Hacía tiempo ya que la gran aldea
se estaba convirtiendo en la gran ciudad. El crecimiento demográfico como
consecuencia, especialmente, de la intensa corriente inmigratoria, avanzaba a
grandes pasos. Ya a principios del siglo XX la implantación del servicio
eléctrico de tranvías había constituido un trascendental progreso para Buenos
Aires que, como consecuencia del mismo, se fue extendiendo cada vez más,
poblándose muchos sectoresos que hasta entonces habían sido verdaderos desiertos.
La ciudad se ampliaba
constantemente. Se buscaba la descongestión del centro, donde se estaba agrupando
toda la población. Con el tranvía eléctrico ya se había conseguido algo, pero
era necesario hacer más.
Por otra parte, la creciente
población de los distintos barrios abría nuevas exigencias. Además la capital tendía a parecerse a otras grandes urbes
del mundo. Buenos Aires aparte de extenderse, se modernizaba
También necesitaba respirar, de
manera que se proyectaron, poco después del Centenario, algunas obras de gran
aliento tendientes a su embellecimiento, pero igualmente a dar un desahogo a la
parte céntrica, donde la población no cabía y los vehículos abarrotaban las
calles entorpeciendo el tránsito, cada vez mayor en la capital.
El municipio se ponía a tono con
las necesidades de la urbe en plena evolución. Se había proyectado la
construcción de un juego de diagonales. Y en el año 1913 se dio comienzo a las
obras correspondientes a la Diagonal Norte, que debía partir de Plaza de Mayo
para unirla con Plaza Lavalle.
Belleza porteña desde hace muchos años.
Belleza porteña desde hace muchos años.
EDIFICIOS
Grandes edificios rindieron
tributo a ese adelanto edilicio y cayeron demolidos por la piqueta. El pueblo
asistía, como asombrado, al inusitado progreso de la ciudad, no igualado por
ninguna otra capital del mundo, según
los argentinos que son tan presuntuosos.
Sin embargo, lo cierto es que, en
muy pocos años, la urbe se transformaba casi fundamentalmente. Al mismo tiempo
que la zona central cambiaba su fisonomía, los arrabales se iban convirtiendo
en hermosos lugares residenciales con modernos edificios.
Y la construcción de la Diagonal
Norte constituía un paso gigantesco en la evolución de la metrópoli. Porque
además se había previsto para la nueva arteria un especial estilo de
edificación con casas de idéntica altura, con sentido urbanístico y con miras
al futuro.
Era el comienzo de una etapa
extraordinariamente progresista que no habría de detenerse. Las casas iban
cayendo para dejar paso a la nueva arteria con su posterior moderna
edificación. Se abría, en el centro de la capital, junto con la avenida, una
perspectiva magnífica. El crecimiento era integral.
EL SUBTERRANEO
También el puerto Madero, que no
tenía muchos años, resultaba pequeño para su enorme movimiento. Y como es
natural, se proyectó la construcción de un nuevo puerto, cuyas obras se
iniciaron también el año 1913, que quedó en la historia edilicia de la ciudad
como uno de los que dieron mayor impulso a su progreso. Demandó años la
construcción de los modernos muelles, pues fue necesario ganar muchos terrenos al Río de la Plata,
antes de dar comienzo a las obras principales.
Pero es indudable, que la mayor
expresión del progreso urbano registrado en ese año, fue la inauguración de la
primera línea de trenes subterráneos. Las obras iniciadas en 1911 dieron
término en diciembre de 1913, año en que
se procedió a la inauguración del primer tramo.
En esa primera líneas los trenes
corrieron desde Plaza Mayo a Plaza Once
por la Avenida de Mayo y Rivadavia, con miras a su futura prolongación hasta
Caballito. Demás está decir que la inauguración del subterráneo constituyó un
verdadero acontecimiento.
El subterráneo de trenes de Buenos Aires: una vía eficiente.
El subterráneo de trenes de Buenos Aires: una vía eficiente.
TRENES RAPIDOS
Al viaje inicial asistieron altas
autoridades nacionales y comunales, así
como invitados. El servicio se cumplía con coches adquiridos en Bélgica.
Cada uno pesaba 30 toneladas, tenía 16 metros de largo y entre muchos otros
detalles, puertas corredizas y dotados de profunda iluminación.
Los trenes fueron compuestos
hasta por seis vagones cada uno y el nuevo servicio transportaba 17 mil
pasajeros por hora. Los vehículos, si bien contaban con motores independientes,
podían conectarse entre sí, como su formaran una sola unidad.
La velocidad de los trenes era de
unos 45 kilómetros por hora y como las paradas se producían en estaciones
especiales, construidas cada tres cuadras, el viaje era más rápido que en los
vehículos a nivel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario