A la ofensiva que permitió a las
fuerzas acorazadas alemanas superar las Ardenas y llegar hasta las costas del
Canal de la Mancha, siguió lo que muchos franceses consideraron una deserción
de su aliado británico a través de Dunkerque. No hay que sorprenderse, pues, de
que el invasor encontrara una resistencia esporádica e ineficaz cuando inició
su penetración en las regiones meridionales. Fueron muchas las explicaciones y
las excusas que se dieron para justificar la derrota, pero un historiador
francés de reconocida fama, autor de este análisis objetivo de los hechos,
Adolph Goutard, ni siquiera intenta desmentir esta irrefutable conclusión: las
causas del derrumbamiento estaban en el mismo país y tuvieron un peso igual a
la valía del adversario.
Después de la batalla de
Dunkerque, el General Weygand asumió, el 19 de Mayo de 1940, el mando de las
fuerzas aliadas, haciendo entonces el primer balance de la situación. El
ejército francés había quedado terriblemente quebrantado, no sólo por las
pérdidas sufridas en los combates, sino también por la captura de centenares de
miles de prisioneros en los sectores del Mosa y del Norte, por la evacuación de
más de 100 mil hombres en la zona de Dunkerque.
Las pérdidas ascendían a 24
divisiones de infantería, además de las tres divisiones mecanizadas ligeras, dos divisiones de caballería ligera y una división acorazada. De la misma manera
habíamos perdido el valioso apoyo de las divisiones inglesas.
Para la defensa del frente, que
se extendía a lo largo de unos 362 kilómetros, desde la costa a la línea
Maginot, disponíamos de 41 divisiones de infantería, constituidas en tiempos de
paz y llamadas “tipo A”, algunas de las cuales habían sufrido ya graves
pérdidas.
Los alemanas y al fondo la torre de Eifel
Los alemanas y al fondo la torre de Eifel
DEFENSAS
Tres divisiones de caballería
ligera, con sólo 36 autoblindados de los 112 que constituían su plantilla, y
tres divisiones acorazadas desde las que, en total, no quedaban más de 40
carros de combate de los 200 que contaban al principio.
Para defender la línea Maginot,
desde el Mosa hasta las montañas del Jura, disponíamos únicamente de 17
divisiones y de las tropas que guarnecían los fuertes. Mientras tanto, en la
retaguardia, se estaban reorganizando los restos de los ejércitos belga y del
Mosa, articulados en siete divisiones de infantería ligera que debían estar
dispuestas, según los planes el 15 de
Junio.
El General Weygand calculaba que
para esta fecha nuestras fuerzas ascenderían a 60 divisiones contra las 130
alemanas, diez de las cuales eran acorazadas. Pero ¿nos concedería el enemigo
el tiempo necesario para ponerlas en dispositivo de guerra para el 15 de Junio?
Fuera como fuera, considerando la
enorme inferioridad numérica y las deficiencias de nuestro armamento y equipo,
la batalla estaba perdida de antemano.
SOLUCIONES
“Después de Dunkerque-escribió
con razón, el General Gamelin-, ya no estábamos
en situación de defender el frente desde el Somme al Aisne con las pocas
fuerzas que nos quedaban. No cabían más que dos soluciones: pedir el armisticio
o retirarnos a los territorios de Ultramar.
Solamente la segunda era honrosa
para Francia pero no se podía perder el tiempo. Sería necesario constituir cabezas
de puente para cubrir nuestros puertos y comenzar inmediatamente la evacuación. La supervivencia de Francia
dependía de su imperio colonial y de Inglaterra”.
Para llevar a cabo este plan se
imponía entablar una batalla defensiva en el frente Somme-Aisne. Esta batalla
seguida del repliegue de las fuerzas concedería el mes de tiempo que
necesitábamos para transportar nuestras tropas a Africa del Norte, al otro lado de la gran trinchera del
Mediterráneo.
Pero el General Weygand no tomó
en consideración esta posibilidad. El 24 de Mayo dijo a Baudouin, Ministro de la Guerra: “Las 50 divisiones que
nos quedan constituirán tan sólo un dique de arena que una vez roto, impediría
tanto una retirada ordenada como la constitución de una línea defensiva, aunque
ésta se hubiese preparado de antemano” Y concluyó con estas palabras: “El
Ejército debe resistir en las posiciones Somme-Aisne, y si esta resistencia se
rompe, habrá que luchar hasta el final únicamente para defender el honor”.
Hitler y Mussolini contra Francia.
Hitler y Mussolini contra Francia.
DIALOGO
El 25 de Mayo, en el curso de una reunión del
Consejo de Guerra, inició el diálogo presentando un plan que no ofrecía ninguna
perspectiva de éxito. “Reducir el frente estableciendo una línea que vaya de la
costa al Loira, dejando así descubierta el ala derecha y abandonando la línea
Maginot, o también constituir un nuevo frente que comprenda la línea Maginot y
deje fuera París”. Esto significaba tratar de contener la inundación erigiendo
un dique a la derecha o a la izquierda.
El General Weygand, después de abandonar por su propia
iniciativa rechazó también la de un pliegue del frente desde la línea
Sena-Marne, “porque la falta de reservas impediría una retirada ordenada” y
volvió a adoptar la primitiva fórmula al día siguiente: “Hay que mantener la
línea defensiva actual. Podría resquebrajarse. En tal condición, sus restos
actuaron de diques. Todas las unidades del Ejército deberán combatir hasta el
final para defender el honor.
Pero ¿qué ocurriría si llegaba a
producirse una rendición parcial considerando la eventualidad de que todos
combatieran hasta morir? El 26 de mayo, el general dijo a Baudouin; “Si somos derrotados
me tocará a mí la terrible misión de
enfrentarme con los alemanes, como sucedió en Rethondes hace 22 años, pero esta
vez los papeles habrán cambiado”. (En efecto, en 1918, al firmarse el
armisticio de Rethondes, en un vagón de ferrocarril, había estado presente
Weygand)
PREGUNTA
A todo eso ¿cuáles eran los planes
de Hitler? Después de Dunkerque, ¿atacarían los alemanes Inglaterra protegidos
por un “corredor de seguridad” formado por la Luftwaffe, las minas y los
submarinos o concentrarían sus esfuerzos para aniquilar el ejército francés?
Sin duda alguna, Hitler que deseaba un acuerdo con Inglaterra preferiría
discutir ante todo a Francia que constituía la “cabeza de puente” continental
de Gran Bretaña, para inducir después a Inglaterra a aliarse con él. En efecto
el 29 de Mayo informó a los mandos de los Grupos de Ejército de su decisión de
“reunir inmediatamente las fuerzas acorazadas para una acción en el Sur, a fin
de ajustar cuentas con el Ejército
francés”.
Siguiendo estas instrucciones,
las Panzerdivisionen se retiraron de Flandes y Bock tras haber confiado a su
Ejército 18 la misión de concluir el asunto de Dunkerque, trasladó los
Ejércitos 4,6 y 9 al Somme, para extender el frente del Grupo de Ejércitos de
Rundstedt (Ejércitos 2,12 y 16) ya situado en el Aisne y el Ailette. Las diez
Panzerdivisionen fueron reorganizadas en cinco Panzerkorps, tres de los cuales
se asignaron a Bock y dos a Rundstedt.
Bajo el mando de Bock, el XV
Panzerkorps de Hoth tomó posiciones en el Somme inferior ente la costa y
Amiens, hacia el bajo Sena. Los otros dos Panzerkorps, el XIV y el XVI, ocuparon
el curso medio del Somme y se pusieron en marcha desde las cabezas de puente de
Amiens y Péronne, en dirección a París.
MEDIDAS
En una segunda fase el
Panzergruppe de Guderian cruzó el Aisne y avanzó en dirección a Chälons y Langres,
hacia la frontera suiza, para llegar a la retaguardia de la línea Maginot y de
los Ejércitos situados al Este.
Por su parte, Weygand había
tomado las siguientes medidas:
·
A la izquierda, el Grupo de Ejércitos III debía
bloquear los caminos que llevaba hacia el bajo Sena y París con el Ejército 10
wen el sector del bajo Somme.
·
En el centro el Ejercito 4 bloquearía la ruta
que conducía a Langres, mientras el Ejército 2 permanecería al sur de Sedán.
·
A la derecha, el Grupo de Ejércitos II tenía la
misión de defender l línea Maginot y el el Rhin con sus tres Ejércitos el 3, el
5 y el 8.
La línea Maginot estaba bien
defendida, pero nuestro frente en dirección Norte entre el Mosa y el mar, era
bastante débil. Esta debilidad se acentuaba gradualmente hacia el Oeste. En el
Frente del Aisne habíamos tenido tiempo de reorganizarnos. La densidad de las
tropas francesaas había quedó bastante reducida: la distribución era de una
división para una longitud aproximada de 11-15 kilómetros de frente.
La guerra a plenitud
La guerra a plenitud
INSTRUCCIONES
El General Weygand dio
instrucciones para que se dirigiese un conjunto de organizaciones defensivas
denominadas erizos, diseminados por pueblos y bosques dotadas de cañones de 75
mm. Emplazados como contracarros.
Los erizos podrían defenderse
durante cierto tiempo aunque se les cercara o rebasara. Este sistema representó el único recurso para dar a unas
exiguas pero valerosas unidades la posibilidad de defenderse con honor antes de
ser arrolladas.
De Gaulle había propuesto al
General Weygand formar con estas fuerzas dos grupos de contraataque para atacar
a los acorazados alemanes que avanzaban interrumpiendo e parte los enlaces y
entorpeciendo sus movimientos.
Pero en la madrugada del 5 de
Junio, la Luftwafffe descargó un violento ataque en el frente y retaguardia del
Grupo de Ejércitos III francés. Mientras tanto Hitler anunciaba por radio a
todo el mundo: ¡Hoy comienza la segunda gran ofensiva apoyada por medios nuevos
y excepcionales”- Weygand pedía a los franceses resistir. “El destino de la
nación y el futuro de nuestros hijos dependen de vuestra determinación”.
Los franceses resistían en los
erizos valerosamente y sus cañones causaban estragos en los carros de combate
alemanes. No se advertí ningún indicio de abatimiento. A las 13 horas, el
General Besson envió al General Georges un informe optimista ya que, aunque los
alemanes habían conseguido abir una brecha, los erizos continuaban resistiendo.
PUNTO CRUCIAL
Los Panzerkorps no conseguían
avanzar. Había una duda en Weygand: ¿la intervención de las reservas sería una
ayuda eficaz para destruir las fuerzas acorazadas que habían penetrada en las
líneas francesas? Este era el punto crucial de toda la batalla. Se trataba,
efectivamente, de un problema vital
En la mañana del 7 de Junjio,
Rommel que mandaba la 7° Panzerdivision, asimilando las experiencias de los dos
díasanteriores, decidió evitar los “erizos” y avanzó en terreno abierto. Así
logró alcanzar, al terminar eldía, Forges-les Eaux, a unos 60 kilómetros al sur
de Somme. ¡Se encontraba así a unos 40 kilómetros de Ruán, junto al Sena!
Un contraataque efectuado por una
fuerza reunida apresuradamente y compuesta por los restos de una división
acorazada, teres divisiones dwe caballería ligera y una división de
infntería,al mando del General Petiet, no obtuvo ningún resultado. Mientras que
al oeste de Forges-les Eaux la Divisiónde Infantería 51 británica y el Cuerpo
de Ejército IX quedaron aislados del resto del Ejército 10.
Bombardeo preciso
Bombardeo preciso
ROMMEL
Los carros de combate alemanes
habían llegado a Forges les Eaux. Así se había perdido la batalla del Somme.
Entonces Rommel avanzó hacia Elbeuf y nuestro Ejército 10 le permitió ensanchar
la brecha porque las tropas aisladas a la izquierda se retiraron hacia el
Havre, mientras el grueso de las fuerzas se replegaba a Pontoine.
Nuestro Ejército 6 se retiró al
Marne, al este de la Ferté. Entonces se reconstruyó el Grupo de Ejércitos III
en el sector del Sena inferior, en la posición avanzada de París y el Marne. El
8 de Junio Rommel quiso realizar una incursión contra los puentes de Elbeuf.
Tras un avance nocturno, sus carros de combate llegaron en la madrugada del 9
de Junio, a las puertas de la ciudad, pero los franceses acababan de volar los
puentes. No obstante Rommel consiguió llegar al Sena.
Los alemanes pudieron lanzar directamente
al ataque sus carros de combate. En cambio en el Aisne, la infantería alemana
tuvo que abrir brecha a fin de permitir un paso, por ello, el 9 de Junio a las
5 de la mañana, la infantería del Ejército 12 alemán atacó las posiciones del
Ejército 4 francés, entre Neufchätel y Attigny.
Los erizos franceses habían sido
rebasados y las unidades acorazadas alemanas atravesaban el Retourne. Se
produjo un duro encuentro de fuerzas acorazadas, en el que nuestros carros de
combate “B”-los más potentes que existían entonces- infligieron graves pérdidas
a los alemanes. No obstante el contraataque fue ineficaz.
SIN ESPERANZAS
La 2° Panzerdivision apareció en
los suburbios de Rems, rechazando al Ejército 6 francés hacia el Marne.
Desgraciadamente las unidades que lograron alcanzar el nuevo frente Marne-
Montagne de Reims Argonne estaban exhaustas y muy reducidas numéricamente. Esto
señaló el fin de la resistencia organizada.
El mismo 10 de Junio los alemanes
atravesaban el Sena inferior al oeste de París, mientras que desde Ourcq
avanzaban en dirección al Marne. Así, pues, París estaba amenazada por una
maniobra de cerco en tenaza. Más tarde a las l7.00 llegó la noticia de que
Italia entraría en la guerra a medianoche. Mussolini había decidido apuñalar
por la espalda a la “hermana latina”.
Ya no quedaba ninguna esperanza
de poder defender París. Se abandonó la capital a su suerte y el Ejército
francés recibió la orden de retirarse sin una estrategia precisa. Se conducía inevitablemente a la
rendición más completa, fuese cual fuese el nombre que se le diera. Había que disponer
la retirada de todo el Ejército. Y esta fue la solución que adoptó el General
Weygand.
Caminan los derrotados.
Caminan los derrotados.
REUNION
A las 19 horas del 11 de Junio se
celebró, en el castillo de Muguet, una reunión del Consejo Supremo de Briare.
Esta reunión se hizo famosa. En ella participaron el Mariscal Petain y los
Generales Weygand y De Gaulle por parte de Francia y Churchill, Eden y los
Generales Ismay y Spears por Inglaterra. Weygand describió la situación en
tonos más bien sombríos y declaró: “la última línea defensiva ha sido
quebrantada y se han agotado las reservas. Nada podrá evitar la invasión de
toda Francia.
Los alemanes no atacaron la
posición avanzada de París pero por el Oeste atravesaron el Sena inferior con
numerosas fuerzas. Alli si atacaron con rapidez fulminante. Decididamente la
batalla de Francia estaba perdida. El armisticio se venía.
Las tropas francesas abandonaron
París. El 14 de Junio los alemanes entraron en la ciudad donde permanecieron
cuatro años. Y el mismo 14 de Junio el Mando Supremo alemán ordenó la
persecución de los restos del Ejército francés. El mando supremo se retiro a
Vichy.
La presión de las fuerzas
alemanas fue aplastante. Ya no existía rastro de defensa coordinada, exceptuando
el sector del Loira. Desde este momento
sólo se pensó poner fin a la lucha, Había caído el gabinete Reynaud que
fue sustituido por el Gobierno Petain, cuya primera medida fue pedir el
Armisticio.
MENSAJE
El día 17, el Mariscal transmitió
un mensaje radiofónico al pueblo francés en el que decía: “Con profunda
tristeza os anuncio que tenemos que cesar de combatir. Pero el mismo 17 de
Junio, Hitler en una orden especial del día declaró: “La ocupación de Cherburgo
y Brest representaba una cuestión de honor para el Ejército alemán”. Al día
siguiente, las divisiones acorazadas ocuparon sin dificultad Cherburgo y Brest.
El 19, entre Tours y Saumur, los
alemanes acabaron con la última resistencia en el río, a pesar de la heroica
defensa de los cadetes de la Escuela de Caballería de Saumur que aquel día escribieron una
página gloriosa en la historia de Francia.
Desde el 10 de Junio Francia
estaba en guerra con Italia, y otra batalla, la franco-italiana, se estaba
desarrollando en el frente sudoriental, donde el ejército alpino francés a
pesar de la exigüidad de sus fuerzas, añadía un digno capitulo a nuestra
historia.
¿Cómo es posible que Francia
cayera tan rápidamente? Por estar insuficientemente armados, mal distribuidos
estratégicamente y mandados por jefes que no tenían confianza en la victoria desde un principio. La derrota
vino desde el primer momento. No olvidemos que Weygand insistía únicamente en
“combatir hasta el final por honor”, y pedir después el armisticio.
CONDICIONES
La crisis política francesa
continuó. El Presidente de la República firmó el documento de nombramiento de
los nuevos ministros, los cuales se reunieron inmediatamente. La sesión del
Consejo duró diez minutos. A Baudouin, nuevo Ministro de Relaciones Exteriores,
se le encargó pedir a los alemanes e italianos, a través de Madrid y del
Vaticano, respectivamente, las condiciones del armisticio.
¿Cuál sería la reacción de Hitler
frente a esta petición? El día 17, después de haberla recibido, el Führer dio nuevas
instrucciones y dijo que era necesario separar totalmente a Francia de
Inglaterra.
Para conseguirlo, se tenía que presentar
condiciones que pudieran ser aceptadas. Como el Gobierno Petain parecía bien
dispuesto en este sentido, se le debía ofrecer puente de plata. De no proceder así se corría el riesgo de que
el Gobierno francés se refugiase en el norte de Africa con la Escuadra y parte de la Aviación y que continuase la guerra desde allí. Esta
solución reforzaría la posición de Inglaterra y desplazaría la guerra hacia el
mar Mediterráneo.
Armamento nazi.
Armamento nazi.
DIRECTIVAS
Hitler especificó después sus
directivas:
1. El
Gobierno francés debe sobrevivir como potencia soberana. Sólo de este modo
podemos estar completamente seguros de que el Imperio colonial francés no
pasara a Inglaterra.
2. Por
este motivo no es aconsejable la ocupación total de la Francia metropolitana.
El Gobierno francés debe conservar su propia esfera de soberanía.
3. El
Ejército francés se dirigirá a la zona libre, donde será desmovilizado. En la
zona libre se permitirá el mantenimiento de algunas unidades que tendrán la
misión de cuidar del orden público. La Escuadra debe ser neutralizada. Por
ningún motivo reclamaremos su entrega, ya que en tal caso se retiraría a
Ultramar o a Inglaterra.
4. Las
cuestiones territoriales deben resolverse con el tratado de paz y no ahora.
5. Por el momento no se formularán demandas
referentes al Imperio colonial, ya que eso provocaría la anexión de las
colonias por parte de Inglaterra. Además en caso de una negativa, no estamos
por el momento en condiciones de lograr una satisfacción por la fuerza.
La mañana del 19 de Junio, el
Gobierno alemán se dispuso a dar a conocer las cláusulas para el cese de
hostilidades y pidió los nombres de los plenipotenciarios. A las 10 de la
mañana del 20 de Junio, Baudouin envió la lista a Lequerica comunicando que la
delegación la presidiría el General Huntziger, acompañado del Embajador Leon
Noel. La misión partió de Burdeos.
A las 15.30, del día 21 de Junio,
la delegación francesa fue invitada
subir al mismo vagón en que se había firmado el armisticio de 1918 y en
el cual esperaba ahora Hitler, rodeado por las máximas jerarquías del Tercer
Reich. Después de la lectura del preámbulo, el Führer saludó con el brazo
extendido y salió. El doctor Schmidt, intérprete de Hitler la refiere así:
Rommel
Rommel
ARMISTICIO
“El General Huntziger comenzó
diciendo que no estaba al corriente de los términos de paz porque la delegación
alemana se había negado a discutir el tema. Simplemente, le habían entregado un
convenio de armisticio compuesto por 24 artículos que de ningún modo podían
sufrir modificación alguna.
A las 18.45 por orden recibida telefónicamente
del General Weygand, Huntiziger firmó el convenio, pero como este sólo sería efectivo
después de la conclusión del armisticio con Italia, el día 23 nuestra
delegación tuvo que partir para Roma donde fue recibida por el Mariscal Badoglio,
quien e mostro conciliador y cortés en el curso de las conversaciones.
El documento se firmó la tarde
del 24 de Junio a las 19.10. Las hostilidades cesaron a las 1.35 del día 25 de
Junio.
El error principal consistió en
la seguridad que tenían nuestros jefes supremos de que la victoria rápida de
Alemania era un hecho establecido a priori. Así pues, según estos principios,
¿qué o quién podía impedir a Hitler manejar Europa a su gusto? ¿No sería mejor
inducirle a formular inmediatamente las condiciones de paz antes de que también
derrotase a Inglaterra su último enemigo? Porque, en tal caso, arrebato por la
euforia de la victoria total, seguramente impondría condiciones más gravosas.
Por lo tanto no se trataba de una
traición a Francia ni a la causa aliada. La traición se reducía a una serie de
errores de cálculo de los que el Presidente Lebrun dio uan definición
clarividente: “Se cometieron dos equivocaciones: la primera fue considerar
inminente la victoria alemana. La segunda, la certeza del Mariscal Petain de
que su prestigio personal bastaría para proteger y defender al país”. (Editado, resumido y condensado de la Revista
“Así fue la Segunda Guerra Mundial”)
No hay comentarios:
Publicar un comentario