El mundo cristiano concentra su
mirada en Buenos Aires sede del XXXII Congreso Eucarístico Internacional en el
transcurso del mes de octubre de 1934. Ya desde antes comenzó su organización
dirigida por un Comité Ejecutivo, presidido por Monseñor Daniel Figueroa, erigiéndose
en la intersección de las avenidas Alvear y Sarmiento, un monumento coronado
por una gran cruz que, con sus 35 metros de altura, dominaba los jardines de
Palermo.
El primer acto del Congreso fue
la recepción del Legado Pontificio, Monseñor Eugenio Pacelli, Secretario de
Estado de la Santa Sede, en el atardecer del martes 9, quien llegó desde Roma
en olor a multitud. Pacelli, con el correr de los años, se convirtió en Papa,l
primado de la iglesia católica universal con el nombre de Pio XII.
A las 15 horas, cuando la silueta
del avión que lo traía a bordo se recortó en el horizonte del estuario, se
echaron a volar bandadas de palomas mientras una escuadrilla aérea y centenares
de embarcaciones salían a su encuentro.
Apenas piso tierra argentina, el
intendente lo recibió con estas palabras: “Saludo en vos al soberano más
poderoso de la tierra”… Luego desfiló entre aplausos y cánticos, bajo una
lluvia de flores en la carroza presidencial junto al primer mandatario de la
nación.
El 10 fue la apertura del
Congreso en la jornada dedicada al Sumo Pontífice. Centenares de miles de
personas oyeron aquel día la misa rezada por Monseñor Copello. El 11, en solemne
ceremonia, se impartió la bendición con el Santísimo y se rezó por la paz de Bolivia
y Paraguay, países que se enfrentaron en la Guerra del Chaco.
Infinidad de católicos comulgando con fe y creencia total.
Infinidad de católicos comulgando con fe y creencia total.
COMUNION
En igual fecha por la noche,
Buenos Aires asistió a la imponente comunión de los hombres. Numerosos
sacerdotes, en todos los lugares imaginables, confesaron durante horas en los
más distintos idiomas del mundo y dieron la comunión, dese medianoche hasta el
amanecer, en cuatro altares dispuestos junto a la Pirámide de Mayo.
Desde los balcones de la Casa de Gobierno, Monseñor
Pacelli asistió a la misa oficiada por los Arzobispos de Montevideo, Santiago de Chile, La Paz y Asunción. El 12
se dedicó la ceremonia a los pueblos hispánicos y el 13 a la Virgen de Luján.
Al día siguiente se clausuró el Congreso. El Cardenal Legado ofició misa
pontifical.
El Legado Pontificio, Eugenio Pacelli, saluda al pueblo.
El Legado Pontificio, Eugenio Pacelli, saluda al pueblo.
Lo que siguió es una homilía
pronunciada por el mismo, cerrándose los actos con la bendición papal a todos
los congresantes. Bajo la lluvia, un millón de personas honró al “más poderoso
de los soberanos”, en una de las escenas más inolvidables que ofreciera la fe cristiana en un pueblo americano.
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