Hay realmente hoy en los mundillos
intelectuales y universitarios de España, la madre patria, grandes novedades,
tremendas revelaciones sobre la Historia del Perú que de ser ciertas cambiarían,
por completo, el contenido de nuestro rico pasado. Uno de ellas, la más
trascendental, asegura que Francisco Pizarro, el Conquistador
del Perú, se casó con la esposa de Atahualpa, el ultimo Inca a quien
precisamente los españoles mandaron matar. No solo eso sino que el
conquistador, procreó dos hijos con Cuxirimay Ocllo bautizada como Angélica
Yupanqui, una bella jovencita entre 20 y 25 años, mientras que el conquistador
ya era un consumado sexagenario de aproximadamente unos 65 años. Que tal culebrón
amoroso e histórico.
El
otro descubrimiento también importante es el verdadero nombre y origen de las
ruinas de Machupicchu, la más conocida y valiosa del país por su impresionante belleza y contenido arqueológico. No por algo
es una de las maravillas del mundo. No se llamaría como se le denomina, sino Patallaqta.
Todo
esto, lo de Pizarro y Machu Picchu, lo
asegura la historiadora española Mari Carmen Martin Rubio, quien dice tener
las pruebas suficientes para que sus teorías o hipótesis sean realidades
contundentes, luego de haber realizado profundos estudios de este tipo.
Los
argumentos se ponen interesantes aún más, cuando de buenas a primeras, estas
aseveraciones son tomadas como noticia por el diario “El País” de España, uno
de los más prestigiados por su seriedad y sobre todo por su credibilidad. En
efecto, el periódico, en una de sus ultimas ediciones, le dio importancia al
asunto y soltó para sus lectores tales novedades.
Francisco Pizarro
Francisco Pizarro
A
continuación, Miscelánea da a conocer el artículo de El Pais porque, realmente,
vale la pena leerlo:
Se
llamaba Patallaqta, que deriva de los vocablos quechuas pata (escalón) y llaqta
(pueblo, ciudad, provincia). El nombre venía del sistema de sembradíos
utilizado para ganar terreno a las montañas en un territorio, el andino, con
escasas llanuras. En la época de esplendor de Machu Picchu, que duró alrededor
de un siglo —entre 1440 y 1533—, el inca Pachacútec ordenó el máximo
aprovechamiento de esos fértiles territorios al borde de la selva amazónica
para crear una de las mayores reservas de alimentos para la población. Para
gestionar toda esa producción construyó una ciudad administrativa, también
lugar de culto: La Ciudad Escalón o la Ciudad Escalera, que desde 1911 fue
conocida como Machu Picchu.
Quien
asegura tener pruebas de esto es la historiadora española Mari Carmen Martín
Rubio, basándose en un texto en el capítulo XXXII de la Suma y narración de los
incas, la crónica de Juan de Betanzos. En él se dice que el inca Pachacútec,
forjador de la máxima expansión del imperio del Tahuantinsuyo, pidió ser
enterrado en “sus casas de Patallaqta”. La afirmación exige explicaciones.
“Aparentemente hay una contradicción porque Pachacuti (prefiere esta
denominación a la de Pachacútec) dice a la vez que quiere que su cuerpo quede
en el templo principal de Coricancha, en el Cuzco. Un lugar donde se exhibían
para el culto las momias de los gobernantes incas. Lo recogen otras crónicas,
como las de Sarmiento de Gamboa, Pedro Acosta y también Polo de Ondegardo, que
encontró la momia de Pachacuti y la llevó a Lima, donde la vio el inca
Garcilaso de la Vega. Pero Betanzos dice que lo enterraron en una vasija de
barro en Patallaqta”. Según la historiadora, al morir un inca se hacían al
menos dos bultos. Uno era el cuerpo embalsamado, el otro contenía algunos
órganos y los recortes de pelo y uñas de toda su vida.
La historiadora Mari Carmen Martín Rubio
La historiadora Mari Carmen Martín Rubio
“Pachacuti
no solo era un gran guerrero, sino mejor administrador y guía religioso. Llegó
a estructurar una sociedad cuasi perfecta. La ciudadela que mandó construir en
Patallaqta, en la ceja de selva, era el centro administrativo de un territorio
muy fértil aunque de escarpadas montañas. Allí se construyó un sistema de
terrazas escalonadas, conocidas como andenes, donde se sembraron grandes
provisiones. El nombre de Machu Picchu significa ‘montaña vieja’. Sin embargo,
en quechua montaña se dice orqo. Picchu es un derivado de ‘pico’, en
castellano. No es su nombre original”, puntualiza.
Martin
Rubio encontró en 1987 en la biblioteca Bartolomé March, de Palma de Mallorca,
82 capítulos de la Suma y narración de los incas, de Juan de Betanzos, escrita
en 1551, de la que solo se conocían 18. Se trata de una crónica de la conquista
desde el punto de vista de los incas encargada a este temprano traductor del
quechua por el virrey Antonio de Mendoza para conocer la genealogía de sus
gobernantes anteriores. La situación de Betanzos era privilegiada para este
fin. Hidalgo de origen gallego y vasco, Juan Díez de Betanzos Arauz se casó con
la prima y esposa principal del inca Atahualpa, Cuxirimay Ocllo, bautizada como
Angelina Yupanqui. Bisnieta de Pachacuti y casada con el último inca poco antes
de su ejecución en 1533, la joven viuda contrajo matrimonio después con
Francisco Pizarro (unos 40 años mayor), con quien tuvo dos hijos. Tras el
asesinato del conquistador en 1541 —ella contaba entonces entre 20 y 25 años— ,
se casó con Betanzos, con el que llegó a tener tres hijos. Ella le proporcionó
acceso a los viejos nobles y maestros incas, quienes le relataron de primera mano
la historia de su pueblo.
La
teoría del nombre de Patallaqta no es nueva, pero este documento la confirma,
según Martín Rubio. Así lo corrobora el historiador y arqueólogo peruano
Federico Kaufmann Doig, que actualmente supervisa un libro monumental sobre
Machu Picchu. Él considera factible que Patallaqta haya sido el nombre
original.
Machupicchu se llamaría Patallaqta
Machupicchu se llamaría Patallaqta
Situada
entre dos imponentes montañas a 2.360 metros sobre el nivel del mar, rodeada de
quebradas y ante el profundo cañón del río Urubamba, la ciudadela contaba con
menos de 400 habitantes. “Allí se redistribuía, almacenaba y contabilizaban
productos de la tierra. Los campesinos eran mitimaes, reclutados en otras
regiones para estas tareas. Los tributos que se les exigían eran muy altos y
con frecuencia se sublevaban. La presencia de Pachacuti, que los doblegó, era
importante para mantener el orden. El culto a los muertos justificaba su
presencia”, afirma la historiadora.
Martín
Rubio, que hizo su tesis doctoral sobre La ciudad inca, sabe de lo que habla.
“No resulta extraño que Pachacuti quiera ser enterrado allí. El arqueólogo Luis
G. Lumbreras asegura que hay bóvedas para un enterramiento importante”.
interesante
ResponderEliminarestoy intentando yegar a sus descendientes actuales
ResponderEliminargenial interesante,que lo sepan todos los peruanos
ResponderEliminarExcelente investigación pero seria importante saber un poco mas de los descendientes de la esposa de Atahualpa y de Patallaqta
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