Cuando “las papas quemaban” y en
medio de una tremenda crisis política, un militar y político peruano ocupó
brevemente durante dos días, del 25 al 27 de Agosto de 1930, como Presidente de
la Junta Militar de Gobierno conformada de facto tras la caída estrepitosa
del poder de Augusto B. Leguía que fue
detenido, incluso de forma autoritaria, luego de gobernar durante once largos
años. El famoso oncenio que tuvo sus adherentes determinados y también-en su
mayoría, sus detractores que lo atacaron y golpearon a plenitud.
El gobernante, por tan sólo 48
horas, se llamó Manuel María Ponce Brousset
y había nacido en Arequipa el 5 de Abril
de 1874. Fue hijo de Tomas Ponce y de María Dolores Brousset. Era descendiente
del militar francés, Antoine Brousset Franc, quien se asentó en la blanca
ciudad. Ello ocurrió a principios del siglo XIX, durante la invasión napoleónica
a España.
Estudió en el Colegio Nacional de
la Independencia Americana de dicha metrópoli sureña y volcánica. Se trasladó a
Lima, ingresando a la Escuela de Clases del Ejército y luego a la Escuela
Militar de Chorrillos. De allí es donde egresó como subteniente en 1890. También
se instruyó sobre el manejo de armas especiales y fue profesor adjunto de
Topografía.
Sucesivamente cursó
especialidades en la Escuela de
Aplicaciones (1898-1901), Escuela de Tiro (1904) y la Escuela Superior de
Guerra (1905-1907). Como oficial del Estado Mayor del Ejército viajó a Francia y sirvió en el
Regimiento de Cazadores Andinos en la Alta Saboya. Ascendió a Teniente Coronel
en 1908.
Manuel María Ponce: Presidente del Perú por dos días
Manuel María Ponce: Presidente del Perú por dos días
CARGOS
Luego de retornar al Perú, comandó el regimiento de
infantería destacado a la frontera del norte del país, durante la amenaza de
guerra con el Ecuador en 1910. Fue además Agregado al Estado Mayor del Ejército
y Comandante de la Tercera Región Militar.
Al retirarse la Misión Francesa, a raíz del
estallido de la Primera Guerra Mundial, tomó la dirección de la Escuela
Superior de Guerra de 1914 a 1915. Luego fue Agregado Militar en la legación de
Bolivia. Lo ascendieron a Coronel (1916).
Fue nombrado Jefe del Estado
Mayor del Ejército pero al año siguiente,1918, tuvo que renunciar frente al
escándalo ocurrido por la agresión física que sufriera el periodista y pensador,
José Carlos Mariátegui, a manos del Teniente José Vásquez Benavides, quien
pretendió con ese brutal acto desagraviar al Ejército criticado por Mariátegui
en unos artículos periodísticos. ¡Qué bárbara actitud la del joven militar!
De 1918 a 1919, desempeñó una
jefatura administrativa en el Ministerio de Guerra. Luego pasó a ejercer como
Director General de Tiro Nacional durante
varios años: entre 1919 y 1931. Ascendió a General el 17 de Enero de
1929.
Augusto B. Leguía murió en la cárcel.
Augusto B. Leguía murió en la cárcel.
SUBLEVACION
El 22 de Agosto de 1930, el
Comandante Luis Miguel Sánchez Cerro se sublevó en Arequipa contra el Gobierno de Leguía. Este
último renunció a su cargo tres días después, el 25 de Agosto del mismo año.
Entonces, la Guarnición de Lima
constituyó una Junta Militar de Gobierno, cuya presidencia fue confiada al
General Ponce. Conformaban este organismo de facto las siguientes personas: el
Coronel Eulogio Castillo (Gobierno) el Capitán de Navío Julio Goycochea Alvarez
(Relaciones Exteriores), el Teniente Coronel
Arturo Zapata Vélez (Justicia,
Culto e Instrucción) el Coronel Ricardo Llona (Hacienda) el Mayor Eduardo Castro Ríos (Fomento) y
el Contralmirante César Bielich (Marina
y Aviación).
Para un sector de la opinión pública,
la mayoría de los miembros de esta junta militar eran allegados al leguiismo.
En esos momentos, el país se encontraba inmerso en una grave crisis política y
económica. Una multitud enfurecida atacó la casa de Leguía que se había embarcado en el crucero Almirante Grau rumbo
al extranjero. El ex jefe de estado fue
obligado a retornar al país y tomado prisionero.
Saqueo de la casa del presidente del oncenio
Saqueo de la casa del presidente del oncenio
CONSIGNA
La consigna popular era entregar
el poder a los revolucionarios de Arequipa y a su caudillo: el comandante
Sánchez Cerro. Este viajó a Lima en avión y llegó el 27 de Agosto. Es decir dos
días después de la renuncia de Leguía. La Junta Militar de Ponce fue disuelta y
se instaló otra presidida por Sánchez Cerro. Después fue Presidente del Consejo
de Oficiales Generales. Falleció en Lima, el 18 de Julio de 1966, a los 92
años. Casi toda una vida de grandes experiencias castrenses.
Con respecto a estos hechos, el
historiador Juan Luis Orrego dice lo siguiente: “nuevamente, como en otras ocasiones,
la furia revolucionaria vino de Arequipa. La mañana del 22 de Abril de 1930, la
guarnición de la ciudad blanca se sublevó a órdenes del Comandante Luis M.
Sánchez Cerro”.
Luego añade: “la idea del
movimiento era formar un gobierno provisional para desmantelar el edificio
leguiista y convocar a elecciones libres. Pocos pensaron en ese momento que
aquel comandante pronto sacaría ventaja de la situación, convirtiéndose en otro
caudillo más de la azarosa vida política nacional”
El historiador sostiene que
Sanchez se presentaba como el hombre cuerdo y valiente capaz de rehabilitar a
un país sumido en el hartazgo y la
desesperación. Ese mismo día se autotituló Comandante en Jefe del Ejército del
Sur y Jefe del Gobierno.
Sanchez Cerro: militar y politico con popularidad.
Sanchez Cerro: militar y politico con popularidad.
PRONUNCIAMIENTO
Destaca que la justificación
doctrinaria del pronunciamiento fue redactada por el ilustre jurista José Luis
Bustamante y Rivero, futuro Presidente del Perú entre 1945 y 1948. Sostiene
que, de todos modos, si el levantamiento de Sánchez Cerro no hubiera tenido
éxito ya se esperaban otras conspiraciones.
Una se estaba organizando, según
esta versión histórica, para setiembre. Asimismo se anunciaba una expedición
armada de un grupo de deportados por Leguía. Todo parece indicar que el “tirano
no pasaba del año 30”
Orrego cuenta que Leguía quiso
negociar con Sánchez Cerro. Pero el rechazo de éste fue enérgico e inmediato.
Frente a esta situación, el Presidente reunió a su gabinete anunciándole su decisión de no resistir y juntar al
Congreso para dimitir.
Esa misma tarde, el Jefe de
Estado asistió al Hipódromo de Santa Beatriz donde los caballos de su propiedad
ganaron en dos carreras. Recibió
aplausos y saludó con sombrero en alto. Sin embargo, cuando regresó a Palacio
hubo gritos y disparos en el camino
En la madrugada del 25 de agosto,
un grupo numeroso de militares se presentó en Palacio para exigirle la renuncia. El dialogo por
momentos se tornó airado y violento. Leguía no tuvo más remedio que entregar el
poder a la Junta Miliar presidida por el General Ponce.
La juramentacion del mandatario nacido en Piura
La juramentacion del mandatario nacido en Piura
EMBARCADO
Según relata Orrego, esa misma
madrugada Leguía abandonó Palacio de Gobierno. El político salió por una puerta
lateral de la casa, camino al Callao. Así se embarcó a bordo del crucero
Almirante Grau, rumbo a Panamá.
Pocos fueron los que estuvieron a
su lado en esos momentos de derrota. Casi todos sus antiguos amigos aquellos
que se enriquecieron con la Patra Nueva y proclamaron el “Siglo de Leguía” se
escondieron o peor aún, se pasaron a la oposición.
El problema político consistía en
que la Junta de Ponce no tenía popularidad. Sánchez Cerro llegó a Lima y fue
recibido apoteósicamente. Era el hombre de la revolución. El típico militar
“macho” que había derrocado al tirano.
El historiador Orrego destaca que
su juventud, su rostro moreno, su origen plebeyo acentuaban su hazaña. La Junta de Ponce no tenía ningún
apoyo. Ni siquiera al interior del Ejército La llegada de Sánchez Cerro
precipitó su caída
Por orden de Sánchez Cerro ya
en el poder, Leguía fue desembarcado del
BAP Grau. Estaba muy enfermo. Tenia y sufría de una inflamación a la próstata,
retención de orina y fiebre muy alta. Mientras tanto, la agitación pública
continuaba con gran intensidad.
FURIA
La furia contra Leguía era
incontenible así como el apoyo a los rebeldes de Arequipa. La casa del ex presidente
fue criminalmente saqueada y sus enseres destruidos o quemados. Un estudiante y
varios trabajadores resultaron muertos en el enfrentamiento con la policía.
Otros connotados allegados al leguiismo también vieron saqueadas sus casas.
A pesar de su quebrantada salud, Leguía
fue confinado en la Isla de San Lorenzo. Su destino había quedado sellado: no
recuperaría jamás su libertad. Por esos días, Sánchez Cerro declaró: “Leguía
permanecerá en prisión tanto como dure mi gobierno”. Pasaron dos semanas cuando
otra orden emanada de Palacio de Gobierno dispuso su internamiento en la Penitenciaría
Central de Lima, conocida como el Panóptico, en compañía de su hijo Juan.
Sobre la celda que ocupó el ex
presidente se tejieron muchas leyendas. Algunos dicen que era sucia, húmeda,
pestilente, sin servicios higiénicos y que su única ventana había sido tapeada.
También aseguraron que el enfermo y anciano Leguía no podía conciliar el sueño
por la noche a causa de los gritos e insultos de sus centinelas. O que no recibió
atención médica, a pesar de sus padecimientos.
Otros dicen que nada de esto es
verdad. Lo cierto es que Leguía, de acuerdo a la versión de Orrego, sufrió como
muchos otros presos. Pero, mayormente, por la edad y la enfermedad que
padecía Por eso es que nuestro estudioso
del pasado dice que “la actitud de Sanchez Cerro es censurable rayana en el
resentimiento”.
La población, en la calle, protestando durante los años 30
La población, en la calle, protestando durante los años 30
AGONIA
Así moría, poco a poco, el fundador de la Patria Nueva.
El único personaje en el Perú que recibió más elogios que San Martín, Bolívar y
Castilla juntos. El otrora “Júpiter Presidente “y el “Gigante del Pacífico” era
tratado como el peor de los reos. Fue en esa oscura celda redacto las que dicen
son sus memorias: “Yo tirano, yo ladrón”.
Por su parte, el historiador más
famoso del Perú, Jorge Basadre, anota que “el país debió tener un poco de
piedad con Leguía. Al fin y al cabo lo había dejado gobernar durante quince
años, primero cuatro y luego 11. ¿De quién era la culpa? Muchos habían hecho de
él un exponente de sus propios errores. El mandatario no era mejor que muchos, sólo había estado en
el sitio más visible”.
Los últimos y dramáticos meses de
la vida del ex presidente son narrados por Basadre de la siguiente manera: el
16 de Noviembre de 1931, llegó a ser trasladado a la Clínica Naval de
Bellavista para que se le hiciera una operación quirúrgica. Dos días después,
una bomba de dinamita fue arrojada villanamente al interior de este hospital y cayó
a pocos metros del cuarto ocupado por el enfermo, después de que había sido
anunciada su mejoría.
El mandatario rebelde al centro con sus colaboradores.
El mandatario rebelde al centro con sus colaboradores.
EL FINAL
Murió, sin embargo, en el
Hospital Naval, el 6 de Febrero de 1932, a los 69 años. Sólo pesaba, entonces,
67 libras. Se ha dicho que llegó a decir a su confesor el encargo de expresar
que no guardaba rencor a nadie, que perdonaba a quienes procuraron hacerle el
mal, que deseaba la felicidad y prosperidad del Perú al que había amado mucho y
que su ultimo pensamiento era para sus hijos.
Leguía subió al poder rico y
parece que murió pobre. Entre sus bienes sólo tenía algunas pólizas de seguro,
medallas y varios objetos que le habían sido obsequiados por gobiernos
extranjeros. Si muchos se enriquecieron durante su gobierno, él no lo hizo. De todos
los presidentes que ha tenido el Perú, el es el único que murió encarcelado y
en las condiciones más patéticas.
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