El Cementerio Museo General Presbítero Matías Maestro, con toda
seguridad, es un testimonio viviente del
pasado y presente de la república peruana. Lo peculiar es que el camposanto alberga imponente a varios personajes
históricos del país.
Dentro de este contexto,
evidentemente, es singular el recinto erigido en honor de los héroes de la
Guerra del Pacífico, cuyos restos descansan
eternamente allí. Como gloria y
homenaje permanente que se merecen, por su sacrificio incólume de eminente amor a
la patria en la lucha contra el enemigo
chileno.
Lo inauguraron en 1808 en tiempos
del Virrey Fernando de Abascal, bajo la dirección de Maestro: un religioso de
profesión pero también arquitecto, escultor y pintor de origen vasco que se convirtió en el impulsor del primer panteón
de carácter civil en esta parte de
América y está enclavado impecable
en Barrios Altos, sector de raigambre
histórica y amante de la música criolla que pertenece al cercado de Lima. Antes
de su existencia, la población era enterrada en los atrios, criptas y
catacumbas de las iglesias y los
conventos.
Esta fue la capilla octogonal del panteón
Esta fue la capilla octogonal del panteón
COSTUMBRE
Tal era la costumbre de arraigado
carácter religioso que costó mucho erradicarla, El cementerio, ubicada en las
afueras del perímetro de la capital resultó una realidad, sobre todo por
cuestiones de sanidad para beneficio de la propia ciudadanía. Sin embargo, la
población enardecida se oponía tajantemente a su funcionamiento. Felizmente que
el proyecto avanzó y fue una realidad incontrastable.
El camposanto, de simetrria destacada, se levantó sobre un
área de más de 20 hectáreas con avenidas, parques, capillas y pabellones. Todo tuvo
un trazado impecable y un ordenadamente cabal en los interiores. Muchas
puertas están ubicadas una a una en el
exterior, a lo largo de la calle donde está situado y por donde, precisamente,
entran las personas que lo visitan diariamente.
La construcción es de eminente
estilo neo-clásico. En este cementerio existió un oratorio de forma octogonal
que, posteriormente, fue derruido y que, actualmente, se conoce a través de los
grabados de la época.
ESCULTURAS
Su interior estuvo decorado con
murales de José del Pozo, el pintor sevillano que llegó, con la expedición de Malaspina, a tierras peruanas
para afincarse definitivamente y se convirtió en colaborador de Maestro.
En este lugar hay obras escultóricas
de mármol y otros elementos de valor realmente excepcional y de hermosura
inigualable. Le pertenecen al artista español
Damián Campeny y los franceses Louis Ernet Barrias, Enmile Robert y Antonin Mercie. Estos
dos últimos trabajaron, con evidente calidad, la cripta de los héroes.
También se pueden observar el
talento en las decoraciones que
acompañan a las tumbas hechas por los
italianos Giovanni Battista Cevasco, Pietro Costa y Rinaldi Rinaldo,
reconocidos como talentos en el medio artístico de su época.
Lo mismo pasa con los trabajos creados en el panteón por escultores
peruanos de mediados del siglo XX. Como el monumento fúnebre a Sánchez Cerro de
Romano Espinoza. Las obras de bronce de la tumba del Mariscal Oscar R,
Benavides, que le pertenecen a Luis
Agurto. El mausuleo del héroe de la
guerra del Ecuador, Eloy G Ureta, creación impecable de Artemio Ocaña. El angel de la sepultura de Francisco Graña, Director del diario “La
Prensa”, asesinado en 1947 que es trabajo de Aldo Rossi y el sepulcro del
Pastor Fry, de Eduardo Gastelú,
Entre los ex presidentes
enterrados en este camposanto, que está a la altura de cementerios famosos del
mundo como el de Arlington de Estados Unidos, el parisino francés de Pére
Lachaise o la Recoleta de la Argentina, figuran: José de la Riva Agüero y Sánchez
Boquete, José Bernardo de Tagle , el Marques de Torre Tagle, José de la Mar.
La cripta de los héroes.
La cripta de los héroes.
PERSONALIDADES
Asimismo Agustín Gamarra, Felipe Santiago
Salaverry, Ramón Castilla, Jose Rufino Echenique, José Balta, Miguel de San
Román, Manuel Pardo y Lavalle, Mariano Ignacio Prado, Remigio Morales Bermúdez,
Nicolás de Piérola, Manuel Candamo , Guillermo Billinghurst, José Pardo y Barreda, Augusto B. Leguía y
Manuel Prado Ugarteche.
Lo mismo pasa con los literatos
poetas y pensadores tales como: Ricardo Palma, Abraham Valdelomar, José Santos
Chocano que está enterrado como él quiso de pie, José Carlos Mariátegui y Manuel González Prada.
Por su parte, un gran número de
personalidades descansan eternamente allí.
El historiador y maestro José de la Riva
Agüero y Osma, el naturalista italiano Antonio Raimondi, el mártir de la
medicina peruana Daniel Alcides Carrión,
el constructor de los ferrocarriles del Perú, el norteamericano Henry
Meiggs, Micaela Villegas “La Perricholi,
Rosa Merino, la que cantó por primera vez el Himno Nacional, el futbolista ídolo de
Alianza Lima, Alejandro “”Manguera” Villanueva.
DUENDES Y MITOS
Asimismo el barón Clemente de
Althaus de profesión militar, el compositor criollo Felipe Pinglo, el
guitarrista Carlos Hayre que fue casado con Alicia Maguiña, el filántropo
trujillano Víctor Larco Herrera, la ex Alcaldesa de Lima, Anita Fernandini de
Naranjo, el pintor Francisco Lazo y los políticos Luis A Flores de la Unión
Revolucionaria fascista en tiempos del sanchecerrismo, el ex Vicepresidente de
la República durante el primer gobierno
de Belaúnde, Edgardo Seoane Corrales, y el congresista Javier Diez Canseco
Cisneros, fallecido el 2013, cuyos restos fueron cremados y depositados en el mausoleo de su familia.
Hay un pabellón de los duendes
donde están los restos de los bebés que la gente asegura que ellos se convierten
en ellos por no estar bautizados. Hasta se afirma que, por las noches, muchas
almas del otro mundo salen a caminar.
No hay caso que las leyendas y
mitos son propias de los cementeros en medio de rollos tremebundos cargados de
miedo, fe y superstición que, indudablemente, forman parte del imaginario
colectivo rico en hechos que se ignoran si son ciertos o falsos.
Por eso es que innumerables
historias se cuentan sobre este camposanto. Como la del niño, Ricardito Espiell
Barrionuevo, quien murió a los 7 años y que los creyentes inclusive lo
califican como un santo que hace milagros.
Uno de los mausoleos.
Uno de los mausoleos.
MILAGRO
Existe una versión en el sentido
de que un día una mujer pasaba por su tumba y le pidió en oración por su alma
que sanará a un familiar. Al llegar a su casa eso, precisamente, se dio. Con la
sorpresa que su deseo había sido, por entero, cumplido. A partir de ese momento,
ella acudió al lugar constante y periódicamente
para limpiar el sitio donde descansaban los restos del infante, dejando flores
y cartas.
Actualmente y desde hace muchos
años, lo visitan infinidad de personas que le colocan placas
de agradecimiento por los favores divinos recibidos. Cuando se recuerda
el cumpleaños respectivo, sus seguidores le llevan tortas, piñatas,
dulces y juguetes que la dejan en el mismísimo panteón, como señal de
agradecimiento total.
También tiene seguidores y creyentes
de lo que denomina su santidad, María de la Cruz, una mujer enterrada ahí en
1810. Dicen que esta joven, que vivió en el barrio de San Juan de Dios, ha hecho
infinidad de obras buenas sobrenaturales, a favor de mucha gente que la visita
periódicamente. Le dejan flores y la veneran fervorosamente.
OSARIOS
En cuanto a la Cripta de los Héroes
a donde se ingresa por la denominada puerta tres, allí hay 234 nichos repartidos en todo su contorno
perteneciente a los defensores de los diferentes enfrentamientos bélicos entre
peruanos y chilenos. En la parte central aparece imponente el sarcófago del
Héroe de la Breña, Andrés Avelino Cáceres.
Asimismo se encuentran cinco osarios que contienen los restos de los
combatientes hallados en los campos de las batallas de Tarapacá, Angamos,
Tacna, Arica, San Juan, Chorrillos, Miraflores, Huamachuco y San Pablo.
En el nivel inferior se
encuentran enterrados los héroes: Elias Aguirre, Gregorio Albarracín, Aurelio García
y García, Melitón Carbajal, Juan Fanning, Diego Ferré, Leoncio Prado, Isaac
Recavarren, Pedro Ruiz Gallo, Belisario Suárez, Alfonso Ugarte, Ramón Vargas
Machuca, Buenaventura Aguirre, Francisco Bolognesi, Miguel Grau, Camilo Carrillo
y otros.
En el contorno del lugar hay 16
placas de mármol de los combates y batallas libradas durante la Guerra con
Chile y, en cada una de ellas, los nombres de los guerreros más destacadas de la fatal conflagración iniciada por la
codicia mapochina.
El predominio de la historia
existe en este cementerio de eminente valor. En el camposanto ocurrieron
acontecimientos que marcaron época y
escándalo. Como el protagonizado por el Amauta y escritor José Carlos Mariátegui, entre otros
intelectuales, la madrugada del domingo 4 de Noviembre de 1917, cuando la
bailarina de origen ruso Norka Rouskaya bailo semidesnuda en la avenida
principal entre velas y violines, la Danza
Fúnebre de Federico Chopín.
Todos terminaron presos acusados
de profanación de las cenizas de la muerte. El caso llegó hasta el Parlamento
donde se pidió un castigo ejemplar. Felizmente la serenidad y la inteligencia
triunfaros en los fueros de la cultura y el arte, mientras que los
protagonistas del escándalo fueron puestos en libertad (Ver semblanza de Mariátegui
en los archivos de este blog, bajo el titulo “Autodidacta por Excelencia”, de
fecha 15 de Abril del 2010).
Visión nocturna del panteón
Visión nocturna del panteón
INAUGURACION
La inauguración del panteón está
marcada por una anécdota macabra. El primer entierro que iba a llevarse a cabo
debió ser el del arzobispo español Juan
Domingo Gonzáles de la Reguera. Pero un día antes el pintor Francisco Acosta
tuvo un accidente y murió en el propio cementerio.
El cadáver de este último debió
ser depositado allí de inmediato. Pero las autoridades decidieron esconder el
cuerpo hasta que se entierre al
Arzobispo. Una vez realizado el primer
sepelio ya se pudo dar cristiana sepultura a Acosta, según la versión del historiador José Bocanegra.
No hay duda sitio singular lleno de ocurrencias tan
interesantes y espeluznantes. Lugar religioso, de recuerdo que se convierte, a
lo largo de los años en atractivo y famoso. Lo que lo hace especial e incluso turísticos con cultura
de por medio, como expresión de la
muerte y la continuidad de la vida. (E
de N)
Una de las calles del camposanto.
Una de las calles del camposanto.
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