A grandes males, remedios amargos. O lo bebes o te mueres, decía
mi abuelo. Esta frase, amenazante y vertical, me permito trasladarla con su
profundo significado al transporte de Lima Metropolitana.
Todos los ensayos para mejorar el transporte ya se han hecho
y se seguirán haciendo y el resultado será el mismo: CAOS. Ignoremos los paliativos que los alcaldes de Lima y Callao,
así como los congresistas, el Ministerio de Transportes y cuántos
organismos existen, quieran hacernos tragar para solucionar el problema
vehicular.
La solución es la creación
de una autoridad autónoma del transporte en el Perú, y si alguien ya planteó la
iniciativa, me sumo a ella, pues no tengo complejo de Adán. En este organismo
deben de estar representadas las instituciones antes citadas así como técnicos
de países que han resuelto el problema del transporte. De otro modo, continuaremos consumiendo
toneladas y toneladas de papel y años luz de tiempo sin resultados que
satisfagan a los usuarios,
El trafico infernal de vehkiculos en Lima como pan de cada dia.
INTERESES
En torno al transporte vehicular existen muchos intereses económicos en juego y conocemos que
detrás de estos intereses se encuentran autoridades y políticos, en consecuencia, sería iluso pensar que habrá solución.
Como ejemplo, solamente
debemos pensar en la poderosa flota de vehículos de la empresa Orión cuyos choferes y los palancas (choferes sin
vehículo) resultaron de la noche a la mañana propietarios de
modernos Custers, bien avalados por los bancos. Como decía don Ricardo Palma
“de donde pecata mea sino es de la sacristía” y en esa sacristía se puede
encontrar dinero negro que los fiscales anticorrupción deben investigar.
Imaginemos nada más las avenidas Javier Prado, Arequipa, República
de Panamá, Tomás Marsano y otras vías troncales con enormes tranvías. Sin duda
muchos congresistas, a quienes suelen empujar a la tribuna para que defiendan
intereses particulares, simularán una pataleta solamente con escuchar el
anuncio.
Sin embargo les hacemos recordar que Lima y Callao ya tuvieron
estos medios de transporte y fue un alcalde que lo desapareció para construir
la Vía Expresa, pero ese no fue el problema sino la miopía de las autoridades
que le sucedieron que no rehabilitaron la vía central para el transporte
ferroviario.
También cabe recordar que
el gobierno municipal del doctor Alfonso Barrantes recibió una oferta del Banco
Mundial para financiar la construcción del tranvía por la vía central de la Vía
Expresa, su teniente alcalde Henry Pease aprobó la iniciativa, Barrantes se
opuso, los dos discutieron y se distanciaron y todo quedó como tierra fértil
para la millonaria inversión que hizo Castañeda en su primer gobierno
municipal.
Sin embargo, el Metropolitano ya no da para más. En horas punta,
los usuarios tienen que hacer colas más largas aún de las que hicieron cuando
se estaba implementando el corredor azul. La construcción de una vía
férrea por este corredor no es ilusión óptica, tarde o temprano se tendrá que
dar.
Las principales ciudades de Europa usan tranvías y trenes, los
cuales corren paralelos con los vehículos motorizados. Esperar un tranvía en el
centro de la ciudad para trasladarse es igual que esperar un autobús, por ello,
antes de oponerse a la construcción de tranvías por las principales avenidas de
Lima sería muy interesante que visitaran, por ejemplo Viena, capital de
Austria y se darán cuenta que esta ciudad ha solucionado el problema del
transporte con trenes y tranvías.
Además de una bien dotada flota de buses y todo el transporte
funciona con boleto único. Tampoco existe tanto accidentes de tránsito como en
Lima. Y el gobierno austriaco continúa construyendo vías a medida que crece la
ciudad.
El transporte ferroviario
es muy económico - no tienen que cambiar llantas cada seis meses, ni echar
combustible con precios cada vez más fluctuantes, se evita revisiones técnicas
anuales, pago a mecánicos, coimas y etc. - además es limpio de toda
contaminación.
Por esta razón es urgente que el Congreso de la República cree la
AUTORIDAD AUTÓNOMA DEL TRANSPORTE EN EL PERÚ, salvo que nos guste quejarnos de
todo y por todo y sacar réditos del caos. (Mariano
Bailón Pineda, Periodista)
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