La situación en el Medio Oriente
es tremendamente seria y conflictiva. Incluso se vaticina dramáticamente que el próximo país que se complicará en la turbulencia total, en medio de una violencia desenfrenada constante y sin precedentes, será Irak. Tal es la opinión acertada de muchos analistas internacionales.
En esta parte del mundo, hay un
problema religioso particular y complejo que se deriva de las corrientes
islámicas donde destacan dos grupos específicos y concretos: por un lado, los chiítas, quienes creen firmemente que
son los descendientes directos de Mahoma y están en condiciones de ser
los únicos líderes de la fe. Mientras
que por otro, los sunitas consideran
innecesaria tal vinculación.
La diferencia de opiniones, que parece simple o poco importante, en los musulmanes que creen a pie
juntillas en el Islam es fundamental y, sobre todo, la causa de muchísimos
conflictos bélicos, de consecuencias imperecederas para ellos y el
mundo. Así de concreto y real.
Los chiítas, en su mayoría viven
en el antiguo territorio de Persia que en buena cuenta es el Irak de
hoy. La Mesopotomia de los tiempos antiguos. A su vez, los sunitas están extendidos en el Magreb ubicado en el norte de
Africa, la Península Arábiga y parte del Asia Central.
En el Medio Oriente, sobre todo en Irak y
Siria, se siente mucho estas creencias de descendencia divina. Más aún por la
diversidad étnica existente que data de infinidad de siglos atrás como parte de su accidentada
historia.
Mapa de Irak.
Mapa de Irak.
HUSSEIN
Cabe señalar que, en Siria, la
minoría chiíta del Presidente Basharal-Asaad que es un 12% de la población,
lucha por el poder contra los insurgentes suníes que son mayoría con un
contundente 74%. La composición étnica de Irak es más equilibrada. El 60%
son chiíes, ubicados en el sur del país. Por su parte, el resto
está en el norte y pertenece al grupo
sunita.
Este país hasta el 2003 fue
gobernado por Saddam Hussein, un sunita autócrata que fue capaz de mantener
equilibrados a los grupos étnicos, los mismos que son más o menos aceptados por
el total de la población.
Sin embargo, Hussein fue derrocado por las represalias que llevó a
cabo Estados Unidos después del ataque terrorista a las torres ubicadas en su país, hecho deplorable que
ocurrió el 11 de Septiembre del 2001. Como resultado, el chií, Nurial Maliki,
se convirtió en el Primer Ministro de Irak.
El gobierno de Maliki dispuso
para sí, a su manera y groseramente, de
los ingresos petroleros al sur de Irak,
donde se ubican dos tercios de la reserva de petróleo y gas del país.
Además y para variar, el régimen descuidó al norte sunita. El mismo que estuvo
seguro y protegido, durante la presencia militar norteamericana.
SIN CONTROL
Maliki omitió invertir los
recursos de lo que es una de las mayores reservas de crudo negro en el mundo.
Lo que es otro garrafal error: tampoco incorporó a ningún sunita en el
gobierno. La brecha entre el norte y el sur se convirtió en abismal.
Desde que se retiraron los
americanos el 2011, el gobierno de Bagdad ha perdido por completo el control del norte del país. Allí
hay de por medio una inversión estadunidense de 25 mil millones de dólares, en
el entrenamiento y equipamiento de las fuerzas armadas iraquíes.
Tales soldados, con la excepción
de algunas fuerzas especiales, son completamente incapaces de luchar contra los islamistas. El problema
se ahonda con otra realidad: muchos pobladores iraquíes se han convertido en
defensores del movimiento sunita que forma parte del Estados Islámico de Irak y el Levante (EIIL).
Los mismos que tienen mucho dinero y armas de alta calidad, dejadas por el
Ejército de Estados Unidos.
Como consecuencia, los islamitas
ya pueden financiar sus operaciones militares. Con los ingresos por impuestos
en su territorio y están en condiciones de vender petróleo. La situación anárquica
de Siria los ayuda a reclutar más gente para luchar.
Actualmente, son exactamente 6
millones de personas los que viven en los territorios controlados por EIIL. Los
sunitas que residen allí no son amigos de Al-Qaida. Pero no pueden ver ni en
pintura al gobierno de Maliki. Ellos prefieren a los islamitas en comparación con
el odiado Primer Ministro chiíta.
Los estados sunitas de Arabia
Saudita y Qatar apoyan a los rebeldes
para frenar a Irak Chií, con la idea de cambiar el equilibrio geopolítico.
Sin embargo, hay corrientes en estos
lugares que advierten de la fuerza e ideología incontrolable de los islamitas de EIIL. Ya se ha pedido ayuda a
naciones amigas como Pakistán y Egipto, para reforzar su propia frontera con
Irak.
La violencia es persistente.
La violencia es persistente.
OBAMA
El Presidente de Estados Unidos,
Barak Obama, ha iniciado movilizaciones del ejército de su país por la difícil
situación de los cristianos en el norte de Irak. Así los americanos quieren
evitar que EIIL controle el resto territorial existente.
Mientras tanto existe la
amenaza por parte de ciertos grupos
extremistas que, a como de lugar, quieren que la más grande potencia del mundo
pierda su influencia en los campos de petróleo de las áreas chiítas.
La situación existente da lugar a
vaticinar que habrían en el futuro agresiones continuas y graves. No sólo si
Irak se desintegra en un sur chiíta o en un norte sunita. Sino de que por medio
hay una tensión incontrolable entre los kurdos e islamitas en la nueva zona del
norte de Irak. La amenaza de la guerra civil está latente.
Jordania, con la mayoría de
sunitas estabilizados, también dará pautas
de futuro. La duda radica en el
siguiente panorama: si sobrevivirá a los cambios geopolíticos, sin ningún tipo
de consecuencias y perjuicios. El país tiene cientos de miles de refugiados de
Siria y los islamitas radicales tatan de imponerse en este territorio clave.
Si Jordania cae amenazaría el equilibrio de poder
necesario en el conflicto del Medio Oriente entre Israel y Palestina, con
serias consecuencias. Ojala que no sea así. El panorama es enteramente
complicado.
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