Probablemente la conquista más
espectacular de la medicina moderna ha sido el reemplazo del corazón de un
paciente por otro. La hazaña ocurrió ya
hace algunos años pero hasta ahora causa admiración. El 3 de Diciembre de 1967,
el mundo se conmovió ante la noticia de la proeza del doctor Christian Barnard.
El paciente Louis Washansky, afectado de
una esclerosis cardiaca, en estado desesperando y próximo a expirar, recibió el
corazón de Denise A. Dawall, de 25 años, quien acababa de fallecer atropellada
por un auto. La operación se demoró 4 horas y el paciente duró 18 días. En un
solo año, fueron intervenidos con trasplantes más de 100 enfermos.
Evidentemente, un progreso total
de la ciencia. Antes el corazón permanecía inexpugnable ante el temor de los
cirujanos que no se atrevían ya no sólo a hundir cautelosamente su bisturí
sobre sus resistentes paredes, sino siquiera rozarlo suavemente.
Lo que se consiguió, a partir de lo de Barnard,
es que ese órgano vital se sustituya por
otro en condiciones orgánicas y fisiológicas normales. Todo ello gracias a los
grandes progresos obtenidos con los nuevos métodos de estudios, clínicos,
radiológicos con radioisótopos y ultrasonido.
Así se profundizó los
conocimientos anatómicos, hemodinámicos y fisiopatológicos de las enfermedades
cardiacas congénitas y adquiridas, explotando al máximo el aporte de las
investigaciones que se efectuaron sobre animales de experimentación y las
diferentes y sofisticadas técnicas quirúrgicas que se crearon para estos casos.
Late, late
Late, late
RESULTADOS
Los resultados concretos se
reflejaron de inmediato para bien de la humanidad. Millares de millares de
enfermos cardíacos, que morían sin haber sido operados porque el cirujano no se
atrevía a ello, han salvado sus vidas, desarrollando una actividad realmente sorprendente.
Cardiólogos, cardiocirujanos, anestesiólogos, técnicos en monitoreo y
enfermeras especializadas, trabajando en equipo bien sincronizado, empezaron a
obtener maravillosos resultados.
Las primeras incursiones en el
tratamiento quirúrgico del corazón fueron por
traumatismos. Rehn, en 1896, efectuó, con todo éxito, la primera sutura
en una herida cardiaca. Años más tarde, otros cirujanos comenzaron a reparar
heridas y laceraciones de este tipo.
El mismo Rehn practicó la primera
pericardiotomía-operación del pericardio- con buen resultado. Con el transcurso
del tiempo, la cardiocirugía se vio mejorada en forma considerable por las
experiencias realizadas en el tratamiento quirúrgico de las cardiopatías
congénitas. Entre los años 1939 y 1949, se pudo realizar la ligadura del
conducto arteriosopermeable.
PROGRESOS
Antes de terminar la primera
mitad del siglo XX, extraordinarios cirujanos como Park, Clarence Crafoord,
lograron progresos considerables con buenas técnicas operatorias. Blalock y
Taussig idearon la magnífica intervención quirúrgica de las cardiopatías
cianóticas- los niños azules-, lo que se conoce con el nombre de tetralogía de
Fallot y que consiste en realizar la unión entre la arteria subclavia y la
arteria pulmonar, con el objeto de incrementar el pasaje de la sangre hacia los
pulmones y asi brindar, por oxigenación, natural mejoría respiratoria.
Fue Charles Bailey de California
quien consiguió el cierre definitivo y completo de la comunicación
interauricular. Ya, en esos momentos, comenzaron a difundirse las propiedades
beneficiosas de algunos materiales sintéticos y la colaboración entre
industriales y cirujanos trajo como consecuencia el empleo de estos productos
con un resultado que sorprendió a los mismos autores.
Al doctor Kirklin se le debe el
uso del primer parche en el orificio septal. La introducción de la
circulación extracorpórea que permitió
al cirujano las más riesgosas intervenciones quirúrgicas, desglosando
momentáneamente del circuito al corazón humano, permitieron mejorar estas
operaciones.
Más aún con la incorporación de
la hipotermia-bajas temperaturas- cuyo iniciador fue el doctor Drew. Kolf y
Effier, en 1958, tuvieron la tremenda osadía de obturar el orificio
interventricular con un parche de material plástico y a su vez Lillehei realizó
el mismo procedimiento con parches multiperforados.
En plena operación
En plena operación
OTRO METODO
Los cardiocirujanos no se
conformaron con emplear exclusivamente materiales plásticos para la
reconstrucción de regiones afectadas dentro del sistema circulatorio. Así Baffles
realizó la trasposición de la vena cava inferior y las venas pulmonares
derechas.
Rebuscec conectó
la vena cava superior a la pulmonar, obteniendo resultados alentadores.
También W. T. Mustard logró un método por el cual se puede reconstruir la cavidad
auricular. En ciertas anomalías pulmonares otro gran cirujano, el doctor
Muller, logró implantar en la aurícula izquierda una vena pulmonar derecha,
pero el éxito total de esta asombrosa técnica pudo conseguirse a través de la
circulación extracorpórea.
Otra de las enfermedades
cardíacas que venía preocupando intensamente a los científicos fue el aneurisma
del ventrículo izquierdo, problema que fue resuelto por Saurbuch, realizando la
resección del mismo y, posteriormente, el doctor Denton A. Cooley, que años
después adquiría renombre internacional por sus trasplantes cardíacos, puso en
práctica la técnica quirúrgica para esta patología, mediante el uso de la bomba
oxigenadora.
Christian Barnard: un pionero.
Christian Barnard: un pionero.
ANEURISMAS
Pero no es posible dejar de
señalar los espectaculares progresos alcanzados en la cirugía de los vasos,
cuando el doctor R. Matas empleó la técnica de la endoaneurismorrafia para el
tratamiento de los aneurismas arteriales.
Alexis Carrel realizó suturas
arteriales con agujas finas e hilo de seda. A partir de la Segunda Guerra
Mundial, los cirujanos empezaron a emplear injertos homólogos y antólogos de
vena para sustituir segmentos arteriales
ocluidos.
También aquí la cirugía se vio
enormemente favorecida por la introducción de materiales sintéticos que no desencadenaban
reacciones inmunitarias como los tubos de fibras de cristal y otros de plata y
vitalio.
Con el advenimiento del dracón,
las prótesis vasculares alcanzaron su máxima expresión de éxito. En el
conflicto bélico de Corea se utilizaron en los accidentados numerosas prótesis
de esta naturaleza, para la sustitución de arterias lesionadas por
traumatismos.
Los aneurismas aórticos, que tan
elevada mortalidad producían, fueron también objeto de estudio y tratamiento. A
Poppy y Olivera, dos ingeniosos cirujanos, se les ocurrió corregir esta
deformación envolviendo la dilatación aórtica mediante celofán, con lo que se
provocó una dilatación química que favorecía su oclusión.
Operacion al órgano vital como salvación de vida.
Operacion al órgano vital como salvación de vida.
TIRA DE PIEL
Lowemberg tuvo otra ocurrencia, y
en lugar del celofán, colocaba alrededor del
aneurisma una tira de piel como sostén de seguridad. Blackemore imaginó
otros procedimientos curiosos y consistían en introducir un alambre en el
aneurisma y el paso de una corriente eléctrica para provocar la coagulación de
la sangre, y curar así esa anomalía.
La extracción del aneurisma
aórtico para evitar la mortalidad el paciente fue mejorando mediante el empleo
de injertos y últimamente con prótesis.
Pero se le debe a tres grandes cardiocirujanos, los doctores Cooley,
M.E. de Bakey y H. Bahuson el perfeccionamiento de distintas técnicas para el
tratamiento quirúrgico de los aneurismas de aorta ascendente y descendente,
empleando prótesis de dracón, que actualmente se siguen utilizando con
resultados altamente satisfactorios.
Una de las preocupaciones
experimentadas durante muchos años por los especialistas fue la de remediar las
afecciones de la válvula mitral. Si bien la valvulotomía ya fue descrita en
1898 por Semweis, lo cierto es que medio siglo después fue Bailey quien con el
dedo logró provocar el ensanchamiento de la mitral.
Actualmente la comisurotomía se
sigue practicando, ya que es el tratamiento fisiológico de la válvula
estrechada y los resultados obtenidos han sido altamente satisfactorios. Posteriormente e comenzó con el empleo de
prótesis mitrales de esponja de evalón condensada, prótesis valvular esférica,
válvula de nylon, válvula bivalva de poliuretano.
VALVULA
Asimismo se utilizó la válvula
mecánica con bol enjaulada de goma
siliconada, creación de Star Edwards. Más tarde en ese afán permanente de
superación y perfeccionamiento, comenzaron a utilizarse los de anillo metálico
y platillo de carbón y, posteriormente, los biológicos con duramadre y de
porcino extraídos del corazón del propio animal, tratados convenientemente.
Esta última técnica fue
perfeccionada por el cardiocirujano argentino Domingo Liotta y su equipo de
colaboradores. La diferencia entre la válvula mecánica y biológica es que, con
la primera, el paciente debe anticoagularse toda la vida, no así con la
segunda.
Aquí no se detuvieron los
adelantos de la cardiocirugía. En 1964, Garret
llegó a efectuar el by pass aortocoronario mediante el empleo de una
vena del mismo organismo del enfermo. Tres años más tarde el doctor R. Favaloro
y el equipo quirúrgico de la Cleveland
Clinic comenzaron a practicar sistemáticamente esta operación con venas safenas
autólogas, con el propósito de
revasculizar el miocardio.
Pero si bien todas las conquistas
en este terreno fueron realmente extraordinarias, la más espectacular en el
siglo XX ha sido, sin duda alguna, el trasplante cardíaco, empleando el corazón
de otro ser humano, cuya vida prácticamente se hallaba extinguida.
Cabe destacar que,
cronológicamente, el primer científico que intentó el trasplante en perros fue
Carrel Guthre en 1905, implantó el corazón suplementario en el cuello de otro
can receptor. Mann, en 1933, operó la
carótida primitiva del receptor a la aorta
del dador.
UN hombre transplantado.
UN hombre transplantado.
EXPERIMENTOS
Con esta técnica, Dewine, en
1953, trasplantó una serie de 30 corazones de perros, de los cuales 23
sobrevivieron y el de máxima duración fue de 245 horas. En 1957, Boake y Folts
implantaron el corazón de perro dador en el abdomen del receptor, facilitando
la percusión coronaria mediante la unión de la aorta receptora con la
ascendente dadora.
Así, paulatinamente, se lograban
nuevos avances que hacían presumir el pronto trasplante en el terreno humano.
Demijov, que logró ubicar el corazón del donante en el torax del receptor, en
1955, consiguió la supervivencia de hasta seis días en estos animales, pero lo
más importante de su trabajo es que llegó a la conclusión que desde el punto de
vista fisiológico era ya posible realizar trasplantes homólogos de corazón en
los seres humanos.
Sin embargo, las experiencias de
perros continuaban aceleradamente pues todavía los cardiocirujanos deseaban
resolver algunos problemas que seguramente se iban a presentar en los
trasplantados. Los perros con el corazón de otro perro no sólo vivían horas, sino que prolongaban su
existencia por varios días.
SUPERVIVENCIA
Lower y Shumway consiguieron la
supervivencia de 6 y 21 días. M. S. Bernard, hermano menor de Christian
Bernard, logró efectuar en 1967, trasplantes cardíacos homólogos en perros
utilizando la hipotermia, o sea, muy bajas temperaturas.
Los animales trasplantados
lograron vivir cuatro semanas. Ya se encontraba en los umbrales del gran
acontecimiento quirúrgico: sustituir un corazón humano averiado por otro sano
de un paciente prácticamente sin vida.
El paso previo fue el haber
logrado la inmunosupresión mediante una droga, el metrotexate, con el fin de evitar el rechazo del órgano del donante en el tórax del receptor. Poco
tiempo antes, en 1964, Hardy trasplantó el corazón de un chimpancé en el tórax
de un hombre. Solamente a la afiebrada mente de un audaz cirujano se le pudo
haber ocurrido semejante acto quirúrgico. El paciente sólo vivió una hora,
debido al bajo volumen-minuto que produjo el órgano del animal
El 3 de Diciembre de 1967, las
redacciones de todos los diarios del mundo, de los noticieros de la televisión
y de la radio, recibieron la sorprendente información del gran acontecimiento
mundial que se vivió en Ciudad del Cabo.
El corazon con el endocardio (1) y otras partes
El corazon con el endocardio (1) y otras partes
LO DE BARNARD
Christian Barnard, solamente
conocido por un núcleo muy reducido de cardiocirujanos tuvo la extraordinaria
valentía y coraje de realizar el primer trasplante cardíaco de un ser humano.
El paciente fue Louis Washansky, de 55 años, afectado de una esclerosis
cardíaca, en estado desesperante y próximo ya a expirar. Recibió el corazón de
Denise A. Dowall, de 25 años, que acababa de fallecer atropellada por un auto.
La magnífica operación que ha
quedado grabada como la primigenia en uno de los capítulos brillantes de la
cirugía cardíaca, en donde se amalgamaron la audacia con la técnica, duro sólo
4 horas.
En ese breve lapso, breve para
tan magnífica y minuciosa operación, un hombre prolongaba su vida latiendo en
su pecho el corazón de otro ser humano. Se instituyó el tratamiento con
inmurán, cortisona y radioterapia. Más tarde con cobalto 60 para bloquear el
rechazo del corazón ajeno. A las 36 horas, el paciente, que se encontraba bien,
se alimentó, pero a los 18 días falleció, como consecuencia de una neumonía.
En el Maimonides Medical Center,
Adrián Kantarowutz operó a un paciente de 19 días de vida y utilizo para el
transplante el corazón de otro niño que nació anencéfalo: sólo vivió 6 horas,
pero lo suficiente para extraer algunas conclusiones de sumo interés.
REPETICIONES
Desde entonces otros
cardiocirujanos, como Denton Cooley y De Bakey, repitieron esta operación.
Hasta diciembre de 1968, es decir en un solo año en que se inició esta
maravillosa técnica, más de 100 pacientes fueron trasplantados: 48
sobrevivieron. 24 durante tres meses y el resto más de un año, entre ellos el segundo operado por Barnard, llamado
Philip Bisiberg que tuvo una sobrevivencia de 19 meses.
Posteriormente, varios grupos de
investigadores estudiaron la posibilidad de sustituir el corazón enfermo por un
corazón artificial, del que ya existen varios modelos. Lo que se persigue
es construir un aparato protegido por
una bolsa de plástico, colocado dentro del tórax u que desempeñe en forma
definitiva la función sustitutiva del corazón.
El tipo de corazón artificial que
ha demostrado mayor eficacia ha sido construido por el Dr. W. J. Kolff, director de órganos artificiales de la
Cleveland Clinic e inventor del riñón artificial. Tras distintas
tentativas constituyó una bomba de
material plástico accionada por el aire comprimido con regulación electrónica.
Todos los animales de experimentación murieron y algunos sólo sobrevivieron un
día. El can que más pudo vivir con el corazón artificial alcanzó las 26 horas.
Pero así como dos años el mundo
se sorprendió ante la conquista que representó la primera implantación del primer
corazón humano en un paciente, el 4 de Abril de 1969 la historia de la medicina
alcanzaba otra magnífica hazaña.
Otra vista quirúrgica.
Otra vista quirúrgica.
CORAZON ARTIFICIAL
En Houston, Texas-Estados Unidos-
el doctor Domingo Liotta, el médico argentino que venía trabajando desde hace
varios años en desarrollar un corazón artificial. Junto con su hermano Salvador
Liotta, con el doctor Denton Cooley logró implantar el corazón artificial en un
hombre al que mantuvieron con vida durante 68 horas, previa etapa al trasplante
de un corazón natural.
Aunque el enfermo murió de
complicaciones consecuentes de la segunda operación, el hecho importante es que
estos cardiocirujanos demostraron que un corazón artificial puede sustituir
realmente a un corazón humano.
Este proceso representó un progreso
en ese campo y se tiene previsto, de acuerdo al adelanto de la ciencia que se
da a pasos agigantados, más temprano que tarde, la medicina no hallará
obstáculos para prolongar la vida de los pacientes cardiacos que antes morían
irremediablemente, sin mayores alteraciones orgánicas.
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