La gran victoria de Rundstedt fue el preludio de la invasión de Ucrania,
invasión que prosiguió sin detenerse hasta alcanzar Járkov, cuarta ciudad de la
URSS. Pero se había perdido un tiempo precioso. Y con la llegada del invierno, la
despreciativa evaluación del Ejército ruso-sobre la cual se forjó la Operación
Barbarroja- se vio que era errónea. Hitler se equivocó totalmente en sus
apreciaciones. Cierto que la puerta había sido “derribada” en Smolensk, en Kiev
y en Járkov. Pero el Ejército ruso y la URSS no habían sido ni aniquilados ni
derrotados por la guerra relámpago germana, como el Führer prometiera en los primeros tiempos.
A fines de Septiembre de 1941, la
gran batalla por Ucrania occidental había terminado. Los escasos recursos de
cuatro ejércitos soviéticos lograron abrirse camino a través del cerco germano
y se unieron a otras maltrechas unidades para constituir, al menos en teoría,
nuevas divisiones.
También los alemanes victoriosos
estaban extenuados. Guderian-cuyo 2° Panzergruppe cerró la trampa con un audaz
avance hacia el Sur- se desplazó para proseguir la ofensiva contra Moscú. En
Ucrania quedó solamente el 1er
Panzergruppe de Kleist, reducido a unos 300 carros de combate. Los dos Ejércitos rumanos 3 y 4. El
Cuerpo de Ejército húngaro. Tres divisiones del Cuerpo Expedicionario
italiano (CSIR) y la división ligera eslovaca.
Por aquellos días comenzaron a
caer las primeras lluvias otoñales y todavía debían llevar a cabo la segunda
parte de su misión: la ocupación de la zona industrial de Ucrania oriental. La perspectiva no era ciertamente alentadora.
Una de las batallas en Járkov.
Una de las batallas en Járkov.
SITUACION
Asimismo para los exhaustos soldados rusos de
los frentes meridional y sudoccidental, la situación se perfilaba muy sombría. La zona que debían defender era de importancia
vital para la Unión Soviética, pues producía el 60% del carbón, el 30% del
hierro y el 20% del acero.
En Ucrania se encontraban las
tres cuartas partes de las instalaciones hidroeléctricas de la nación. Dos tercios
de las fábricas de productos químicos de gran utilidad para las necesidades
bélicas y tres quintos de la red ferroviaria.
Por el extremo oriental de
Ucrania cruzaban también las principales vías de distribución del petróleo proveniente
del Cáucaso. Por lo tanto, la caída de toda esta zona en manos de los alemanes
reduciría gravemente la potencia del Ejército ruso, aislaría el Cáucaso y
harían que fueran más persuasivos los argumentos con que Alemania trataba de
convencer a Turquía para que entrara a su lado en la guerra.
A lo rusos les era a todas luces indispensable
ganar tiempo, de otro modo su potencial
ventaja en cuanto al número de hombres no se traduciría jamás en resultados
prácticos: necesitaban tiempo para desmantelar las instalaciones de las zonas
que no podían defender y para volver a montarlas luego en diferentes
localidades.
SIETE EJERCITOS
Tiempo para destruir todo lo que no podían
transportar, no sólo las maquinas que los alemanes utilizarían, sino también
los edificios, a fin de que les sirvieran para resguardarse de los rigores del
invierno. Tiempo para reorganizar los Ejércitos dispersos, víctimas de las
derrotas del verano y de la ineptitud de sus jefes.
Para oponerse a los seis
ejércitos alemanes y rumanos del Grupo de Ejércitos del Sur, el Comandante del
Frente Sudoccidental soviético, Mariscal Timoshenko, contaba con siete ejércitos. Hasta el 16 de
Octubre, uno de los ejércitos rumanos, el 4, estuvo empeñado en el asedio de
Odesa y, desde fines de Septiembre, el Ejército alemán intervino en la invasión
de Crimea, donde se le unió el citado Ejército 4 rumano cuando los rusos evacuaron
Odesa. Por lo tanto, en realidad, eran siete ejércitos soviéticos contra cinco
del Eje.
Sin embargo, estas cifras no reflejaban la verdadera
situación. Aún orgánicamente al
completo, un ejército soviético era
mucho más reducido que su adversario alemán y los ejércitos de Timoshenko se
hallaban entonces muy lejos de estar al completo.
En la parte central del despliegue, el Ejército
38 del General Feklenko reunía dos divisiones de infantería, una división
acorazada y un “regimiento mixto” de 7 mil hombres. Pero, mientras una de las
divisiones de infantería estaba completa, la otra contaba a duras penas con un
tercio de los efectivos previstos y disponía tan sólo de cuatro cañones de
campaña. En la división acorazada había
un solo carro de combate.
Los avances soviéticos.
Los avances soviéticos.
PLAN
Por su parte, el STAVKA ya no podía seguir agrupando hombres para
lanzarlos a imprudentes contraofensivas.
Estaba seriamente comprometido en el centro, donde se esperaba de un día a otro la ofensiva germana contra Moscú.
El frente meridional había recibido orden de limitar su actividad a
una defensa decidida y el 27 de Septiembre se ordenó lo mismo al frente
sudoccidental. Al mismo tiempo se empezó
a preparar un cinturón de fortificaciones en las direcciones de acceso a Járkov
y en la cuenca del Don
El plan alemán era sumamente
sencillo. El 1er Panzergruppe debía lanzarse fuera de la cabeza de puente, en
los ríos Dnieper y Samara, entre Dniepropetrovsk
y Stalinnogorsk, y dirigirse al Sur, hacia la costa del mar de Azov.
Avanzaría a espaldas de los
ejércitos soviéticos 9,12 y 18 que constituían el frente meridional. Kleist ya pensó en una maniobra de este género, pero
en más vasta escala, durante la campaña de Ucrania occidental. Ahora por fin podría lanzar sus 300 carros de
combate a través de la retaguardia soviética.
ATAQUE
Para unas fuerzas de esta entidad
se trataba ciertamente de un plan ambicioso. Pero no temerario. Los tres
ejércitos soviéticos tenían en conjunto menos de los dos tercios de los carros
de combate de Kleist y además andaban escasos de armas contracarros.
Si el plan tenía éxito, unos 100 mil soldados
rusos se verían cogidos entre los Panzer y la infantería del Ejército 11 del
general von Manstein que había aplazado su proyectada invasión de Crimea para
poder tomar parte en la Operación “Azov”
Los oficiales superiores enviados por el STAVKA no tuvieron tiempo de
organizar el cinturón de fortificaciones defensivas, pues el 30 de Septiembre,
el 1er Panzergruppe inició el ataque y
se dirigió directamente sobre la ruta principal de los abastecimientos
soviéticos: la línea ferroviaria Járkov- Zaporozhe. A pesar de los esfuerzos de
un tren blindado soviético, la línea fue alcanzada e ininterrumpida la tarde
del día siguiente: esta acción no era ciertamente un buen augurio para el
frente meridional
Muy pronto, el rápido desarrollo
de la situación hizo creer que no habría mas tropas soviéticas par enviar al
sector situado al sur de la brecha. El ataque germano acababa de dividir
el ala derecha del ejército 12 soviético
por lo que entre los Panzer y la costa no había prácticamente ningún obstáculo.
El 5 de Octubre, el Comandante
del Frente Meridional General en Jefe Cerevicenko, decidió desplazar su
despliegue 45 grados hacia el Este, tomando como eje la costa, a fin de oponer
a los alemanes un nuevo frente. Esa maniobra significaba abandonar una vasta
extensión de territorio-comprendido el gran centro de Zaporozhe- pero, al
menos, alimentaba la esperanza de evitar un nuevo cerco.
La ciudad ocupada militarmente.
La ciudad ocupada militarmente.
DECISION
Desgraciadamente esta decisión se
tomó demasiado tarde. Mientras los ejércitos 12 y 18 trataban de organizar las
defensas a lo largo de la nueva línea, el 1er Panzergruppe atacó en el punto de
unión de ambas unidades y consiguió romper el frente. El 6 de Octubre, sus
unidades avanzadas enlazaron con las vanguardias del Ejército 9 de
Manstein. Por lo tanto, el cerco se
había cerrado. Los ejércitos 9 y 18
rusos se hallaban encerrados en la zona de estepas comprendida entre Orejov y
el pequeño puerto de Berdiansk.
En el interior de la bolsa, la resistencia soviética seguía siendo
encarnizada. Pero a causa de la pérdida de los mandos, no estaba lo bastante
coordinada. Algunas unidades del flanco
derecho del Ejército 9 lograron abrir una brecha de escape y parte del ejército
18, luchando con la fuerza de la desesperación, abrió un corredor por el que
pudo llegar a Stalino.
No obstante una vez finalizados
los combates, cuando hicieron inventario del botín, los alemanes comprobaron
que habían capturado 212 carros de combate, alrededor de 700 cañones y 106 mil
hombres.
CONCLUSION
Con excesivo optimismo llegaron a
la conclusión de que habían dispersado o destruido cuatro ejércitos rusos y en
consecuencia empezaron a retirar tropas de aquel sector, confiando al 1er
Panzergruppe (en aquellos momentos reducido en sustancia a un ejército de
carros) la misión de continuar la ofensiva contra Rostov.
Al parecer, el Grupo de Ejércitos
Sur tenía demasiada confianza en sí mismo. De los cuatro ejércitos rusos que
creía haber dispersado o destruido, dos de ellos el 6 y el 12, si bien se
hallaban muy quebrantados, estaban muy lejos de haber sido aniquilados.
Y de los dos ejércitos cercados-el 9 y el 18-
varias unidades habían huido, como ya se ha dicho, y se estaban reorganizando.
Todavía más grave para los alemanes era el hecho de que el STAVKA no intentase
seriamente taponar las brechas: estaba cambiando espacio por tiempo y
proyectando ya una eventual contraofensiva.
En aquel momento crítico-con
Moscú, Leningrado y Járkov seriamente amenazadas y el Ejército obligado a una
retirada general, aunque o sin resistencia- la reacción del STAVKA consistió en
ordenar la retirada sobre un frente más limitado, con la exclusiva finalidad de
obtener para la reserva un mínimo de diez divisiones de infantería y dos cuerpo
de ejército de caballería.
Estas unidades, que estuvieron
disponibles a fines de octubre, formaron un nuevo ejército-el 37- y fueron
concentrados en torno a Krasnodonets, al nordeste de Rostov. Desde allí el nuevo Ejército debía lanzar un
contraofensiva contra los flancos de cualquier fuerza que intentara cercar
Rostov. Desde luego, al STAVKA quizá se le podían reprochar muchas cosas, pero
no ciertamente la de perder la sangre fría.
VOLUNTARIOS
Y sin embargo, la situación era
tan angustiosa que hubiera sido comprensible la pérdida del dominio de los nervios.
En el frente sudoccidental, los tres ejércitos soviéticos desplegados ante
Járkov-21,38 y 40- se hallaban un poco mejor que sus vecinos situados más al
Sur. Pero la ciudad estaba prácticamente indefensa.
Noventa mil ciudadanos de Járkov
se presentaron voluntarios para entrar en las milicias. Pero la única manera de
poder armarlos fue enviar grupos de soldados a recorrer los campos de batalla
para recoger las armas de los muertos. De este modo, en medio de una gravísima
escasez y con una angustiosa improvisación, los soldados del frente
sudoccidental y la población de la cuarta ciudad de la Unión Soviética
esperaban que los alemanes pusieran las cartas sobre la mesa.
El Grupo de Ejércitos Sur seguía
avanzando pero no como en los primeros días de la campaña: aquellas rápidas
ofensivas del verano ya eran tan sólo un bello recuerdo. Los ejércitos 6 y 17
se abrían camino entre el fango, continuamente hostigados por las retaguardias
soviéticas. Muchos días el transporte en vehículos de ruedas era casi imposible
y ambos contendientes utilizaban caballos y bueyes para transportar armas y
equipos.
Tanque alemán.
Tanque alemán.
AVIACION
La situación era eficazmente
aprovechada por la Aviación soviética, que concentraba sus ataques contra los
cuadrúpedos. En un solo día, el 11 de Octubre y en un solo cuerpo de ejército,
los aviones rusos mataron 238 caballos y 196 hombres.
Pero los comandantes del frente
sudoccidental no podían sentirse satisfechos por el simple hecho de haber retardado
hasta aquel momento el rito en progresión de los alemanes. Pues las condiciones
atmosféricas también obstaculizaban los
movimientos de sus tropas y no en menor escala que los de sus enemigos. No
obstante, como el objetivo de los soviéticos era aminorar el ritmo de las
operaciones, el mal tiempo representaba para ellos un inconveniente menos grave
que para los alemanes.
Y en efecto, la combinación de
los esfuerzos del frente sudoccidental con las condiciones atmosféricas
consiguió retardar el ritmo del avance alemán
de los 20-25 kilómetros al día, que se hacían en Junio, a 2-3 kilómetros
diarios a mediados de Octubre.
Como Popel observó más tarde “Los
rusos no tenían grandes motivos para alegrarse. Los alemanes aunque lentamente,
avanzaban. En cambio, nosotros nos retirábamos. Sin embargo, la reducción de la
velocidad de progresión prevista en los planes del Estado Mayor General alemán
constituyó un presagio de la catástrofe
que amenazaba a las fuerzas germanas empeñadas en Rusia”.
RODEO
Rundstedt estaba firmemente convencido de que las grandes
ciudades debían ser rodeadas y cercadas, en lugar de atacarlas frontalmente.
Había aplicado esta teoría en el caso de Kiev y obtuvo un brillante éxito. Pero
en aquella ocasión no era posible efectuar una amplia maniobra envolvente en
torno a Járkov, pues las formaciones acorazadas se hallaban lejos. Por lo
tanto, era conveniente fingir una acción de cerco, ya que esto induciría
al Ejército ruso a abandonar la ciudad.
El ala izquierda del Ejercito 17
ocupó una cabeza de puente en el río Uda, a unos 7 kilómetros al sur de la urbe
y el Ejército 6 envió varias unidades de exploración al norte y sur de la
misma. El STAVKA reaccionó inmediatamente y en aquella ocasión Stalin no se
empeñó en ordenar que los defensores resistieran a ultranza: dejando en Járkov
tan sólo algunas unidades de retaguardia, el grueso de las fuerzas se retiró.
Rundstedt había logrado su objetivo. Eso sí tuvo que
contestarse con la ciudad y renunciar a la atractiva idea de un gran colapso de
tropas rusas. El Ejército 6 entró en Járkov el 24 de Octubre y en seguida el
avance germano continuó. La acción se había convertido en una marcha lenta y
fatigosa en pos de las fuerzas soviéticas que se retiraban lentamente y en buen
orden. El avance alemán se detuvo por completo.
DEFENSAS
Más al Sur, donde el ejército
acorazado 1 presionaba contra el frente meridional soviético, las condiciones
atmosféricas eran más favorables y los Panzer podían actuar con mayor libertad.
Su marcha era menos espectacular que de costumbre, lo que obedecía
principalmente a que los rusos habían asimilado las duras lecciones sufridas y,
en consecuencia, mejoraron mucho sus tácticas defensivas.
En los primeros días de la guerra,
los comandantes soviéticos utilizaron defensas lineales, a lo largo de las
cuales se distribuían las fuerzas de una manera relativamente uniforme. Pero
aquel tipo de despliegue era muy vulnerable frente a los intentos de ruptura
que los carros de combate efectuaban en un solo punto y se corría el riesgo de
quedar aprisionado entre la infantería (de frente) y los carros (por la
espalda).
El ejército 9 ruso encargado de la
defensa de Rostov no fue el único en buscar otros métodos defensivos más
eficaces. La forma en que resolvió el problema está mejor documentada en esta unidad que en las
otras. La solución que encontró consistía en construir cuatro cinturones
defensivos uno a uno a continuación de otro, todos con campos de tiro que se
cruzaban en los intervalos de las fortificaciones construidas.
Los sirvientes de los cañones de
campaña y contracarros y los de las ametralladoras disponían de abrigos
subterráneos. Para fraccionar el esfuerzo del enemigo entre las obras
verdaderas habían muchas falsas. Las trincheras de la infantería eran muy
estrechas para que no se hundiesen bajo el peso de los carros y los soldados
pudieran mantenerse en la posición tras el paso de los vehículos.
Tropas germánicas.
Tropas germánicas.
CUATRO SISTEMAS
Para retardar hasta el máximo la marcha de los carros
de combate, las orillas de los ríos y la base de las elevaciones del terreno
fueron socavadas en los puntos donde era más probable que el enemigo pasara. En
los lugares donde no había obstáculos naturales, se crearon artificiales,
especialmente en los flancos de las unidades. La escasez de minas no permitía unir
todas las direcciones de acceso. Solo se hizo en los nudos de las carreteras.
El resultado final fue la
creación de cuatro sistemas defensivos cada uno con una profundidad de dos
kilómetros dotados de buenos campos de tiro frontales y de diversos obstáculos
para disminuir la marcha de los carros de combate. Entre un sistema defensivo y
el siguiente se extendían muchos kilómetros de terreno abierto. El
correspondiente al ejército 9, por ejemplo, tenía una profundidad total (desde
la primera línea a la retaguardia) de casi 80 kilómetros.
Cuando el citado ejército 8
soviético tuvo que hacer frente a la furiosa ofensiva del Ejército Acorazado I contra Rostov, sólo tres
de los cuatro cinturones defensivos estaban terminados. A pesar de ello, el
nuevo sistema demostró ser eficaz. Los alemanes tenían un gran empeño en
derrumbar el frente. Los rusos querían detenerlo. La batalla se transformó muy pronto en una serie
de violentísimos encuentros desarrollados entre el fango y el hielo de aquel
principio de invierno.
EVALUACION
Los alemanes llegaron a la orilla
meridional del río Tuzlow, próximo al litoral en una zona que no pertenecía al
sector asignado al Ejército 9 ruso y que estaba defendido por otro, el Ejército
Autónomo 56 constituido apresuradamente. Allí Rundstedt se detuvo para dedicar
dos días a una evaluación de la marcha de la campaña, puesto que,
evidentemente, el principal ataque contra Rostov no se estaba desarrollando
según los planes.
Además las unidades del flanco
septentrional de Rundstedt empezaban a darse cuenta en aquellos momentos de la
existencia del Ejército 37-que se estaba formando al norte y nordeste de
Rostov- y este descubrimiento no tenía
nada de tranquilizador.
El primitivo plan alemán hubo de
ser abandonado. Rundstedt ordenó que se dejara atrás una fuerza de cobertura,
con la misión de neutralizar un eventual contraataque del Ejército 37, y
reagrupó el grueso del Ejército Acorzado I en la línea de Tuzlow, frente al
Ejército Autónomo 56. Como la maniobra de cerco había fallado, el Grupo de
Ejércitos del Sur intentaría esta vez un
ataque frontal.
La concentración de las fuerzas
germanas se llevó a término con admirable rapidez y la ofensiva a lo largo de
la costa comenzó el 17 de Noviembre. Arrolló las líneas enemigas con una
facilidad y una eficacia que recordaban las batallas del verano y, después de
tan sólo dos días de lucha las tropas alemanas llegaron a la periferia
septentrional de Rostov. El mismo día que se iniciaba la ofensiva, las fuerzas
dejadas atrás para proteger el sector Norte comunicaron un alarmante noticia:
se encontraban sometidas a un ataque sistemático.
Un cañón de efectividad.
Un cañón de efectividad.
RESISTENCIA
Ocurría que por fin el Ejército 37 soviético había recibido orden
de avanzar. Y por primera vez en el curso de la Segunda Guerra Mundial, las
fuerzas alemanas tuvieron que hacer frente a un ataque enemigo preparado e
iniciado después de un adecuado estudio estratégico.
Durante dos días las fuerzas
alemanas que se encontraban en el sector Norte resistieron y el –Ejército
Acorazado I continuó penetrando en Rostov. El día 1°, precisamente, mientras se
procedía a limpiar los suburbios septentrionales de la ciudad, la División SS
Viking comenzó a ceder terreno en el Nordeste.
Se produjo entonces una situación
bastante paradójica: en tanto que el 21 Rostov caía bajo la presión del III Panzerkorps, las fuerzas de cobertura situadas
al Norte continuaban retrocediendo, así que, por primera vez en la guerra, un comandante soviético pudo
considerar la posibilidad de cercar a un gran contingente alemán.
A los grupos de asalto del
Ejército 37 ruso se habían unido, durante la batalla, varias unidades del
Ejército 9. Estas se hallaban muy próximas a la línea del río Tuzlov, por lo
que amenazaban el flanco y la retaguardia germanos.
LIMITACIONES
Como habían perdido la iniciativa
en los flancos septentrional y nororiental, los alemanes no podían intentar
derrumbar el frente en aquellos sectores. Tampoco les era posible obligar a los
rusos a retirarse al sur de Rostov, porque todos los puentes habían sido
destruidos y además el Ejército Autónomo 56 resistía firmemente.
El comandante del frente
meridional, general en jefe Cerevicenko, se daba perfecta cuenta de las
posibilidades que ofrecía la situación y tanto él como el STAVKA sintieron la
tentación de estimular la maniobra realizada por Kleist a principios de
Octubre, cuando alcanzó la costa en un rápido avance a espaldas del grueso de
las fuerzas enemigas.
El Ejército ruso no disponía aún
de suficientes tropas móviles y sus divisiones de infantería, especialmente las
correspondientes al Ejército 9, no estaban al completo. Por lo tanto se decidió
jugar sobre seguro y disponerse a reconquistar Rostov y luego lanzar una
contraofensiva a lo largo de la costa en dirección a Taganrog.
El despliegue de las tropas
soviéticas en torno a Rostov fue rápidamente ultimado. En tres grupos, el
Ejército Autónomo 56 atacaría el sector meridional, a la vez que el Ejército 37
entraría en acción por el Noroeste y varias
unidades del Ejército 9 lo harían por el Nordeste.
Hitler saludando a uno de sus generales.
Hitler saludando a uno de sus generales.
CONQUISTA
La operación comenzó la noche del
27 al 28 de Noviembre. Una compañía del regimiento motorizado de infantería 33
cruzó la superficie helada del Don y estableció una pequeña cabeza de puente en
la plaza del Teatro de la ciudad.
Dos batallones de la milicia de Rostov, que
efectuaron también el cruce, ocuparon el cementerio y las dos carreteras de
acceso. Las fuerzas atacantes sólo podían llevar consigo armas ligeras, pues la
capa de hielo no era lo bastante gruesa para soportar el peso de los cañones y
de los carros de combate.
No obstante, las dos precarias
cabezas de puente se mantuvieron toda la noche y a la mañana siguiente llegaron
nuevas tropas. Al mismo tiempo se lanzó un violento ataque en todo el frente
del río Tuzlov. Desempeñando todas sus reservas, el Ejército Acorazado I Alemán
consiguió mantener abierto un corredor y Rostov fue abandonada
precipitadamente, antes de que el Ejército 37 ruso llegase a la ciudad. Los
alemanes la habían conquistado el 21 de Noviembre y sólo la mantuvieron en su poder durante ocho días.
Como ingentes fuerzas soviéticas
fueran lanzadas en su persecución,
Rundstedt decidió que sus tropas retrocediesen a una línea más fácilmente
defendible, la del río Mius, lo que significaba abandonar Tangarog.
A PESAR…
Suponiendo que Hitler se opondría
a la idea de aquella retirada, no la comunicó al Mando Supremo, sino cuando la
maniobra estaba ya en plena
realización. El Führer le ordenó inmediatamente anular la orden de retroceder y
resistir a cualquier precio, ante lo cual Rundstedt presentó la dimisión.
Hitler la aceptó. Y así, el más eminente de los militares alemanes abandonó el
frente oriental para no volver.
El día 1°de Diciembre el OKH hizo
un nuevo estudio, actualizado, sobre el potencial del Ejército ruso. El documento revelaba cosas que entrañaban muy malos auspicios. A pesar de las brillantes victorias del verano,
a pesar de que los Ejércitos alemanes se encontraban frente a Moscú y Leningrado,
a pesar de que los campos de concentración estaban llenos de prisioneros rusos,
el OKH consideraba que el enemigo disponía aún de 200 divisiones de infantería,
35 divisiones de caballería y 40 brigadas acorazadas.
En pocas palabras, el Ejército
ruso tenía, en aquel momento, un potencial bélico dos veces superior al
calculado por el OKH cuando, el 23 de Julio, Brauchitsch presentó a Hitler su informe sobre la situación.
Además, sus procedimientos tácticos habían mejorado notablemente.
En el transcurso de los fríos
meses que se avecinaban eran de esperar vigorosas ofensivas soviéticas, así
como también una intensificación de las actividades partisanas y asimismo las
de sabotaje. Sería un invierno realmente duro para el Ejército alemán. (Editado, resumido y condensado de la
Revista “Así fue la Segunda Guerra Mundial”)
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