Muchos conocedores de la vida cotidiana dicen que de la buena trama sale la buena tela. Los perseguidores de la perspicacia profunda afirman más allá y sentencian con profundidad muy seguros, con una consigna inmemorial para darle a conocer a todo el mundo, sin dudar, que: de tal palo, tal astilla.
Si, efectivamente, la astilla que se convierte en madera. Hecho gráfico contundente para hacer grandes y significativas obras. Bueno, pues, aquí en este caso con justicia plena hay que aplicar lo primero y lo segundo cuando analizamos a Silvia Montoya Sachs y su admirable trabajo cultural en el Instituto Superior de Artes Visuales E. Sachs.
Esta organización académica de prestigio está ubicada en un local adaptado para las circunstancias en la cuadra 10 de la avenida Grau de Barranco, realizando sus diferentes actividades desde hace exactamente 30 años y formando verdaderos artistas, con diferentes especialidades enteramente prácticas.
El Instituto lleva el nombre de la madre de Silvia: Edith “Lila” Sachs, la famosa pintora que brilló con sus innumerables y valiosos cuadros. Ella vivió entre los años l938 y 1990.
Logotipo del Instituto E. Sachs.
Una complicada enfermedad la hizo sufrir durante más de un año y se la llevó de este mundo, tras fructífero camino artístico cuando el destino implacable no quiso proteger a la creación inigualable y de valor. Contradicciones de la vida que hay que aceptar y superar.
MANOS
Había, de todas maneras, que luchar y seguir. Realidad que le costó mucho vencer a Silvia Montoya. Sin embargo, la entrega y consecuencia sirvió para confirmar otro hecho contundente: de ninguna manera se puede arrasar con la obra de una artista de la talla de Sachs con sus innumerables cuadros, donde estaba la mano de la calidad y la consecuencia del arte.
Ni menos, con lo que pudo hacer su hija, con paciencia y conocimiento profesional, formando académicamente a muchas personas que se entregan para demostrar, fehacientemente, que con el arte si se puede vivir.
Mano precisa la de Edith Sachs. Mano enteramente creativa. Mano que lleva a admiración. Cuadros de esas manos que crean vida algunas veces profundidades perceptibles a primera vista. Pero realidades, de contundencia total.
Otras expresiones complicadas. Diversas formas de aceptar la realidad entre el color, el volumen, la forma y la fuerza. La de la vida o lo que se le ocurría en la mente de la creadora. Son sus cuadros los que estamos analizando y reafirmamos como simples espectadores: aquí hay calidad insuperable.
Ella con su obra siempre representó expresión sin ver lo tradicional, ingresando por entero con la consecuencia del valor. Manos finas que hicieron arte. Mujer inigualable que entregaba, horas de horas, a la pintura.
Silvia Montoya: de tal palo tal astilla...
Con la compañía permanente de lienzos, pinceles al por mayor pinturas diversas de olor fuerte que pasaban exactamente a la realidad donde el movimiento se daba, coordinadamente. Con esa constancia de crear figuras, las habidas y por haber. Era, es Edith Sachs incomparable y siempre presente.
Lo que hace actualmente su hija Silvia, promotora cultural, exalumna de la Facultad de Artes de la Universidad Católica, es también encomiable. Darles profesión a los que les gusta el arte. Ella forma parte de un equipo multidisciplinario de profesionales de primer nivel que cree en la necesidad de una formación cultural visual.
POSIBILIDADES
Silvia dice al respecto: “enseñamos con respeto, veracidad y atención directa a las necesidades individuales de cada alumno. Los conocimientos de carácter técnico los aplicamos en diferentes acciones a modo de fábrica de producción artística”.
El Instituto brinda una amplísima gama de posibilidades de desarrollo tanto en producción artística ligado a artes aplicadas y al diseño. Así como a la gestión y realización de proyectos culturales.
En forma independiente, los que siguen la carrera pueden dedicarse al dibujo, la pintura, grabados, cerámica, escultura, fotografía, video y creación digital, multimedia. También hay espacio para desempeñarse en dirección del arte, asesoría de imagen, producción audiovisual, decoración artística y pintura mural.
La pintura como expresión primordial.
Existen, asimismo, aplicaciones en asesoria cultural, museografía, diseño, audiovisuales y fotografía documental. Otros casos explotables son: la realización escenográfica para teatro, televisión, espectáculos y eventos culturales, pintura mural, curaduría de museos y galerías de arte.
La planta docente del Instituto está conformada por artistas de renombre. En Pintura, Ignacio Macha, Luis García Zapatero, Jaime Higa y Luis Castellanos. En Escultura, Haroldo Higa, Aldo Shiroma, Karen Macher, Manuel Larrea, Pool Guillén y Jessica Zimmermann. En Fotografía, Nelly Plaza, Patricia Vizcarra y Andrés Longhi, entre otros maestros de diferentes especialidades.
El objetivo es formar profesionales competitivos que puedan desenvolverse en áreas tan diversas como la pintura, la escultura y la animación. También se les prepara en asuntos prácticos como la manera de sustentar y financiar proyectos artísticos.
ETAPAS
El currículo de la carrera de artes visuales ha sido diseñado por Silvia Montoya, Germán Vegas e Ignacio Macha. Ellos estuvieron involucrados en la reestructuración de la Escuela de Bellas Artes y en la Facultad de la misma especialidad de la Universidad Católica.
Hay etapas y etapas en el Instituto. La primera evidentemente la cumplió a pulso Edith Sachs cuando un 14 de abril de 1980 abre las puertas de su taller para dar clases de pintura. Lo hizo con l4 alumnos.
Se trabajaba por el arte en una casona antigua muy bonita en el apacible y bello barrio de San Antonio en Miraflores de techos altos y grandes cuartos, cuyos pisos rechinaban al paso y movimientos de la maestra y sus alumnos.
La dirección nunca la olvida Silvia que por esa época tenía 11 años y allí en la casona creció: Gabriel Chariarse 650, a la altura de la cuadra 11 y 12 de la avenida Benavides. Ahora, con el paso de la modernidad, un edificio se levanta en ese lugar.
El taller que está ubicado en Barranco.
“Claro que me acuerdo de todo. Había un horario de las mañanas y otro de la tarde. Yo entro a la primera generación de gente que se formaba. No obstante de que era un taller para adultos. En el caso mío, me gustaba dibujar y era más o menos una niña agrandada que me pongo a disposición del grupo”, recuerda con mucha nostalgia.
Edith Sachs siempre tuvo una inquietud por la enseñanza del arte y un nuevo enfoque para ello. Un poco más amable y sobre todo sencillo. Un acercamiento no al monstruo, sino a algo tan bello como es la pintura.
Silvia sigue recordando: “en realidad yo empiezo a participar al paso de los años en la parte administrativa. Mi mamá tenía aversión a este campo. Yo en la obligación de suplirla. Ella era amical al máximo y había cosas que no podía hacer. Entre otras: administrar dinero o recibirlo. Allí entro yo”. Ya tenía 14 años. No digo que soy perfecta en ello pero doña Lila no podía cobrar. Ni recordaba quien le debía. Yo si tenía un poquito más de habilidades que mi mamá. Por lo menos en este campo”.
TALLER
Silvia comenzó a hacer una base de datos de los alumnos haciendo listas de los que asistían y tratando de poner las cosas en orden, revisando constantemente las exposiciones. Se comienza a ver la posibilidad de que Lila haga clases para niños.
Para Lila nada era imposible. Les decía a sus alumnos que se olviden de decir siempre quise y nunca pude. Si se puede. Era audaz, pero con conocimientos y base creativa, profesional.
Llegaban al taller, sobre todo en esa época, gente mayor. Señoras que querían pintar y nunca lo habían hecho. Al principio el grupo que aprendía era muy heterogéneo. Había 40 alumnos. Eran hombres y mujeres entre los 14 y 70 años o más.
Un patrón se empieza a definir de señoras que eventualmente tuvieron la vocación de ser artistas. Algunas lo hicieron. Otras se retiraron hasta que se forma un grupo mayoritario entre 30 y 50 años que ya no pueden salir de los campos del arte, sobre todo del lado femenino. Allí estaba Edith Sachs como la maestra.
Lo primero que empieza a enseñar Edith es pintura. Luego comienza a trabajar con ella Viola Alayza. Cuando termina su carrera ella le pide trabajo y la renombrada artista, le dice aquí estamos. Le da un horario de enseñanza.
El otro que ingresa es Ignacio Macha que ya era profesor de la Universidad Católica. Comienza a trabajar con ellos en una suerte no de auxiliares, sino de profesores jóvenes con responsabilidades específicas. Viola enseñaba composición como fundamentación de formas y utilización de colores.
Había 14 alumnos en el taller y es en estos momentos cuando Edith sufre un espasmo de asma que la obliga a internarse en el hospital de la FAP. Queda parapléjica durante un año y seis meses y después muere. Silvia tenía l9 años.
Una de las grandes creaciones de Edith Sachs.
TAREAS
El taller prosigue gracias al empuje de Silvia y la decidida colaboración tanto de Viola como de Ignacio. Ellos redoblaron esfuerzos al máximo para suplir la ausencia de la artista. Por el taller de Edith hasta su muerte en cursos, exposiciones y capacitaciones pasaron unas, aproximadamente, mil personas.
Silvia, Viola e Ignacio prosiguieron en sus actividades y decidieron perfeccionar lo que le daban al público. Les interesaba la parte amable de la formación. Pero querían que los alumnos tuviesen más beneficios. Ingresaron nuevos profesores, como Juan Pacheco, escultor muy reconocido.
Crearon nuevos cursos como la cerámica y la fotografía. Como estrategia cultural se quería dosificar la enseñanza. Se buscaron y asumieron proyectos de carácter integral. Más horas, más cursos, más dedicación. Sacarle el jugo al arte.
“Entonces comenzamos a variar con miras a mejorar notablemente. Sacamos un boletín, aprovechando una amplia base de datos. Nos dirigimos directamente a los potenciales artistas. Las señoras que se habían capacitado mandan a sus hijos a estudiar Escultura. Comienza la cosa a ponerse interesante”, dice Silvia.
Silvia nació dentro del arte y por el arte, siempre ha vivido del arte. No solo eso sino que a los dos años vio un cuadro de su mamá y encima le hizo dibujos. “Le dije a mi madre en lenguaje de pequeña ya te arregle tu cuadro”, recuerda. Edith lo vio y realmente que se sintió orgullosa. Le encantó lo que había hecho la pequeña, a manera de travesura.
BUROCRACIA
“Mi madre y mi padre me apoyaron. Nunca vi rechazos. Ni oposiciones. Muy por el contrario, fui incentivada para seguir en la creación. Por eso voy a la Facultad de Arte de La Católica dirigida por Adolfo Winternitz. El titulo que saco es Bachiller en Artes Plásticas con mención en Pintura. Luego me gradué como Licenciada en Arte. En la Universidad me acogieron de inmediato. Tuve el apoyo total de mis profesores.
¿Alguien dice que el artista nace o se hace? Silvia contesta la interrogante sin ninguna duda o vacilación: “Hay de todo y evidentemente talentos innatos. Pero tienen que aprender. El que nace y lo tiene le es mucho más fácil. Aprende y consolida mejor lo aprendido. Hoy en día son tantos medios de desarrollo que, muchas veces, el talento no digo que es lo menos importante, sino que es un ingrediente más. No es el único. La creatividad en si misma, la disciplina y la responsabilidad podrían estar en la misma categoría que la buena mano y las condiciones innatas”.
El paso siguiente del grupo cultural es crear el Instituto y aquí empiezan las tribulaciones porque se recurrió al Ministerio de Educación para los trámites correspondientes que duraron exactamente 5 años y medio. La burocracia con todos sus males hizo daño de diciembre del 2000 a julio del 2006.
En 1992 se creó la Asociación Cultural Edith Sachs con la finalidad de conseguir la legalidad. En ese momento ya se tenía decidido una escuela de artes visuales que es, precisamente, lo que hoy tenemos en el Instituto.
La demora en los trámites obliga a los promotores a realizar cursos con programas pilotos que se llevaron con gran éxito y con resultados académicos óptimos. Aquí se recuerdan a dos grupos de alumnos que aprendieron al máximo las enseñanzas. Y que incluso participaron en exposiciones y bienales.
ARTE
Uno el conformado por María Teresa Drinot, postulante a la universidad que no agarró vacante pero que de todas maneras quería ser artista y lo consiguió. Amalia Sarfati que dejó de lado el secretariado. Walter Silva, un médico veterinario que ahora es artista y Eduardo Arenas que abandonó la Economía porque no le convencía, para ingresar con todo al arte.
El otro grupo también logró sus sueños artísticos y ahora los tenemos trabajando en lo que les gusta y en lo que tienen talento innegable. Aquí tenemos a Roxana Ibarcena, Mónica Moscol, Mauricio Delgado, Fiorella Rossi, Javier Univazo y Karen Patow.
La primera promoción del Instituto egresará de esas aulas el próximo año y servirá para reafirmar lo que se hace ahí en el mismo Barranco bucólico, poético, artístico. Cuando se entra al local del Instituto uno se da de sopetón con el arte, en sus máximas expresiones.
Si pues al mirar las paredes y ver pinturas de caras relucientes y algunas de ojos intensos que te miran y miran. Y en el verdor del pasto emergen, al ras, esculturas con caras de los propios alumnos que los dejan al Instituto de regalo, como señal-si se quiere- de que han aprendido.
Allí en el pasto también hay una escultura de diferentes materiales que es una pistola o revólver grande que en una de las bases lleva una cadena. Más allá también de latón alambre, o algo parecido, la figura de Santa Rosa de Lima. Aquí sin duda hay arte y se forjan artistas. Ese es el mérito del Instituto de Artes Visuales E. Sachs que prosigue, con resultados concretos, su intensa labor cultural. (Edgardo de Noriega)
lunes, 19 de abril de 2010
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A parte de que algunos puedan heredar el arte, tenemos muchos casos en nuestros entornos en que a nadie le gustó el arte en la familia, sin embargo los hijos y nietos destacaron en estas artes. O, al reves, no sabes por qué tus nietos te salen aficionados al arte si tú y su madre no lo fueron!"!!!, pero aquí también puede entrar "el arte de escribir" y no necesariamente de los demás que suelen destacar con nombre propio!, no estoy de acuerdo con ésto.
ResponderEliminarE.SACHS FOREVER!!! YEAH!
ResponderEliminaresta muy bonito silvia, no conocia toda la historia
ResponderEliminarEsto si que es admirable. La famosa Edith Sachs seguida por su hija en el mundo del arte. Manos que crean.. Joaquín Palomino
ResponderEliminarConoci mucho a Lila...era mi tia o mejor dicho una de las mejores amigas de la hermana de mi papa osea tambien mi tia pero sinceramente no me di cuenta la gran artista que fue y supongo que estaba pequeña y no apreciaba el arte como hoy despues de tantos años. Me ha conmovido este articulo. Suerte Silvia y sigue tu estrella que nunca deja de guiarte.
ResponderEliminarEdith Sachs por años fue una promesa de l pintura nacional. Que la hija siga por la senda que dejo la madre,realmente, admirable. La labor educativa allí esta al alcance de todos. Eso tan valioso hay que admirarlo y,sobe todo, apoyarlo. Germán Larrabiere.
ResponderEliminarHola, quisiera saber mas sobre las opiniones de los alumnos, yo quiero estudiar artes visuales en esta institucion pero necesito que me afirmen que valdrá la pena y no habra problemas como huelgas que suelen a ver en algunas instituciones o universidades de arte y que tal es la enseñanza aqui. Gracias
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