De plácemes estaban los que
negociaban en tabaco por cuanto a pesar de haber intentado estancarlo desde
1675, diversas circunstancias habían impedido la planificación de tal sistema.
En la época del Virrey Manso de Velasco esta situación de absoluta libertad de
la industria tuvo su fin, pues este gobernador en vista de una serie de
investigaciones que se hicieron en aquellos tiempos sobre la existencia de clases
dañosas de tabaco, pensó en establecer el tabaco y encaro seriamente el
problema.
Añadida a una razón de salud
pública, la muy eficiente de las necesidades del Real Fisco que veía que
aumentaba el déficit de la hacienda, dicho Virrey encargo al Contador Tomás
Chavaque que le presentase un estudio detallado y amplio del asunto para ver de
planificar el Estanco.
El proyecto de Chavaque fue a
España y el Rey lo aprobó en Octubre de 1747, pero mientras se tramitaba el
asunto, se le ocurrió a la tierra temblar de tal manera y al mar salirse tan desconsiderablemente que se arruinó el Callao
y Lima quedó hecho un corral, según frase acertada y pintoresca de la época.
No estaba la Magdalena para
tafetanes y el pobre Virrey que demostró una extraordinaria actividad para
rehacer la capital del Virreynato y para fundar el nuevo Callao que pensó
trasladar a lo que es hoy Bellavista, no pudo ocuparse en la cuestión del
Estanco. Problemas mucho más arduos y urgentes solicitaban su atención.
La planta del tabaco
La planta del tabaco
FALLECIMIENTO
Quedaron así las cosas, falleció
Chavaque sin ver la realización del plan que se le había encomendado y, por
fin, mas tranquilo el Virrey-hecho ya Conde de Superunda por su labor después
del terremoto- pudo constituir una junta especial que estuvo compuesta por los
oidores Pedro Bravo de Rivero, Pedro José Bravo de Castilla, el Maestre Escuela
y Asesor General Francisco Herboso, el Fiscal en lo civil y José Nieto de Lara
en lugar del difunto Chavaque. Esa junta resolvió establecer el Estanco, pero
sólo en Lima y para el tabaco en polvo por ser menos difícil su recojo.
Para fundar el Estanco se tomó en
arrendamiento una finca de la calle hoy llamada del Padre Gerónimo y que
entonces se conocía con el de Santa Teresa, la cual fue debidamente refaccionada,
se promulgó con todas las formalidades sonoras y legales del caso un bando para
anunciar el establecimiento del Estanco y se notificó a los particulares que
tuvieran ese producto para que lo vendieran en el plazo de quince días.
Se tasaron las existencias y se
pagó la cuarta parte del valor al contado y el resto por armadas semestrales.
El primer Director General con renta anual de cuatro mil pesos, que no era
bicoca en esos días en que la vida se computaba por reales, fue José Nieto de
Lara.
OTROS SUELDOS
Mientras que contador José Prada
con un sueldo de tres mil y Tesorero nada menos que el Marqués de Castellón a
quien sólo se fijo mil doscientos pesos anuales en razón de ser Alguacil Mayor
de la Santa Cruzada y gozar, por lo tanto, de otra parte que no debía ser colgandejo
de pavo para decirlo sin escrúpulo de nadie.
Según Mendiburu, de cuyo
Diccionario hemos tomado muchos de estos datos, se juntaron en el Estanco
414.881 libras de tabaco en polvo que importaban 265.530 pesos, lo que decimos
nosotros no era poco, porque, sin exageración puede calcularse que el valor adquisitivo
de la moneda ha disminuido tanto que seguramente con un peso de aquellos
tiempos hacíase más que con una libra de estos días.
No se puede dudar que esa época
de Manso fue la más importante tal vez para las industrias del tabaco y para la
organización y desarrollo del Estanco. Se establecieron 16 estanquillos en
barrios diversos de la ciudad y se amplió el local comprándose un solar anexo
que aportó, con las reparaciones y obras que se le introdujeron, cerca de 8 mil
pesos.
Se circuló a todos los
corregidores para que tomasen razón y cuenta del tabaco existente en sus
jurisdicciones respectivas y con el objeto de mejorar las condiciones del
tabaco que se consumías, se creó relación con la Compañía de La Habana para
importar tabacos finos y fuertes, con los cuales se mezclarían los flojos y
desvanecidos.
Recolección y arduo trabajo para llevarlo al estanco.
Recolección y arduo trabajo para llevarlo al estanco.
PRODUCTOS
Tal vez se pensó en el tabaco de Saña, que por algo-el
sentido popular no se equivoca en estas cosas- existe la frase resobada de
“flojo como el tabaco de Saña”. Toda esta inmensa labor se llevó a efecto con
relativa rapidez y pronto los fumadores y tomadores de tabaco en polvo pudieron
gozar de magníficos productos.
Ocurrió contra lo que se esperaba
y vaticinaba por los pesimistas que nunca faltan, que las siembras en vez de
disminuir aumentaron y que llegó a ser tal la confianza, que faltaban locales
donde depositar enormes cantidades de tabaco que se enviaban al Estanco de
todas partes.
En 1753 el Virrey extendió el Estanco
al reino de Chile, siendo el primer administrador de tal dependencia José
Ignacio Erquiñigo con sueldo de dos mil pesos. El primer contador José Arlequi
con mil.
Poco después fueron
estableciéndose los estancos en
Trujillo, Huamanga (Ayacucho), Cusco, Arequipa, La Paz, Santa Cruz y
Chuquisaca, impartiéndose instrucciones para que igual cosa se hiciese en
Tucumán y Buenos Aires.
GREMIO
El Estanco de Tabaco no importó
en esa época, como ocurre ahora, el monopolio de la industria de hacer los cigarros.
La llamada tercena que existía en el
local del Padre Gerónimo servía para vender el tabaco que muchas
familias compraban para dedicarlo a la hechura de cigarrillos. Se desarrolló
así una pequeña industria que sirvió de alivio a mucha gente necesitada y
floreció el pintoresco gremio de los cigarreros y cigarreras con hojillas de
panca, chalas y otras envolturas que vendían a buen precio cigarrillos y puros
o tabacos.
Nos entablo en aquella época el
sistema completo del Estanco como el que existe en la actualidad, de manera que
solamente se estancó el tabaco mismo, dejándose en libertad a los pequeños
industriales para realizar sus menudos negocios.
Este sistema ecléctico estuvo
justificado por las necesidades y características del ambiente y del tiempo. El
maquinismo no existía y la organización de una fábrica general de cigarros y cigarrillos por el sistema
manual único que se conocía entonces, hubiera requerido un personal inmenso, un
control minucioso y seguramente no hubiera dado resultados.
La feliz combinación de ambos
sistemas tuvo su razón de ser. En los tiempos modernos, los elementos técnicos
hacen posible la unificación del Estanco del producto y de su propia industria,
lo que no habría sido posible cuando se planificó el primitivo lugar.
Ardua y minuciosa labor de aquellos tiempos.
Ardua y minuciosa labor de aquellos tiempos.
AMAT
Entre los virreyes que tuvo el
Perú, Amat fue, sin duda, uno de los más laboriosos y progresistas. El
estableció las rondas nocturnas, persiguió con mano férrea el bandolerismo,
vigiló estrechamente la recaudación de rentas públicas, dividió la ciudad en
barrios, creo la aduana, reorganizó debidamente el Ejército, fundó el Colegio
de San Carlos, la Biblióteca Pública, hizo la Plaza de Toros, protegió el teatro,
implantó el Correo como dependencia oficial y hasta se dio la prosa de planear
una Lima versallesca.
Activo y enérgico no titubeó, lo
que tiene mérito para su época, en enfrentarse al poder eclesiástico y cumplió
las órdenes sobre la expulsión de los jesuitas con tal sigilo y decisión que no
obstante la fuerza que tal orden religiosa tenía, el objeto fue logrado sin
trastornos.
A propósito de la expulsión de
los jesuitas, no está demás aquí que nos refiramos a las instrucciones que
dictó el Conde de Aranda y en las que
tiene en cuenta la afición de los padrecitos al tabaco, porque en la número 15
dice:
“Se les entregará para el uso de
sus personas toda su ropa y mudas usuales que acostumbran sin disminución. Sus
cajas, pañuelos, tabacos chocolate y utensilios de esta naturaleza. Los
breviarios diurnos y libros portátiles de oraciones para sus actos devotos”.
GENERALIZACION
Dicha instrucción revela, una vez
más, lo generalizado que estaba en todas partes el uso del tabaco pues que se
considera como de primera necesidad para los frailes expulsados, junto con los
artículos más premiosos y lo libros de oraciones, el tabaco, el chocolate y los
utensilios correspondientes.
De la época de Amat y es una
intencionada tradición de Ricardo Palma,
en la cual el insigne tradicionalista busca y encuentra la causa y razón del
estribillo “tabaco para el rey”, que estuvo de moda en Lima hasta muy entrada
la República y con el cual se explicaba pícaramente la razón de algún gasto
excesivo e inexplicable de las rentas públicas.
Dice Palma entre Fermín de
Carvajal y Vargas, último Correo Mayor de las Indias y el Virrey Amat se
originó grave inquina por darse el que después fuera primer Duque de San Carlos,
el pisto de tratar con pocos miramientos
al Virrey y para probarlo reproduce una cartita que en verdad echa humo, en la
cual muy destempladamente por cierto, el Duque que estaba en Madrid acusa al
Virrey de haber enviado desde Santiago tres millones y más de pesos en cajones
rotulados “Tabaco para el Rey”.
Señala don Ricardo que en el tomo
XXV de papeles varios de la Biblioteca hay un opúsculo titulado Drama de las Palanganas”
en la cual se habla también de los tres millones de tabaco. Amat efectivamente
parece que sabía llevar muy bien agua para su molino.
Al fondo las plantaciones mientras se labora en los toneles.
Al fondo las plantaciones mientras se labora en los toneles.
INQUINA
Pero la verdadera razón de la
inquina del de San Carlos estuvo en que siendo él el noveno Correo Mayor de las
Indias, Amat le quitó la productiva regalía, convirtiendo el correo en oficina
real, previa indemnización naturalmente, pero como tocara a Amat hacer la
transformación explicase que el de Carvajal o pudiendo irse contra la Corona
desahogase su desprecio contra el Virrey.
Si la acusación era cierta tres
millones titulados Tabaco para el Rey, nos parecen muchos millones ´para
ponerlos al humo, o para sorbérselos de una narigada como se decía en los
tiempos de las miniadas cajitas tabaqueras.
Dato revelador de lo que producía
el Estanco es el que trae Mendiburu en su biografía de Amat. Dice que las unidades
del Erario en dos decenios corridos
hasta 1774 subieron a la cantidad de un millón trescientos mil pesos sólo en la
Dirección de Lima.
Otra tradición cuyo origen debe
ser de días muy lejanos es la del Cigarrero de Huacho, aquel famoso don Dionisio
que tanto ha dado que hablar, porque dice Ricardo Palma que en 1780 habiendo
pasado como visitador por su Majestad, de las reales cajas Dionisio de Ascasíbar,
los habitantes casi hacen con él una de pópulo bárbaro.
REVELACION
Esto revela a las claras que el
Dionisio de la tradición era ya cosa que se perdía en la nebulosa del tiempo
como diría uno de esos profesores de historia de los que para nuestros pecados
quedan algunos por estos barrios.
Habiéndose fundado el Real
Estanco sólo en 1753, el susto que le dieron al señor Ascasíbar, porque se
llamaba como el cigarrero a quien creyeron el demonio de los huachanos,
demuestra que algo había llovido desde que se quemó la cigarrería del cuento,
cuando ya el hombrecito era capaz de soliviantar los ánimos de los huachanos,
que salvo, este rasgo, siempre fueron tenidos por gente pacífica y
hospitalaria.
En tiempos de Guirior, que
sucedió a Amat y que fue uno de los pocos virreyes destituidos, aunque parece
que injustamente por obra de las intrigas y acusaciones del visitador Areche,
llegó la Real Cédula del 11 de Marzo de 1799 disponiendo que la renta del
tabaco y todas sus dependencias corriese a cargo del Secretario del despacho de
Indias.
En 1777 llegó a Lima José de la
Riva Agüero, que había sido uno de los directores del ramo de tabacos en
México, con el encargo de reorganizar y mejorar las condiciones del Estanco en
el Perú. Tuvo Riva Agüero el plan de prohibir la labor de los cigarros,
introduciéndola en el Estanco y aumentar hasta dos pesos el precio del mazo de
tabaco en ramas que hasta entonces se vendía a cuatro reales. Se calculó que
tales medidas aumentarían en un 300% el ingreso fiscal correspondiente.
Depositos antiguos
Depositos antiguos
DESCONCIERTO
Mendiburu dice que tales medidas sembraron el
desconcierto pues no se logró lo que se esperaba, y en cambio, muchas familias
que vivían de la hechura de los cigarrillos, se encontraron de golpe con que ya
no tenían industria con que subvenir a sus necesidades.
Exagerada o no la apreciación de
Mendiburu, el hecho es que en 1790 volvió a dejare libre esa pequeña industria
y se mantuvo al Estanco sólo para el tabaco mismo que se vendía a nueve reales
el mazo.
De un manuscrito de la escritora Mercedes Gallagher se reproducen
los siguientes datos que dan idea de la opinión dominante, reveladora del
descontento general sobre el cacareado estanco. Allí se dice lo siguiente:
“Nobiliario del Perú en que van
escritas las noticias adquiridas por algunos ancianos peruleros, como por
papeles sueltos e historias y por muchos documentos que quitan de toda duda. Su
autor un incognito indiano de la Ciudad de los Reyes”
DATOS
En la página 54 comienzan ls
datos sobre el Estanco, los que, como una curiosidad absolutamente inédita y
sabrosa reproducimos. Se hace notar la diferencia de los precios para comprender
que a los ancianos peruleros no les hizo gracia que amén de estancar el tabaco,
se introdujera en el estanco la industria de los cigarros.
He aquí lo que dice el manuscrito:
“Fechas en que comenzaron las labores del Estanco y método gubernativo de el, siendo Virrey el Excelentísimo
Sor Guirior. Aunque esta imposición de Real Estanco de Tabacos era tan antigua
que fue fundada años atrás, pero no había llegado al término en que se ha visto
en otros tiempos, pues el día 1° de Junio de 1780 se empezó la labor de papel,
dando 24 cigarritos por medio en lugar de los 40 de antes que daban el gremio
de cigarreros”. Continuará. (Páginas seleccionadas de las "Obras
Completas" que pertenecen como autor al consagrado escritor y político,
José Gálvez Barrenechea.
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