera a que Toto Terry avance por la
izquierda y arrastre a Delgado. Este pica el anzuelo y persigue al blanquiñoso
adversario. Lolo está solo en el centro, para él va el pase.
Lolo no pierde tiempo, con suavidad coloca la bola en un ángulo
inalcanzable para el arquero Heraclio ‘Cholo’ Paredes.
Lolo mira la pelota adormilada en el fondo del arco, da media vuelta y camina
de regreso al centro del campo con la cabeza gacha, acomodándose su redecilla
negra. Las tribunas se muestran sorprendidas. Entonces...
... Y entonces, la historia empieza a cambiar. El gol de Lolo remueve las tribunas y las conciencias de un
público todavía incrédulo.
Luciendo la camiseta crema de la U.
Luciendo la camiseta crema de la U.
LA FIESTA INOLVIDABLE
¿Que una golondrina no hace verano? De acuerdo, oiga usted, pero sí lo
anuncia. ¿Que no? A que sí. Veamos el segundo tiempo.
Apenas iniciado los segundos 45 minutos, con la U en campo norte,
Gutiérrez recibe una pelota desde atrás, varía la estrategia, se la pasa a
Terry, éste la baja con la cabeza, amaga hacia la izquierda, la centra para
Fernández.
Suavemente enviada, la pelota recibe apenas una caricia de chimpunes
que esta vez parecen rejuvenecidos, no llevan dinamita, sí mucha precisión.
Por segunda vez el Cholo Paredes no alcanza ni siquiera a manotear la
pelota que se dirige por el ángulo descubierto camino a las redes. Gol de Lolo.
Van dos. Y van tres minutos.
Las tribunas vuelven a encenderse. La barra aliancista se suma al
júbilo masivo. Se oye la música. La alegría invade el Nacional. Todos,
universitarios, aliancistas y demás, se rinden ante el ídolo. Las banderías
partidarias quedan atrás.
Lolo, sin embargo, parece no haberse dado cuenta de lo que ha hecho y
retorna al centro del campo ajustándose el cinturón de su pantaloneta.
A los 5 minutos, sólo los admiradores del club íntimo celebran el gol
que ‘Huaki’ Gómez Sánchez anota en la portería universitaria.
Van jugados 26 minutos del segundo tiempo. Un ataque aliancista. Felix
‘Chupón’ Castillo lleva la pelota, ingresa al área, amenaza a Zegarra. Juan
Castro lo contiene a costa de foul. Mackenna cobra penal.
‘Chocolatín’ Heredia es el encargado de cobrar la falta y empatar el
partido. La popular vuelve a celebrar.
El partido está empatado. Universitario vuelve al ataque, Lolo lleva la
pelota, voltea buscando a un compañero, pero algo observa, detiene el juego,
patea la pelota fuera de la cancha, retrocede, ¿que pasa?
Ha visto a Goyeneche caído en el campo retorciéndose de dolor y va en
su ayuda. Primero es el amigo, después el juego.
Las tribunas aplauden el gesto. Es todo un señor, amigos. De los que
pocos quedan. ¿Lo habían olvidado? Pues, no lo olviden.
Transcurridos 30 minutos la garra crema empieza a aflorar. A ganar el
partido, es la orden emanada de nadie sabe dónde, hay que ganar este partido.
Hay que hacerlo, la historia lo demanda, es muy importante terminar en triunfo.
Avanza la U, Juan Castro recibe un pase sorpresivo que no desaprovecha.
Bolea la pelota, el Cholo Paredes se descontrola y el “¡Dale U!” de la
preferencial lo vuelve a la realidad. Universitario se ha puesto en ventaja
nuevamente.
Faltan cinco minutos para el final, la cosa parece quedar 3 a 2 a favor
de los cremas.
Osorio está con el balón, corre por el ala derecha, burla a Lobatón,
esquiva a Heredia, se desprende de Delgado, levanta la cabeza, ve a Lolo
corriendo por el centro, le da un pase rasante. Las tribunas contienen la
respiración.
Lolo mide la distancia, ve la pelota avanzando hacia él, no titubea,
dispara un cañonazo que retumba en el estadio silenciado, a la expectativa.
Paredes se lanza en vano, queda tirado en su portería. La pelota
descansa en el fondo de las redes. ¡Gooolll! nuevamente, gol de Lolo.
En su despedida consiguiendo un gol frente a Alianza Lima.
En su despedida consiguiendo un gol frente a Alianza Lima.
Lolo retorna al centro del campo, la cabeza baja mirando sin mirar el
césped, muestra inequívoca de su modestia de siempre. Genio y figura, pues.
Las cuatro tribunas se inclinan reverentes, se rinden ante la grandeza
de ese hombre con chimpunes de oro, que una vez más las ha hecho vibrar de
alegría, de emoción, aunque en algún momento, malhaya la hora, dudaron de él.
El grito de gol que brota de las cuatro tribunas, es un grito de
liberación de las ganas contenidas; de emoción por los anhelos hechos realidad;
de admiración y sometimiento a esa figura señera del balompié nacional. Es una
exclamación de reconocimiento de los errores cometidos, y de disculpas por el
mal pensamiento de haber puesto en duda la genialidad de su genio de carne y
hueso.
La ovación se prolonga por largos minutos, por todo el tiempo que Lolo,
obligado por la multitud, demora en dar la vuelta olímpica. "Gracias, gracias por todo",
agradece el ídolo. "No es para tanto", dice, contiene las lágrimas,
lo levantan en hombros. Un hincha que corre a su lado le responde: "Qué
cosa dice usted... esto es poco para tanto".
Esos miles de ojos abiertos de par en par aún se resisten a creer lo
que han visto esta tarde en el gramado del Nacional. Esas miles de bocas corean
el nombre de Lolo a pulmón abierto. Es la apoteosis.
El público ha olvidado el resultado del partido. Total, para lo que
importa eso frente a lo visto esta tarde.
Alberto "Toto" Terry, Juan José Oré y Lolo.
Alberto "Toto" Terry, Juan José Oré y Lolo.
NACE LA LEYENDA
Lolo despierta en el camerino mientras se cambia el uniforme. Tres
goles son suficientes, piensa, ahora sí es tiempo de despedirme del fútbol,
tengo 40 años, no creo que pueda repetir lo de esta tarde, mejor me retiro; se
lo dirá a sus hermanos que lo esperan en la puerta del estadio.
Se acerca a Carlos Cillóniz, le transmite su decisión. Cillóniz la
retransmite a los dirigentes que lo acompañan.
El retiro de Lolo es noticia de primera plana en los diarios de la
capital. Se retira un caballero del deporte. Un conductor cerebral y un
artillero efectivo.
La directiva universitaria se apresta a organizar el partido de la
despedida definitiva. La fecha del último adiós. Debe ser a lo grande. Es lo
justo y lo correcto.
Lolo ha colmado las expectativas de su familia, ha satisfecho a sus
amigos, ha hecho retractarse a sus críticos, ha complacido a sus seguidores y
ha cumplido con el Perú, con los peruanos y con todos los amantes del fútbol.
El lunes 31, El Comercio titula a todo lo ancho de página: "Lolo electrizó ayer como en sus mejores
tiempos"
Ha dejado de ser hombre para convertirse en leyenda. (José Luis Vargas Sifuentes)
LOLO QUE GRANDE SASTIFACIONES DISTES A LA INCHADA EN GENERAL ESPECIALMENTE A LA INCHADA CREMAS TODOS ERAN AFICIONADOS AL DEPORTE SI BIEN ES CIERTO CADA UNO ERA INCHA DE SU EQUIPO PERO SE RECONOCIA CON LOS VALORES DE UN PUEBLO SANO A LOS IDOLOS COMO LOLO.
ResponderEliminarEL DEMOSTRO SER UN CAMPEON GOLEADOR RESPETUOSO Y AGUERRIDO POR ESO TE LLEVAREMOS MUY DENTRO DE NUESTROS CORAZONES COMO AGRADECIMIENTO POR TODA LA GLORIA QUE DISTES AL PERU Y A LA U.
GRACIAS A LOS PERIODISTAS POR ESTE HOMENAJE AL IDOLO DEL PERU LOLO FERNANDEZ.