El Perú vive en democracia y en gran parte de America Latina pasa lo mismo. Bendición de bendiciones. Un 7 de abril de 1954 cuando aquí y allá la situación era completamente distinta, mientras los espadones y las dictaduras de turno ejercían el poder abusivamente, ocurrió un acontecimiento trascendental: un demócrata salió de la Embajada de Colombia, tras un encierro de 5 años, 4 meses y tres días. Era Víctor Raúl Haya de la Torre, el fundador del APRA, de quien presentamos un relato completo de su vida, a propósito del 56 aniversario de esa histórica liberación.
Muy pero muy joven aún, con el ímpetu y la plenitud inocente de los l5 años, habló en público por primera vez condolido por la muerte inesperada de un condiscípulo del colegio, en el acto de homenaje realizado en el cementerio. Estuvo abrumado, pero se expresó claramente. Con mucho acierto y sensibilidad. Realmente, conmovió a los asistentes. Luego de terminar algo nervioso y pálido, le confesó a uno de sus parientes en tono de franqueza pero también de desfogue: “nunca en mi vida, he sentido tanto miedo”.
Lo cierto es que el muchacho jamás volvió a estar temeroso por estas razones porque el acontecimiento ocurrido allá por l910 en el panteón principal de la ciudad de Trujillo, durante el sepelio de su amigo José Julio Espinosa, fue el primer ensayo para convertirse a lo largo de los años en un orador de polendas y en un eficiente conductor de multitudes.
Posteriormente, Víctor Raúl Haya de la Torre, fue el jefe y fundador de uno de los principales partidos políticos existentes hasta ahora en el país: La Alianza Popular Revolucionaria Americana, más conocida por todos los peruanos como el APRA.
Víctor Raúl Haya de la Torre.
La agrupación con doctrina y férrea organización que sobrepasó su muerte ocurrida en 1979 y que mereció, sobre todo por su dirigente principal, la más grande de las adhesiones. Pero al mismo tiempo-aunque parezca paradójico- tremendos recelos, innumerables aversiones y profundos odios, en diferentes esferas de la vida política nacional.
NUNCA FUE PRESIDENTE
No solo eso, la disciplina al máximo del aprismo quizá dio pie a cierto fanatismo de parte de muchos militantes que utilizaron, muchas veces y en diferentes épocas, indebidamente la violencia. De allí que para parte de la población peruana, el APRA era un movimiento sectario donde se rendía culto indebido a la personalidad de su jefe y fundador.
Sin embargo, Haya de la Torre fue un auténtico líder popular. Con, eso sí, una frustración constante: en ningún momento de su vida, ocupó la presidencia de la república, perseguida muchas veces a lo largo de varios años.
Ni en 1931, porque en elecciones fraudulentas para los apristas, se impuso Sánchez Cerro. Ni en l962, cuando ganó sin alcanzar el tercio que exigía la Constitución vigente, renunciando generosamente a favor de Odría por acción del veto militar, pero vino el golpe de estado. Tampoco al año siguiente debido a que esta vez, sí en comicios ejemplares, le tocó el turno presidencial a Belaúnde.
También es cierto que las dictaduras militares tan nefastas y las oligarquías tan poco generosas con las necesidades del pueblo, le impidieron el legítimo anhelo. Inclusive declarando, indebidamente, a su partido fuera de la ley. Así fue en 1936, con Benavides. En 1939, en las elecciones amañadas que llevaron a Prado al poder. Al igual que en 1956, con Odría, donde ningún aprista pudo disputar democráticamente ningún cargo. Ni de presidente, ni de parlamentario. Estaban prohibidos de hacerlo. Medida enteramente anticonstitucional.
Sí lo eligieron abrumadoramente, ya octogenario, como Presidente de la Asamblea Constituyente en l978 al final de la dictadura de Morales Bermúdez. Este fue el único puesto público que detentó a lo largo de su vida y en el que dio un magnífico ejemplo digno de un peruano integro al cobrar simbólicamente tan solo un sol mensual, por su labor parlamentaria. Al poco tiempo se le acabó la vida, se fue en honor de multitud, probablemente con la certeza de haber cumplido con el país.
Que tal vida tan sacrificada la de este hombre por enarbolar sus ideales. Cayó preso muy joven en la Isla de San Lorenzo y al poco tiempo salió al exilio que duró 8 largos años. En otra oportunidad, estuvo privado de su libertad en pésimas condiciones donde no diferenció el día y la noche, durante l5 meses y 4 días, en el Panóptico.
SUS PADRES
Salió libre por una amnistía y lo persiguieron de inmediato, implacablemente, 11 años seguidos. Otros cinco permaneció encerrado al interior de la Embajada de Colombia, buscando asilo político. Diplomas y medallas que se ganan los demócratas en la patria convulsionada.
Haya de la Torre nació en medio de una guerra civil, el 22 de febrero de 1895, en una casona solariega de la calle San Agustín del Trujillo señorial. Si en esa ciudad tan bella, orgullosa y arrogante, por haber sido la primera en proclamar la independencia nacional.
Combatían sin cuartel caceristas y pierolistas, el ejército y el pueblo. Era el hijo mayor de Raúl Edmundo Haya de Cárdenas y de Zoila Victoria de la Torre de Cárdenas, primos terceros entre sí. El Perú en ese entonces tenía tres millones de habitantes. La guerra civil duró 14 meses. Pierola ingresó a caballo a la cabeza de sus montoneros a Lima. Cáceres abandonó Palacio, se constituyó una junta de gobierno, vinieron las elecciones. Pierola, el califa, el fundador del Partido Demócrata resultó elegido Presidente del Perú.
Sus tíos eran civilistas, unos; y pierolistas, otros. Por Haya tenía antecedentes vascos franceses. Su padre, poeta, abogado y periodista, fundó en tierra trujillana los periódicos “El Porvenir” y “La Industria”, que hasta la fecha subsiste. Fue diputado, durante el primer gobierno de Pardo, de 1904 a 1908. Luchó contra los chilenos a órdenes de Cáceres, el Brujo de los Andes, en el ejército de la Breña. Por de la Torre descendía directamente de uno de los conquistadores de la Isla del Gallo, don Juan de la Torre.
Víctor Raúl estudió en el Seminario San Carlos de Trujillo. Sus maestros fueron sacerdotes franceses lazaristas. Al cumplir 75 años declaró ante la prensa, recordando su vida escolar lo siguiente: “Me formé con verdaderos pro hombres de la educación. Aquellos padres franceses nos dieron una vida intelectual, una vida deportiva y el amor por la naturaleza. Mucha vitalidad inculcada con un justo sentido social que me llevó fácilmente a entender al Perú”.
Mitin en 1931: se dirige con las manos abiertas al pueblo.
Al año de nacido, sus padres se trasladaron a otra casona, ubicada en la calle Ayacucho, cuya propiedad por herencia la tuvo hasta morir y la proporción que le correspondía la dejó a uno de sus sobrinos nietos, Víctor Ernesto Haya Mejía. Allí nacieron sus hermanos Agustín “Cucho” (1896), a quien quería mucho y de quien decía que era el político nato, mejor orador que él; Lucía, Zoila y Edmundo “Piño” (1904), abuelo del joven que recibió la herencia del líder.
Víctor y Cucho desde niños se llevaron muy bien y tenían, desde muy pequeños, afición por las mismas lecturas. Los primeros libros que leyeron fueron los volúmenes de la Enciclopedia Hispano Americana, parte del Quijote, “Tradiciones Peruanas” de Ricardo Palma, todas las aventuras de Julio Verne, “Los Miserables” de Víctor Hugo.
Nadie presagió que Víctor Raúl se iba a dedicar a la política, no obstante la inclinación paterna. La literatura y el teatro lo ganaban y las artes también, porque tocaba muy bien el piano. Precisamente cuando ingresó a la Universidad Nacional de Trujillo a los l8 años conoció a César Vallejo, posteriormente poeta de renombre. Cursaron juntos el primero y segundo de Letras en ese centro de estudios.. Devoraron libros como “Los Hermanos Karamasov” y “Crimen Castigo” de Dostoyevski. Toda la obra del vate nicaragüense Rubén Darío.
TRIUNFA VANIDAD”
Escribió una obra de teatro cuyo título era “Triunfa Vanidad”, comedia con poema de Vallejo que narraba la vida de un joven poeta despreciado por sus coterráneos pero que logra que una famosa revista publique sus versos, gracias a las gestiones de una chica aristocrática que se enamoró de él. Por presunción, el padre obligó a su hija que le presente a su amado y dispuso la boda que ya estaba concertada.
Partió a Lima como delegado estudiantil en 1917. Para muchos, la Universidad de San Marcos era un baluarte nepótico y feudal. Allí se decidió convertir el antiguo Centro Universitario en la Federación de Estudiantes del Perú. No tardó en buscar al líder radical de esos tiempos y Director de la Biblioteca Nacional, don Manuel González Prada. Le traía una carta de de su cuñado José Félix de la Puente, casado con su hermana Lucía y autor de la novela “La Visión Redentora”.
Prada, el 26 de abril de l9l7, lo recibió en su centro de trabajo, ataviado con un traje negro con largo guardapolvo. Era alto erguido, tez blanca y rosada en la lucidez de sus 69 años. Ojos grandes y azules. Retorcido el bigote, plateado el cabello, el mentón cuadrado y la nariz larga y recta.
Luis Alberto Sánchez, en la biografía del jefe y fundador de su partido, cuyo título es “Haya de la Torre y el APRA”, consigna el siguiente diálogo entre ambos personajes:
-¿Es usted un joven escritor?
-No señor, yo soy un estudiante que vengo a la Universidad
Prada hizo un gesto y dijo:
- ¡Ah, la Universidad!- Bueno y la Universidad, ¿qué?
- La Universidad será para usted un crisol: será consumido por ella o se salvará.
-¿Es tan mala la Universidad?, preguntó el joven.
-Tan mala, tan mala que ya no tenemos juventud, fue la respuesta del escritor.
- Pero en provincias, tenemos juventud, dijo Haya.
- Es verdad, sentenció el interlocutor.
El pueblo lo aclama.
LECCION IMBORRABLE
Haya viajó al Cusco en l917. Allí trasladó su matricula a La Universidad San Antonio de Abad, donde cursó el primer año de Jurisprudencia y Ciencias Políticas. A fines de año, rindió con éxito sus exámenes. En abril de l918, retornó a la capital. Cusco fue una lección imborrable porque conoció, a fondo, la miserable condición de los indios.
Reinició sus visitas a González Prada en su casa, ubicada en la calle Puerta Falsa del Teatro. Largas, fructíferas fueron las conversaciones. El maestro le inculcó ideas de avanzada al joven estudiante. El aprendizaje se cortó con la muerte del escritor, el 22 de julio de 1918. Haya cargo el ataúd. En el mes que siguió a su muerte, el joven trujillano padeció hambre por primera vez. Decidió no aceptar nada de su familia. Pero no se amilanó y consiguió trabajo como amanuense en el Estudio de Abogados del Dr. Eleodoro Romero Salcedo.
PRESIDENTE ESTUDIANTIL
Era la época de la Reforma Universitaria. Resultó elegido Presidente de la Federación de Estudiantes del Perú. Con él, triunfaron las provincias. Lo saludó personalmente el Presidente Leguía, aunque el dirigente, en su momento, protestó cuando éste último fue ungido en la primera magistratura. Lo mismo hizo el Ministro de Instrucción Publica, Alberto Salomón, quien le ofreció ser profesor del famoso Colegio Guadalupe. Haya declinó, aunque tenía experiencia en estos menesteres porque fue docente del Colegio Anglo Americano.
Por esos tiempos era muy amigo del poeta Abraham Valdelomar, a quien conoció en la época universitaria en Trujillo y cuando murió trágicamente, al caer en un silo, arrastró el duelo a nombre de la familia. Se acercó a Anita Billinghurst muchacha de tez blanca y ademanes resueltos, hija del famoso ex presidente don Guillermo, apodado “pan grande”.
Se inicio un idilio entre ellos, pero la vida lo frustró Es más, Haya nunca se casó. De esto sus enemigos se aprovecharon para poner en duda su opción sexual. Inclusive le pusieron un apodo con nombre femenino, aduciendo que había firmado en un periódico notas de carácter social con el nombre de una mujer, “Lucy”. Mala leche y poco respeto.
INCIDENTE
Al respecto una vez dijo en una entrevista: “aunque esto es una cuestión personal, no me he casado porque no he tenido tiempo y he sido un hombre pobre. No he tenido recursos para hacerlo. He vivido desterrado la mayor parte de mi vida. Hubiera sometido a mi familia a las vicisitudes y peripecias de la lucha política que en el Perú es muy dura”.
En el Primer Congreso de Estudiantes del Cusco se gestó el apoyó a las universidades populares como idea de Haya. Como Presidente de la FEP impulsó la reforma y este tipo de centro de estudios de los cuales fue rector. En tal condición visitó Chile, Argentina y Uruguay, entre otros países americanos.
Por aquel entonces se registró un hecho que tuvo graves consecuencias políticas durante muchísimos años y que marcó el inicio de la distancia del APRA con el diario “El Comercio” y la familia Miro Quesada, amenguada en los últimos años por una nueva actitud de los actuales conductores de ese importante medio de comunicación.
NO MATARAS
Resulta que Luis Miró Quesada de la Guerra, como catedrático de Pedagogía en San Marcos, desaprobó a Haya en el único curso que le faltaba para su doctorado en Letras, para lo cual preparaba una tesis sobre Gonzáles Prada y Palma. Haya irritado por la situación publicó una violenta carta en “El Tiempo” de Lima, retando al profesor a discutir públicamente sobre teorías y sistemas docentes. Nunca ocurrió tal debate, pero sí se abrió el abismo irreparable.
Leguía lo tentó otra vez y le ofreció perfeccionar sus estudios en Inglaterra. Por supuesto que Haya no aceptó. Hasta que llegó la entronización del Corazón de Jesús en la ciudad de Lima. Acto religioso que obedeció exclusivamente a intereses políticos, a favor del Presidente de la Republica.
En el mitin, ocurrido el 23 de mayo de 1923, los estudiantes rechazaron la consagración. Salieron a las calles y chocaron con la policía. Producto de ello murieron un obrero, el tranviario Salomón Ponce; y el estudiante, Manuel Alarcón Vidal. Cinco soldados también perecieron.
Haya pronunció en el cementerio una terrible arenga, recordando uno de los mandamientos de la Ley de Dios: No matarás. Al día siguiente se inició el paro general. La Universidad de San Marcos era un hervidero de protestas. A los pocos días, el Arzobispado suspendió el acto. Triunfo rotundo de los estudiantes, pero la persecución siguió hasta agosto de 1923.
Acompañado de los trabajadores manuales e intelectuales.
PRIMER DESTIERRO
Los estudiantes presentaron la candidatura de Haya a la FEP para los años 1923-1924. Se registró otro candidato, Manuel Seoane Corrales, amigo del primero desde los tiempos que iban juntos a practicar deporte en el Club Regatas de Chorrillos.
En plena efervescencia electoral, Haya fue apresado y conducido a la Isla de San Lorenzo. Surge la forma salomónica por las circunstancias: Haya, Presidente; Seoane, Vicepresidente, encargado de la Presidencia. A nivel nacional, el Gobierno impuso el estado de sitio y acusaron al dirigente estudiantil de conspirar en contra del Gobierno. Ante tal injusticia, el joven trujillano se declaró en huelga de hambre.
Llegó la hora del primer destierro. Haya, por aquel entonces con 28 años, era delgado, atlético de nariz quebrada y vigorosa personalidad. El primer punto de llegada del exilio, Panamá donde la juventud lo recibió en un multitudinario mitin. Aquí ya el joven peruano hablaba del imperialismo y sus efectos malignos para todos los indoamericanos, palabra usada por él cotidianamente en vez de Latinoamérica. La veía más apropiada, porque así se destacaba el componente indígena.
El famoso maestro mexicano José Vasconcelos, cuando fue Ministro de Educación de su país, lo llamó a colaborar. México era la avanzada del pensamiento y la acción revolucionaria en el nuevo mundo. El distinguido profesor fue Rector de la Universidad Nacional creada en 1910, durante la dictadura de Porfirio Díaz. Allí trabajó Haya, en campaña, para expandir la cultura y crear núcleos de enseñanza rural.
Arribó a ese país el l6 de noviembre de 1923, tomando parte activa en la impresión de la colección clásica. Editaron infinidad de libros de diversos autores y conectó a la Secretaría con muchos intelectuales latinoamericanos.
El siguiente paso del joven político fue la fundación del APRA en suelo mexicano, durante una solemne actuación, el 7 de mayo de 1924. Haya entregó a la Federación de Estudiantes de México la bandera de una nueva cruzada de color rojo que lucía en el centro un círculo dorado. Y dentro del mundo, un mapa también dorado de Indoamérica, desde Río Grande hasta la Patagonia.
El rojo diría las aspiraciones palpitantes de la justicia que inflame la conciencia de los pueblos. Nos habla también del amor, de la nueva humanidad. De la nación indoamericana. Las tierras vastas que unidas y fuertes brindarán hogares, sin desigualdades, a todos los hijos de la raza humana. Las juventudes van abriendo el camino.
PROGRAMA MAXIMO
Los cinco puntos del programa máximo fueron difundidos posteriormente. Mejor aún cuando en noviembre de 1926, Haya publicó en Inglaterra, el artículo What is the APRA? Dichos puntos fueron inicialmente: 1. Acción contra el imperialismo yanqui; 2. Por la unidad política de América Latina. 3. Por la nacionalización de tierras e industrias. 4. Por la internacionalización del Canal de Panamá. 5. Por la solidaridad con todos los pueblos y clases oprimidos del mundo. En vez de internacionalización se cambio a interamericanización en 1941. Luego vino el plan mínimo o de acción. La estrella de cinco puntas aprista también nació en México.
El primer contacto de Haya con Estados Unidos ocurrió cuando viajó a Texas, cuya universidad visitó con Vasconcelos. Por 1929 se empapó de literatura marxista. “El Antiduhring” de Engels, lo fascinó. El Capital de Marx. Los 3 de Lenin: “El Capitalismo de Estado y el Impuesto en Especies”, “Comunismo Enfermedad de Infancia” y El Imperialismo, Ultima Etapa del Capitalismo”.
Visitó la Unión Soviética. Se realizaba el V Congreso Mundial del Partido Comunista. Viaje fructífero que le sirvió para ver in situ ese régimen. Aprendió mucho pero siempre marcó diferencias con dicha ideología. Por eso es que Mariátegui rompió con él, a fines de 1928.
Salió de Leningrado el 27 de setiembre de 1924. Visitó Europa. Llegó a Paris cuando cumplió 30 años. Luego a Inglaterra. Ingresó al London School of Economics, siguiendo Antropología Social. Se matriculó en Oxford. En mayo de 1927 apareció su primer libro: “Por la Emancipación de América Latina”, un compendio de discursos, artículos y declaraciones de esa época. Colaboró, además, en periódicos ingleses, argentinos, mexicanos y cubanos. Retornó a México en 1927.
De junio a diciembre de 1928 cumplió una gira por Centroamérica dando charlas y conferencias. Abanderado de la juventud, participando en giras y mítines de gran arraigo popular. Lo expulsaron de Guatemala y lo mandaron a El Salvador. No lo dejaron entrar a Panamá. Se fue obligado, nuevamente, a Europa y llegó a Berlín. Aquí analizó el nazismo. Lo calificó como “la desesperación organizada”. Apareció en 1931 otro libro del peruano: “Ideario y acción aprista”. Seguía proscrito, lejos de su país.
Mientras tanto en Lima se fundó el diario aprista “La Tribuna” que salió a las calles, teniendo como Director a Manuel Seoane; y Sub Director, a Luis Alberto Sánchez. Haya comunicó desde Europa su deseo de retornar al Perú. Estaba en Londres como huésped del diplomático Alfredo Gonzáles Prada, hijo del celebre don Manuel, cuya vida acabó años después por decisión propia al lanzarse de la ventana de un edificio al vacío.
En Junio de 1931, Víctor Raúl se embarcó rumbo a América. El 1º de Julio llegó a Nueva York. El Partido Aprista Peruano lanzó su candidatura a la Presidencia de la República. Antes se reunieron, en diversos departamentos, los congresos apristas a fin de acordar las bases del programa. Por primera vez en el Perú, se trazó un plan de gobierno a pedido y con la participación de las masas.
Uno de sus primeros libros
EN OLOR A MULTITUD
El l2 de Julio de 1931, a las l2 de la noche, desembarcó en Talara. En tierra escuchó, emocionado, el Himno Nacional y por primera vez la Marsellesa de su partido, con textos del obrero textil Arturo Sabroso. Allí supo que el civilismo trajo de Europa a Sánchez Cerro, para enfrentarlo en las elecciones como representante de las fuerzas de derecha.
Haya, acompañado de numeroso séquito, recorrió Talara, Zorritos, Tumbes Sullana y Piura. El 26 de Julio entró a Trujillo su cuna natal, después de largos años. Apoteósico recibimiento. Mitin en la Plaza de Toros. Posteriormente llegó a Cajamarca. Se inauguró el I Congreso Nacional del APRA. Pasó por Chimbote, Recuay, Caraz, Supe, Barranca, San Nicolás y Huacho. Se aproximó a Lima en automóvil. Era el 15 de agosto de 1931.
Ingresó por la portada de Guía y la calle de Malambo (avenida Francisco Pizarro). Se dirigió por el centro a la Plaza San Martín. Manifestación ordenada, espontánea y juvenil. Su discurso fue sobrio, moderado con cálculos programáticos, sin odios.
El domingo 23 de agosto de 1931, volvió a estar en olor a multitud. Habló en la Plaza de Toros ante una inmensa concentración de masas donde expuso el plan de acción del APRA durante tres horas, sin fatigar a su auditorio. Tal fue el entusiasmo por la candidatura que el público pagó la entrada. El joven dirigente visitó casi todos los departamentos del país.
Fue una campaña electoral violenta. Enfrentamientos a cada rato, balazos por doquier. Turbas que salían a las calles, infinidad de disturbios. El Jurado Nacional de Elecciones otorgó 154 mil votos a Sánchez Cerro; 110,000 a Haya y 20 mil a cada uno de los otros: José María de la Jara y Arturo Osores. El 8 de diciembre, juró Sánchez Cerro.
Dos días antes, la policía asaltó la aldea de Paiján y atacó a indefensos labradores, 14 muertos. Tiros en Chocope. Tres días después destrozaron el local aprista. Se registraron inclusive denuncias de violaciones de mujeres y flagelaciones de hombres.
Cerca al local del PAP, ubicado en pleno centro de Lima en la calle Belén, ocurrió la muerte de un pequeño vendedor de diarios. Se le atribuyó el hecho a los sanchecerristas. Se atacó, a mano armada, los locales apristas de Huacho. Por lo que se suspendieron las manifestaciones y las reuniones públicas. Torturaron a Ciro Alegría en Trujillo. Durante la noche buena, en esa ciudad norteña, sonaron las balas y las descargas. Murieron cuatro peruanos.
El periodo de la Constituyente era hasta julio de 1936. 145 representantes en total. Los apristas tuvieron 27 escaños. Ellos presentaron un proyecto de ley para realizar elecciones municipales. La madrugada del l5 de febrero de 1932, se desató la persecución. Asaltaron los domicilios de los principales representantes apristas.
No obstante, Carlos Manuel Cox y Luis Alberto Sánchez ingresaron al Parlamento, donde concurrió el gabinete en pleno. Los ministros se retiraron. El Prefecto apresó a 12 parlamentarios. Continuó la represión. Cayeron privados de la libertad: Cox, Sánchez el médico huanuqueño Carlos Showing, Manuel Seoane, Pedro Muñiz, Alcides Spelucin, el descentralista Víctor Colina y otros congresistas. Había 23 proscritos. Solo uno de los perseguidos, el lambayecano Luis Heysen, logró mantenerse ocultó hasta 1933.
MUEREN OCHO MARINEROS
La violencia prosiguió. Atentaron contra Sánchez Cerro en la Iglesia de Miraflores. Un joven aprista, José Melgar Márquez, le disparó. El Presidente salvó milagrosamente la vida. Involucrados otros dos connotados miembros de ese partido, Juan Seoane, hermano del “Cachorro” Manuel; y el poeta Serafín del Mar, compañero sentimental de otra insigne escritora aprista Magda Portal. La pareja, años después, viró hacia el comunismo.
El 6 de mayo de 1932, Haya cayó en manos de la policía. Desde el l5 de febrero, él estuvo escondido. Uno de sus refugios en Miraflores era la casa de Oscar Plenge casado con la Sra. Washburn, pariente de los Haya. Lucía con barba, fumaba pipa y hablaba alemán con el nombre de Herr Johann. Los Plenge temían del jardinero sanchecerrista, Manuel Falcón. El, por sus simpatías y fanatismos, lo delató a la policía. A Haya lo llevaron preso a la Penitenciaria.
Dos días después, Lima quedó paralizada al sublevarse la escuadra. Los cruceros Grau y Bolognesi, en son de rebeldía, salieron del Callao rumbo a alta mar exigiendo la libertad de Haya. La consecuencia, después de imponer el orden, fue la condena a muerte de ocho marineros con la intervención directa del Ministro de Gobierno del régimen, Luis A Flores, de ideas fascistas declaradas. Lo llamaban “Camiseto”, por las camisas negras que usaba constantemente al estilo Mussolini.
Este es el año de la barbarie, como dice Guillermo Thorndike en su libro del mismo nombre. El 7 de julio de 1932, ocurrió otro hecho que marcó políticamente al país y separó, durante muchos años, a los apristas de los militares.
REVOLUCION DE TRUJILLO
Manuel “Búfalo” Barreto a la cabeza de un grupo de peones cañaveleros asaltó el cuartel O’Donovan, situado en las afueras de Trujillo. Los militares se rindieron, aunque Barreto pereció en la acción. A Cucho Haya oculto lo llamaron y ocupó la Prefectura, Al día siguiente, reaccionó el gobierno y bombardeó la ciudad.
Las tropas llegaron a Salaverry. Desde el mar también se bombardeó Trujillo. Haya huyó a Cajamarca. Completa anarquía. Manos irresponsables sacaron a los presos políticos de la cárcel que eran militares, quienes fueron asesinados por la turba aprista.
Fue torpe y criticable por donde se le viese, el inútil sacrificio de varios oficiales y clases del Ejército. También ocurrieron numerosas ejecuciones en contra de los apristas, después de que las tropas ingresaron y dominaron la ciudad. Un hecho enteramente deleznable Era el l2 de Julio. Víctor Raúl estaba preso, 61 días antes.
La situación se agravó cuando pocos días después, el l3 de julio, se sublevó en Huaraz un pelotón del Ejército y la Policía secundado por varios civiles. El cabecilla, el mayor López Mindreau. Las fuerzas del gobierno aplacaron la rebelión. Se le aplicó la pena de muerte a 5 protagonistas de los hechos, militares y civiles, incluido López y un joven aprista Carlos Phillips.
Más violencia. Un muchacho aprista Manuel Mendoza Leiva descargó su revólver a boca de jarro contra Sánchez Cerro y le causó la muerte. El Presidente iba acompañado del Primer Ministro, José Matías Manzanilla. Salía del hipódromo de Santa Beatriz. El asesino vendía chocolates en Chosica. Falleció en el acto, las fuerzas del orden lo ejecutaron.
De inmediato se convocó a la Asamblea Constituyente, quien nombró Presidente a Oscar R. Benavides. 21 días antes de su asesinato, Sánchez Cerro promulgó una nueva Constitución para el Perú. Benavides concedió una amnistía y Haya salió de prisión, el l0 de agosto de 1933.
Pero la convulsión siguió, casi dos años continuados. Alrededor de la una de la tarde, del l5 de mayo de 1935, cayeron abatidos a balazos, cerca de las puertas del Club Nacional, Antonio Miró Quesada de la Guerra, Director del diario “El Comercio”; y su esposa, María Laos. El autor del execrable homicidio era el joven aprista menor de edad Carlos Steer, hijo de un marino de ascendencia inglesa. Fue condenado a 20 años de confinamiento, por una corte marcial.
En 1936, para cortar las candidaturas apristas, declararon ilegal a la agrupación, aplicando el artículo 53 de la Constitución que pone fuera de la ley a los partidos de organización internacional. El APRA apoyó la candidatura de Luis Antonio Eguiguren. Otros postulantes: Manuel Vicente Villarán, Luis A Flores, apoyado por el sanchecerrismo; y Jorge Prado, protegido por Benavides. Eguiguren triunfó en los comicios. Pero el Congreso declaró nulas las elecciones y lo que es más, prorrogó por tres años el mandato de Benavides, autodisolviéndose.
Haya siguió perseguido. Apresaron al dirigente obrero Manuel Arévalo en Trujillo, en febrero de 1937, diputado constituyente en 1931, Haya lo consideraba su sucesor. Cayó por un delator. La policía, al poco tiempo, lo asesinó. Sin embargo y faltando a la verdad el comunicado oficial dijo que fue abaleado cuando huía.
Benavides escogió a un sucesor para las elecciones de l939, Manuel Prado Ugarteche. Su contendor, José Quesada. El primero alcanzó 271,480 votos contra 76,376 del otro. Las abstenciones, es decir votos en blanco y viciados, sobrepasaron los 240 mil. Casi los sufragios de Prado. Pese al fraude, la coacción y la intriga, la gente protestó.
Haya siguió escondido y se convirtió en una leyenda. Realizó reuniones políticas e, incluso, congresos apristas clandestinos. Demostró la organización partidaria, a pesar de las circunstancias. Nada de nuevo tuvo el Gobierno de Prado.
Los peruanos clamaban por libertad y elecciones libres que sean expresión de la voluntad popular. La oportunidad llegó en 1945. El poeta José Gálvez, con su barba blanca, asumió la dirección del Frente Democrático Nacional formado a raíz de la preparación de un memorial sustentado en Arequipa por Manuel Bustamante de la Fuente, egregio abogado y Julio Ernesto Portugal, médico y ex alcalde de la ciudad, quienes pidieron amnistía y libertad. Realmente, una bomba para esos tiempos convulsionados.
En el Frente se alinearon grupos de diversa índole. Su núcleo central era el APRA que aún cuando ilegal, controlaba a la mayoría del país. Se sumaron al comienzo el Partido Democrático Reformista, como rezago de los admiradores de Leguía; La Unión Revolucionaria, con Flores a la cabeza. Los Independientes. El Partido Comunista ingresó, pero luego se apartó.
A fines de 1944, Benavides regresó al Perú, tras desempeñarse como Embajador del Perú en la Argentina. Haya se entrevistó con el ex presidente en casa de Alberto Ulloa. Fue una reunión secreta. El militar le pidió al jefe del APRA que no postule a la primera magistratura. Lo mismo hizo Víctor Raúl con él. Ese fue el pacto que dio lugar a buscar a otro candidato. El escogido fue José Luis Bustamante y Rivero, Embajador del Perú en Bolivia.
Al candidato Bustamante lo aclamaron en un mitin realizado en Arequipa. Antes se entrevistó con Haya en un punto de Chosica. Se había pensado que Rafael Belaunde Diez Canseco, padre del posterior Presidente del Perú, admirador de Pierola, enemigo de Leguia y allegado a Benavides, podría ir a la casa de Pizarro. Haya volteó el pastel y se inclinó por Bustamante.
LEGALIDAD
El APRA seguía ilegal desde 1936 por orden de Benavides. El l5 de mayo de 1945, el Partido del Pueblo fue reconocido legalmente para actuar en la política peruana por el Jurado Nacional de Elecciones, 25 días antes de las elecciones.
Cinco días después, el APRA organizó un mitin. La cita popular fue en la Plaza San Martín. Haya no hizo recriminaciones. Tampoco se refirió a planes de represalia. Solo habló de generoso perdón, reconstructivo olvido. Una nueva frase: “no quitar riqueza a los que la tienen, sino crearla para los que no la tienen”. Para muchos analistas, con tal afirmación comenzaba el viraje del otrora partido revolucionario hacia la derecha.
Bustamante en las elecciones sobrepasó los 300 mil votos. El General Eloy Ureta, escogido por Prado y de brillante intervención en la Guerra con el Ecuador de 1941, apenas llegó a los l50 mil. La más alta votación en el Senado la alcanzó José Gálvez. Y en Diputados, Luis Alberto Sánchez.
El maestro y su discípulo Alan García.
La amnistía general se decretó el 28 de julio de 1945. Se abolieron las leyes de excepción. Los encarcelados apristas salieron libres. Entre ellos, el que atentó contra Sánchez Cerro, José Melgar que cumplió 13 años de prisión. Las cámaras legislativas comenzaron a funcionar. Epoca convulsionada la del gobierno de Bustamante. Polémico contrato de Sechura, criticado al máximo. Ley de Imprenta, generó conflictos. La situación económica no era de las mejores. Escasez de alimentos, grandes colas para comprar. Los estanquillos en su esplendor.
El cotarro político se estremeció, a comienzos de 1947, cuando ocurrió el crimen Graña. Involucrados varios dirigentes apristas como Manuel Seoane, el diputado Alfredo Tello Salavarría y Pretell. Francisco Graña Garland, Director del Instituto Sanitas y del diario La Prensa, fue asesinado a balazos en Pueblo Libre y hasta ahora no se sabe con precisión quien lo mató y cuales fueron los móviles.
El General Manuel Odría conspiró desde que fue Ministro de Gobierno de Bustamante. Inclusive con Eudocio Ravines que en l941 abdicó del comunismo y fue traído por Prado, en esa época, para atacar a los apristas.
Hay un levantamiento en el Callao, el 3 de octubre de 1948, donde actuaron los apristas con varios marinos y el personal subalterno. Al decir de sus dirigentes, sin autorización del partido. El aplastamiento ocurrió y el gobierno culpó al PAP. No solo eso, lo declaró fuera de la ley. Llegó el estado de emergencia.
Al poco tiempo se sublevó el general Odría en Arequipa y se impuso como Presidente de facto. Bustamante salió exiliado del Perú hacia la Argentina y Haya volvió a la clandestinidad. Las cortes marciales retornaron, imponiendo inclusive penas de muerte.
La noche del 3 de enero de 1949, acorralado y sin posibilidades para actuar, Haya de la Torre ingresó a la Embajada de Colombia ubicada en la Av. Arequipa 3280. El Embajador, Carlos Echeverri Cortés, lo acogió inmediatamente. La Cancillería de Torre Tagle respondió que era improcedente el asilo.
Mientras tanto, los organismos electorales convocaron a elecciones que fueron un fiasco. Más aún, amañadas. Los candidatos fueron Odría y el General Ernesto Montagne, antiguo ministro de Benavides. Se apresó al rival. En esa cómoda actuación, Odría abandonó el gobierno, un mes antes de los comicios. Así se realizaron las elecciones de 1950 que ganó el general de la alegría.
VARIOS LIBROS
Haya siguió enclaustrado en la sede diplomática colombiana. A los 6 meses, el Ministerio de Relaciones Exteriores negó el salvoconducto. Lo trataron como un enjuiciado por delitos comunes. Se recurrió a la Corte Internacional de la Haya. Inclusive, para evitar cualquier escape, se cavaron zanjas en el perímetro de la Embajada.
La sentencia de la Corte señaló que Haya era un reo político y acreedor al asilo. Estas decisiones de carácter jurídico y diplomático, recién se hicieron efectivas cinco años después.
El líder aprista salió en libertad el 7 de abril de l954. El gobierno dictatorial lo expulsó del país privado de la nacionalidad peruana. En 5 años, tres meses y 4 días de encierro, Haya escribió tres libros: “Treinta Años de Aprismo, “Indoamérica ante el Mundo” y “Teoría del Espacio Tiempo Histórico”. Además docenas de notas y ensayos, sobre Toynbee y el Inca Garcilaso de la Vega. También hizo lo que debió ser su tesis para el doctorado de Letras, referente a Palma y González Prada.
Pero evidentemente su principal creación fue “El Antiimperialismo y el Apra”, libro fundamental y básico para entender el pensamiento de su partido, escrito en México, 1928. Primero parcialmente conocido alcanzó a editarse en Chile en 1936. En la publicación Haya explica el plan máximo, lo que es el APRA como partido de frente único, critica duramente al comunismo y hace un profundo análisis económico y social de América Latina.
Odría desgastado y después de haber saqueado al país llamó a elecciones en 1956. El candidato del oficialismo, Hernando de Lavalle. Fernando Belaunde, lanzado por el Frente de Juventudes. El APRA negoció la legalidad y al final pactó con Prado. No podía lanzar candidatos. Prado les garantizó la libertad. Con el apoyo de los apristas, el hijo del General que actuó en la Guerra con Chile resultó elegido Presidente Constitucional de la República.
Haya continuó en Europa. El maestro huancaíno Ramiro Prialé jugó un gran papel de componedor. Fue, si se quiere, el forjador de la convivencia. Pacto con el conservadorismo que le sirvió a los rivales de los apristas para acusarlos de traición. De olvidarse del pasado vergonzante de su himno, para darnos un presente impúdico vergonzoso: para muchos, ellos habían claudicado.
Aliado a la derecha: Ravines, Beltrán, Odria, de la Piedra y otros.
Eso Haya nunca lo aceptó y explicó que solo se consiguió la legalidad. Víctor Raúl llegó, procedente de Europa, en l957. No lo hacía desde que salió de la Embajada de Colombia, tres años antes. Llegó del norte, descansó en Ancón y habló ante el pueblo en la Plaza San Martín
Entre l958 y 1959, treinta militantes firmaron un documento divisionista. Ellos, estudiantes y jóvenes profesionales descontentos con la convivencia, buscaron al APRA auroral. Fueron expulsados, acusados de comunismo. Los más representativos del grupo fueron Luis de la Puente y Uceda, abogado de familias de abolengo de Trujillo, protagonista posterior de la guerrilla marxista que abortó en l965 donde perdió la vida. Y Alfonso Barrantes Lingán, quien años después fue el forjador de la unidad de la Izquierda en el Perú y el primer alcalde socialista elegido por el pueblo.
A mediados de l961, las relaciones entre el APRA y la Fuerza Armada no habían mejorado. Algunos atizaban cada 9 de julio el fuego de la discordia trayendo a colación episodios superados por 30 años, los luctuosos sucesos de la Revolución de Trujillo de l932.
A fines de ese año, comenzó el trajín electoral. Quedó resuelto que Haya de la Torre sería el candidato de una alianza formada por el APRA y el Movimiento Democrático Peruano, cuyo principal dirigente era Manuel Prado. El 4 de Julio vino el veto militar después de haber ganado la elección, aunque no se consiguió el tercio electoral que exigía la Constitución vigente. La plancha presidencial triunfante: Haya, Seoane, en la primera vicepresidencia; y Alberto Arca Parró del Movimiento Democrático Pradista (MDP), en la segunda.
COMUNICA EL VETO
Ese día Prado lo llamó a Palacio y le comunicó que la Fuerza Armada desconoció el triunfo. Salió perturbado. En una asamblea en su local partidario, durante tres horas, el jefe del partido refirió todo lo ocurrido. Sus conversaciones con Prado. Con Odría, Belaunde. La historia del APRA, el despojo del que había sido víctima y su decisión de declinar su candidatura para evitar el golpe militar.
Le ofreció darle sus votos a Odría para que sea el Presidente elegido por el Congreso. Gesto inútil porque ocurrió el golpe. El Comando Conjunto de la Fuerza Armada adujo fraude electoral en las elecciones de 1962. A Prado lo recluyeron a bordo de un buque de guerra.
Nuevo estatuto de elecciones. Cédula única y cifra repartidora. Las elecciones de 1963 las ganó Belaunde. Por segunda vez, el líder del APRA perdió una elección presidencial, tras una ardua campaña electoral. Haya tenía 68 años.
En el Congreso nació la Coalición del Pueblo entre el APRA y la Unión Nacional Odriista, UNO. Los enemigos del ayer reconciliados a nivel parlamentario, alternando la presidencia de las cámaras entre sus componentes.
Tales agrupaciones se opusieron rotundamente al régimen de Belaunde. Casi no lo dejan gobernar al arquitecto que estaba aliado con la Democracia Cristiana. Caían censurados ministros hasta por cuestiones de semántica. Las leyes referentes a las reformas estructurales, no pasaron por ningún lado. Surgió la tesis, enarbolada por los apristas, de que el Parlamento era el primer poder del estado. Haya no le tenía mucha simpatía a Belaúnde. Incluso cuando lo entrevistaban, no quería opinar de él.
Hasta que vino el golpe de estado de Velasco que instauró un gobierno de corte socializante y emprendió las reformas estructurales que no se hicieron durante el gobierno de Belaúnde, precisamente por la obstrucción de los apristas. Sánchez en sus memorias inclusive dice que la Reforma Agraria, emprendida por los militares, era dos gotas de agua a la presentada por la Alianza Acción Popular y la Democracia Cristiana.
Lo paradójico es que mucho de lo que se hizo en el régimen de Velasco tenia corte aprista auroral. La cooperativización de los fundos agro industriales, la nacionalización de tierras e industrias y el acercamiento con los pueblos oprimidos del mundo. Lo que decía el plan máximo y el plan mínimo. Haya lo recordó infinidad de veces, pero no se cansaba de pedir elecciones. Es más, libertad plena.
Nuevas modalidades se aplicaron en contra de los apristas. Fastidiaron a Sánchez con juicios penales que no tenían razón de ser. Apresaron y deportaron al más cercano colaborador de Haya, Jorge Idiáquez, por portar armas y realizar acciones contrarrevolucionarias que evidentemente no existieron.
Las fiestas de la fraternidad, cada 22 de febrero, se cumplieron. Pero con sus trampitas El gobierno contrataba un partido de fútbol interesante, a la hora del mitin, para que no vaya la gente. O regaban el campo de Marte, para evitar manifestantes. Un ministro mediocre del Interior inventaba intentos de asesinato en contra de Haya, involucrando a peluqueros del gran mundo social. Cosas para la risa que no calaban.
SUS ACTIVIDADES
Haya de la Torre regresó al Perú en 1969 y se instaló en Villa Mercedes, antigua residencia de su prima Mercedes de la Torre de Ganoza. Situada en el kilómetro 11 y medio de la Carretera Central, poco después de Vitarte. Allí había una llama, una alpaca, un ternero, merodeaba un gato siamés y ladraba un perro engreído.
Levantó un pabellón de dos habitaciones, una para su biblioteca y la otra para dormir. Lo acompañaba en la casa Jorge Idiaquez y dos humildes trujillanos de toda confianza. La comida la enviaba diariamente la esposa de Idiaquez, Nury Zevallos, desde Lima.
Por las mañanas, escribía, leía periódicos, hacía respuestas a reportajes, prólogos para libros. Por las tardes, recibía visitas. Desde las 8 de la noche se instalaba en el local del partido de Alfonso Ugarte. Salía a las 2 de la mañana, rumbo a Villa Mercedes.
Caracterizó al gobierno militar de Velasco como un inmenso desenfoque. Querían desarrollar al país sin inversiones extranjeras y con solo ahorro interno, previamente aniquilado por un conjunto de medidas estructurales ¿Como se puede impulsar un país amedrentado? Pero la dictadura seguía. Un aneurisma debilitó a Velasco. Morales Bermúdez le dio el golpe posteriormente.
La estatua en su honor ubicada en Trujillo, su tierra natal.
Comenzó cierta apertura democrática. Se realizaron conversaciones con los civiles. Los militares querían dejar el poder y se planteó la necesidad de la Asamblea Constituyente. Para los apristas lo más saltante de esta apertura fue que parecía que se arreglaba su situación con los militares, mellada por la Revolución de Trujillo.
Existió una ceremonia fúnebre realizada desde 1934 por los jefes y oficiales del Ejército en el Cementerio de Lima, en recuerdo y honor de los militares caídos en Trujillo. Por su parte, los apristas públicamente conmemoraban la revolución del 7 de julio de 1932. El Comercio publicaba, solo y permanentemente, la de los militares.
Hacia Marzo de 1976, el Presidente Morales Bermúdez viajó a Trujillo y pronunció un discurso en el cual dijo que todo aquello que separaba a las personas aún los episodios más cruentos, debe quedar en el olvido para edificar una imagen fuerte de la patria. Que el Ejército y el pueblo comulguen en un solo propósito. Era, en buena cuenta, la reconciliación de las fuerzas armadas con los apristas.
CONSTITUYENTE
La salud de Haya sufrió visible quebranto, entre l976 y 1977, cuando ya era octogenario. Una noche contra toda costumbre no llegó a la casa del partido en Alfonso Ugarte. Casi dos años atrás sufrió un infarto y lo ocultaron. Muchos años antes, lo operaron de la próstata, en 1965, pero tampoco se hizo público.
Aprovechando una visita a Venezuela donde lo condecoró el Gobierno de Carlos Andrés Pérez, Haya fue examinado a fondo por los médicos americanos del Hospital de Houston. Recibió luego un tratamiento especial en Alemania. Enseguida regresó al Perú. Tenía 83 años.
Sus partidarios lanzaron la candidatura del líder aprista a la Asamblea Constituyente. La consigna del partido fue que todos votasen por el C 1 que era Haya. Estaba bastante obeso y no parecía en plena salud. Sin embargo, prácticamente toda la campaña la hizo él. Tenía la voz cascada. Hablaba lentamente. Ni una palabra de odio, ni rencor. Una constante en todas sus actuaciones políticas.
Al verificarse los escrutinios, resultó el APRA con 37 asientos y Haya fue el candidato más votado con un 37 %. El Partido Popular Cristiano con 25 parlamentarios y su líder, Luis Bedoya Reyes, alcanzó el 25%, el Partido Comunista con 6 asambleístas. El Partido Socialista Revolucionario, también con 6. El Partido Demócrata Cristiano,, el Movimiento Democrático Peruano y La Unión Nacional Odriista, con 2 cada uno. El Frente Obrero Campesino y Estudiantil FOCEP, con l2; El FRENATACA de Roger Cáceres, con 4; La Unión Democrática Popular de Izquierda (UDP), también con 4.
Presidió las juntas preparatorias. La primera vez que llegó al Congreso subió lentamente los nueve escalones que conducen al vestíbulo. La Guardia Militar presentó armas y los clarines tocaron la Marcha de Bandera.
Presidiendo la Constituyente.
OVACIONADO
Víctor Raúl tenía la cara pálida con una mueca de indescriptible emoción. Entre ovaciones llegó a la oficina de la Presidencia. De las galerías brotaron hurras. Agradeció trémulo con el brazo izquierdo en alto. Bedoya, por ser el segundo de la votación universal, le tomó el juramento. Lo hizo con sobriedad y emoción.
Resultó elegido Presidente de la Asamblea con el apoyo del PPC, la Democracia Cristiana, el MDP, y los de la UNO. La elección de Haya, para los apristas, fue inolvidable. Cuando se produjo el triunfo, el líder tenía el rostro empapado en lágrimas, con la boca contraída para no estallar en llanto. Lo ovacionaron largamente.
Pronunció un discurso de concordia e insistió en la absoluta independencia de la Asamblea Constituyente, encarnación del poder civil y jurídico, frente al gobierno militar, personificación de la fuerza. No se tuvo relaciones oficiales con el régimen de facto, porque no era posible ceder el Derecho ante la fuerza. Caminaron paralelamente.
Presidió los debates plenarios con acierto. Intervino en ellos, rara vez con la palabras. El manejo lo tenía con el gesto. Les mandaba papelitos a sus correligionarios, con instrucciones y comentarios. Se procedió a elaborar un anteproyecto de Constitución, como papel de trabajo para provocar el interés público. Eso duró los dos primeros meses. Haya se quedaba en el Parlamento hasta pasadas las tres de la madrugada, todos los días.
Cuando dirigía los debates, miraba, sonreía, bostezaba, se estiraba, hacia girar el sillón, escribía notas, formulaba indicaciones, contemplaba los vitrales del bello techo. De pronto, miraba de reojo a Bolívar o a San Martín que tenia a ambos lados. A ratos oprimía el botón del timbre silenciador, hacía leer el reglamento, amenazando despejar las barras que nunca despejó.
El Embajador de Italia le impuso la gran Cruz de su país. Recibió la condecoración en el despacho presidencial. El acto fue realmente sobrio. Prohibió cualquier tipo de licor. Fue parte de una política de austeridad total que instauró, lo que le permitió a la Asamblea un balance económico con superávit en 1978 de más de 50 millones de soles, cifra que se ahorró al fisco en sólo un semestre de su presidencia. No se gastó ni en café para los parlamentarios.
EL CANCER
Insistió mucho en que la Carta Magna tuviese un preámbulo que fue hecho principalmente por Roberto Ramírez del Villar, insigne abogado de las filas del Partido Popular Cristiano con gran experiencia parlamentaria; y por Andrés Townsend Ezcurra, agudo congresista con dotes de integrador.
Las plenarias de la Asamblea Constituyente hasta marzo de 1979 se realizaron solo una vez por semana, los martes. Los demás días, trabajo de comisiones. Entre el 3 de enero y el 6 de marzo de 1979, Víctor Raúl presidió todas las sesiones. Los cuatro meses restantes lo hizo Sánchez, por la enfermedad del primero.
Un buen día, cayó en cama y no fue al Parlamento. Los médicos le descubrieron perturbaciones cardiacas, pero lo grave era un punto canceroso en el pulmón izquierdo. Una afección grave de pronóstico fatal. No vacilaron en decírselo al enfermo quien preguntó de inmediato: ¿Cuánto voy a durar? No hubo respuesta. Nadie se atrevió a darla, si explicaciones paliativas.
Haya al centro con sus padres.
Entre el l0 de marzo y el l0 de abril de 1979, estuvo nuevamente en el Hospital de Houston donde le prolongaron la vida. Centenares de personas fueron a recibirlo cuando retornó. Muchos pañuelos blancos apristas en el aeropuerto. Apareció en la escalerilla del avión, saludando con el brazo izquierdo. Estaba muy abrigado. Se le notaba tenso. La muerte lo olfateaba. Volvió a Villa Mercedes.
Poco tiempo después, su salud decayó más. Sufríó pleuresía y le hacían punciones para extraerle el líquido de los pulmones. Para colmo, se le produjo una embolia que le paralizó el lado derecho del cuerpo. No aparecieron boletines oficiales sobre su salud. Todos se abstuvieron de informar. Parte del mito. Parte de la férrea disciplina aprista.
Sin embargo, a mediados de julio, los médicos informaron a la Asamblea que Haya se había restablecido y que se encontraba mental y físicamente en buenas condiciones. Tal situación le permitiría firmar la autógrafa de la Constitución.
El acto correspondiente de eminente carácter histórico se cumplió, a las tres e la tarde, del l2 de julio de 1979 con la presencia del Oficial Mayor de la Asamblea Luis Chacón Saavedra, funcionario que actuó como fedatario; y del Edecán de Turno, Capitán de Navío Enrique Brain Valencia. No asistieron periodistas, ni asambleístas. La ceremonia fue estrictamente confidencial. Se comentó que una vez concluida la rúbrica, Haya exclamó: “ya está”.
Su salud se deterioraba día a día, con una respiración más y más difícil. La vida se le iba. El gobierno le otorgó, in extremis, la Gran Cruz de la orden del Sol, máximo grado de la condecoración fundada por San Martín. Le habían hecho una traqueotomía. Sus horas estaban contadas.
SU MUERTE
Falleció el 2 de agosto de 1979, a las 10.30 de la noche. El cadáver llegó al local partidario a las l2 del día siguiente y luego llevado a la Asamblea Constituyente. Le rindieron homenaje en el hall de los pasos perdidos. En el trayecto, la Universidad Villareal hizo lo mismo.
El paso siguiente fue la salida rumbo a Trujillo. Una larga caravana de autos seguía a la carroza fúnebre. Era ya el 4 de agosto. En cada pueblo detuvieron el cortejo rumbo a la capital de La Libertad.
El cadáver estuvo en Chancay, Huacho, Barranca, Paramonga, Casma, Chimbote y Moche, El 6 se velaba en la Catedral de Trujillo, frente al Altar Mayor. Luego de cumplidos los oficios, el ataúd fue llevado al local aprista y de allí al Cementerio de Miraflores. Lo dejaron en una pequeña tumba construida rápidamente sobre la cual volaban tres palomas. Allí descansa en paz en su suelo natal.
Su tumba en Trujillo.
¿Cómo lo recordarán el año 2000?, fue la pregunta que un acucioso periodista le hizo en 1978, un año antes de su muerte. Haya miró fijamente y dijo sin solemnidades ni pesares: “no se, quizá se olviden de mi”. Modestia, mucha modestia porque si lo recuerdan y lo recordarán siempre, como el político por excelencia. (Edgardo de Noriega)
miércoles, 7 de abril de 2010
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EL APRA EN REALIDAD ES LA COSA MAS NEGRA Y MAS DAÑINA QUE PUEDE HABER EN EL PAIS. DONDE ENTRA EL APRA, HUELE A HEDOR, SE PUDRE.
ResponderEliminarInteresante y sacrificada la vida de Victor Raúl, rescato sobre todo su actitud frente a la Constituyente. Cobrar un sol es decirle a los politicos sean honrados, inclusive a sus propios partidarios, que sufrió,sufrió. Cuantas cárceles, cuanta persecusion, pero cuanta frustracion.Hace reflexionar lo que leo. Amador Vergara
ResponderEliminarHaya de la Torre con sus ideas dividió al Peru y se olvido de todos los que se sacrificaron por él. Traiciono a sus principios. No estoy de acuerdo con este articulo. El autor debe ser aprista.
ResponderEliminarEste señor que escribe que se ha creido. Es un aprista y da solo una version.
ResponderEliminarEscribo desde Colombia,soy joven pero escuche de este politico. Le hizo o no le hizo bien a su país. aqui estuvo se seguidor el actual presidente del Peru. ¿Sirvio para algo?. Pedro Suescun
ResponderEliminarNo somos apristas. Ni tampoco damos una sola versión. Se puede notar a las claras que el artículo de Haya de la Torre es producto de una investigación periodística profunda. Que lo admiramos, claro que si; pero, con entera independencia. En consecuencia, no es malo decir que Haya aportó al Perú y la democracia. Que es el político por excelencia. Evidentemente. Nos reafirmamos en todo lo escrito. Ojalá que se repitiesen vidas como la de este político. Le haria bien al Perú. Edgardo de Noriega, Director del Blog.
ResponderEliminarSE LE PUEDE DECIR DE TODO AL APRA Y CON JUSTA RAZON EN ALGUNOS CASOS, PERO GRACIAS A ESE GRAN PARTIDO JAMAS EL COMUNISMO INTERNACIONAL PUDO TOMAR FUERZA EN EL PERU DURANTE 50 AÑOS Y GRACIAS A ALAN GARCIA NO TUVIMOS UN CHAVEZ EN EL PERU....
ResponderEliminarEn la historia del Peru no es facil crear un partido politico de gran trascendencia, en su tiempo estuvo el apra y se rescata lo que hizo, la reforma universitaria, las 8 horas de trabajo, etc, los que sembraron no cosecharon, pero es una lastima que esta juventud peruana no siembre como los de antaño, entonses que nos espera...gobiernos corruptos...Por lo menos tratemos de imitar su lucha por una justicia social de los pueblos y que jamas se repita lo malo que ha pasado el Peru.
ResponderEliminarNo soy ni seré Aprista pero el aprismo me parece un aporte a la historia del pensamiento de nuestro país. No fue perfecto, luchó, avanzó, se equivocó, dio marchas y contramarchas, traicionó, ilusionó, desilusionó, escandalizó, avergonzó.Jugó un rol, hasta que se desdibujó y ha dado los peores ejemplos de corrupción y de alianza con el narcotráfico desde Landberg hasta Chinguel pasando por Alan García.Una vergüenza.
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