Martin Gil era cordobés, pero
durante más de 30 años nadie lo conoció en Córdoba, Argentina. Es el caso
clavado del profeta en su tierra y muy pocos lo son. El no lo fue. Si el hombre
que vulgarizó los fenómenos del cielo. Las complicadas teorías astronómicas y
el primero que se codeó con los astros, se tuteó con los planetas y les puso
sobrenombres. Como todo lo explicó a la criolla, la gente lo tomó un poco a la
chacota, atribuyéndole sequias e inundaciones.
Hacerse el gil fue, en un tiempo,
trabajar de vaticinador de fenómenos atmosféricos. Sin embargo, cuando nadie lo tomaba en serio o
lo ignoraba, en Europa y en América su nombre figuraba entre los maestros de la
ciencia celeste. Era amigo de sabios. Le llovían distinciones y lo colocaban
por encima de los genios.
Martín Gil se la pasó parte de su
vida mirando el cielo, tocando la guitarra o criando vacas en su estancia de
Bell Ville, donde tenía una cúpula con telescopio gigante. Nació el 23 de
Octubre de 1868. Aprendió a leer en
Santa Fe e hizo sus estudios secundarios
en Buenos Aires.
Después empujado por su padre,
Isaías Gil, que había sido Diputado, importante abogado y profesor connotado,
empezó a estudiar Derecho. Pero se aburrió y se dedicó a mirar las estrellas.
Astrónomo, meteorólogo y fino humorista, colaboró en varios periódicos y
escribió libros. Su madre se llamó Secundina Martinez Carranza. Se casó con
Ernestina Centeno, con la que tuvo 4
hijos.
Gil amante de los fenómenos del cielo.
Gil amante de los fenómenos del cielo.
LIBROS
En sus libros destacó como el cuentista popular
de la vida del Sol y la Luna. Además fue
Senador, Diputado, Director General de Meteorología y Ministro de Obras
Públicas. Como tal su primer decreto fue prohibir terminantemente la matanza de
pájaros. A los 87 años, en una edad que se justifica que el hombre ande
encorvado, Martín Gil se fue a las estrellas.
Actuó a principios del siglo
XX. Perteneciente a una familia con un
buen pasar económico. Las obras de su creación
fueron: “Modos de Ver (1903),
Agua Mansa (1905), Cosas de Arriba (1909) Prosa Rural (1912) Celestes y
Cósmicas (1917), Mirar desde Arriba (1930), Un Anillo Desaparecido (1930),
Milenios, Planetas y Petróleo (1935). Escribió un gran número de artículos
publicados en diarios y revistas. Miembro de la Academia Argentina de Letras.
Como escritor se registró al
apoyar el costumbrismo con leve humor y
aprovechando al máximo sus conocimientos astronómicos. A partir de 1907,
comenzó a publicar regularmente sus artículos en el diario “La Nación” de
Buenos Aires.
Por su excelente relación con la
prensa, le consultaban cuestiones
atmosféricas s. Inclusive antes que al propio Observatorio Nacional Argentina
(ONA) o la Oficina Meteorológica. Como ejemplo de esto pueden señalarse varios
artículos publicados en los periódicos argentinos.
OPINION
El más significativo de ellos
apareció el 25 de Junio de 1923, en el diario “La Nación” titulado “Don Martín
Gil nos habla del incendio observado en el cielo”, oportunidad en la que se le
consulta la aparición de una nova, mostrando claramente que él era el referente
y no los observatorios locales.
Para comprender su influencia en
el público, resulta esclarecedor lo que
dice José Martinez Carrera, experto de la ONA, que indica lo siguiente: “Gil ha
hecho simpática y atrayente a una ciencia que los sabios con su desmedida
afición al símbolo matemático han hecho
intolerable aún para muchos que no permitirían ser colocados entre los del vulgo
a secas (Diario Los Principios, 1/12/1928).
Algunos autores señalaron
incorrectamente que cumplió tareas en la ONA. No existe ninguna referencia a
Gil en los libros de sueldos, ni en los copiadores existentes de la
institución. Nunca trabajó en el observatorio.
La confusión probablemente parte
de su gran presencia en los medios de prensa de la época, los que con
frecuencia mezclaban los dichos de Gil con la información de la ONA. Muestra de
ello es la nota aparecida en “Los Principios” el 24 de Octubre de 1926,
referida al 55 aniversario del Observatorio, en la que se incluye una
fotografía de Martín entre los de los directores y empleados de la institución.
El propio Gil toleraba esa errónea situación.
De aqui observaba.
De aqui observaba.
OBSERVATORIO
Martín Gil instaló en su vivienda un pequeño
observatorio, con una cúpula giratoria que daba cobijo a un refractor con
objetivo triplete de 180 milímetros de diámetro y 2.540 mm de distancia focal.
Contaba con montura ecuatorial y
sistema de seguimiento-controlado por un regulador de fuerza centrífuga-además de diversos
accesorios: heliocospio de una prisma, espectroscopio estelar y varios filtros.
Se trataba de un telescopio muy considerable para la época. Entre 1903 y 1904
se asoció a la Societe Astronomique de
Francia. Miembro de la Asociación Argentina de Amigos de la Astronomía.
Los artículos puiblicados por Gil
muestran que abordaba numerosas temáticas astronómicas-planetas, eclipses
lunares, cometas, etc. Varios de estos
trabajos están contenidos en su libro “Celestes y Cósmicas” de 1917.
Sin embargo, su interés
principalmente se centraba en el sol y
su influencia sobre la tierra, particularmente su vinculación con fenómenos meteorológicos
y sísmicos. Famosa es su frase: “La tranquilidad de los pueblos depende más
directamente de los ciclos del sol que de las cámaras y de los ejércitos”.
PRONOSTICOS
Luego añadía: “Quizás podría asegurarse
que la fecha de los grandes trastornos político-sociales registrados por la
historia universal, coinciden con las épocas de sequías. Es decir, con un
estado del sol, hoy por hoy, bastante bien calculado”.
Realizaba, con frecuencia,
pronósticos meteorológicos. Llama la atención algunos de otra naturaleza
bastante singulares y osados sobre los efectos del sol. “Hasta para las
muchachas de cierta edad no muy florida, pero siempre en estado de merecer,
inclusive las viudas jóvenes se aumentan las probabilidades del matrimonio,
según los periodos del sol. Desde 1911 hasta más o menos 1915, ellas tendrán
derecho de especular honestamente en una discreta transacción matrimonial. Después
de esa fecha, la curva comenzará a bajar. (“Celestes y Cósmicas”. Págs. 7 y 8)
De la lectura de lo publicado
puede deducirse que sus predicciones se fundaban en la observación de la
actividad solar, presencia de manchas y féculas. “El sol es un cuerpo
electrizado a un potencial gigantesco. La Tierra un cuerpo un cuerpo electro-
magnético como los demás planetas”,
afirmó en una oportunidad.
El personaje y su telescopio.
El personaje y su telescopio.
INTENCIONES
Sostuvo que una región activa
siempre produce una perturbación en la tierra. “El hecho es que esas fuerzas
eléctricas llegan del astro con más o menos intensidad, cargando las regiones
superiores de nuestra atmósfera en un potencial elevadísimo. Por lo tanto esa
carga variará, según varíe el potencial del cuerpo inductor”
Sus intenciones de crear por ley,
en vista de que fue parlamentario, un instituto solar fracasaron por completo
Nunca consiguió ello. El observatorio de Física Cósmica, que se creó en San
Miguel en 1935, realizó a partir de este año sus actividades, sin que se sepa
que Gil interviniese en el proyecto.
Tampoco pudo asumir el cargo de
Director de Meteorología que se lo propusieron porque hubo una fuerte oposición
a tal hecho, sobre todo de parte de un diario de Buenos Aires. Si lo designaron
titular de la Academia Nacional de Ciencias de Córdoba y en 1930 ocupa la Dirección
de Meteorología, durante dos años, tras la destitución del Presidente Hipólito Irigoyen.
Gil fallece en la ciudad de
Buenos Aires el 9 de Diciembre de 1955 . Su telescopio fue donado por la
familia al Observatorio de Física Cósmica de San Miguel, donde hasta hoy se
encuentra. El famoso escritor Julio Cortázar, en su cuento “Los Limpiadores de
Estrellas”, lo cita junto a los mismísimos Copérnico y Galileo. Hasta ahora, más
allá de su obra literaria, se le recuerdo como un divulgador de la Astronomía. (EdeN)
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